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TUS ZONAS MÁGICAS

 

Segunda Parte

 

6- LA REALIDAD MÁGICA Y TU IDENTIDAD PERSONAL

Dr. WAYNE W. DYER

 
 


LA REALIDAD MÁGICA Y TU IDENTIDAD PERSONAL

Sólo hay un rincón en el universo que a buen seguro puedes mejorar, y ese rincón eres tú.
ALDOUS HUXLEY

Puedes escoger tener la personalidad que más te plazca, y ello a partir de hoy mismo. Sí, eso es, puedes elegir tu personalidad. ¿Por qué no? Tú has es tablecido ya a través de las elecciones que has hecho durante toda una vida exactamente el tipo de ser humano en que querías convertirte. En ese reino invisible donde tú tomas todas tus decisiones acerca de tus circunstancias físicas has hecho elecciones des tinadas a tener cierto tipo de personalidad junto con temores, hábitos y costumbres específicos, ciertos niveles de confianza en ti mismo, ciertas capacidades intelectuales y demás.

 
   

Si cierras los ojos e imaginas por un instante el tipo de persona que te gustaría ser exactamente, ¿qué
imagen surge? Intenta formarte una imagen precisa en tu mente, aun cuando consideres su realización como una imposibilidad. ¿Es éste tu milagro?: ¿reducir tus temores?; ¿tener el coeficiente intelectual de un genio?;
¿ser capaz de defender aquello en que crees? ¿superar tu timidez?; ¿librarte de tus fobias?; ¿tener una
imagen de ti mismo pos itiva, afectuosa y amable?
Olvida por un instante que se te ha enseñado que no puedes evitar tener la personalidad que tienes, que la has heredado de tus padres o que la gente no puede cambiar de verdad. Olvida la idea de que unas personas tienen una inteligencia superior a la de otras o de que el talento se hereda y a ti te dieron malas cartas.

Debes liberarte de todo esto en tu visión interior y verte a ti mismo simplemente viviendo y actuando a un nivel de realidad mágica. Debes desarrollar dentro de ti un nuevo conocimiento, el de que posees la capacidad, a través de tu yo espiritual e invisible, de crear cualquier cambio que puedas concebir para ti. Es decir, si puedes en verdad creer en ello podrás crearlo.
Este es el mensaje de este capítulo. Tú has creado tu propia personalidad y, por lo tanto, posees la capacidad de cambiar cualquier parte de ella. Puedes manifestar realidad mágica en tu propia vida interior y convertirte en la persona en la que creías sólo otros podían convertirse. Tienes ya cuanto necesitas para hacer que esto se haga realidad, no necesitas nada más.
 

LA GRAN MENTIRA
Crecemos creyendo en tantas limitaciones que, pasado el tiempo, nuestras vidas manifiestan realmente estas limitaciones. Nos oímos a nosotros mismos decir cosas que aceptamos como verdades cuando, de hecho, son sólo falsas creencias que se han convertido en nuestras verdades. Mientras te aferres a la gran mentira, la «verdad» de esas falsas creencias, no podrás llegar a ser una persona capaz de experimentar milagros. He aquí cinco de estas falsas creencias que impregnan nuestra cultura. No olvides que todas y cada una de ellas son tan sólo creencias, ideas interiores acerca de nuestro mundo físico. Cuanto más te aferres a estas ideas y te convenzas a ti mismo y convenzas a los demás de que representan «la verdad» más harás que esta «verdad» inhiba la llegada de realidad mágica a tu vida.
1. No puedo evitar ser como soy; siempre he sido así . Oigo estas opiniones de la gente casi todos los días, y esas mismas personas se preguntan siempre por que no se producen nunca milagros en su vida. Si te aferras a la creencia de que has de ser siempre como has sido hasta ahora, estarás oponiéndote al creci- miento. Sea cual fuere el carácter de tu personalidad -tímida, agresiva., temerosa, introvertida o extrovertida-, has de dejar atrás la ilusión de que no puedes evitar ser como eres. Quizás incluso leas estudios que te indiquen que tu personalidad está fuera de tu control, que te ha sido dada y no tienes elección al respec to. Quizá digas por ahí que te gustaría cambiar, pero que «eres así» y «siempre has sido así». Esta imagen interior es una garantía contra la creación de milagros. De hecho, un cambio en tu personalidad que consista
en volverte más abierto, confiado, afectuoso, amable o cualquier otra cosa, tal vez sea en realidad el milagro
que buscas. Debes echar esa excusa al cubo de la basura y apartarla de tu vida por completo. Quizá hayas elegido siempre en el pasado ser de determinada manera, pero debes crearte un conocimiento interior de que tienes el poder de crear el tipo de persona que deseas ser, sea éste cual sea, en todos los aspectos de tu condición humana.
2. Soy así por naturaleza, he heredado mi modo de ser y no lo puedo cambiar.
«Eres igual que tu padre, él era desorganizado y lo mismo te ocurre a ti.» «Esa falta de oído la heredaste de
tu abuelo materno, él tampoco era capaz de tararear una canción.» «Todos tus hermanos y todas tus hermanas han sido pésimos en matemáticas, es cosa de familia.» «Es tímida, como su madre y la madre de su abuela.» Son estas opiniones las que ayudan a perpetuar la gran mentira. Los milagros son imposibles porque has llegado a creer que heredaste tus limitaciones y que es imposible superar la genética. Los científicos te dirán que ese código genético te ha sido transmitido a través del DNA y que tienes que conformarte con lo que
te ha tocado y simplemente sacarle todo el partido posible.
A fin de entrar en el reino de la realidad mágica deberás eliminar tales ideas y conve rtirte en un ser primeramente espiritual, un ser que no tiene limitaciones en ese terreno interior donde no existen las fronteras.
En este lugar, puedes imaginar para ti cualquier cosa que desees sin que nadie pueda arrebatártela. En este reino, tu rinc ón de libertad, puedes tener múltiples talentos, ser un intelectual brillante, tener confianza en ti mismo, estar desprovisto de temores y ser simpático por añadidura. Es aquí donde creas tus límites y es aquí donde tiene lugar el inicio de la realidad mágica.
Tu milagro podría estar relacionado con algo que estás bloqueando debido a tu insidiosa creencia en la herencia. El mundo está lleno de personas que han ido mucho más allá de lo que los genes pudieran indicar como sus límites. De ti depende que te comprometas con esta nueva intención.
3. Mi personalidad está controlada por mi química y por mi metabolismo.
Es ésta una mentira que oímos una y otra vez y que se repite a veces en los círculos de más pres tigio, lo que hace aún más difícil el superarla. «¿Cómo puedo cambiar y convertirme en lo que considero milagroso cuando
mi química corporal controla quién soy?» Se publican regularmente artículos que hablan de la presencia de determinadas enzimas en ciertos tipos de personas, que son, pues, supuestamente prisioneras de estas enzimas. Las personas tímidas poseen enzimas apocadas, que forman parte de su química. Las personas obesas tienen enzimas gordas, las personas agresivas tienen péptidos militaristas, las personas con oído para
la música tienen endorfinas cantoras... y a ti se te hace creer que es por eso que unas personas son de
determinada manera y otras no. Los científicos explican, como si nada, los logros milagrosos o la falta de logros por la presencia o ausencia de ciertas sustancias químicas.
Si bien es posible que los científicos tengan algo de razón en cuanto a la química del cuerpo y a la presencia
de organismos invisibles en nuestros sistemas, lo que rara vez abordan es la cuestión del tipo de control que poseemos sobre nuestros propios cuerpos. Es evidente que nuestra química corporal controla en gran medida
el modo en que vivimos, pero has de llegar a comprender algo fundamental para nuestra condición humana: SI
QUEREMOS TENER CUERPOS MÁGICOS HEMOS DE TENER MENTES MÁGICAS. La química de nuestro cuerpo se ve siempre afectada por el modo en que decidimos pensar. Las úlceras en un cuerpo muestran una alteración de la química corporal, sin duda, pero hay que ir al origen del problema para entender cómo se producen los milagros. No discuto la presencia de esos diminutos organismos en nuestros cuerpos, lo único que quiero es que te des cuenta del enorme poder que tienes en la mente para contener esos organismos o reeducarlos a fin de que trabajen para ti y no contra ti.
4. Mi familia es responsable de mi personalidad.

«Nunca podía escapar de las garras de mi madre.» «Mi madre era agobiante y mi padre nos abandonó cuando yo era todavía un niño.» Jodas las chicas de la familia somos así, no hay nada que hacer.» Estas y otras miles de excusas similares forman parte de una gran mentira. Este tipo de pronunciamientos constituyen precisamente la clase de ideas interiores que te impedirán llegar a experimentar cambios milagrosos en tu personalidad. Mientras estés convencido, aunque sea sólo has ta cierto punto, de que tu familia es responsable
de que tú seas hoy como eres, estarás atrapado en ese ciclo. Debes saber dentro de ti que no sólo puedes
elegir hoy, sino que siempre has podido elegir en relación con tu modo de reaccionar a las influencias de tu familia. Ellos no pueden crear el «tú» que tú experimentas, esto sólo puedes hacerlo tú mismo. La elección te corresponde siempre a ti.
Tienes capacidad de rechazar la presencia en ti de conductas, actitudes y creencias que consideres indeseables. Aunque no puedas eliminar las influencias que formaron una parte tan importante de tu niñez, tú y sólo tú debes decidir si van a persistir.
Cultiva el conocimiento interior de que tu familia y tu papel dentro de tu familia influyen hoy en ti en la medida
en que tú creas que influyen. Si no aceptas la responsabilidad total por el modo en que ellos están presentes
en tu vida impedirás que se produzcan en ti cambios de personalidad milagrosos. Si el control lo tienen otros tú serás su víctima, aun cuando parezcan estar dirigiéndote por un curso positivo. Debes convertirte en productor, director y actor en el desarrollo de la historia de tu vida.
5. No puedo escapar a mi cultura ni a mi tiempo.
Ésta es la mentira que te empuja a creer que tus hábitos y costumbres son resultado de esa misteriosa
«cultura» que está siempre matizando y dando forma a tu vida. La idea de la influencia de la sociedad forma parte de la ilusión de que eres conformado por esa más grande y mejor fuerza social. «La sociedad pone las reglas y todos somos víctimas de esas prácticas.» «Vivimos en una cultura que enseña la obediencia, y yo no soy más que una de esas almas obedientes que piensan y actúan como actúa y piensa el rebaño.» «¿Cómo se puede avanzar cuando el Gobierno y el hermano mayor están siempre diciéndote lo que puedes y lo que no puedes hacer?» Éstas son declaraciones que reflejan una visión interior de impotencia.
Si crees que la cultura determina quién eres o qué clase de persona vas a ser en definitiva, ésta será tu
realidad. Por otro lado, todos aquellos que han sido diferentes en el mundo han sido unos innova dores. Un innovador no mira las normas culturales y dice: «Eso es todo lo que puedo hacer». Mira por el contrario para adentro y deja que su conciencia y su compromiso con un propósito decidan en quien se va a convertir. Ni la sociedad ni la cultura entran siquiera en su consideración personal cuando decide cómo llevar adelante su propósito de servir. Si quieres seguir tu inclinación y hacer algo distinto en la vida, pronto aprenderás que no puedes seguir al rebaño. Podemos aplicar aquí esta antigua máxima: «SI sigues al rebaño acabarás pisando excrementos». Utilizar la cultura o la sociedad como excusas sólo impedirá que efectúes cambios milagrosos
en tu personalidad. No puedes depender de la dirección y aprobación de un amorfo ellos que decida qué vas a ser tú. No puedes echarles la culpa a ellos por lo que tú no has llegado a ser.
De nuevo, todo se reduce a tu responsabilidad personal y a lo dispuesto que estés a consultar a tu propia conciencia espiritual, ese yo superior e invisible que fluye a través de ti. Nada de ahí fuera puede controlar lo que está ahí dentro, la relación es al revés. Según pienses, así serás. Tu pensamiento es tuyo y tiene su origen
en ti. La sociedad en la que te hallas no es más que el escenario sobre el cual tú representas tus propios
milagros.
Éstas son las cinco falsas creencias que forman la gran mentira con la que se te ha bombardeado desde tus primeros momentos de conciencia. Si alguna de ellas te resulta familiar y si sigues utilizándola como justificación para tu falta de autocrecimiento, debes iniciar un programa destinado a superar estas ilusiones. Todo ello se desarrolla en ese lugar invisible de tu interior, donde tienes la elec ción de librarte de estas creencias enfermizas de manera permanente cultivando ideas nuevas y transformadoras que sustituyan a las que tenías antes.

COMO SUPERAR LA GRAN MENTIRA
«¡Soy un milagro!» Repite esto una y otra vez para ti mismo has ta que esté firmemente implantado en tu mente. Asómbrate de ti mismo. Producir milagros en tu vida es consecuencia de saber interiormente que eres
ya un ser milagroso. Cuando sabes y sientes el milagro que eres empiezas también a saber y sentir que nada
es imposible para ti. Empiezas a darte cuenta de que no necesitas ya seguir aferrado a esas cinco excusas subrayadas arriba, y, en su lugar, recurres a tu nueva conciencia. Para superar la gran mentira que te dice que esas falsas creencias son verdades necesitarás equiparte con nuevas creencias que te den poder. Debes llegar al conocimiento de que puedes elegir la vida que deseas vivir. Puedes elegir convertir tu vida en una grandiosa obra de arte en constante evolución. La clave está en tus pensamient os, la fabulosa parte invisible
de tu ser que es tu alma espiritual.
Has venido a este mundo albergado por un tiempo en un cuerpo limitado. Pero tienes también una mente ilimitada. Esa mente tuya no tiene fronteras ni forma y es infinitamente capaz de crear cualquier tipo de milagro que decida crear si se la honra y celebra debidamente. Puede ocupar una forma enferma, crecer en una familia conflictiva, hallarse en una personalidad tímida y depresiva, tener una conducta tambaleante, un coeficiente intelec tual medio o de genio y un montón de fobias y temores si quiere, e incluso puede elegir creer que no tiene elec ción en la cuestión y convencer a los demás de ello.

O bien puede elegir otra cosa. Puede utilizar esa fuerza infinita e invisible para crear una persona mi- lagrosamente llena de propósito. Con un pensamiento de realidad mágica puedes dejar atrás la vieja hipnosis condicionante y ver que hay quienes han superado condiciones aparentemente insuperables. Podrás entonces utilizar tus pensamientos para saber que si una persona puede dejar atrás la esquizofrenia, otra puede superar
las manías y las depresiones y otra puede convertirse en médico aun cuando se le haya dicho que era disléxico
o incluso retrasado, entonces, sea cual fuera la fuerza que fluye a través de ellas y permite estos milagros, tú puedes también aprovecharla y utilizarla para convertirte en la persona que deseas ser. El pensamiento de realidad mágica dice: «Lo creo, lo sé, y accederé a mis poderes espirituales para hacerlo. ¡Esta es mi intención!».
Si estás del lado de la creencia en las limitaciones, estoy seguro de que creerás que todo esto es simplemente un optimismo poco realista. Verás todo el sufrimiento del mundo y lo que parece «la misteriosa ira
de Dios hacia nosotros» y elegirás pensamientos tales como «Mira a todas esas personas atrapadas en sus circunstancias, que tienen terribles dolencias mentales, que viven en situaciones familiares abominables. No hay esperanza para ellos y tampoco la hay para mí. Las personas no podemos dejar de ser quienes somos. No tenemos elección».
¡Así sea! Puedes aprender a ser optimista o puedes aprender a ser pesimista. Mi filosofía al respecto está expresada de manera muy simple: «¡Nadie sabe lo bastante como para ser pesimista!». ¡Nadie!
Sólo hemos empezado a utilizar la conciencia del poder del mundo invisible en que estamos inmersos. Nuestras mentes, nuestros pensamientos, nues tras almas, empiezan ahora a ser reconocidos por esos científicos progresistas de los que ya he hablado. Un corazón empieza a latir en el útero de una madre a las seis o siete semanas de la concepción, y lo que llamamos vida está en camino. Y ello es un total misterio para
las «más grandes» mentes del planeta. ¿Dónde estaba antes esa vida, qué fuerza misteriosa e invisible estaba presente en la unión de esos dos ápices de protoplasma humano que determina cada pliegue, cada pelo, cada célula hasta la muerte de ese cuerpo? Y ¿dónde estaba esa fuerza invisible antes de que empezara esa vida?,
y ¿qué ocurre con ella después de cerrarse el paréntesis? Es todo ello un misterio, y todo ello desconocido.
¿Cómo podemos, pues, elegir ser pesimistas frente a lo que desconocemos?
En cuanto a mí, yo conozco el poder de esa fuerza y estoy convencido de que se la puede canalizar para crear milagros en nuestra propia personalidad. Puedes elegir el camino de la realidad mágica y ser el tipo de persona con el que habías soñado en convertirte o puedes optar por albergar la duda y crear una vida basada
en esta duda. Martin Seligman, amigo y colega, lo dice con estas palabras en su magistral libro Learned
Optimism:

Puede parecer que una actitud pesimista esté profundamente enraizada, de tal modo que parezca per- manente. Sin embargo, yo he comprobado que se puede escapar al pes imismo. De hecho, los pesimistas pueden aprender a ser optimistas, y ello no a través de mecanismos poco conscientes como puedan ser silbar una cancioncilla o pronunciar cantinelas sino aprendiendo un nuevo conjunto de habilidades cognoscitivas.

Se hace hincapié en la palabra cognoscitivas, que equivale a pensar. Y esto es precisamente lo que puedes hacer y harás para crear tu personalidad mágica con todas sus características únicas. Se supera la gran mentira -es decir, la idea de que no se puede evitar ser como se es - por y a través del pensamiento mágico. Este pensamiento mágico te llevará a ser exac tamente el tipo de persona que elijas para ti.

COMO CREAR TU PROPIA PERSONALIDAD MÁGICA
Como sabes ya, todo este programa destinado a la creación de milagros gira en torno a la simple premisa de que debes convertirte en el mundo físico en aquello que crees en tu mundo invisible. He aquí las seis claves para hacer de ti la persona que tú elijas con el fin de realizar tu heroica misión sobre esta Tierra.
1. Tu personalidad
¿Qué te gustaría poder decir acerca de tu propia personalidad única? Crea una fantasía en tu mente e imagina más exactamente cómo te gustaría ser. En lugar de fijarte en lo que ves ahora fíjate en lo que realmente te gustaría en cuanto a tus rasgos de personalidad. ¿Qué nivel de confianza en ti mismo te gustaría mostrar cuando te encuentras con otras personas en todas las áreas de la vida? ¿Te gustaría ser más firme en tus opiniones? ¿Menos introvertido y contemplativo, o más? ¿Más cariñoso y amable? ¿Más o menos vulnerable? ¿Más tierno? ¿Menos ansioso y nervioso? Crea en tu mente un cuadro del tipo de personalidad
que según crees mejor te cuadraría.
Por el momento, sepas simplemente que todas estas imágenes interiores pueden traducirs e a una conducta física, porque esto es precisamente lo que has estado haciendo todo el tiempo desde que apareciste aquí en la forma humana que ocupas. Venías imaginándote a ti mismo como alguien más o menos seguro de sí mismo, más o menos nervioso, etcét era. Aun cuando no fueras consciente de ello, así es cómo se conformó tu personalidad. Actúas constantemente de acuerdo con esas visiones interiores. Cuando sepas, y no dudes, que puedes elegir la personalidad más adecuada con el fin de realizar tu propósito aquí, y confíes en tu capacidad para ser esa persona tanto en el sentido espiritual como en el físico, crearás la realidad mágica que transformará tu vida actual. Te convertirás literalmente en esa personalidad acerca de la cual sólo podías fantasear y adoptarás conductas físicas que reflejarán tu nueva visión interior y milagrosa.
2. Tu talento

Imagina por un instante el talento óptimo que te gustaría poseer. Ve en ti mismo a la persona en posesión de ese bien evasivo que hemos venido en llamar talento. Se considera generalmente el talento como una capacidad innata que nos ha dado Dios y que permite a algunos alcanzar niveles más altos que a otros. Mozart tenía talento, un don místico concedido por Dios. Michael Jordan tiene talento. Baryshmkov tiene talento. Podemos estar de acuerdo acerca de quiénes son los que poseen eso que llamamos talento, pero somos incapaces de definir el concepto.
Veámoslo de otro modo. El talento es en realidad una cualidad que se define a través de la comparación. Si
no hubiera otros con quienes comparar a Mozart o a Michael Jordan, no existiría el concepto de talento. Si estos dos individuos se hubieran limitado a rendir o producir a su manera propia y personal, cumpliendo su propio propósito en sus áreas particulares , y los viéramos como individuos que no compitieran con nadie, no utilizaríamos un concepto como el del talento para des cribirlos. El talento, según esta otra definición, sería aplicable a todos.
Pero a los que nos hemos criado en Occidente nos resulta casi imposible concebir una idea semejante.
¿Cómo si no podríamos juzgar a la gente? Y juzgar es aquí la palabra adecuada. Tú lo haces contigo mismo constantemente. Te juzgas a ti mismo y juzgas los méritos relativos de tus talentos basándote en la actuación
de quienes te rodean. Tu talento en una área en concreto es simplemente lo que tú crees de ti mismo y el modo en que te comparas con la actuación de otros. Has aceptado la mentira según la cual unas personas tienen más o menos talento que otras. Pero puedes hacer que tu conciencia interior pase a un nuevo nivel. Puedes empezar a decirte a ti mismo: «Tengo todo el talento que he elegido tener y, si bien admiro y disfruto con lo que hacen otros, sus acciones no me dicen nada acerca de lo que yo pueda o no alcanzar».
He aquí unas palabras de Learned Optimism que describen esta actitud: «Un compositor puede tener todo el
talento de un Mozart y un deseo apasionado de éxito, pero, si se cree incapaz de componer música, no llegará
a nada». Mozart creía ya a los cuatro años en su capacidad para componer. Baryshmkov sale al escenario convencido primero y por encima de todo de que es capaz de hacer evoluciones y moverse como un ángel volador; Michael Jordan, al saltar a la estratosfera, cree primero y sobre todo que es capaz de elevarse y su cuerpo hace entonces realidad su creencia. Más que creer, todos ellos saben que sus hazañas milagrosas fluyen de esa intención que viene del conocimiento. ¡Esto es el talento!
Es inútil decir que el cuerpo en que tú apareciste repercutirá en tu comportamiento en este mundo físico. Tu elección de brillar en cualquier área determinada se basará en tus propios intereses personales. Probablemente no tendrás interés en ser un jugador de baloncesto profesional si habitas en un cuerpo de un metro sesenta de estatura. Si, sin embargo, tuvieras interés en ello y supieras que eres capaz de conseguirlo, incluso de hacer un tapón o enceste alto en el proceso, si éste fuera tu conocimiento actuarías de acuerdo con esa creencia y la harías realidad. Y si no me crees, habla un momento con Spud Webb, que ganó el concurso
de mates de la Asociación Nacional de Baloncesto con un cuerpo de esa estatura.
Tu talento, como todo lo demás de tu ser, está en función de la fuerza invisible que fluye a través de tu cuerpo. No está ubicado en tus manos ni en tus genes ni en ninguna parte de tu organismo. Está en la fuerza que fluye a través de todo tu ser.
Esto es difícil de aceptar cuando se te ha adoc trinado a fondo para que creyeras que unos tienen talento y
otros no. Pero puedes hacer que los dados cósmicos caigan de otro modo y crear el nivel de talento que tú y sólo tú necesitas para realizar tu propósito aquí. Deja de estructurar tu vida como si necesitaras ser mejor que otro. Examina en cambio tu propósito en la vida y sepas entonces que tienes en este mismo instante todo cuanto necesitas por lo que se refiere al talento como para crear en tu vida el milagro que buscas.
Lee las siguientes palabras de Jane Roberts en The -Nature of Personal Reality. Hablan de tu propio nivel de talento personal así como de todo lo demás acerca de tu realidad:
 


Si estás enfermo puedes decir «Yo no quería estar enfermo»; si eres pobre, «Yo no quería ser pobre» o, si
no eres amado, «Yo no quería estar solo». Y sin embargo, por razones que son sólo tuyas, empezaste a creer
en la enfermedad más que en la salud, en la pobreza más que en la abundancia y en la soledad más que en el afecto.

Yo añadiría que tú puedes decir que quisieras tener más talento, pero el cas o es que, por razones que son sólo tuyas empezaste a creer en tu falta de talento más que en el talento que tienes. Cuando empieces a conocer en lugar de dudar de tu talento, descubrirás las necesarias capacidades físicas para realizar tu propósito.
3. Tu inteligencia
¿Cuán inteligente te gustaría ser? ¿Qué te parecería la etiqueta de genio al lado de tu nombre? ¿Te gustaría elevar tu coeficiente intelectual y poseer unas capacidades intelectuales que te permitieran superar en inteligencia a quienes te rodean? ¿Haría falta un milagro para que fueras intelectualmente más capaz de lo que
ya eres? Es en esa área de un imaginario coeficiente intelectual donde muchas personas viven una ilusión.
Líbrate de la creencia de que un numero mágico asignado a tus poderes mentales limita tus capacidades y posibles logros como ser humano. La mejor definición del CI (coeficiente intelectual) es ésta: la inteligencia es
lo que miden los tests de inteligencia.
Tú no eres un número. Eres un alma, sin número e infinita. Las capacidades de tu yo interior, que no tiene fronteras, son ilimitadas. Los analistas y especialistas de todo tipo intentan hacerte creer lo contrario, y así
ponen en circulación esta forma de mistificación dentro de la cultura. «No puedes cambiar tu CI, que es algo fijo
y que determina lo que puedes y no puedes hacer en la vida.» Pero piensa en esto por un momento.
Estos tests, que miden supuestamente algo abs tracto llamado inteligencia, han sido ideados por gente que desea vender sus instrumentos, que desea compartimentalizar a los demás, impedir a la gente asistir a ciertas escuelas y establecerse con el fin de dar estos números a los padres. Son instrumentos materiales cuya finalidad es impedir a la gente realizar su propósito en la vida. Son unos procedimientos tontos y absurdos que dan a la gente un número externo al que aferrarse para explicar así su nivel de éxito o de falta de éxito en el mundo material.
Permíteme darte dos ejemplos extraídos de mi propia vida y que ilustran este punto. Una vez fui invitado a
realizar un examen en el que debía medirse mi inteligencia en análisis de lectura, y los es pecialistas encargados del test utilizaron varios párrafos extraídos de mi libro Tus zonas erróneas. Me pidieron que leyera
el párrafo y luego contestara a cinco preguntas acerca de mi interpretación del texto. Leí el párrafo que yo mismo había escrito y luego me puse a contestar las preguntas. Recibí una puntuación de ochenta entre cien por las cinco preguntas. La única pregunta que no había contestado correctamente era la número 5, referente a
la «intención del autor». Me rebajaron el CI porque no había sido capaz de identificar correctamente la in-
tención del autor, cuando éste era yo.
En otra ocasión, yendo yo todavía a la universidad, me examinaron en un curso sobre poesía norteamericana moderna. El profesor dijo que mi interpretación del poema en cuestión era incorrecta y, en consecuencia, me rebajó la nota considerablemente. A la sazón el poeta vivía todavía y enseñaba en una importante universidad del Medio Oeste. Decidí escribirle enviándole mi interpretación del poema, que a mi modo de ver era profunda
y «correcta». Recibí una hermosa carta en respuesta, en la que el poeta me decía que mi visión de su poesía
reflejaba la suya propia. Indicaba que también yo tenía espíritu de poeta y me sugería que siguiera es cribiendo
yo también poesía. Cogí mi interpretación del poema junto con la carta del poeta y la llevé a una consulta programada con mi profesor de inglés, seguro de que iba a conseguir que me elevaran el «CI en poesía». El profesor se negó a subirme la nota. Su respuesta fue: «A veces, los poetas no saben interpretar sus propios poemas. Tu nota sigue en pie».
Cuando evalúes tu propio CI ten muy en cuenta ejemplos de este tipo. Recuerda que no hay accidentes en
este universo perfecto. Debes saber que tu propósito está más allá de cualquier posible eva luación hecha a través de mediciones científicas. Debes tener por seguro que la capacidad de una persona para resolver el esquema de rima de un soneto isabelino o la capacidad de otra para comprender las formulaciones matemáticas son sólo lo que son. No hay necesidad de comparaciones ni de es calas graduales.
Tu CI es una ilusión. Puedes darle la vuelta a esa cifra de manera drástica dándole la vuelta a lo que
presentan los tests. ¿Acaso es la persona capaz de poner a punto un automóvil menos inteligente que la persona que sabe resolver una ecuación de segundo grado? ¿Es el maestro de la clase, que con su traje y su corbata explica cuestiones medioambientales desde un punto de vista intelectual, más inteligente que el joven ecológicamente concienciado que decide aprender de primera mano viviendo en el bosque? ¿Quién puede decidir cuál es nuestro CI? ¿Por qué hay que etiquetar a todo el mundo en nuestra cultura con un número más,
un número que va a ser mal interpretado tanto por la persona que lo recibe como por aquellos que lo emiten?
Posees toda la capacidad que puedas necesitar para hacer realidad tu propósito. Tu inteligencia es infi nita. Debes darte cuenta de lo absurdo de esta asignación de un coeficiente a las personas. La inteligencia tiene que ver con la mente, y la mente no tiene fronteras. Pero los números de CI nos hablan de fronteras. No hay modo de cuantificar algo que carece de dimensiones. Si deseas experimentar el milagro de poseer una inteligencia a nivel de genio, da la vuelta a esas voces interiores que te han convencido de tus limitaciones debido a tu intelecto.
Hace unos veinte años, en Tus zonas erróneas, hice una nueva definición de la inteligencia. Aún hoy
defiendo esa definición: «Vale más como barómetro de la inteligencia una vida eficaz y feliz vivi da cada día y
en cada momento de cada día». ¡Tú eres un genio! Cuando sabes que posees la capacidad intelectual de crear
tu propia felicidad y cuando sabes a quién o qué consultar, eres tú también un genio.
Por supuesto, puedes mejorar tu capacidad para realizar cualquier tarea intelectual. Puedes mejorar tus capacidades en matemáticas y en lectura. Puedes aprender cualquier cosa a la que dediques el intelecto. Lo que hayas o no hayas aprendido hasta este momento tiene que ver con las elecciones que hayas hecho y no con una incapacidad innata determinada por un número asignado por aquellos que tienen un profundo interés propio en el juego de los números. No olvides esto en relación con tu nivel de inteligencia y haz que ocupe un lugar primordial en tu mente infinita, sin fronteras ni cifras. Eres primero y sobre todo un ser espiritual. Y a eso
no puedes ponerle un número.
4. Tus hábitos y costumbres
¿Te gustaría poder cambiar algunas de las cosas que haces una y otra vez pero que no te hacen bien? ¿Te gustaría librarte de hábitos autodestructivos? ¿Librarte de costumbres que te desagradan y de las que te sientes víctima? Utiliza tus poderes mágicos de persuasión interior y pon en cuestión todo cuanto te concierna.
Tu personalidad está formada por los centenares de modos en que habitualmente llevas los asuntos físicos
cotidianos de tu vida.
Si llevas una existenc ia de televisión e inactivi dad que te desagrada, pero de la que no eres capaz de librarte, puedes crear el milagro que buscas. Puedes dar la vuelta a tus hábitos cotidianos rutinarios y dejarte envolver
totalmente por la vida sean cuales fueren tu nivel de ingresos o tus circunstancias. Recuerda que las circunstancias no hacen al hombre sino que lo revelan.
En un barrio situado a unos kilómetros de mi casa existe el mayor índice de desempleo del estado de Florida. Aproximadamente el setenta y cinco por ciento de sus habitantes están sin trabajo. Y, sin embargo, cuando paso por el barrio en el coche observo vidrios rotos en el césped, basura por todas partes, la hierba sin cortar y las casas sin limpiar o sin pintar. ¿Por qué? Si el setenta y cinco por ciento de la gente está sin trabajo, ¿no sería lógico ver a esas personas recogiendo al menos la basura y los cristales rotos con tanto tiempo libre como tienen? Y no es así. Las ves sentadas sin hacer nada. Las circunstancias de sus vidas han revelado el modo en que han decidido vivir. No cuesta nada recoger y limpiar, pero ello no se hace porque esos hábitos se han convertido en el modo de actuar frente a sus circunstancias. ¡Tus hábitos te revelan! Nos hablan del modo
en que has decidido vivir tu vida y utilizar tu poderosa mente. La misma fuerza invisible que discurre por
aquellos que recogen los cristales rotos y se las apañan para trabajar y mantener a sus familias discurre por aquellos que hacen la elección opuesta. Esa fuerza está en todos nosotros. Algunos la aprovechan y otros la hacen a un lado y luego culpan a sus circunstancias de los hábitos y costumbres de sus vidas.
Ser desdichado es un hábito. Estar deprimido es un hábito. Ser perezoso o limitado es un hábito. Estos y
otros muchos rasgos de personalidad son consecuencia del modo en que se utiliza la mente. Hay muchas personas, incluido este autor, que han pasado una gran parte de su vida con muy poco por lo que se refiere a posesiones materiales Y. sin 2mbargo, no hicieron de la depresión un hábito. Son muchos los que atraviesan por tales circunstancias y hacen un hábito elegir la felicidad frente al desespero, que es un proceso interior y no exterior. Y aquellos que se las apañan para escoger hábitos de autoayuda son casi siempre quienes
trascienden sus circunstancias de penuria y crean para si una vida de mayor abundancia.
Sean cuales fueren los hábitos y las costumbres que tú obedeces ciegamente, podrás cambiar en un instante cuando te conviertas en un ser espiritual en primer lugar y material en segundo lugar. Tienes el poder de cambiar las cosas que no te funcionan, lo que has venido en llamar hábitos o costumbres problemáticos. Si crees esto y lo sabes en tu interior, verás cómo tu yo físico sigue automáticamente un nuevo curso. Aprender a pensar independientemente de esos hábitos constituye la esencia para superar los rasgos de personalidad que
ya no te son útiles. No tienes por qué permanecer condicionado e hipnotizado en tu estado actual si ello no
sirve a tu propósito.
Quizás hay as adoptado el hábito de permitir que otros influyan en ti o jueguen contigo o de ser criado de los demás dejando con ello de cumplir tu propio destino. Éstos son hábitos que has adoptado al enseñar a los demás en tu vida qué es exactamente lo que estás dispuesto a soportar. Puedes librarte de los hábitos que tienden a permitir a los demás que te manipulen. Puedes librarte de «rasgos de personalidad enraizados» que
no están en absoluto enraizados de verdad. Son simplemente hábitos que has elegido para ti. Para crear un
milagro para ti en el que no seas víctima de otros, de tus circunstancias o de ti mismo, debes efectuar un cambio en tu mundo interior y crear, en ese espacio privado, es pacio para un ser humano con un propósito y espiritualmente realizado.
5. El envejecimiento
Imagina para ti el milagro definitivo, una ralentización o una eliminación del proceso de envejecimiento. ¡He aquí un milagro claro y personal! Puedes causar un enorme impacto sobre el estado de envejecimiento de tu cuerpo. He aquí lo que dice mi amigo el doctor Deepak Chopra acerca del tema en su obra clásica Perfect Health:

El envejecimiento parece algo tan complicado que es difícil incluso definir exactamente de qué se trata. Una célula típica del hígado realiza quinientas funciones separadas, lo que significa que tiene quinientas posibilidades de estropearse. Todas estas posibilidades constituyen los modos en que puede envejecer. Por otro lado, la idea de que el envejecimiento es algo complejo tal vez sea equivocada. A pes ar de las mil olas que
la mueven, la marea oceánica constituye un solo fenómeno empujado por una sola fuerza. Lo mismo puede
decirse del envejecimiento del ser humano, aun cuando lo veamos en forma de centenares de olas; dolores y molestias sin relación, nuevas arrugas en torno a los ojos y marcas más profundas en las comisuras de la boca
e innumerables problemas más.

Intenta captar esta nueva perspectiva expuesta tan brillantemente por el doctor Chopra en el capítulo titulado
«Aging Is A Mistake» (Enve jecer es un error). Si bien todo el mundo sucumbe al proceso de envejecimiento, la pregunta que hay que hacer es ésta: ¿es inevitable? El doctor Chopra señala que el DNA, que controla todas
las funciones celulares, es prácticamente invulnerable al desgaste. Ha sobrevivido sin siquiera un ápice de envejecimiento durante seiscientos millones de años como mínimo.
La materia prima básica de tu ser no tiene edad. Y, sin embargo, envejecemos. ¿Por qué?
Los antiguos sabios llamaban al proceso de envejecimiento un error del intelecto. El envejecimiento es el hecho de olvidar cómo hacer las cosas bien dentro de una célula. No es algo normal, sino un modo de ser aprendido. El error del intelecto está en identificarse exclusivamente con el cuerpo físico y llegar a pensar que hay que experimentar el proceso de envejecimiento. La mente empieza a prepararse para el envejecimiento en cuanto es capaz de intelectualizar. Lo has visto siempre a tu alrededor y has leído acerca de él, y eso es todo cuanto sabes. Preparas, pues, tu cuerpo para su propia autodestruc ción.

La salida de esta trampa, la realidad mágica de que dispones, se halla situada, como todo lo demás, en tu yo invisible. En tu mente. Puedes en verdad negarte a permitir que un anciano entre en tu cuerpo. Es éste tu garaje, que utilizas temporalmente para aparcar tu alma. Puedes dar la vuelta a tu pers pectiva interior y, literalmente, incidir en todas y cada una de la células de tu cuerpo. Tu yo invisible, tu mente, no se halla situada sólo en tu cerebro. Es tu conciencia espiritual y se halla en cada célula de-tu ser. Digamos que el mundo está
en ti y que, si puedes trabajar en tu mente en un sentido realmente mágico, podrás incidir con gran fuerza en el
proceso de envejecimiento de las células formadas por el indestructible DNA. Si, en el momento en que lees estas palabras, estás lleno de dudas acerca de que eso vaya a serte posible, entonces, por supuesto, tu duda afectará a todas y cada una de las células de tu cuerpo incluida la memoria que tiene el DNA para renovarse.
Es en tu mente, allí donde actúa la magia de esa inteligencia invisible, donde debes examinar tus actitudes
en relación con el envejecimiento. ¿Tienes pensamientos de viejo? ¿Crees que debes andar encorvado y más despacio, y perder la memoria, y tener aspecto de viejo? Porque es en estas formulaciones invisibles donde programas el funcionamiento de tus células. Esa inteligencia invisible es perfecta, no tiene edad. Puedes empezar a replantearte tu pensamiento, el de que tus células individuales se deterioran. Y si utilizas tu mente
de una manera nueva, con vistas a desarrollar un nuevo conocimiento interior, quizá seas capaz de incidir en
ese proceso que has venido considerando cono ineludible. He aquí otra cita extraída de Perfect Health y que
no puedo resistirme a incluir:

Si llevas tu mente a un nivel de funcionamiento que esté más allá de la edad, esa misma cualidad incidirá en
tu cuerpo. Éste envejecerá más lentamente porque así se lo dicta tu mente, al nivel más profundo. Al verte a ti mismo libre del envejecimiento, lo estarás de hecho.
No rechaces esta idea, deja que penetre en ti y ve si encuentras en ella algún sentido para ti y para los cincuenta billones de células todas ellas trabajando en perfecta armonía para mantenerte con vida en ese cuerpo humano tuyo sin edad.
6. Tu salud emocional
Tus posibilidades en cuanto al modo de vivir desde el punto de vista emocional son infinitas. El problema que tenemos muchos de nosotros es que nos hemos limitado a unas pocas opciones en el
reino emocional de nuestra condición humana. Cuando experimentamos temor, por ejemplo, nues tra mente
es capaz de producir -literalmente- moléculas que se presentan en forma de adrenalina. Sí, un impulso mental produce algo en el cuerpo que es de naturaleza física. Tiene sustancia y es mesurable, y su origen está en la mente. Este es el milagro del funcionamiento de la mente. Nuestros pensamientos producen manifestaciones físicas que hemos aprendido a llamar emociones. Las moléculas que forman tus emociones derivan de manera directa de tu mundo mental. Las sustancias químicas que aparecen en tu cuerpo son creadas realmente por la mente invisible. Es éste en realidad el milagro del que vengo hablando a lo largo de todo este libro, sólo que es más pat ente en el mundo de las emociones. Sí, tú y tu ente invisible podéis crear el mundo físico que deseéis crear. Sí, tu mente es capaz de incidir en cosas del mundo físico. Sí, puedes crear milagros en tu vida a través del empleo mágico de tu mente.
Tus emociones son manifestaciones físicas de tus pensamientos. La alegría que experimentas está situada
en tu cuerpo físico, y las sustancias químicas presentes cuando experimentas júbilo pueden ser identificadas y cuantificadas. Lo mismo puede decirse del miedo, del estrés, de la ira, de la rabia, de los celos, de la depresión, de las reacciones fóbicas, etcétera. Son todos ellos cambios químicos que tienen lugar dentro de tu cuerpo. Fabricas estas sustancias químicas en tu propia farmacia cuántica, que empieza por tu mente. Esta mente es capaz de fabricar literalmente a partir de la nada miles de «drogas» que aparecen en tu cuerpo.
¿Necesitas un antidepresivo o un tranquilizante? No es preciso que acudas a la farmacia. Tu mente puede
crear exactamente lo que tu cuerpo necesita.
Estás constantemente creando moléculas que denominamos de diversas maneras y que hemos venido en llamar emociones. Cuando empiezas a curar tu ser interior y a consultar de manera constante a esa voz interior, alteras, digo alteras , tu sistema inmunológico. El doctor Dean Ornish publicó un best-seller, Reversing Heart Disease («Cómo invertir el curso de las enfermedades cardíacas»), que trata, exac tamente, de invertir y
no sólo de detener los síntomas. El doctor Ornish y yo hemos aparecido repetidas veces en los medios de
comunicación, y yo he quedado enormemente impresionado ante la persona y ante su labor pionera. Fue para
mí una sorpresa agradable ver que su revolucionaria obra hacía hincapié principalmente en el yo interior y en cómo enseñar a la gente a trabajar su propia fisiología eliminando las inquietantes señales que envían a su sistema inmunológico desde la mente. Para dar la vuelta a la posibilidad de la enfermedad cardiaca, según él, hay que aprender básicamente a superar las tendencias de nuestra mente a crear enfermedades.
Las reacciones emocionales de ira, estrés, tensión, miedo, etcétera, tienen su origen en la mente. Estas
reacciones crean desequilibrios químicos y auténticas toxinas que producen el deterioro del cuerpo. El modo de curar estas dolencias no es atacar esas sustancias químicas enviando un nuevo ejército de medicamentos preparados por los laboratorios sino trabajar sobre la maquinaria farmacéutica original causante de los desequilibrios químicos. Es éste el modo de curarnos de prácticamente todas las enfermedades, y es también
el camino para la comprensión de nuestro propio estado emocional.
Tú eres el creador de tus emociones, que tienen su origen en tu pensamiento. Esas reacciones emocionales son en realidad de naturaleza física. Cualquier emoción que elijas con tu pensamiento tomará carta de residencia en tu cuerpo. Es muy importante que entiendas esto. Una vez te hayas dado cuenta de que eres tú
quien elige los temores, los niveles de ansiedad, las fobias, los niveles de éxtasis y demás, podrás ser también quien cree cualquier milagro que desees experimentar en este mundo de las emociones. Es posible que no sepas con certeza cómo decides crear las moléculas tóxicas que aparecen en tu mundo emocional. Sin embargo, el simple hecho de reconocer que lo decides tú pone en marcha los cambios fisiológicos que deseas experimentar.
Un viejo dicho indio expresa muy bien estas ideas: «Si deseas saber qué es lo que pensabas ayer, mira tu
cuerpo hoy. Si deseas saber cómo será tu cuerpo mañana, mira lo que piensas hoy». Las emociones aparecen
en nuestro cuerpo en forma de manifestaciones físicas de nuestros pensamientos. Ten esto en mente mientras nos dirigimos al camino de la realidad mágica.

Estas seis categorías constituyen el inventario de variables de personalidad que tú controlas en tu mente invisible. Tus actitudes en relación con tu personalidad, tu talento, tu CI, tus hábitos, tu envejecimiento y tus emociones son el bagaje interior que llevas contigo a dondequiera que vayas. Tus creencias al respecto son sólo tuyas. Tú has selec cionado todas tus actitudes interiores hacia cada una de estas categorías.
El mayor obstáculo que se opone a la remodelación de tu personalidad y a su conversión en la obra de arte
que deseas será el de superar tus temores y dudas. Vives en todo momento con estos temores y dudas, compañías que te han impedido hacerte responsable de la creación de una vida mágica para ti.
Antes de pasar a las estrategias que puedes utilizar para producir cambios mágicos en tu vida, creo importante estudiar el mayor de todos los temores, el miedo que es al parecer omnipresente en todos nosotros.

TU RELACION CON TU PROPIA MUERTE
Una idea que llevas contigo durante toda la vida y desde tus primeros años es la conciencia de tu propia muerte. Una pregunta que parece tenernos a todos perplejos es: «¿A dónde iré cuando muera?». Muchos de nosotros tenemos una relación no resuelta con la muerte. Conocemos a personas que han muerto. Hemos visto a otros coquetear con la muerte. Sabemos que hemos de morir algún día. Pero no por ello deja de ser la muerte un misterio eterno. A fin de crear una vida de realidad mágica deberás liberarte del temor y la ansiedad que rodean este misterio de la desaparición del propio cuerpo.
El miedo a la muerte puede ser un gran inhibidor en tu vida. Puede impedirte vivir con plenitud y puede hacer que el tiempo que pases aquí en esta forma humana sea de ansia y enfermizo. Para salir de este dilema hay que hacer frente al miedo de manera directa. Como en todo lo que he dicho en este libro, hacerle frente significa mirarlo desde dentro.
Tu miedo es un pensamiento. Es invisible. Si vives abrigando ansiedad por tu muerte, procesarás todo
cuanto has visto y oído acerca de la muerte de esta manera: convirtiéndola en algo permanente. La muerte, en este proceso del pensamiento, es simplemente el final. El gran vacío. Tú eres un ac cidente cósmico y la vida es una gigantesca enfermedad terminal. No hay nada antes, no hay nada después. De hecho, ¡esta idea sí que da miedo! Pero algo en tu interior, en ese espacio invisible, te dice que no puede ser así. Sabes que hay una parte
de ti que es inmune a la muerte, puesto que la muerte tiene que ver con el final: tu alma invisible y sin dimensiones no está sujeta a delineaciones como puedan ser principios y finales. Sabes que tu vida en sí es invisible, que simplemente está ubicada en tu cuerpo físico. Es con esta conciencia que debes familiarizarte a
fin de trascender tu miedo a la muerte. Hay una inmortalidad esencial que constituye el derecho de nacimiento
de todo ser humano. Para comprender esto debes empezar por refutar tu total identificación con tu cuerpo. Todos los maestros es pirituales santos (y algunos que no han sido tan santos durante gran parte de su vida) nos han dejado este mensaje. El Bhagavad Gita habla de esta vida con estas palabras:

Así como un hombre abandona las ropas gastadas y adquiere otras nuevas, cuando el cuerpo está gastado
el Yo que vive en su interior adquiere otro nuevo.

El traductor Eknath Easwaran, que ha dedicado gran parte de su vida al estudio del Bhagavad Gita, dice a propósito de estas palabras:

Para un ser tan iluminado... la muerte no es más traumática que el hecho de desprenderse de una vieja chaqueta. La vida no puede ofrecer más alta realización. La meta suprema de la existencia humana ha sido alcanzada. El hombre o la mujer que se da, cuenta de que Dios lo tiene todo y no carece de nada: teniendo esto, no se desea más; ningún pesar, por gravoso que sea, puede sacudir a este hombre. La vida no puede amenazar a una persona así y no lleva en sí más que la oportunidad de amar, de servir y de dar.

Piensa en lo que nos dice Easwaran aquí y también en las palabras del Bhagavad Gita. Alcanz amos la meta suprema de la existencia humana cuando pasamos a estar en paz con nuestra propia inmortalidad y vemos la muerte no como un final o un cas tigo sino como un despertar, una recompensa, un regreso al infinito que rodea este paréntesis en la eternidad.
En la tradición cristiana, Jesucristo nos habla de la inmortalidad: « ... y ésta es la vida eterna en la que tú conocerás en ti al único y verdadero Dios». Todas las tradiciones religiosas hablan de llegar a conocer la propia inmortalidad alcanzando una espiritualidad y un sentido del propósito. En todas las épocas del hombre, desde los comienzos de la historia escrita de todas las tradiciones religiosas humanas, ha habido creencias similares
en torno a la inmortalidad. Todas ellas hablaban de la existencia de un mundo invisible que forma parte de la personalidad de cada ser humano y de que el propósito de la vida en el propio cuerpo físico es descubrir a Dios, u otro nombre que queramos darle y que represente la inteligencia invisible que impregna toda la vida. Pero el que yo te hable de ello o el que los maestros espirituales te lo transmitan a través de sus diversas tradiciones religiosas no hará desaparecer tu ansiedad. Debes llegar a saberlo en tu interior, y eso es algo que puedes conseguir por ti mismo.
Aunque he citado algunas de las tradiciones es pirituales y me he dejado otras cientos debido a limitaciones
de espacio, quizá te interesen también las palabras de alguien que no poseía ninguna ins trucción religiosa. Alguien que, de hecho, pasó toda su vida en pos de cosas nada espirituales. Había sido jugador de rugby, un duro chico de la calle, un adicto a la cocaína durante muchos años según él mismo confesaba y, en general, un tipo a quien interesaban muy poco las cuestiones espirituales. Su nombre es Gary Busey, un actor norteamericano mejor conocido por su caracterización de Buddy Holly en la película acerca del cantante de rock and roll muerto a la edad de veintidós años.
En 1988, Gary Busey casi murió en un grave ac cidente cuando iba en su motocicleta, al causarse heridas en
la cabeza que lo llevaron al borde de la muerte. Éstas son las palabras de Gary aparecidas en un artículo de
Luane Lee publicado en el Long Beach Press del 28 de febrero de 1991:

La gran tragedia no es la muerte, sino lo que muere en tu interior cuando estás vivo. La segunda parte de mi vida empezó el 4 de diciembre de 1988. Pasé al otro lado. Fui a parar a una estancia llena de luces. Yo no era más que el cordón que vive en mi columna vertebral y que alberga el alma. Tres platos de luz vinieron hasta mi rostro para decirme que me hallaba en un hermoso lugar de amor. Y yo era amor. Podía marcharme con aquella energía y abandonar este cuerpo. O bien podía volver a este cuerpo y reanudar mi destino. A mí me
tocaba elegir.

Éstas no son las palabras de un gurú de la nueva era, sino de un curtido tejano que vivió al borde toda su vida hasta su encuentro con el otro lado. Según se le describe en el artículo, Gary es hoy un hombre tranquilo y reflexivo que no intenta impresionar ni convencer. A sus detractores, a quienes su transformación parece increíble, les responde:

No se trata de creer o no creer. La verdad está más allá de las creencias. Ocurrió. Es todo cuanto puedo decir. Yo estuve allí. Que eso lo crean o no, no importa, porque es la verdad.
 


Y este ex junkie, que hablaba siempre intercalando imprecaciones, concluye su entrevista con estas palabras: «La palabra más importante que se ha inventado jamás es la palabra "amor"».
Yo he oído miles y miles de historias como la de Gary Busey. Mi propia cuñada, Marilyn Dyer, me habló de su
visita al otro lado después de un accidente automovilístico ocurrido hace unos veinte años, Nunca ha temido a
la muerte desde entonces. Sabe lo que vio, y era algo gozoso y lleno de dicha. Algunos la creen, otros se muestran escépticos. Así sea. La doctora Elisabeth KübIer-Ross y el doctor Raymond Moody han escrito volúmenes acerca de lo que ha venido en llamarse EBMs (experiencias al borde de la muerte). Hay un acuerdo casi universal entre aquellos que han estado al borde de la muerte. Todos hablan de luces y de dicha y de la ausencia de sufrimiento. Una eterna y amorosa acogida. Puedes creerlo cuando lo leas o mostrarte escéptico.
La elección te corresponde siempre a ti.
La razón básica de tu ansiedad en relación con la muerte es el hábito de toda una vida de creer que tu cuerpo eres tú. Cuando aprendas que eres en realidad una mente consciente que habita un cuerpo empezarás
a ver lo absurdo de esa identificación total con tu cuerpo. Pronto desarrollarás en ti una actitud de interés afectuoso por tu cuerpo, acompañada de un sentido de identificación distante.
Si preguntas «¿A dónde iré cuando muera?» refiriéndote a tu alma, la respuesta es que no mueres. La
muerte es un concepto que tiene relación con un final. Para que haya un final tiene que haber fronteras y, evidentemente, tu yo sin dimensiones no tiene fronteras. Tu inmortalidad es algo con lo que te familiarizas cuando te conviertes en un ser espiritual con experiencia humana. Si identificas todo tu yo con tu cuerpo, deberás replantear la pregunta y decir: «¿A dónde irá mi cuerpo cuando muera?». Tratas aquí una vez más de dos personas. El «mi» supone un propietario o poseedor, y el «cuerpo» representa aquello que se posee.
Ese cuerpo en el que habitas lleva «muriendo» todos los días desde que apareciste aquí. Pierdes parte de él
todos los días, y lo renuevas completamente al mismo tiempo. Ninguna de las células físicas que tenías hace unos pocos años está presente hoy en ti. Es un proceso de renovación y sustitución. La parte de tu cuerpo que muere debe ser sustituida por tejido vivo. Unos kilos de tu cuerpo mueren cada día y son eliminados y vuelven
a la tierra en diversos procesos fisiológicos. Pides luego al suelo que te proporcione el material renovador que
te mantenga con vida. De no haber estado muriendo físicamente cada día, y si tienes cincuenta años, pesarías muchísimas toneladas. El proceso de la muerte en el mundo físico es el que te permite vivir.
Los minerales que forman tu cuerpo se utilizan como parte del perfecto sistema de reciclado que es el universo físico. Eso no eres tú. Los pocos minerales que queden serán utilizados para el mismo proceso en última instancia. Pero en tu alma no hay minerales ni tu alma tiene forma, y ello significa que es inmune a la muerte.

Todas las noches duermes y tu cuerpo conoce el descanso. Es un momento de renovación. Con este periodo
de descanso construyes un nuevo cuerpo. Lo haces porque estás gastado después de la activi dad del día. Finalmente, tu cuerpo actual se gastará (a menos que resuelvas el error del envejecimiento) del todo y pasará
a un estado de descanso. Pero ¿y tu alma? Ah, ¡he aquí el gran misterio! Me encanta este pasaje de God Will
Work with You, Not for You, de Lao Russell:

Por todas partes en la naturaleza ves renacer las rosas, los árboles y la hierba, El año pasado cogiste una manzana de esta rama. Este año contemplas otras manzanas allí de donde cogiste una el año pasado, y el año siguiente y el otro podrás coger también otra. Y si abres una verás esa manzana que vas a comer envuelta en
las semillas de otras manzanas todavía por nacer y que repetirán los cuerpos de manzanas que nacieron hace mucho. Es el eterno proceso de la naturaleza, la repetición de la vida eterna que divide esta vida eterna en eternas repeticiones de la vida. Las llamamos vida y muerte, pero son ambas expresiones opuestas de la vida.
¿No es maravilloso saber esto? ¿No es maravilloso saber que cada día que vives en el mundo visible de los cuerpos cada uno de tus pensamientos y acciones se ve también simultáneamente repetido y registrado en el mundo invisible de la mente?
Conforme te despliegues en la dirección espiritual e invisible de la que vengo hablando todo a lo largo de este libro, perderás poco a poco tu sensación de realidad corporal. Adquirirás una nueva realidad avivada, con una gran veneración por el cuerpo físico en el que vives. Esta realidad te dice que eres capaz de crear moléculas reales y físicas con tu mente consciente, que hay un proceso constante de renovación de tu cuerpo físico y de creación de tu mundo físico por parte de tu mente.
Llegas por fin al mundo de la realidad mágica, donde puedes crear acontecimientos milagrosos en el
universo material con tu mente invisible. Si bien los otros dirán que son milagros, tú sabrás que es tu mente consciente pero invisible que hace lo que ha estado haciendo siempre, crear tus propias experiencias físicas, sólo que ahora serán experiencias de dicha y de propósito.
A medida que despiertes más y más desaparecerá tu preocupación por lo que pueda ocurrirle a tu cuerpo y sustituirás esta preocupación por el conocimiento. Tu meta será poner tu cuerpo y tu mente en equilibrio con
las leyes universales de Dios, cons ciente del milagro que eres, y librarte de toda idea absurda en relación con
la muerte. Descubrirás que aquellos que han muerto no han desaparecido en absoluto. Simplemente están renovándose, como has venido haciendo tú.

COMO PONER REALIDAD MÁGICA EN TU PERSONALIDAD
Tu personalidad, con todos los componentes que he citado en este capítulo, es creación tuya. Puedes crear
un milagro en ti mismo haciendo de esa personalidad todo cuanto seas capaz de imaginar para ti en tu mente omnisciente y todopoderosa. He aquí algunos de los pasos que puedes poner en práctica a. fin de manifestar a partir de hoy mismo tu nuevo modo de ser.
Elimina toda duda acerca de la clase de persona en que puedes convertirte . Vives en el mundo de la
mente. Todo cuanto sabes acerca de ti mismo en tanto que ser físico corresponde a un equivalente mental o a una creencia que tú tienes. Si percibes carencias en tu personalidad, ello es debido a que tienes en tu sistema
de creencias el equivalente a mental de una carencia. A esto se lo llama duda.
Recuérdate constantemente a ti mismo que todo cuanto has llegado a ser es consecuencia de todo lo que has pensado. Tu intelecto, tus niveles de confianza en ti mismo, tus dotes, tus temores y tus hábitos, son todos ellos manifestaciones a nivel físico de una equivalencia mental. El modo de cambiar estas equivalencias consiste en pensar de manera tranquila, constante y persistente en el tipo de persona que en verdad quieres llegar a ser. Estos pensamientos serán las semillas que plantarás en el mundo físico. En última instancia, crearás moléculas en tu mundo físico que se correspondan con tus imágenes mentales. Del mismo modo que creas moléculas ulcerosas con tu pensamiento, puedes crear lo que desees si eliminas la duda y la sustituyes por la fe.
Deja de utilizar en tu mundo material frases que reflejen aquello que no quieres ser. Si te llamas a ti
mismo limitado, torpe, tonto, temeroso o débil estarás bloqueando las posibilidades creadoras de milagros que buscas. Si tu milagro consiste en ser como no has sido nunca debes dejar de poner esas viejas cintas.
Inicia un proceso de afirmaciones que reflejen una conciencia de confianza en ti mismo y de fuerza hablando
de tu capacidad sin límites para aprender cualquier nueva capacidad intelectual y dándote cuenta de los temores que has superado. Haz hincapié en tu capacidad, tanto en las conversaciones con los demás como contigo mismo. Recuerda que lo que piensas y hablas se convierte en acción. Si hablas de tus debilidades y las defiendes, estarás también pensando en ellas. No olvides que lo que dices a los demás, aun cuando parezcas hacerlo de maneras poco significativas, constituyen reflejos de ese equivalente mental interior. Si quieres que haya una expansión de la confianza en tu vida deberás hablar de tú confianza y mencionar ejemplos de ella. Si quieres que aumenten tus temores habla a los demás de esos temores y de todos los detalles macabros, que
te ayudarán a convencerte de tus debilidades. Esto parece muy simplista, pero es el modo de crear una
auténtica transformación mágica en tu personalidad. Mantén en tu mente esa zona de seguridad en ti mismo y conságrate a permitir que esos nuevos pensamientos milagrosos desarrollen su equiva lente material en tu mundo cotidiano.
Céntrate en aquello que defiendes y no en aque llo que combates. Por ejemplo, no pienses en que debes
dejar de abrigar resentimientos ya que, si lo hicieras, estarías pensando en el resentimiento y en consecuencia
te comportarías así en el mundo material. Piensa en cambio en aquello que deseas ver aumentado. Piensa en
la salud, en la armonía, en el amor y en el bienestar corporal y actuarás de acuerdo con ese pensamiento. Si te consideras falto de talento o intelecto, no digas «No voy a considerarme ignorante ni falto de talento», porque,
en tal caso, estarías pensando en la ignorancia y reforzando el equivalente mental de las limitaciones. Utiliza
en cambio tu mente para concentrarte en imágenes tales como ésta: «Poseo cuanto necesito para realizar mis sueños. No tengo límites y formo parte de la perfección de este mundo físico. No soy un error, soy una necesidad divina». Este tipo de imágenes cambiarán de manera espectacular tus conduc tas equivalentes en el mundo físico. Actuarás de acuerdo con una nueva imagen de ti mismo basada en posibilidades, y verás cómo realizas milagros que antes te parecían imposibles.
Recuérdate todos los días que eres un ser con un propósito. Cuando vivas con un propósito y des de ti mismo con gozo, tu personalidad reflejará esa dicha. Manifestarás el talento y el intelecto necesarios para hacer realidad tu propósito. No será necesario que luches ni que te hagas un plan detallado de metas y objetivos. Tu capacidad para hacer realidad cambios en tu propia personalidad está intacta. No vas a adquirir inteligencia, talento, capacidades o confianza en ti mismo a partir de fuera de ti mismo. Estos son componentes que se hallan ya en ti. Lo que necesitas es cambiar y pasar a tener un propósito, a un estado en el que te sientas inspirado e importante. Cuando éste sea tu estado mental, todo lo que necesites en cuanto a características de personalidad saldrá a la superficie.
Recuerda que tu personalidad no te la han dado ni tu familia ni tu cultura, ¡Tú la has creado! Has hecho
realidad exactamente la personalidad que necesitabas para hacerte cargo de la tarea de tu vida hasta este punto. Y ahora puedes cobrar nuevas energías en el viaje de tu vida. No tienes por qué seguir viviendo y utilizando una y otra vez aquellas viejas variables si es que ya no te sirven. Mantén tu sentido del propósito y
no operarás a partir de carencias en tu pensamiento.
Confía totalmente en tu intuición día a día. Tus voces interiores te dirán de manera insistente que posees
los ingredientes necesarios para llenar de dicha tu vida. Tus conversaciones calladas e invisibles tendrán la fascinación de un debate:

-Soy capaz de bailar si quiero.
-No, siempre has sido torpe.
-Soy muy inteligente.
-No, te catearon en geometría en el instituto.
-Soy valiente.
-No, tienes miedo hasta de tu sombra.

El «yo» es tu intuición, mientras que el «tú» constituye tu experiencia física que te recuerda lo absurdo de tu pretensión de realidad mágica. Debes aprender no sólo a confiar en tus voces intuitivas sino a obedecerlas de manera regular. ¡Es tu guía divina la que habla en esas conversaciones calladas! Cuando sepas que está ahí y
te niegues a creer otra cosa verás que se producen cambios milagrosos en ti.
Un día, estaba yo corriendo cuando observé a una pareja en una situación un tanto lastimosa. De algún modo, se habían quedado fuera del coche de alquiler, que estaba cerrado y con el motor en marcha. Intentaban frenéticamente forzar la portezuela y entrar en el coche en marcha para dirigirse al aeropuerto, a unos veinte kilómetros de allí. Había varias personas intentado ayudarles, entre ellas dos empleados de un camión de seguridad. Me fijé en ellos, y mi intuición dijo: «Seguramente podrías ayudarlos». Pero seguí corriendo, sin hacer caso a mi voz interior.
De regreso de mi carrera, cuarenta minutos más tarde, vi a la pareja rodeada de la misma gente e intentando
todavía sin éxito entrar en el automóvil en marcha. Volví a pasar corriendo por delante de ellos, y la voz interior habló aún con más fuerza: «Vuelve, estoy seguro de que puedes ayudarles a solucionar su problema». Seguí corriendo unos cien metros hasta que no pude seguir haciendo caso omiso de mis súplicas interiores. Volví al coche y le dije a la mujer, que era presa del pánico, que podría abrirle el coche ya que esto me había ocurrido a
mí varias veces. Yo no tenía ni idea de lo que podía hacer, pero sabía que estaba allí para ayudarlos y que era capaz de conseguirlo.
Habían intentado abrir con una percha doblada la cerradura de la portezuela, lisa y ahusada, diseñada para repeler este tipo de forcejeos. Dije a la mujer: «El coche está en marcha y tiene un cierre eléctrico, lo que hay que hacer es tocar el botón eléctrico de la ventanilla con un palo largo». Me volví, y allí al lado en el suelo estaba el palo adecuado. Cogí la llave de mi cuarto y abrí la ventanilla sólo lo suficiente para que la mujer pudiera hacer pasar el palo por la abertura y tocar el botón pertinente. Mágicamente, la ventanilla se abrió y ambos partieron hacia el aeropuerto.
Abandoné la escena asombrado por el poder de mi voz intuitiva y con el compromiso de no volver hacer caso
omiso de ella. La voz era fuerte y clara: «Tu propósito es ayudar, y recibirás guía sobre el modo de hacerlo, ve ahí y utiliza tu intención para hacer realidad un milagro para esta gente. Esta es la razón principal por la que estás aquí». No tengo ni idea de quiénes eran aquellos turistas de Maui, pero sé que de un modo espiritual estoy conectado a ellos. Mi voz interior, mi guía divina intuitiva me proporciona la oportunidad de manifestar capacidades que a menudo ni siquiera sé que poseo. Cuando llegué a aquel lugar y me anuncié como experto
en entrar en coches cerrados, quedé tan sorprendido como ellos ante mis palabras, pero, de algún modo, sabía
que podía ser útil, y, por supuesto, cuanto necesitaba estaba allí. No necesitaba ir a una escuela de cerrajeros, poseía ya el talento y las capacidades necesarios para hacer realidad mi propósito.
Sabe que hay un secreto enterrado en lo hondo de tu yo invisible. Este te dice: «No necesitas otra cosa, eres ya cuanto necesitas. Tu personalidad es divina, deja que salga al exterior y no la juzgues más. Tienes múltiples talentos, ten un propósito y todas tus dotes estarán a tu disposición. Eres brillante, y las capacidades intelectuales que necesitas para tu propósito saldrán a la superficie». Debes abandonar la idea de que eres un error o de que, de algún modo, estás menoscabado.
Lo que eres es cuanto debes ser. Tu diseño interior y exterior está en perfecto equilibrio con todas las cosas
del universo. Es posible que te hayas convencido de lo contrario; si es así, haz de ésta tu nueva realidad. Tu perfección no cambia, pero tu falta de fe en esa perfección sí, y lo que creas acerca de ti mismo es aquí de una importancia capital. El secreto que hay en el centro de tu ser es el de que lo eres ya todo: no hay accidentes ni imperfecciones, simplemente una obra maestra divina cuyo deterioro has permitido en tu mundo interior. En- trégate a ese secreto y tendrás todo cuanto necesitas para vivir una vida con propósito. Combátelo y la angustia mental definirá tu vida.
Haz un inventario de las conductas y caracte rísticas que mostrabas cuando niño, pero que no son ya
aplicables a tu vida adulta. Te chupabas el dedo, y ya no lo haces. Pegabas a tus hermanas cuando te sentías frustrado, y ya no lo haces. La comida te chorreaba por la barbilla y metías el dedo en el pas tel de chocolate, y ya no lo haces. Te tambaleabas y caías cuando intentabas andar, y ya no lo haces. Te intrigaban las fracciones y los decimales, y eso ya no te ocurre. La lista podría ocupar volúmenes. Haz que estas
palabras, «Y ya no lo haces» ocupen un lugar destacado en tu conciencia.
Tu vida está en continuo estado de cambio. Aprendes constantemente cómo no debes comportarte y qué nuevas dotes o capacidades intelectuales y variables de personalidad debes utilizar. Las de antes no te sir-ven ya. Por supuesto, has aprendido a no pegar a tu hermanita cuando ella te coge las cosas. No defenderías esa conducta con frases tales como ésta: «Siempre he sido así, soy agresivo por naturaleza». ¡Ya no lo haces! Utiliza esta conciencia a fin de desarrollar otros aspectos de tu personalidad. La palabra clave en esta conciencia es saber. Ya no dudas, sabes. Has sustituido tu vieja conduc ta por un conocimiento. Y seguirás efectuando este tipo de sustituciones a lo largo de toda tu vida cuando te halles en el camino espiritual.
Ahora ya no se me ocurre decirme a mí mismo: «No tengo el talento necesario para hacer tal cosa», del mismo modo que no digo: «Soy inferior, nunca aprenderé a andar. Creo que seguiré andando a gatas durante toda mi vida». Ya no digo: «Soy incapaz de escribir un libro acerca de cómo hacer realidad milagros y de la realidad mágica», del mismo modo que no digo: «Sé que nunca seré capaz de sumar, no entiendo los números». Hoy ya no digo: «Los nuevos desafíos me dan miedo», del mismo modo que no se me ocurre decir:
«Tengo miedo del hombre del coco cuando se apaga la luz».
Sabes lo tonto que es seguir con esas viejas racionalizaciones. Ya no lo haces. Confía en que vas a conseguir tener en tu personalidad las variables necesarias para crear cualquier cosa que necesites para ti, y
ya no te aferrarás a esas descripciones infantiles que hacías de ti mismo a una edad temprana.
Crea un inventario de intenciones para ti . No una lista de deseos, sino un inventario de lo que tienes intención de crear en tu interior. El tipo de persona en que deseas convertirte, junto con los ingredientes necesarios para crear esa persona, todo ello está dentro de tu poder. Debes saber esto en primer lugar. Luego, cambiar tu actitud en cuanto a las intenciones. «Tengo la intención de manifes tar el talento e intelecto necesarios para convertirme en el tipo de persona con propósito que estoy destinado a ser.» Esta forma de compromiso interior con tu propia excelencia es la materia de la que surgen los milagros.
Empezarás a tener mejor memoria si tienes la «intención» de que sea así. En lugar de centrarte en las cosas que olvidas concentrarás tu mente en todo aquello que eres capaz de recordar. «Ese día fui capaz de recordar
el nombre de aquella persona sin problemas. Mi memoria está en verdad mejorando.» «Hice ese ejercicio de yoga sin esfuerzo por primera vez. Estoy manifestando un nuevo talento.» «Aguanté firmemente frente a aquel vendedor abusivo. Me estoy creando una nueva confianza en mí mismo,» Utiliza la mente para concentrarte en tus intenciones y no en aquello que eres incapaz de manifestar. De este modo, pasarás del deseo a la acción y
utilizarás al mismo tiempo tus intenciones para producir cambios de personalidad milagrosos.
Empieza a actuar en el mundo físico como si esa persona que tanto te gustaría ser estuviera ya aquí. Aun cuando te hayas convencido a ti mismo de que toda tu vida has tenido miedo de las muchedumbres, de que eres una persona enfermiza o de que careces de las dotes intelectuales precisas para relacionarte con ciertas personas, empieza a actuar como si la persona milagrosa que te gustaría ser es tuviera ya aquí. Sí, esto
es lo que digo, ¡finge!
Sal a la calle y, sin decirle en ningún momento a nadie que en realidad eres por dentro una masa temblorosa
de jalea, actúa confiadamente en una situación determinada en la que nadie te conoce. En ese momento presente de tu vida, sin tener en cuenta aquello de lo que te hayas convencido mentalmente, eres esa nueva persona milagrosamente confiada en sí misma. Haz el papel que desees desempeñar. La actuación tiene lugar
en el mundo físico. El deseo es la voz interior.
Nadie en este planeta es mejor a los ojos de Dios que tú. Dentro de ti fluye constantemente ese espí ritu divino, y descubrirás un sencillo secreto: puedes hacer cualquier cosa que desees hacer. ¡Cualquier cosa! La clave está en el deseo, ese concepto sin dimensiones e invisible que reside dentro de ti. Si en verdad lo deseas
y puedes imaginártelo para ti, Podrás hacerlo realidad.

En mi caso, el camino hasta esta verdad ha sido el de actuar como si aquello que en mi interior deseaba estuviera ya materializado. Cuando solicité el ingreso en la escuela para graduados sabía que las puntuaciones
de mis pruebas en los exámenes de ingreso no estaban precisamente en lo más alto de la escala. Y sin embargo, a lo largo de todo el proceso de admisión me comporté como si estuviera ya en las clases. Cada entrevista era para mí una oportunidad para comportarme así. Y a pesar de que lo tenía casi todo en contra, fui admitido. Lo había visto ya en mi mente y sabía que sería así.
Cuando fui admitido, me enteré de que sólo un pequeño porcentaje de los alumnos admitidos completaban realmente el plan de estudios y la tesis. Pero yo me veía completando el plan de estudios, y me veía haciéndolo en tres años. Así me comporté en todo momento. Anuncié desde el primer momento, siempre que surgía el tema, que iba a completar mi doctorado antes de cumplir los treinta años, en tres años de estudio a jornada completa (al mismo tiempo que tenía un trabajo a jornada completa y me ocupaba de las niñas). El 4
de mayo de 1970, seis días antes de mi treinta aniversario, aprobé el examen oral final. Yo sabía ya antes en
mi mente que iba a ser así y actué como si fuera una realidad mucho antes de que se manifestara en el mundo físico. Utiliza esta técnica: imagínalo primero y luego actúa de acuerdo con esa imagen para que el hecho en sí
se materialice. Es infalible.
Aprende a representar previamente quién deseas ser en tu mente antes de llevar nada a la acción. Por ejemplo, si crees que careces del talento necesario para cantar o pintar entra primero en tu interior y vívelo de manera espiritual, y luego pruébalo en tu mundo material. Imagínate delante de un caballete, creando una obra
de arte del mismo modo que lo haces en sueños. Que fluya, sin esforzarte y sin juz gar. Juega a ser ese asesor espiritual de tu mundo físico de manera regular. Canta con una entonación perfecta en tu imaginación, regodéate en la fantástica sensación de gozo que recibes al no reprimir nada y simplemente soltar tu canción.
No pienses en nadie del mundo físico ni de cuál podría ser su reacción. Simplemente permítete este viaje interior al talento.
Así es como se crea el milagro de un talento que nunca creíste posible para ti. Lo vives primero de manera espiritual; es decir, lo vives en tu mente: tu coeficiente de inteligencia, tus hábitos, tu personalidad, tu salud y tu valentía. Presta la mayor atención posible a tu dimensión interior y no olvides que todo cuanto has creado acerca de ti mismo como ser físico tiene dentro de ti ese equivalente mental. Es en esta dimensión donde debes aceptar de manera total tu propia grandeza. Sin Juzgar, sin límites, tan sólo permitiéndote nadar en un océano de infinitas posibilidades interiores. No es necesario que compartas estas representaciones previas interiores con nadie, pueden cons tituir tu propio viaje privado. Te llevarán a la realidad mágica si les eres fiel incondicionalmente.
No olvides que si te has juzgado carente en alguna variable de personalidad seguirás manifestando
esa carencia mientras tu mente se concentre en ella. Nunca se tiene bastante de lo que no se desea. Tu imagen de ti mismo seguirá acosándote. Seguirás con tus dotes intelectuales inferiores mientras sigas con- venciéndote a ti mismo y convenciendo a los demás de tus limitaciones. Todo cuanto de ti consideras como una carencia seguirá siéndolo y cada vez más hasta que sepas algo distinto acerca de ti. Y lo que puedas saber acerca de ti debes elegirlo tú. Si puedes elegir lo que vas a saber acerca de ti mismo, ¿por qué no van a ser cosas positivas en lugar de negativas? Si has llegado a hacer de ti las valoraciones que haces, ello se debe
a tus elecciones. Ten esta sencilla idea a mano y te será muy útil para crear milagros en tu vida.
No pidas opiniones acerca de tu personalidad. No pidas ningún tipo de valoración de nadie. Deja de fijarte en las pruebas de coeficiente de inteligencia para determinar tus capacidades. Fíjate en cambio en la divina conciencia de tus capacidades ilimitadas. Olvida lo que puedan decir otros en relación con tu talento o con tu aptitud para algo, consulta siempre a tu propio observador personal o a tus guías invisibles, que forman parte de tu conciencia intuitiva. Otros quizás hagan valoraciones «realistas» de tus capacidades, pero a ti no te interesa conocer sus opiniones, ya sean éstas negativas o positivas. Te basta con saber y perseguir tus propios intereses. Si te encuentras con obstáculos, pues bien. Bendice esas trabas en tanto que lecciones enviadas por Dios y, luego, sigue adelante por tu camino. Utiliza las palabras de desaliento de otros como recordatorios de tu decisión de dar un propósito a tu vida en tu sueño. No pidas nada de nadie. Sé cortés cuando te den su opinión, dales afectuosamente las gracias por su consideración y luego métete en tu interior.
YO, personalmente, he aprendido a eludir los tirachinas y las flechas que me dedican en mi posición pública.
Tengo millones de libros y cintas en el mercado. A algunos les encantan, mientras que otros tienen la opinión contraria. A mí me basta escribir y hablar a partir de mi posición de propósito, sabedor en mi interior de que me hallo en el camino adecuado. He aprendido a hacer caso omiso de las reseñas y a ser fiel a mi propósito. No intento complacer a nadie con mi trabajo. Simplemente hago lo que creo que debo hacer, siempre con la idea
de que mejoro la vida de los demás y realizo una tarea divina. Si mi trabajo te ayuda a ti y a otros, me alegro.
En caso contrario, me alegro de todos modos de hacerlo. No me interesa el resultado de mis esfuerzos. No son
los resultados lo que me motiva. Me motiva mi conciencia interior de tener una misión heroica y serle fiel, sea cual fuere el resultado. Irónicamente, desde que he conseguido dar un propósito a mi vida escribo y hablo con mayor fluidez que nunca. Te animo a que conozcas esta ironía. No pidas nada y recibirás mucho. Pero si tu propósito es recibir, vivirás una vida de constante deficiencia.
Desarrolla tu propio programa de excelencia personal primero en tu mente, y luego empieza a ponerlo en práctica en tu vida cotidiana . Imagínate haciendo ejercicio, comiendo más verduras y fruta, bebiendo más agua y menos gaseosa y alcohol, reduciendo tu ingesta de sustancias nocivas, asistiendo a clases de yoga, leyendo libros aleccionadores, escuchando cintas sobre el crecimiento espiritual y físico y
sentado tranquilamente, meditando. Hazte una imagen de ti mismo en la que te veas con estas nuevas conductas e imagina los resultados deseados. Imagínate más delgado, con la respiración menos fatigosa, con una presión sanguínea y un índice de colesterol más bajos, más ligero y sin edad en lugar de envejecer, atractivo y satisfecho de ti mismo. Cuando tengas de manera regular estas imágenes mentales empezarás a ponerlas en práctica en tu régimen cotidiano. Empezarás a hallar tiempo para estar sano y feliz. Encontrarás que tu cuerpo responde de manera hermosa y milagrosa a tus equivalentes mentales.
Utiliza regularmente la meditación para crear la armonía y la paz interiores que te permitan conver- tirte en la personalidad más adecuada a tu propósito magnífico y divino aquí en este planeta y en este momento. Mientras meditas, experimenta mentalmente tu propia muerte. Imagínate entrando en la luz y desechando las ropas que has venido llevando y que llamabas tu cuerpo. Desde esta perspectiva, mira atrás a todo aquello a lo que tienes apego y date cuenta en tu meditación de lo absurdas que son en realidad estas ataduras. Podrás ver desde esta perspectiva que no puedes poseer nada, que es igual de absurdo tener apego
a las cosas de tu vida que aferrarte a los personajes y manifestaciones fisicas de tu sueño una vez has despertado. Despierta en tu meditación y date cuenta de que tu yo eterno y sin forma está libre de ataduras y
de preocupaciones. Morir mientras se está vivo constituye una experiencia enormemente iluminadora, una experiencia que elimina tus temores y te enseña quién eres en verdad. Descubrir esa fuerza invisible que hay
en ti te permitirá tratar este mundo físico en el que apareciste con veneración pero sin ataduras. Esto te dejará
libre para tener un propósito en lugar de perseguir recompensas y resultados.
Utiliza tus meditaciones para verte libre de las etiquetas que tú mismo te has colocado y liberarte de las grandes mentiras que te hablan de tu incapaci dad para cambiar ciertas cosas de ti. Dedícate de manera apacible a pensar que eres perfecto y tienes cuanto necesitas para vivir tu propósito. Activa meditativamente tu conocimiento de que no necesitas otra cosa para experimentar cambios milagrosos en tu personalidad. Permítete experimentar la sensación de que lo eres ya todo, incluido un milagro.

Mientras contemplas todos los mensajes contenidos en estos cuatro capítulos acerca de cómo crear realidad mágica en tu vida, piensa en estas palabras de Hermann Hesse y trabaja día a día para hacerlas aplicables a
tu propia realidad personal:

No hay otra realidad que la contenida dentro de nosotros. Por ello, muchas personas viven una vida tan irreal. Toman por realidad las imágenes ex ternas a ellos y nunca permiten que se afirme su mundo interior.

Tus milagros son una labor interior. Acude allí para crear la magia que buscas en tu vida. Ésta es en verdad
tu única realidad.

 

 
 
 
 

 
 

 
         
         
       
       
       
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