Sinopsis
Es difícil intentar sobrevivir a los diferentes
problemas que se nos cruzan por el camino. Sobre todo
cuando sentimos que estos problemas nos desvían de
manera constante de lo que queremos lograr. Lo
importante en todo momento es no perder ese objetivo y
mucho menos tirarlo por la borda. Es en ese momento
cuando una persona se vuelve perdedora. Cuando sucede lo
contrario, se logra el triunfo, pues perseveramos en
lograr lo que soñamos.
Paulo Coelho,
expone con asombrosa sencillez y a modo de cuento la
necesidad que tenemos los hombres de pensar en lo que
queremos. En tener bien definido el objetivo y nunca
dejar de pensar en como lograrlo. La persistencia es la
base para todo logro. No podemos vivir aislados de un
mundo donde diferentes tipos de fuerzas convergen en un
mismo punto: nosotros. Y es éste el punto escencial de
toda motivación: No es lo que te susceda de las orejas
para afuera, sino es lo que pasa en medio de ellas.
En este libro,
escrito con mucha sencillez, se cuenta la historia del
profeta Elías, al ser escogido para salvar a su pueblo. Las
horas de angustia y todos los sucesos externos a su
influencia lo hacen dudar del llamado de Dios y de su fé.
Después de muchas calamidades, naturales y humanas, Elías
termina por entender que su deseo profundo de ser profeta es
mucho más fuerte que todo lo que pueda suceder a su
alrededor. Al final, comprende que no importa nada de lo que
suceda, no importan los obstáculos, y mucho menos los
enemigos poderosos. Cada persona tiene la fortaleza
suficiente para salvar cualquier peligro, amenaza u
obstáculo si está decidido a no desistir de lograr su sueño.
Últimamente he
léido mucho de Coelho, sobre todo su blog, y me atrae mucho
la sencillez de sus palabras. Nunca utiliza palabras
demasiado complicadas, no lo cree necesario. Aunque este
libro habla de una historia religiosa, no creo que sea tan
católico ni tan budista. Siento que es una persona que ha
logrado tener ese balance en su vida y sobre todo, lo más
importante, es que lo sabe transmitir. Y escribir, una de
sus pasiones, es la mejor manera en que lo hace.
La Quinta
Montaña es un libro que te lo engulles en un fin
de semana, un cuento relativamente corto y que atrapa
con una historia emotiva, en la que un hombre, aprende
que no debe perder la fe en lo que esta haciendo y
aprende que el peor pecado que puede incurrir cuando
tienes un sueño es desistir de él.
Nota del autor
En mi
libro El
Alquimista, la tesis central está en una frase que el rey
Melquisedec dice al pastor Santiago: «Cuando quieres alguna cosa,
todo el Universo conspira para que la consigas».
Creo
absolutamente en esto. No obstante, el acto de vivir el propio
destino incluye una serie de etapas que exceden en mucho a nuestra
comprensión, y cuyo objetivo es siempre reconducirnos al camino de
nuestra Leyenda Personal; o hacer que aprendamos las lecciones
necesarias para cumplir el propio destino. Pienso que puedo ilustrar
mejor lo que digo contando un episodio de mi vida.
El día 12 de agosto de
1979 me fui a dormir con una única certeza: a los treinta años de
edad estaba consiguiendo llegar a la cumbre de mi carrera como
ejecutivo de una firma discográfica. Trabajaba como director
artístico de la CBS de Brasil, acababa de ser invitado a ir a los
Estados Unidos a hablar con los dueños de la empresa discográfica y,
seguramente, ellos pensaban darme todas las posibilidades para
realizar todo lo que deseaba hacer en mi área. Claro que mi gran
sueño —ser un escritor— había sido dejado de lado, pero ¿qué
importaba eso? Al fin y al cabo, la vida real era muy diferente de
lo que yo había imaginado; no había lugar para vivir de la
literatura en el Brasil.
Cuando me desperté, recibí una llamada telefónica del
presidente de la empresa discográfica: acababa de ser despedido, sin
mayores explicaciones. Aunque llamé a varias puertas durante los dos
años siguientes, nunca más conseguí un empleo en ese campo.
Al
terminar de escribir
La Quinta
Montaña, me acordé de este episodio, así como de otras
manifestaciones de lo inevitable en mi vida. Siempre que me sentía
absolutamente dueño de la situación, pasaba algo queme derribaba. Yo
me preguntaba: ¿por qué? ¿Estaré siempre condenado a acercarme, pero
jamás a cruzar la línea de llegada? ¿Será que Dios es tan cruel como
para hacerme ver las palmeras en el horizonte, sólo para matarme de
sed en medio del desierto?
Tardé
mucho tiempo en entender que no era exactamente así. Hay cosas que
son colocadas en nuestras vidas para reconducimos al verdadero
camino de nuestra Leyenda Personal. Otras surgen para que podamos
aplicar todo aquello que aprendimos. Y, finalmente, algunas llegan
para enseñarnos.
En mi
libro
Diario de
un mago procuré mostrar que estas enseñanzas no están
necesariamente unidas al dolor ni al sufrimiento; bastan disciplina
y atención. Aun cuando esta comprensión ha significado una
importante bendición en mi vida, me quedaron sin entender algunos
momentos difíciles por los que pasé, incluso con la mayor disciplina
y atención.
Uno de
los ejemplos es el caso antes citado; yo era un buen profesional, me
esforzaba al máximo para dar lo mejor de mí, y tenía ideas que hasta
hoy considero buenas. Pero lo inevitable sucedió justamente en el
momento en que yo me sentía más seguro y confiado. Pienso que no
estoy solo en esta experiencia; lo inevitable ya rozó la vida de
todo ser humano en la faz de la Tierra. Algunos se recuperaron,
otros cedieron, pero todos nosotros hemos experimentado el roce dc
las alas de la tragedia.
¿Por
qué? Para responderme esta pregunta, dejé que Elías me condujese por
los días y noches de Akbar.
PAULO COELHO
Y
prosiguió: y puedo aseguraros que ningún profeta es bien recibido en
su propia tierra.
En verdad os digo que había muchas viudas en Israel en
tiempos de Elías, cuando el cielo se cerró por tres años y
seis meses, reinando la gran hambruna en toda la Tierra; y a
ninguna de ellas fue Elías enviado, sino a una viuda de
Sarepta, de Sidón.