"Quienes no han logrado acercarse a la verdad han errado el propósito de vivir"
Buda
"De lo único que tienes que ocuparte en la vida es de lograr la comprensión de Dios. Todo lo demás es inútil y despreciable."
SlVANANDA
El sentido del propósito se encuentra en el vértice de la pirámide de la autorrealización creada por Abraham Maslow hace más de cincuenta años. En el transcurso de sus investigaciones, el doctor Maslow descubrió que quienes tienen un propósito en la vida poseen las cualidades más elevadas que puede ofrecer la humanidad. Durante los muchos años que he dedicado al desarrollo humano, la motivación y la consciencia espiritual, es el tema sobre el que me preguntan la mayoría de las personas. Me plantean una y otra vez la siguiente pregunta: «¿Cómo puedo encontrar mi propósito? ¿Existe de verdad tal cosa? ¿Por qué no conozco mi propósito en la vida?». Mantener un propósito es lo que consiguen las personas que llegan más lejos en la auterrealizacíón en el viaje de la vida, pero otras muchas apenas tienen ese sentido de propósito e incluso pueden dudar de que exista tal cosa en su vida.
El propósito y la intención
El tema central de este libro consiste en que la intención es una fuerza del universo y en que todo y todos están conectados a esa fuerra invisible. Puesto que se trata de un sistema inteligente del que todos formamos parte y todo lo que llega aquí deriva de esa inteligencia, hemos de deducir que, si no estaba destinado a venir aquí, no estaría aquí. Y si está aquí, aquí estaba destinado a estar, y para mí eso es suficiente. El hecho mismo de tu existencia indica que tienes un propósito. Como ya he dicho, la pregunta clave para la mayoría de nosotros es la siguiente: «¿Cuál es mi propósito?», Y esa pregunta me la plantean una y otra vez, cada persona con su propio tema. «¿Qué debería hacer? ¿Debería ser arquitecto, florista, veterinario...? ¿Debería ayudar a la gente o arreglar coches? ¿Tener una familia o irme a la selva a salvar chimpancés?». Las infinitas opciones que se nos presentan nos aturden, y nos planteamos si estamos haciendo lo que deberíamos hacer.
En este capítulo me gustaría que todo el mundo se olvidara de semejantes preguntas. Lo que habría que hacer sería trasladarse a un lugar de fe y confianza en la mente universal de la intención, recordando que hemos emanado de esa mente y que formamos parte de ella en todo momento.
La intención y el propósito están tan hermosa y naturalmente entrelazadas como la doble hélice del ADN. La casualidad no existe. Estás aquí para cumplir el propósito para el que te apuntaste antes de entrar en el mundo de partículas y forma. Muchas cosas que consideras problemas derivan del hecho de estar desconectado de la intención y, por consiguiente, ajeno a tu verdadera identidad espiritual El proceso de perfeccionamiento y restablecimiento de esa conexión es algo fundamental para tu intención de vivir con un propósito. Al limpiar esa conexión, harás dos descubrimientos muy importantes. En primer lugar, descubrirás que tu propósito no se centra tanto en lo que haces como en lo que sientes. El segundo descubrimiento consistirá en que sentir que quieres llevar a cabo ese propósito activa tu fuerza de la intención para crear cualquier cosa que concuerde con las siete caras de la intención.
Sentir que tienes un propósito. En respuesta a la pregunta «¿Qué debería hacer con mi vida?», sugiero que solo puedes hacer una cosa, puesto que llegaste a esta vida sin nada y te marcharás sin nada; darla. Sentirás que tienes un propósito cuando des tu vida al servicio de los demás. Cuando das a los demás, a tu planeta y a tu Fuente, tienes un propósito. Decidas lo que decidas, si te sientes motivado por el servicio a los demás y al mismo tiempo te desinteresas sinceramente de los posibles resultados, sentirás que tienes un propósito, independientemente de la abundancia que recibas a cambio.
De modo que tu intención es que tu vida tenga un propósito. Pero ¿cómo es la Fuente espiritual en este aspecto? Está continuamente inmersa en el proceso de dar su fuerza vital para crear algo de la nada, Cuando tú haces lo mismo, sin tener en cuenta lo que das o creas, estás en armonía con la intención. Entonces tienes un propósito, al igual que la mente universal siempre actúa con un propósito.
Vamos a ir un poco más lejos. ¿Tiene que pensar la Fuente universal de la vída en lo que está haciendo con sus poderes? ¿Le preocupa producir gacelas o ciempiés?
¿Le preocupa dónde vive o lo que crea en última instancia? No. Tu Fuente simplemente se ocupa de expresarse por mediación de las siete caras de la intención. Los detalles se resuelven de forma automática. De igual modo, tus sentimientos sobre tu propósito en la vida fluyen a través de la expresión de las siete caras de la intención.
Déjate llevar a ese lugar íntimo en el que no existe preocupación por cosas como la vocación o dedicarte a lo que estabas destinado a ser. Cuando estás al servicio de los demás, o prolongas la bondad más allá de tus propios límites, te sentirás unido a tu Fuente. Te sentirás feliz y satisfecho al saber que estás haciendo lo que debes. Yo tengo esa sensación de plenitud y satisfacción al saber que estoy actuando de acuerdo con mi propósito cuando leo el correo u oigo comentarios, muy frecuentes, mientras paso por un aeropuerto o como en un restaurante: «Usted ha cambiado mi vida, Wayne Dyer. Cuando me sentía perdido, usted estaba allí». Es algo muy distinto de los derechos de autor o una buena crítica en una revista, cosas que también me gustan. Las expresiones personales de gratitud son lo que me confirman que tengo un propósito en la vida.
Aparte del trabajo que he elegido, siento que tengo un propósito que adopta miles de formas prácücamente todos los días. Cuando prodigo mí ayuda a alguien necesitado, cuando dedico unos momentos a animar a un empleado descontento en un restaurante o una tienda, cuando hago reír a un niño que está en su cochecito sin que nadie le haga caso, o incluso cuando recojo algún desperdicio y lo tiro a un cubo de basura, siento que me estoy dando a los demás y, por tanto, que tengo un propósito. Lo fundamental, en mi opinión, es lo siguiente: mantente en tu propósito expresando las siete caras de la intención, y ya se te desvelarán los detalles. No tendrás que volver a preguntar cuál es tu propósito ni cómo encontrarlo.
Tu propósito se te desvelará. En un capítulo anterior he expuesto los obstáculos para conectarse con la intención y he señalado que nuestros pensamientos constituyen una de las mayores trabas. Hacía hincapié en el hecho de que nos convertimos en lo que pensamos durante todo el día. ¿Cuáles son tus pensamientos para que te impidan sentir que tienes un propósito en la vida? Por ejemplo, si piensas que no tienes conexión con tu propósito y que vas dando bandazos por la vida, eso es precisamente lo que atraerás.
Pero supongamos que este es un universo con un propósito en el que tus pensamientos, emociones y actos forman parte de tu libre albedrío y están a la vez conectados a la fuerza de la intención. Supongamos que lo que piensas, que no tienes un propósito, una meta, en realidad forma parte de tu propósito. Al igual que la idea de perder a alguien te hace quererlo aún más, o una enfermedad te hace apreciar más la salud, imagínate que tienes que pensar que no le importas a nadie para darte cuenta de tu valía. Cuando estás lo suficientemente despierto como para cuestionarte tu propósito y preguntar cómo conectarte a él, lo que te empuja a hacerlo es la fuerza de la intención.
El acto de cuestionarte por qué estás aquí indica que tus pensamientos te empujan a volver a conectarte con el campo de la intención. ¿Cuál es la fuente de tus pensamientos sobre tu propósito? ¿Por qué deseas tener un propósito? ¿Por qué se considera el sentido del propósito el mayor atributo de una persona que funciona plenamente? La fuente del pensamiento es un depósito infinito de energía e inteligencia. En cierto sentido, los pensamientos sobre tu propósito son en realidad tu propósito intentando volver a conectarse contigo. Este infinito depósito de energía amante, bondadosa, creativa y abundante surgió de la inteligencia originaria y te estimula a que expreses la mente universal de una forma única, personal.
Vuelve a leer las dos citas al principio de este capítulo. Buda habla de la verdad, y Sivananda sugiere que nuestro verdadero propósito consiste en la comprensión de Dios. Este libro está dedicado a la conexión con la fuerza de la intención y el abandono del ego, que intenta hacernos creer que estamos separados de nuestra Fuente divina y creadora y apartarnos de la comprensión de la verdad última. Esa verdad última es la fuente de los pensamientos.
Esa condición del ser interior sabe por qué está aquí, pero tu ego te empuja a ir en pos del dinero, el prestigio, la popularidad y los placeres sensoriales y a perder de vista el propósito de vivir. Puedes sentirte saciado y haber obtenido la fama, pero por dentro te corroerá esa sensación tipificada en la vieja canción de Peggy Lee «¿Es eso todo lo que hay?». Centrarte en las exigencias del ego deja una sensación de insatisfacción. Dentro de tir en el nivel de tu ser, se encuentra lo que estabas destinado a ser, a conseguir, en lo que habías de convertirte. En ese lugar de ninguna parte estás conectado con la fuerza de la intención. Ella te encontrará.
Haz un esfuerzo consciente para ponerte en contacto con ella y escúchala. Practica el ser lo que eres en la fuente de tu alma. Ve hasta el nivel de tu alma, donde la intención y el propósito encajan con tal perfección que logras una revelación muy sencilla: saber que es esto.
El silencioso conocimiento interior. El estimado psicólogo y filósofo William James dice lo siguiente: «Sabemos vagamente, en el fondo de nuestra mente, lo que tendríamos que estar haciendo ... Pero no nos decidimos a empezar ... Esperamos a cada momento que se rompa el hechizo ... pero continúa, una pulsación tras otra, y flotamos con él „.». Por mi experiencia como terapeuta y como alguien que ha hablado con millares de personas sobre sus vidas, he llegado a la misma conclusión, que en alguna parte, enterrado en el fondo de todos nosotros, existe una llamada al propósito. No es siempre algo racional, algo claramente definido, y en ocasiones incluso puede parecer absurdo, pero el saber está ahí.
Hay un algo silencioso en nuestro interior que dispone que nos expresemos. Ese algo es el alma que te dice que prestes atención y te conectes a la fuerza de la intención a través del amor, la bondad y la receptividad. Ese silencioso saber interior no te dejará en paz. Puedes intentar no hacerle caso, como sí no existiera, pero cuando estés a solas, en auténtica comunión contigo mismo, notarás que el vacío espera que lo llenes con tu música. Desea que aceptes los riesgos que conlleva y que dejes de prestar atención a tu ego y al ego de los demás que te dicen que te conviene un camino más fácil o más seguro.
La ironía está en que no se trata necesariamente de realizar una tarea concreta, ni de tener una ocupación específica ni de vivir en un sitio concreto. Se trata de que te repartas de una forma creativa, amante, utilizando las destrezas y los intereses que forman parte inherente de ti. Puede ser cualquier actividad: bailar, escribir, curar, la jardinería, cocinar, ser padre o madre, dar clases, ser compositor, cantar, hacer surf.. lo que sea. La lista es inacabable. Pero en esa lista todo puede destinarse a inflar tu ego o a servir a los demás. En última instancia, satisfacer tu ego significa sentirte frustrado y cuestionar tu propósito, porque tu Fuente carece de ego, y tú estás intentando conectarte con esa Fuente, donde tiene su origen el propósito, Si las actividades de la lista están al servicio de los demás, sientes la dicha de vivir con un propósito, mientras que, paradójicamente, atraes más de aquello que te gustaría tener en la vída.
Mí hija Skye es un ejemplo de lo que trato de exponer. Skye sabe desde que aprendió a hablar que quería cantar. Era casi como si apareciera en este mundo con el destino de cantar para los demás. En el transcurso de los años ha cantado en mis apariciones públicas, la primera vez a los cuatro años de edad, y a todas las edades hasta ahora, cuando cuenta veintiún años. También ha cantado en mis programas de televisión y siempre se ha sentido gratificada por la reacción del público. Skye estudiaba en una importante universidad un curso de música desde perspectivas académicas y teóricas. Un día, en el primer año, tuvimos una conversación centrada sobre su propósito y el silencioso saber interior que siempre ha poseído. «¿Te disgustarías si dejara la universidad?», me preguntó. «Pienso que no puedo hacer lo que sé que tengo que hacer estudiando teoría musical en un aula. Quiero componer mí propia música y cantar. Es en lo único que pienso, pero no quiero decepcionaros a mamá y a ti.» ¿Cómo iba a decirle a mi hija de veintiún años, cuando les digo a mis lectores que no mueran con la música que aún tienen en su interior, que siguiera en la universidad porque es lo que hay que hacer y lo que yo hice? La animé a que escuchara el silencioso saber del que he visto pruebas desde que era un bebé y a que siguiera los impulsos de su corazón.
Como dijo Gandhi en una ocasión: «Dar el corazón es darlo todo». Ahí es donde Dios existe en Skye.., y en todos. Le pedí a mi hija que realizara un supremo esfuerzo para vivir su propósito sirviendo a quienes iban a escuchar su música en lugar de centrarse en la fama o el dinero. «Que el universo se encargue de esos detalles —le recordé—. Compones y cantas porque tienes que expresar lo que hay en ese hermoso corazón tuyo.» Después le pedí que pensara desde el fin y que actuara como sí lo que deseaba crear ya estuviera aquí, esperando a que ella se conectara. Hace poco me explicó que se sentía abatida por no haber traído ningún disco compacto al mundo, y actuaba con el pensamiento puesto en «no haber traído ningún disco al mundo». En consecuencia, ningún disco y mucha frustración. La animé a que empezara a pensar desde el fin, con el estudio preparado, los músicos dispuestos a colaborar con ella, el disco ya como un producto terminado y su intención como una realidad. Le di un plazo para terminar un disco que pudiera poder poner a disposición del público en mis conferencias. También le dije que podía cantar en esas ocasiones, corno lo había hecho esporádicamente, al igual que en mis programas de televisión. Al pensar desde el final se hizo realidad todo lo que necesitaba, y el Espíritu universal empezó a colaborar con su firme determinación. Encontró el estudio, los músicos que necesitaba aparecieron como por arte de magia y sacó su dísco compacto. Skye trabajó incansablemente día tras día cantando sus canciones favoritas, y también algunas que yo quería que cantase en mis apariciones públicas, como «Gracia infinita», «La oración de San Francisco» y una compuesta por ella, «Lavender Fields» [Campos de espliego], que canta con orgullo y pasión. Y hétenos aquí que su disco, titulado This Skye Has No Limits ya se ha editado y se ofrece al público cuando ella canta en mis conferencias.
La presencia de Skye en el estrado conmigo aporta tanta alegría y tanto amor a la ceremonia porque es uno de los seres humanos más alineados con las siete caras de la intención que he conocido, Por eso no ha de extrañar que este libro esté dedicado a ella, uno de mis ángeles de la intención espiritual.
La inspiración y el propósito
Cuando te sientas inspirado por un gran propósito todo empezará a irte bien. La inspiración surge de volver al interior del espíritu y de conectarse con las siete caras de la intención. Cuando sientes la inspiración, lo que parecía arriesgado se transforma en un camino que te sientes obligado a seguir. Los riesgos desaparecen porque vas tras tu dicha, la verdad que existe en tu interior, el amor armonizado con tu intención. Sí no sientes amor, no sientes la verdad, y tu verdad está envuelta en la conexión con el Espíritu.
Por eso la inspiración constituye una parte tan importante de la realización de la intención de vivir con un propósito. Cuando dejé el trabajo que ya no me inspiraba, se resolvía cada detalle que me preocupaba casi por arte de magia. Había trabajado varios meses en una gran empresa donde cobraba un sueldo tres veces superior al que me pagaban como profesor, pero no me sentía inspirado. El saber interior no paraba de pincharme y me decía: «Haz lo que has venido a hacer aquí», y la enseñanza y la terapia se convirtieron en la manifestación cotidiana de mi propósito. Cuando dejé una cátedra en una universidad importante para dedicarme a escribir y a dar conferencias, no se trataba de un riesgo; era algo que tenía que hacer porque sabía que no me sentiría bien si no seguía los impulsos de mi corazón. El universo se encargó de los detalles, porque yo sentía amor por lo que hacía y, en consecuencia, vivía mi verdad. Al enseñar el amor, ese mismo amor me guiaba hacia mí propósito, y la retribución económica fluía hacia mí con la misma energía del amor. No sabía cómo saldría todo aquello, pero escuché a mi saber interior y jamás me arrepentí. Se podría pensar que es demasiado arriesgado renunciar a un sueldo, una pensión, la seguridad laboral o un entorno conocido por una débil lucecita en tu mente que te atrae para comprobar por qué se ha encendido. Yo pienso que no se corre ningún riesgo por prestar atención a esa luz, que es tu saber. Combinando tu profundo saber con la fe que te proporcionará el Espíritu, te darás cuenta de que la fuerza de la intención está en pleno funcionamiento. Lo único que necesitas es confiar en ese saber interior. Yo lo llamo Fe, no la fe en un dios externo que te proporcione un propósito, sino la fe en la llamada que escuchas desde el centro mismo de tu ser. Eres una creación infinita, divina, que toma la decisión de tener un propósito y de conectarse a la fuerza de la intención. Todo gira en torno ala conexión armoniosa con tu Fuente. La fe elimina los riesgos cuando decides confiar en ese saber interior de tu propósito y convertirte en canal para que por tí fluya la fuerza de la intención.
Hacer de tu intención tu realidad
A continuación expongo diez maneras para llevar a cabo tu intención de vivir con un propósito a partir de ahora:
Primer paso. Declara que en un sistema inteligente nadie aparece por causalidad, ni tampoco tú. La mente universal de la intención es responsable de toda la creación. Sabe lo que se hace. Tú procedes de esa mente, y estás conectado a ella infinitamente. Tu existencia tiene un sentido, y tú, la capacidad de vivir con la perspectiva de un propósito.
El primer paso consiste en saber que estás aquí con un propósito, que no es lo mismo que saber lo que supuestamente debes hacer. Lo que hagas irá cambiando a lo largo de tu vida. En realidad, pueden producirse cambios de una hora para otra cada día de tu vida. Tu propósito no consiste en lo que hagas, sino en tu condición del ser, ese lugar de ti mismo donde surgen tus pensamientos. Por eso se nos conoce como seres humanos y no como hacedores humanos. Afirma con tus palabras, al escribir y al pensar, que estás aquí con un propósito, y proponte vivir con este conocimiento en todo momento.
Segundo paso. Aprovecha cualquier ocasión, por pequeña que sea, para poner tu vida al servicio de los demás. Que el ego no influya en tu intención de vivir con un propósito. Independientemente de lo que quieras hacer en la vida, que la motivación fundamental de tus esfuerzos no sea el deseo de gratificación o recompensa. Irónicamente, las recompensas personales se multiplicarán cuando te centres en dar y no en recibir. Enamórate de lo que estas haciendo, y deja que ese amor brote de las profundidades en las que habita el Espíritu. Entonces podrás «vender» el sentimiento del amor, el entusiasmo y la alegría que generan tus esfuerzos. Si crees que tu propósito consiste en ser una supermamá, pon toda tu energía y tu dinamismo al servicio de tus hijos. Si crees que consiste en escribir poesía o en arreglar muelas, líbrate del ego y haz lo que te gusta hacer. Házlo desde la perspectiva de que influya en alguien o en alguna causa, y deja que el universo se encargue de los detalles de tus recompensas personales. Vive tu propósito haciendo lo que haces con puro amor, y entonces crearás en colaboración con la fuerza de la mente universal de la intención, que es en última instancia la responsable de toda la creación.
Tercer paso: alinea tu meta con el campo de la intención. Esto es lo más importante para llevar a cabo tus intenciones. Estar alineado con el campo universal significa tener fe en que tu Creador sabe para qué estás aquí, aun sí tú no lo sabes. Significa someter la mente pequeña a la mente grande, y recordar que tu propósito te será revelado de la misma manera que fuiste revelado tú. También el propósito nace de la creatividad, la bondad, el amor y la receptividad a un mundo infinitamente abundante. Mantén pura esa conexión, y serás guiado en todos tus actos. No es fatalismo decir que si algo está destinado a ser no se puede detener.
Eso significa tener fe en la fuerza de la intención, que te creó y está en tu interior. Cuando estás alineado con tu Fuente creadora, esa misma Fuente te ayudará a crear la vida que elijas. Entonces parece que lo que ocurre estuviera destinado a ser. Y eso se debe a que es. Siempre puedes elegir cómo alinearte. Sí te mantienes centrado en imponer exigencias al universo, te sentirás como si te impusieran exigencias en tu vida. Mantente centrado en preguntar con amor: «¿Cómo puedo utilizar mi talento innato y mi deseo de servir?», y el universo te contestará con idéntica energía preguntándote: «¿Cómo puedo servirte yo?».
Cuarto paso: no hagas caso de lo que digan los demás sobre tu propósito. Independientemente de lo que cualquiera te diga, la verdad sobre el sentimiento de tener un propósito consiste en que solo tú puedes conocerla, y si no lo sientes en ese lugar interior donde habita un ardiente deseo, no es tu propósito. Tus familiares y amigos pueden intentar convencerte de que tu destino es lo que ellos piensan.
Quízá vean en ti un talento que, a su juicio, te ayudará a ganar mucho dinero, o quizá quieran que sigas sus pasos porque piensan que serás feliz haciendo lo que ellos llevan haciendo toda la vida. Tu destreza para las matemáticas, la decoración o la electrónica puede indicar una gran aptitud para determinada actividad, pero, al final, si tú no lo sientes nada logrará que resuene en tu interior.
Tu propósito se encuentra entre tu Fuente y tú, y cuanto más te aproximes a como parece y actúa ese campo de la intención, mejor comprenderás que estás siendo guiado con un propósito, Quízá carezcas de aptitudes en un terreno concreto y sin embargo te sientas atraído hacia él. Olvídate de los resultados de las pruebas de aptitud, olvídate de la falta de experiencia y destreza y, lo más importante, no hagas caso de las opiniones de los demás y escucha a tu corazón.
Quinto paso: recuerda que el campo omnicreador de la intención actuará en tu favor. Según cuentan, Albert Einstein dijo en una ocasión que la decisión más importante que tomamos es creer que vivimos en un universo cordial u hostil. Es fundamental que sepas que el campo omnicreador de la intención es cordial y que actuará contigo mientras tú lo veas así. El universo apoya la vida; fluye libremente hacía todo y es infinitamente abundante, ¿Por qué decidir verlo de otro modo?
Todos los problemas a los que nos enfrentamos surgen de creer que estamos separados de Dios y entre nosotros, lo que nos lleva a un estado de conflicto. Ese estado de conflicto crea una fuerza contraria causante de la confusión de millones de seres humanos respecto a su propósito. Has de saber que el universo siempre está dispuesto a actuar contigo, a tu favor, y que siempre estás en un mundo cordial, no hostil.
Sexto paso: estudia e imita la vida de las personas que han conocido su propósito. ¿A quiénes admiras más? Te ruego que leas la biografía de esas personas e investigues cómo vivieron y qué las motivaba para mantener su propósito cuando surgían obstáculos. A mí siempre me ha fascinado Saulo de Tarso (más adelante, conocido como San Pablo), cuyas cartas y enseñanzas constituyen la fuente de gran parte del Nuevo Testamento. Taylor Caldwell escribió una biografía imaginaria de san Pablo titulada El gran león de Dios, que me sirvió de gran inspiración.
También me emocionó profundamente el sentido que dio a su vida san Francisco de Asís, como muestra la novela San Francisco de Nikos Kazantzakis. Siempre dedico mi tiempo libre a leer sobre las personas que son modelos de una vida con un propósito, y te animo a que hagas otro tanto.
Séptimo paso. Actúa como si llevaras la vida que estabas destinado a vivir, incluso si te sientes confuso sobre eso que llamamos el propósito. Invita a que entre en tu vida cotidiana cuanto te haga sentir más cercano a Dios y te proporcione alegría. Considera los acontecimientos que te parecen obstáculos oportunidades únicas para poner a prueba tu resolución y encontrar tu propósito. Considéralo todo, desde
una uña rota hasta un desplazamiento geográfico, pasando por una enfermedad o la pérdida del trabajo, como una oportunidad para alejarte de tu rutina cotidiana y trasladarte a tu propósito. Actuando como sí tuvieras un propósito y tratando los obstáculos como recordatorios cordiales para confiar en lo que sientes en lo más profundo de tí realizarás tu intención de ser una persona con un propósito en la vída.
Octavo paso. Medita para mantener tu propósito. Utiliza la técnica del japa, de la que he hablado anteriormente, y centra tu atención interior en pedirle a tu Fuente que te guíe para cumplir tu destino. Esta carta de Matthew McQuaid describe los fascinantes resultados de la meditación para mantenerse en el propósito. Estimado doctor Dyer; Michelle, mi esposa, se ha quedado embarazada milagrosamente, por un milagro manifiesto del Espíritu y gracias a todas las recomendaciones que hace usted. Michelle y yo nos enfrentamos a la esterilidad durante cinco años. Intentamos todo lo habido y por haber. No funcionó ninguno de los tratamientos, muy caros y complejos. Los médicos lo dejaron por imposible. Cada ciclo de tratamiento puso a prueba nuestra fe una y otra vez. Nuestro médico logró congelar embriones de anteriores ciclos de tratamiento.
A Michelle le implantaron más de cincuenta embriones en el útero en el transcurso de varios años. Las posibilidades de que un embrión desembocara en un embarazo eran prácticamente cero en nuestro caso. Como usted sabe, «cero» es una palabra que no se encuentra en el vocabulario espiritual. Un embrión especial que sobrevivió a 250 grados bajo cero durante seis meses ha encontrado su nuevo hogar en el vientre de Michelle, que está en el segundo trimestre del embarazo. Podría decir; «Pues qué bien. Recibo cartas así todos los días». Sin embargo, esta carta contiene una prueba de la mano de Dios. Como lo ha expresado usted con tanta elocuencia en muchas ocasiones, una minúscula partícula de protoplasma, una masa física de células vivas con el tirón futuro de un ser humano que se conectan en un laboratorio y después se desconectan en un congelador. El movimiento molecular y el proceso bioquímico se interrumpen, y sin embargo la esencia del ser estaba allí, antes de la congelación. ¿ Adonde fue a parar la esencia espiritual durante la congelación? Se conectaron las células y después se desconectaron, pero la esencia espiritual tuvo que mantenerse a pesar del estado físico de las células. La frecuencia de la vibración de las células congeladas era baja, pero la frecuencia de las vibraciones de su espíritu era inconmensurable. La esencia del ser tenía que encontrarse fuera del plano físico o de la masa de células.
No podría haber ido sino al reino del espíritu, donde se quedó esperando. Esperó hasta fundirse y manifestarse en el ser que siempre había sido. Espero que esta historia le resulte tan convincente como a mí, ni más ni menos que un milagro, un ejemplo del espíritu en un cuerpo y no de un cuerpo con un espíritu,
Y ahora, la pregunta del millón. ¿Pudo haber sobrevivido ese embrión a las condiciones hostiles de la congelación y sin embargo manifestarse porque yo practicase la meditación japa, porque abriese la boca y dijera: «Aaah»? Desde luego que tenía cierto conocimiento. La meditación japa y la entrega a la paciencia infinita son prácticas cotidianas. En los momentos de tranquilidad, hasta puedo oler al niño, Michelle me dará las gracias por mi convicción y mi fe durante las épocas de oscuridad. Alabado sea su trabajo, que me ha servido de guía. Gracias. Ahora nada me parece imposible. Cuando comparo lo que he manifestado en el vientre de Michelle con cualquier otra cosa que pudiera desear, el proceso no requiere ningún esfuerzo. Cuando realmente te entregas, parece como si todo lo que pudieras
desear surgiera tal y como estaba previsto. La siguiente manifestación será ayudar a que otras parejas estériles hagan su sueño realidad. En cierto modo, yo ayudaré a quienes piensan que no tienen nada que esperar.
Afectuosamente,
Matthew McQuaid
He recibido cartas de muchas personas contándome que han logrado mantenerse en su propósito gracias a la meditación japa. Me emociona profundamente la fuerza de la intención cuando me entero de que la práctica del japa ayuda a algunas personas a lograr un embarazo que consideraban su misión divina. Me agrada especialmente la decisión de Matthew de ayudar con su experiencia a otras parejas estériles.
Noveno paso. Mantén tus pensamientos y sentimientos en armonía con tus actos.
La forma más segura de comprender tu propósito consiste en eliminar cualquier conflicto o discordancia que exista entre io que piensas y sientes y cómo vives tus días. Sí hay desarmonía, activas actitudes propias del ego, de temor o fracaso o de decepcionar a los demás, que te alejan de tu propósito. Tus actos deben estar en armonía con tus pensamientos. Has de confiar en los pensamientos armónicos y estar siempre dispuesto a actuar en consecuencia. Niégate a considerarte falso o cobarde, porque esos pensamientos evitarán que actúes en consecuencia con lo que sabes que estabas destinado a ser. Toma medidas diariamente para armonizar tus pensamientos y sentimientos sobre tu heroica misión con las actividades diarias y con el campo omnipresente de la intención. La armonía con la voluntad de Dios es el estado más elevado que puedes alcanzar en tu propósito.
Décimo paso. Mantente en un estado de gratitud. Da gracias incluso por poder pensar en tu propósito. Da gracias por el maravilloso don de poder servir a la humanidad, al planeta y a Dios. Da gracias por lo que parecen obstáculos para tu propósito. Recuerda, como nos dice Gandhi: «La guía divina a veces llega cuando el horizonte está más oscuro». Mira el caleidoscopio de tu vida, incluyendo a cuantas personas se hayan cruzado en tu camino. Mira todos los trabajos, los éxitos, los aparentes fracasos, las ganancias, las pérdidas, las victorias, todo, desde una perspectiva de gratitud. Estás aquí por una razón; esa es la clave para sentir que tienes un propósito. Agradece la oportunidad de vivir con un propósito sintonizado con la voluntad de la Fuente de todo. Hay muchos motivos de agradecimiento.
A mí me parece que buscar nuestro propósito es como buscar la felicidad. No existe ningún camino hacia la felicidad; la felicidad es el camino, y lo mismo ocurre con vivir la vida con un propósito. No es algo que encuentres; es cómo vives tu vida sirviendo a los demás y dando un propósito a todo cuanto haces. Así es precisamente cómo haces realidad la intención que da título a este capítulo.
Cuando vives la vida con un propósito, habitas en el amor. Cuando no vives en el amor, no tienes propósito. Esto se aplica a los individuos, las instituciones, las empresas y los gobiernos. Cuando un gobierno extorsiona a sus ciudadanos con cantidades excesivas por cualquier servicio, no tiene propósito. Cuando un gobierno recurre a la violencia como medio para resolver conflictos, no tiene propósito, independientemente de cómo justifique sus actos. Cuando las religiones permiten los prejuicios y el odio o maltrato a sus fieles, no tienen propósito. Y lo mismo es aplicable a todos. Tu objetivo al llegar a la fuerza de la intención consiste en regresar a tu Fuente y vivir según esa consciencia, reproduciendo los actos de la intención misma. Esa Fuente es el amor y, por consiguiente, el método más rápido para comprender y vivir tu propósito es preguntarte si piensas con amor. ¿Brotan tus pensamientos de una Fuente ulterior de amor? ¿Actúas siguiendo esos pensamientos de amor? Si la respuesta es sí, vives con un propósito. No puedo decir nada más.