11. Es mi intención llevar una vida tranquila, libre de estrés
(segunda parte)
Nunca lo acabarás. En el capítulo seis hablaba de la naturaleza infinita del ser humano. Como eres un ser espiritual e infinito disfrazado de ser humano temporal, has de comprender que en la infinitud no existen ni el principio ni el fin. Por consiguiente, tus deseos, metas, esperanzas y sueños no tendrán fin, jamás. En cuanto pongas de manifiesto uno de tus sueños, lo más probable es que se presente otro. La naturaleza de la fuerza universal de la intención desde la que emigraste a un ser material y temporal no deja de crear y de dar. Además, se encuentra en continuo estado de expansión. Los deseos que pones de manifiesto en tu vida forman parte de esa naturaleza infinita. Incluso si deseas no tener deseos, eso también es un deseo.
Te ruego que aceptes el hecho de que nunca lo terminarás todo y que empieces a vivir más plenamente en el único momento del que dispones: ahora. El secreto para eliminar los. efectos perniciosos de sentirse presionado y estresado consiste en estar en el ahora. Proclámalo, ante ti mismo y ante cuantos quieran oírte: «Soy un ser incompleto. Siempre seré incompleto porque nunca podré terminarlo todo. Por consiguiente, he decidido sentirme bien mientras estoy en el momento y atraer a mi vida las manifestaciones de mis deseos. Soy completo en mi condición incompleta».
Puedo asegurar que poner en práctica esta afirmación erradicará la ansiedad y el estrés, temas a los que está dedicado este capítulo. Toda resistencia desaparece cuando eres capaz de sentirte completo en tu condición incompleta.
El camino de la mínima resistencia
Vivimos en un universo con un potencial ilimitado para la alegría inherenre al proceso de la creación. Tu Fuente, que denominamos «la mente universal de la intención», te ama más allá de los límites imaginables. Cuando te amas a ti mismo en la misma proporción, te correspondes con el campo de la intención, y eso significa que has elegido el camino de la no resistencia. Mientras conserves una pizca de ego, opondrás cierta resistencia, y por eso te ruego que tomes el camino en el que se reduce esa resistencia.
La forma y cuantía de tus pensamientos determinan la cantidad de resistencia que opones. Los pensamientos que generan sentimientos de malestar son pensamientos de resistencia. Cualquier pensamiento que erige una barrera entre lo que te gustaría tener y tu capacidad para atraerlo a tu vida es resistencia. Tu intención consiste en llevar una vida tranquila, libre de estrés y ansiedad. Sabes que el estrés no existe en el mundo, y que sólo existen personas con pensamientos de estrés. Estos pensamientos constituyen por sí mismos una forma de resistencia. No necesitas esa clase de pensamientos, resistencia y estrés para reaccionar de la forma habitual ante tu mundo. Al poner en práctica pensamientos de mínima resistencia te acostumbrarás a que esa sea tu forma natural de reaccionar y al final serás la persona tranquila que quieres ser, una persona libre de estrés, libre de desasosiego, la enfermedad que produce el estrés en el cuerpo. Los pensamientos de estrés son por sí mismos la resistencia que construyes y te impide conectarte con la fuerza de la intención.
Vivimos en un mundo que fomenta las razones para sentir ansiedad. Nos han enseñado que sentirse bien en un mundo en el que existe tanto sufrimiento es una postura inmoral. Nos han convencido de que optar por sentirse bien en momentos malos para la economía, en épocas de guerra, en épocas de inseguridad o muerte, o ante una catástrofe inminente en cualquier lugar del mundo es algo de mal gusto, algo que no está bien. Como este tipo de situaciones siempre se darán en algún lugar del mundo, te convences de que no puedes sentirte alegre y seguir siendo buena persona. Pero a lo mejor no se te ha ocurrido pensar que en un universo basado en la energía y la atracción, los pensamientos que suscitan el sentirse mal tienen su origen en la misma Fuente de la energía que atrae lo mismo a tu vida.
Esos son pensamientos de resistencia. A continuación presento una serie de frases sobre «el camino de la resistencia» que a continuación cambian a frases sobre el camino de la mínima resistencia.
«Me preocupa el estado de la economía. He perdido mucho dinero.»
Vivo en un universo de abundancia; he decidido pensar sobre lo que tengo y sentirme bien. El universo proveerá.
«Tengo tantas cosas que hacer que nunca puedo concentrarme,»
Me siento en paz en este momento. Voy a pensar únicamente en lo que estoy haciendo ahora. Voy a tener pensamientos de paz.
«Nunca progresaré en este trabajo»
He decidido valorar lo que estoy haciendo en este momento, y atraeré mayores oportunidades.
«Mi salud es un enorme problema. Me preocupa la vejez, ponerme enfermo y ser dependiente.»
Estoy sano y mis pensamientos son sanos. Vivo en un universo que atrae la curación, y me niego a anticipar la enfermedad.
«Los miembros de mi familia me hacen sentir ansiedad y miedo.
He elegido los pensamientos que me hacen sentir bien, y eso me ayudará a apoyar a los miembros de la familia que lo necesiten.
«No tengo derecho a sentirme bien cuando hay tantas personas que sufren.»
No he venido a un mundo en el que todos van a tener las mismas experiencias. Voy a sentirme bien, y con ese apoyó contribuiré a erradicar al menos una parte de ese sufrimiento.
«No puedo ser feliz cuando la persona que de verdad me importa ama a otro y me ha abandonado.» Sentirme mal no va a cambiar la situación. Confío en que el amor volverá a mi vida si estoy en armonía con la Fuente del amor. Decido sentirme bien ahora mismo y centrarme en lo que tengo, no en lo que me falta.
Todos los pensamientos de estrés representan una forma de resistencia que deseas eliminar. Cambia esos pensamientos observando tus sentimientos y optando por la alegría, no por la angustia, y tendrás acceso a la fuerza de la intención.
Hacer de tu INTENCIÓN tu realidad
A continuación expongo mi programa de diez pasos para crear una vida tranquila, libre de estrés:
Primer paso. Recuerda que tu estado natural es el de la alegría, Eres producto de la alegría y del amor, sentimientos que experimentas de una forma natural. Has llegado a convencerte de que lo natural es sentirte mal, angustiado o incluso deprimido, sobre todo cuando las personas que te rodean y los acontecimientos que te sobrevienen se encuentran en modos de baja energía. Recuerda lo siguiente, cuantas veces sea necesario: «Procedo de la paz y la alegría. Debo mantenerme en armonía con aquello de lo que procedo para hacer realidad mis sueños y mis deseos. He decidido mantenerme en mi estado natural. Cuando sienta ansiedad, estrés, depresión o miedo, significará que he abandonado mi estado natural».
Segundo paso. Son tus pensamientos, no el mundo, lo que te produce estrés. Tus pensamientos activan reacciones de estrés en tu cuerpo. Los pensamientos de estrés provocan resistencia a la alegría, la felicidad y la abundancia que deseas crear en tu vida. Tales pensamientos son los siguientes: «No puedo, tengo demasiado trabajo, estoy preocupado, tengo miedo, no valgo para nada, no lo voy conseguir, no soy lo suficientemente inteligente, soy demasiado viejo (o joven)», etcétera, etcétera. Esos pensamientos son como un programa para resistirte a vivir tranquilo y sin estrés, y te impiden poner de manifiesto tus deseos.
Tercer paso. Puedes cambiar tus pensamientos de estrés en cualquier momento y eliminar la ansiedad durante los momentos siguientes o incluso durante horas y dias enteros. Al tomar conscientemente la decisión de olvidarte de las preocupaciones, iniciarás el proceso de la reducción del estrés, al tiempo que vuelves a conectarte con el campo de la intención omnicreadora. En este lugar de paz y tranquilidad llegas a colaborar con Dios en la creación. No puedes estar conectado a tu Fuente y estresado al mismo tiempo; son dos cosas que se excluyen mutuamente. Tu Fuente no crea desde una posición de ansiedad, ni necesita tomar antidepresivos. Pierdes la capacidad para manifestar tus deseos cuando no decides en el momento eliminar un pensamiento de estrés.
Cuarto paso. Controla tus pensamientos de estrés comprobando tu estado emocional en el mismo momento en que surjan. Plantéate la pregunta clave: «¿Me siento bien en este momento?». Si la respuesta es no, repite las palabras mágicas: «Quiero sentirme bien» y después, «Tengo intención de sentirme bien». Controla tus emociones y detecta la cantidad de pensamientos de estrés y ansiedad que comportan. Este proceso te mantiene informado de si sigues el camino de la mínima resistencia o vas en dirección contraria.
Quinto paso. Decide conscientemente seleccionar un pensamiento que active los sentimientos de bienestar. Te ruego que elijas tu pensamiento basándote única y exclusivamente en cómo te hace sentir, no en lo bien visto que esté o en lo mucho que se venda. Plantéate lo siguiente: «¿Me hace sentir bien este nuevo pensamiento? ¿No? Pues pasemos a otro. ¿Tampoco funciona? Pues otro». Al final surgirá alguno con el que coincidirás en que te hace sentir bien, aunque sólo sea unos momentos. A lo mejor te decides por pensar en una maravillosa puesta de sol, la expresión del rostro de una persona querida o una experiencia fascinante. Lo único que importa es que resuene en tu interior como una sensación de bienestar, física y emocionalmente. En el momento en el que experimentes un pensamiento de ansiedad o de estrés, pasa al pensamiento que habías elegido, el que te hace sentirte bien. Enchúfate a él. Piénsalo y, si puedes, siéntelo en tu cuerpo. Ese nuevo pensamiento que te hace sentir bíen será de aprecio, no de menosprecio. Será un pensamiento de amor, belleza, receptividad a la felicidad o, en otras palabras, se alineará perfectamente con las siete caras de la intención en las que llevo insistiendo desde las primeras páginas de este libro.
Sexto paso. Dedica tiempo a observar a los niños pequeños y promete emular su alegría. No has venido a este mundo para sufrir, sentir ansiedad y miedo ni para estar estresado o deprimido. Fíjate en los recién nacidos. No han hecho nada para sentirse tan felices. No trabajan; se hacen caca en los pañales, y no tienen más metas que crecer, expandirse y explorar este asombroso mundo. Quieren a todo el mundo, se lo pasan estupendamente con una botella de plástico o con las caras de bobo que les ponemos, y se encuentran en un estado permanente de amor; sin embargo, no tienen dientes, ni pelo, y son regordetes y tienen gases. ¿Cómo pueden sentirse tan alegres y contentarse con tanta facilidad? Porque aún se encuentran en armonía con la Fuente que dispuso que vinieran aquí, y no oponen resistencia a la alegría. Sé como ese niño pequeño que fuiste en tu momento en términos de alegría. No hace falta razón alguna para ser feliz. Basta el deseo de serlo.
Séptimo paso. Recuerda la «regla número seis». Esto significa abandonar las exigencias de tu ego, que te separa de la intención. Cuando puedes elegir entre tener la razón o ser generoso, decídete por ser generoso y olvídate de las exigencias del ego. Emanaste de la generosidad, y practicándola en lugar de empeñarte en tener razón eliminas la posibilidad de estrés en tu momento de generosidad. Cuando notes que alguien te está poniendo nervioso, di para tus adentros: «Regla número seis», y te reirás de tu insignificante ego que quiere que seas el primero, el más rápido, el número uno y que te traten mejor que a nadie.
Octavo paso. Acepta la guía de tu Fuente de la intención. Solo llegarás a conocer al Padre siendo como El es. Sólo tendrás acceso a la guía del campo de la intención siendo como es él. Desaparecerán el estrés, la ansiedad y la depresión con la ayuda de esa misma fuerza que te creó. Si es capaz de crear mundos enteros de la nada, y también a ti de la nada, no cabe duda de que no le supondrá una tarea extraordinaria eliminar un poco de estrés. Estoy convencido de que Dios desea no sólo que conozcas la alegría, sino que te transformes en ella.
Noveno paso. Practica el silencio y la meditación. Nada alivia tanto el estrés, la depresión, la ansiedad y todas las emociones de baja energía como el silencio y la meditación. En esa situación tomas contacto consciente con tu Fuente y limpias la conexión con la intención. Dedica unos momentos todos los días a la contemplación silenciosa y haz de la meditación parte del ritual para reducir el estrés.
Décimo paso. Mantente en un estado de gratitud, reverencia y respeto. Valora cuanto tienes, lo que eres y lo que observas. La gratitud es el décimo paso en todo programa de díez pasos para poner de manifiesto tus intenciones, porque constituye la forma más segura de detener ese incesante diálogo interior que te aleja de la alegría y la perfección de ía Fuente. No puedes sentir estrés y agradecimiento al mismo tiempo.
Voy a concluir este capítulo sobre la intención de llevar una vida tranquila con un poema del célebre poeta bengalí Rabindranath Tagore, uno de mis maestros espirituales favoritos:
"Me dormí y soñé que la vida es alegría. Desperté y vi que la vida es servicio. Actué y observé que el servicio es alegría."
En tu mundo interior todo puede ser alegría. Duerme y sueña con la alegría y, por encima de todo, recuerda lo siguiente: No te sientes bien porque el mundo vaya bien, sino que tu mundo va bien porque tú te sientes bien.