y seguir adelante. No podemos estar en el presente añorando el pasado.
Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltar, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
No. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, papeles por romper, documentos por tirar, libros por vender o regalar.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente. El pasado ya pasó.
No esperen que le devuelvan, no espere que le reconozcan, no espere que alguna vez se den cuenta de quién es usted. Suelte el resentimiento, el prender “su televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo.
La vida está para adelante, nunca para atrás.
Porque si usted anda por
la vida dejando “puertas abiertas” por si acaso, nunca podrá
desprenderse ni vivir lo de hoy con satisfacción. Noviazgos o
amistades que no clausuran, posibilidades de “regresar” (¿a qué?),
necesidad de aclaraciones, palabras que
no se dijeron, silencios que lo invadieron todo ¡Si puede
enfrentarlos ya y ahora, hágalo!, si no, déjelo ir, cierre
capítulos. Dígase a usted mismo que no, que no vuelve. Pero no por
orgullo ni soberbia, sino porque usted ya no encaja allí, en ese
lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa
casa, en ese escritorio, en ese oficio. Usted ya no es el mismo que
se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto,
no hay nada a que volver. Cierre la puerta, pase la hoja, cierre el
círculo. Ni usted será el mismo, ni el entorno al que regresa será
igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es
salud mental, amor por usted mismo desprender lo que ya no está en
su vida. Recuerde que nada ni nadie es indispensable.
Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir porque: cuando usted vino a este mundo “legó” sin ese adhesivo, por lo tanto es “costumbre” vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy le duele dejar ir. Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr porque, le repito, nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero… cierre, clausure, limpie, tire, oxigene, despréndase, sacuda, suelte. Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escoja, le ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida! |
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