OBSTINACIÓN
(Fragmento)
" Una virtud
hay que quiero mucho, una sola. Se llama obstinación. Todas las demás,
sobre las que leemos en los libros y oímos hablar a los maestros, no me
interesan. En el fondo se podría englobar todo ese sinfín de virtudes
que ha inventado el hombre en un solo nombre. Virtud es: obediencia. La
cuestión es a quién se obedece. La obstinación también es obediencia.
Todas las demás
virtudes, tan apreciadas y ensalzadas, son obediencia a las leyes
dictadas
por los hombres. Tan sólo la obstinación no pregunta por esas leyes. El
que
es obstinado obedece a otra ley, a una sola, absolutamente sagrada, a la
ley
que lleva en sí mismo, al "propio sentido". "
-¡Ah- confesé-, ya
no lo sé yo mismo! He estudiado, hecho música, he leído libros, he escrito
libros, he viajado...
-¡Vaya ideas raras
que tienes de la vida! De modo que has hecho siempre cosas difíciles y
complicadas y las más sencillas ni las has aprendido. ¿No has tenido
tiempo? ¿No has tenido ganas? Bueno, por mí... Gracias a Dios no soy tu
madre. Pero hacer como si hubieses gustado la vida por completo sin
encontrar nada en ella, no, a eso no hay derecho.
-No me riña usted-
supliqué-. Ya sé que estoy loco.
-Anda ya; no me
vengas con historias. ¡Qué vas a estar loco, señor profesor! lo que me
resultas es demasiado cuerdo.
*******
—Por lo general, los animales son tristes— continuó—. Y cuando un hombre
está muy triste, no porque tenga dolor de muelas o haya perdido dinero,
sino porque alguna vez por un momento se da cuenta de cómo es todo, cómo
es la vida entera y está justamente triste, entonces se parece un poco a
un animal; entonces tiene un aspecto de tristeza, pero es más justo y más
hermoso que nunca. Así es, y ese aspecto tenías, lobo estepario, cuando te
vi por primera vez.
*****
—Quizá sea verdad— exclamé
violento—, pero con tales verdades como la de que todos tenemos que morir
en plazo breve y, por tanto, que todo es igual y nada merece la pena, con
esto se hace uno la vida superficial y tonta. ¿Es que hemos de prescindir
de todo, de renunciar a todo espíritu, a todo afán, a toda humanidad,
dejar que siga triunfando la ambición y el dinero y aguardar la próxima
movilización tomando un vaso de cerveza?
—Tal día dice Meng Hsie tal cosa, y al día siguiente dice lo contrario
—comentaban los mandarines—. Es imposible que ambas sean verdaderas.
¿Quién hace caso del anciano cuando le flaquea el entendimiento?
Algunos fueron a contarle al maestro lo que decían de él tanto los
innovadores como los mandarines. Él se limitó a reír. Y como sus
seguidores le demandaban una explicación, dijo:
—La realidad existe, pequeños míos, y ésa es incontrovertible. Verdades,
en cambio, es decir, opiniones acerca de la realidad expresadas mediante
palabras, hay muchas, y todas ellas son tan verdaderas como falsas.
Y por mucho que insistieron, los discípulos no consiguieron sacarle un
palabra más.
"No, un
auténtico buscador, alguien que realmente deseara encontrar, no podía
aceptar doctrina alguna. Pero, el que ha encontrado sí puede adoptar
cualquier doctrina, todas, todos los caminos y objetivos..."
"La sabiduría
no es comunicable. La sabiduría que un sabio trata de comunicar a otros
suena siempre a locura...No bromeo, te digo lo que he encontrado. El saber
puede comunicarse, pero la sabiduría no. Es posible encontrarla, vivirla,
dejarse llevar por ella, y hasta hacer milagros con ella, pero comunicarla
y enseñarla es imposible..."
"Y he aquí una
doctrina de la que vas a reírte: el amor, Govinda, me parece la cosa más
importante que existe. Analizar el mundo, explicarlo o despreciarlo acaso
sea la tarea principal de los grandes filósofos. Yo en cambio lo único que
persigo es poder amar al mundo, no despreciarlo, no odiarlo a él ni
odiarme a mí mismo, poder contemplarlo -y con él a mí mismo y a todos los
seres- con amor, admiración y respeto..."
Siddharta
Hermann Hesse
Fragmentos
de
Demian La vida de todo hombre es un camino
hacia sí mismo, la tentativa de un camino, la huella de un sendero.
Ningún hombre ha sido nunca por completo él mismo; pero todos aspiran a
llegar a serlo, oscuramente unos, más claramente otros, cada uno como
puede. Todos llevan consigo, hasta el fin, viscosidades y cáscaras de
huevo de un mundo primordial.
Alguno no llega jamás a ser hombre, y sigue siendo rana, ardilla u
hormiga.
Otro es hombre de medio cuerpo arriba, y el resto, pez. Pero cada uno es
un impulso de la Naturaleza hacia el hombre. Todos tenemos orígenes
comunes: las madres;
todos nosotros venimos de la misma sima, pero cada uno –tentativa e
impulso desde lo hondo- tiende a su propio fin.
Podemos comprendernos unos a otros, pero sólo a sí mismo puede
interpretarse cada uno.