MlNIPROGRAMA PARA ELEVAR TUS VIBRACIONES ENERGÉTICAS
A continuación presento una breve lista de sugerencias para elevar el campo de energía a una vibración más alca y más rápida, algo que te ayudará a alcanzar un doble objetivo: eliminarlas barreras y permitir que la fuerza de la intención funcione contigo y a través de tí.
Toma conciencia de tus pensamientos. Todos y cada uno de tus pensamientos te afectan. Si en medio de un pensamiento debilitador cambias a otro que te fortalece, elevas tu vibración energética y te fortaleces, a ti mismo y a tu campo energético inmediato. Por ejemplo; un día, cuando estaba diciéndole algo a una de mis hijas adolescentes para que se avergonzara de su conducta, me callé y recordé que la condena no es ningún remedio. Lo que añadí sirvió para extender el amor y la comprensión, preguntándole qué sentía ante su conducta contraproducente y qué le gustaría hacer para corregirla. El cambio elevó el nivel de energía y desembocó en una conversación productiva.
Tardé un segundo en tomar conciencia de mi pensamiento de baja energía y la decisión de elevarla hasta donde mi hija y yo nos conectamos con la fuerza de la intención. Todos tenemos la capacidad de invocar esta presencia y la fuerza de la intención para que actúe cuando tomamos conciencia de nuestros pensamientos.
Practica la meditación con regularidad. Aunque solo sea unos momentos cada día mientras esperas en un semáforo, esta costumbre es vital. Dedica un rato a estar en silencio y repite el sonido de Díos como un mantra interno. La meditación te permite el contacto consciente con tu Fuente y recuperar la fuerza de la intención ayudándote a cultivar una receptividad que se corresponde con la fuerza de la creación.
Toma conciencia de los alimentos que consumes. Hay alimentos de baja y de alta energía. Los alimentos a los que se han aplicado sustancias químicas tóxicas te debilitarán aunque no sepas que condenen toxinas. Las sustancias artificiales, como los edulcorantes, son producios de baja energía.
Por lo general, los alimentos de elevada alcalinidad, como las frutas, las verduras, los frutos secos, la soja, el pan sin levadura y el aceite de oliva virgen se consideran de alta energía y fortalecedores de los músculos, mientras que los alimentos de alto porcentaje ácido, como los cereales con base de harina, las carnes, los lácteos y los azúcares se sitúan en la categoría de las energías más bajas, que debilitan.
No es una verdad absoluta, aplicable a todo el mundo, pero puedes comprobar cómo te sientes tras haber consumido ciertos alimentos, y, si te sientes débil, aletargado y cansado, puedes tener la seguridad de que has consentido convertirte en un organismo de baja energía, que atraerá a tu vida más baja energía.
Abstente de las sustancias de baja energía. En el primer capítulo explico cómo aprendí que, para alcanzar el nivel de consciencia que ansiaba y que estaba destinado a alcanzar, la sobriedad constituía un elemento esencial. El alcohol, y prácticamente todas las drogas artificíales, legales o no, rebajan el nivel de la energía corporal y debilitan. Además, te ponen en la situación de seguir atrayendo a tu vida más energía inhabilitadora. Por el simple hecho de consumir sustancias de baja energía, verás que cada dos por tres empiezan a aparecer en tu vida personas de baja energía. Querrán invitarte a tomar esas sustancias, divertirse contigo cuando te coloques y te animarán a repetir cuando tu cuerpo se recupere de los estragos producidas por esas sustancias de baja energía.
Toma conciencia del nivel de energía de la música que escuchas. Las vibraciones musicales discordantes, martilleantes, repetitivas y fuertes disminuyen tu nivel de energía y te debilitan, a ti y tu capacidad para establecer contacto consciente con la intención. Lo mismo ocurre con las letras de canciones que reflejan odio, angustia, miedo y violencia, porque son bajas energías que envían mensajes debilitadores a tu subconsciente e impregnan tu vida de energías semejantes. SÍ quieres atraer violencia, escucha canciones con letras violentas, y esa música pasará a formar parte de tu vida. Si quieres atraer paz y amor, escucha las vibraciones musicales y las letras de canciones que reflejen tus deseos.
Toma conciencia de los niveles energéticos del entorno de tu casa. Las oraciones, los cuadros, los cristales, las estatuas, las frases espirituales, los libros, las revistas, los colores de las paredes de tu casa e incluso la disposición de los muebles crean una energía a la que te ves abocado al menos durante la mitad del tiempo que pasas despierto. Si bien puede parecer una estupidez, te ruego que trasciendas tu pensamiento condicionado y abras tu mente a todo.
El antiguo arte chino Feng shui es conocido desde hace miles de años y es un regalo de nuestros ancestros. Describe diferentes formas de aumentar el campo energético de nuestra casa y nuestro lugar de trabajo. Debes tomar conciencia de cómo afecta un ambiente de alta energía al fortalecimiento de nuestra vida y la eliminación de barreras para conectarnos a la intención.
Reduce el contacto con las cadenas de televisión comerciales y por cable, de muy baja energía. En Estados Unidos, los niños ven doce mil simulacros de asesinatos en el televisor de su casa antes de cumplir catorce años. Las noticias de la televisión se empeñan en llevarte lo malo y lo feo a tu casa y, en gran medida, se olvidan de lo bueno. Es una constante corriente de negatividad que invade el espacio vital y atrae otro tanto a tu vida. La violencia es el principal ingrediente de los programas, y entre medias te ofrecen anuncios patrocinados por las grandes empresas farmacéuticas que intentan convencerte de que se puede encontrar ía felicidad en sus pildoras. Se les dice a los espectadores que necesitan toda clase de medicinas de baja energía para superar cualquier enfermedad física y mentalconocida por la humanidad.
Yo he llegado a la conclusión de que la mayoría de los programas de televisión proporcionan un flujo continuo de baja energía. Es una de las razones por las que he decidido dedicar gran parte de mi tiempo y de mis esfuerzos a apoyar la televisión pública no comercial y contribuir a sustituir los mensajes de negatividad, desesperanza, violencia, grosería y falta de respeto por los principios más elevados que concuerdan con el principio de la intención.
Amplía tu campo energético con fotografías. A lo mejor te cuesta trabajo creer que la fotografía es una forma de reproducción de la energía y que toda fotografía contiene energía. Compruébalo situando estratégicamente fotografías tomadas en momentos de felicidad, de amor y receptividad hacía la ayuda espiritual en tu casa, en tu lugar de trabajo, en tu coche o incluso en tu ropa o en la billetera. Pon fotografías de la naturaleza, de animales, de expresiones de alegría y amor en tu entorno y la energía irradiará hacia tu corazón y te donará su alta frecuencia.
Toma conciencia de los niveles de energía de tus amigos, conocidos, de tu gente.
Puedes elevar tus niveles de energía estando en el campo de energía de otras personas con una resonancia próxima a la consciencia espiritual. Mantente muy próximo a las personas que fortalecen, que atraen tu sentido de la conexión con la intención, que ven tu grandeza, que se sienten conectados con Dios y llevan una vida que testimonia que el Espíritu se regocija en ellos. Recuerda que la energía más alta anula y transforma la energía más baja, y procura estar en presencia de personas de alta energía, conectadas con el Espíritu, que llevan la vida para la que los había destinado la intención, e interactúa con ellas. Mantente en el campo energético de las personas de más alta energía y desaparecerán el odio, la ira, el temor y la depresión, que se transformarán como por arte de magia en las más elevadas expresiones de la intención.
Controla tus actividades y dónde se desarrollan. Evita los campos de baja energía donde haya demasiado alcohol, consumo de drogas o conducta violenta, así como las reuniones centradas en exclusiones de tipo religioso, étnico o por prejuicios.
Estos actos te influirán para que no eleves tu energía y también para que te correspondas con la energía más baja, la debilitadora. Sumérgete en la naturaleza, aprecia su belleza, vete de acampada, de excursión, a nadar, disfruta de la naturaleza. Asiste a conferencias sobre la espiritualidad, a clases de yoga, da o recibe masajes, ve a monasterios o centros de meditación y ayuda a los demás, visitando a los ancianos de centros geriátricos o a niños enfermos en los hospitales.
Toda actividad tiene su campo energético. Elige los lugares en los que los campos de energía reflejen las siete caras de la intención.
Prodiga actos de bondad sin pedir nada a cambio. Presta ayuda económica anónimamente a los desfavorecidos, y hazlo por bondad, sin siquiera esperar que te den las gracias. Activa tu obsesión de esplendidez aprendiendo a ser bondadoso mientras te desprendes por completo de tu ego, que espera que te digan lo maravilloso que eres. Se trata de una actividad fundamental para conectar con la intención, porque el Espíritu universal y omnicreador devuelve los actos de bondad con la siguiente pregunta: «¿En qué puedo servirte?».
Recoge algo que te encuentres tirado por la calle, deposítalo en un contenedor de basura y no se lo cuentes a nadie. Aún más: dedica varias horas a limpiar y recoger desechos que tú no has tirado. Cualquier acto de bondad que se extienda hacia ti mismo, hacia los demás o hacia tu entorno te corresponderá con la bondad inherente a la fuerza universal de la intención. Es energético y hace que esta clase de energía vuelva a fluir hacia tu vida.
El conmovedor relato «The Valentine» [«El regalo del día de san Valentín»], de Ruth McDonald, ilustra la forma de dar que yo sugiero. El niño simboliza la obsesión de esplendidez que acabo de mencionar.
Era un niño muy tímido que no caía demasiado bien a los demás niños de primer curso. Cuando se aproximaba el día de San Valentín, a su madre le encantó que una tarde le pidiera que escribiera el nombre de todos los niños de su clase para hacerle un regalo a cada uno. Fue recordando lentamente los nombres en voz alta, mientras su madre tomaba nota en una hoja de papel. Al niño le preocupaba terriblemente que se le olvidara alguno.
Pertrechado con un cuaderno de tarjetas recortables de San Valentín, tijeras, lápices de colores y pegamento, se puso a trabajar concienzudamente, siguiendo la lista. Cada vez que terminaba una tarjeta, su madre escribía el nombre con letra de imprenta en un trozo de papel y observaba al niño mientras lo copiaba laboriosamente. La satisfacción del niño aumentaba en la misma medida que el montón de tarjetas.
Entonces la madre empezó a preocuparse, pensando si los demás niños también le regalarían tarjetas de San Valentín. Su hijo volvía tan rápido a casa todas las tardes para seguir con su tarea que parecía probable que los demás niños que jugaban en la calle se olvidaran de su existencia. ¡Qué espantoso sería que su hijo fuera a la fiesta con treinta y siete regalos como prueba de cariño y nadie se hubiera acordado de él! Pensó si habría alguna forma de meter unas tarjetas entre las que estaba preparando para asegurarse de que al menos recibiera unas cuantas, pero el niño vigilaba su tesoro con tal celo y las contaba una y otra vez con tanto cuidado que no había forma de colarle ninguna. Adoptó el papel más normal de una madre, el de la paciente espera.
Por fin llegó el día de San Valentín, y observó a su hijo mientras caminaba pesadamente por la calle cubierta de nieve, con una caja de galletas en forma de corazón en una mano y una bolsa firmemente agarrada con la otra con los treinta y siete regalos que tan laboriosamente había preparado. «¡Dios mío, por favor, que le den al menos unas cuantas!», rogó.
Pasó toda la mañana entretenida, haciendo cosas con las manos, pero su corazón estaba en el colegio. A las tres y medía se sentó a hacer punto, en la silla que, como sin quererlo, le proporcionaba una visión completa de la calle.
Por fin apareció el niño, solo. A su madre se le cayó el alma a los pies. Subía por la calle, volviéndose de espaldas de vez en cuando para dar unos pasos protegiéndose del viento. La mujer forzó la vista para verle la cara. Desde lejos era una simple mancha rosada.
Hasta que el niño entró en el sendero no la vio, una solitaria tarjeta que aferraba con la pequeña manopla roja. Solo una. Con todo el trabajo que se había tomado.
Y probablemente del maestro. La labor de punto se le quedó borrosa ante los ojos.
¡Ojalá pudiera interponerse entre su híjo y la vida! Dejó la labor y fue a recibirlo a la puerta.
—¡Qué colorado vienes! —dijo—, Venga, voy a quitarte la bufanda. ¿Estaban buenas las galletas?El niño la miró con cara resplandeciente de felicidad y satisfacción. —¿A que no sabes una cosa? —dijo—, ¡Que no me he olvidado de ninguna! ¡Ni de una sola!
Sé concreto cuando declares tus intenciones de elevar tu nivel de energía y crear tus deseos. Coloca tus propósitos en lugares estratégicos donde puedas verlos y leerlos durante todo el día. Por ejemplo: «Tengo intención de atraer a mi vida el trabajo que deseo. Tengo intención de poder adquirir ese automóvil concreto que me imagino conduciendo antes del 30 del próximo mes. Tengo intención de dedicar dos horas de mi tiempo esta semana a los más desfavorecidos. Tengo intención de curarme de este cansancio persistente».
Cuando declaras tus intenciones por escrito tienen energía propia y te orientan para elevar el nivel de la tuya. Yo lo hago. Una señora llamada Lynn Hall, que vive en Toronto, me envió una placa preciosa que leo todos los días. En su carta decía: «Aquí tiene un regalo, escrito únicamente para usted con la intención de expresarle mi más profundo agradecimiento por la bendición que ha supuesto su presencia en mi vida. Estoy segura de que el sentimiento es universal y habla en nombre de todas las almas del planeta que han experimentado la misma buena fortuna.
Que la luz y el amor que usted emite se reflejen para siempre en su persona con gozosa abundancia, doctor Dyer». La placa, que es preciosa, dicelo siguiente:
El Espíritu ha encontrado su voz en ti,
en vibrantes verdades
y gozoso esplendor
El Espíritu ha encontrado
la revelación a través de ti,
por vías reflexivas y resonantes.
El Espíritu ha encontrado
el regocijo a través de ti,
en espacios infinitos
de rnagnitud sin fin
Para cuantos han despertado
a la gracia de tus dones...
El Espíritu ha encontrado
alas y luz.
Leo estas palabras todos los días para recordar la conexión con el Espíritu y dejo que estas palabras fluyan desde mi corazón al tuyo, para hacer realidad mis intenciones y ayudarte con todas mis fuerzas a que tú hagas lo mismo.
Ten pensamientos de perdón con la mayor frecuencia posible. En las pruebas de fuerza muscular, cuando tienes pensamientos de venganza, te debilitas, mientras que un pensamiento de perdón te mantiene fuerte. La venganza, la ira y el odio son energías extraordinariamente bajas que te impiden corresponderé con los atributos de la fuerza universal, Un solo pensamiento de perdón hacia alguien que quizá te haya hecho enfadar —sin que tú hayas tomado ninguna acción— te elevará hasta el nivel del Espíritu y te ayudará con tus intenciones individuales.
Tienes dos posibilidades: o servir al Espíritu con tu mente o utilizar esa mente para divorciarte del Espíritu. Casado con las siete caras de la intención espiritual, conectas con esa fuerza. Divorciado, se hacen dueños de la situación la vanidad y el ego. En esto consiste el último obstáculo para conectarte a la intención.
Tu vanidad
En El fuego interior, Carlos Castañeda oye las siguientes palabras de su maestro hechicero: «La vanidad es el peor enemigo del hombre. Lo que lo debilita es sentirse ofendido por las buenas y malas acciones del prójimo. La vanidad requiere pasar la mayor parte de la vida sintiéndose ofendido por algo o por alguien». Es uno de los mayores impedimentos para conectarse a ía intención, que podría producir tranquilamente una no correspondencia Tu vanidad es fundamentalmente lo que hace que te sientas especial; por tanto, vamos a ver en qué consiste ese concepto de ser especial. Es esencial que tengas un gran concepto de ti mismo y que te sientas único. El problema lo hallas cuando identificas mal tu verdadera personalidad y te identificas con tu cuerpo, tus logros y tus posesiones. Entonces consideras inferiores a las personas que han conseguido menos cosas, y tu superioridad vanidosa te hace sentirte continuamente ofendido, de una u otra forma. Este error en la identificación es la causa de la mayoría de tus problemas, y de la mayoría de los problemas de la humanidad. Sentirse especial nos lleva a la vanidad.
Muchos años después de su iniciación a la hechicería, Castañeda escribe sobre la inutilidad de la vanidad. «Cuanto más pensaba en ello, y cuanto más hablaba con mis semejantes y los observaba, a ellos y a mí mismo, más me convencía de que algo nos estaba incapacitando para cualquier actividad, interacción o pensamiento que no tuviera el yo como centro.»
Con el yo como centro, mantienes la ilusión de que tú eres tu cuerpo, una entidad totalmente separada de los demás. Esta sensación de estar separado te lleva a competir con los demás en lugar de colaborar con ellos. En última instancia se produce una falta de correspondencia con el Espíritu, que se transforma en un tremendo obstáculo para que te conectes ala fuerza de la intención. Para renunciar a la vanidad, tienes que tomar conciencia de lo afianzada que está en tu vida. El ego es simplemente una idea de quién eres que llevas a cuestas. Como tal, no se te puede quitar con una operación quirúrgica de «egoectomía». Esta idea de quién eres debilitará continuamente cualquier posibilidad de conexión con la intención.
Siete pasos para vencer el dominio del ego
He aquí siete recomendaciones para ayudarte a trascender esas arraigadas ideas de la vanidad. Todas ellas están destinadas a evitar que te identifiques en una clave falsa con el ego y la vanidad.
1. No te sientas ofendido. La conducta de los demás no es razón para quedarte inmovilizado. Lo que te ofende sólo contribuye a debilitarte. Si buscas ocasiones para sentirte ofendido, las encontrarás cada dos por tres. Es tu ego en plena acción, convenciéndote de que el mundo no debería ser como es. Pero puedes convertirte en degustador de la vida y corresponderte con el Espíritu universal de la Creación. No puedes alcanzar la fuerza de la intención sintiéndote ofendido. Por supuesto, actúa para erradicar los horrores del mundo, que emanan de la identificación masiva con el ego, pero vive en paz. Como nos recuerda A Course in Miracles [Curso de milagros]: «La paz es de Dios; quienes formáis parte de Dios no estáis a gusto salvo en su paz». Sentirse ofendido crea la misma energía destructiva que te ofendió y que lleva al ataque, al contraataque y a la guerra.
2. Libérate de la necesidad de ganar. Al ego le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores. Empeñarte en ganar es un método infalible para evitar el contacto consciente con la intención. ¿Por qué? Porque, en última instancia, es imposible ganar todo el tiempo. Siempre habrá alguien más rápido, más joven, más fuerte, más listo y con más suerte que tú, y siempre volverás a sentirte insignificante y despreciable.
Tú no eres tus victorias. Puede que te guste la competición y que te diviertas en un mundo en el que ganar lo es todo, pero no tienes por qué estar allí con tus pensamientos. No existen perdedores en un mundo en el que todos compartimos la misma fuente de energía. Lo más que puedes decir es que en determinado día rendiste a cierto nivel en comparación con el nivel de otras personas ese mismo día.
Pero hoy es otro día, y hay que tener en cuenta otros competidores y otras circunstancias. Tú sigues siendo la presencia infinita en un cuerpo que es un día una década mayor. Olvídate de la necesidad de ganar no aceptando que lo opuesto de ganar es perder. Ese es el miedo del ego. Si tu cuerpo no rinde para ganar ese día, sencillamente no importa, si no te identificas exclusivamente con tu ego. Adopta el papel de observador, mira y disfrútalo todo sin necesitar ganar un trofeo. Vive en paz, correspóndete con la energía de la intención e, irónicamente, aunque apenas lo notes, en tu vida surgirán más victorias a medida que dejes de ir tras ellas.
3. Libérate de la necesidad de tener razón. El ego es fuente de conflictos y disensiones porque te empuja a hacer que los demás se equivoquen. Cuando eres hostil, te has desconectado de la fuerza de la intención. El Espíritu creativo es bondadoso, cariñoso y receptivo, y está libre de ira, resentimiento y amargura. Olvidarse de la necesidad de tener siempre razón en las discusiones y las relaciones es como decirle al ego: «No soy tu esclavo. Quiero abrazar la bondad y rechazo tu necesidad de tener razón. Aún más; voy a ofrecerle a esta persona la posibilidad de que se sienta mejor diciéndole que tiene razón y darle las gracias por haberme encaminado hacia la verdad».
Cuando te olvidas de la necesidad de tener razón puedes fortalecer la conexión con la fuerza de la intención, pero ten en cuenta que el ego es un combatiente muy resuelto. He visto personas dispuestas a morir antes que dejar de tener razón. He visto cómo acababan relaciones maravillosas por la necesidad de ciertas personas de llevar siempre la razón. Te propongo que te olvides de esta necesidad impulsada por el ego parándote en medio de una discusión para preguntarte: «¿Qué quiero? ¿Ser feliz o tener razón?». Cuando eliges el modo feliz, cariñoso y espiritual, se fortalece tu conexión con la intención. En última instancia, estos momentos expanden tu nueva conexión con la fuerza de la intención. La Fuente universal empezará a colaborar contigo en la creación de la vida que la intención quiere que lleves.
4. Libérate de la necesidad de ser superior. La verdadera nobleza no tiene nada que ver con ser mejor que los demás. Se trata de ser mejor de lo que eras antes. Céntrate en tu crecimiento, con constante conciencia de que no hay nadie mejor que nadie en este planeta. Todos emanamos de la misma fuerza vital. Todos tenemos la misión de cumplir la esencia para la que estamos destinados, y tenemos cuanto necesitamos para cumplir ese destino. Nada de esto es posible cuando te consideras superior a los demás. No por viejo es menos cierto este dicho: Todos somos iguales ante ios ojos de Dios. Olvídate de la necesidad de sentirte superior al ver a Dios revelándose en todos. No valores a los demás basándote en su aspecto, sus logros, posesiones y otros baremos impuestos por el ego. Cuando proyectas sentimientos de superioridad, eso es lo que te devuelven, y te lleva al resentimiento y en última instancia a sentimientos de hostilidad. Estos sentimientos se convierten en el vehículo que te aleja de la intención. A Course in Miracles habla de esa necesidad de ser especial y superior: «El sentirse especial siempre establece comparaciones. Se produce por una carencia que se ve en el otro y que se mantiene buscando y no perdiendo de vista las carencias que puede percibir».
5. Libérate de la necesidad de tener más. El mantra del ego es más. Por mucho que logres o adquieras, tu ego insistirá en que no es suficiente. Te verás luchando continuamente y eliminarás la posibilidad de alcanzar la meta, pero en realidad ya la has alcanzado, y es asunto tuyo decidir cómo utilizar el momento presente de tu vida. Irónicamente, cuando dejas de necesitar más, parece como sí te llegara más de lo que deseas. Como estás desapegado de esa necesidad, te resulta más fácil transmitírselo a los demás, porque te das cuenta de lo poco que necesitas para sentirte satisfecho y en paz. La Fuente universal está satisfecha de sí misma, en continua expansión y creando nueva vida, sin intentar jamás aferrarse a sus creaciones por sus recursos egoístas. Crea y se desliga. Cuando te desligas de la necesidad del ego de tener más, te unificas con la fuente. Creas, atraes lo que deseas hacia ti y te desligas, sin exigir que se te presente nada más. Si valoras todo lo que surge, aprendes la gran lección que nos dio san Francisca de Asís: «... es dar cuando recibimos». Al permitir que la abundancia fluya hasta ti y a través de tí, estableces correspondencia con la Fuente y aseguras que esa energía siga fluyendo.
6. Libérate de la necesidad de identificarte con tus logros. Puede resultar un concepto difícil si piensas que tú y tus logros sois lo mismo. Dios escribe toda la música, Dios canta todas las canciones, Dios construye todos los edificios. Dios es la fuente de todos tus logros. Y ya oigo las protestas de tu ego, pero sigue sintonizado con esta idea. Todo emana de la Fuente. ¡Tú y tu Fuente sois uno y lo mismo! No eres ese cuerpo y sus logros. Eres el observador Fíjate en todo y agradece las capacidades que te han sido concedidas, la motivación para lograr cosas y las cosas que has acumulado, pero atribúyele todo el mérito a la fuerza de la intención que te dio la existencia y de la que formas parte materializada. Cuanto menos necesites atribuirte el mérito de tus logros más conectado estarás con las siete caras de la intención, más libre serás de conseguir cosas, que te surgirán con más frecuencia. Cuando te apegas a esos logros y crees que lo estás consiguiendo tú solo es cuando abandonas la paz y la gratitud de tu Fuente.
7. Libérate de tu fama. La fama que tienes no está localizada en ti, sino en la mente de los demás y, por consiguiente, no ejerces ningún control sobre ella. Si hablas con treinta personas, tendrás treinta famas distintas. Conectarse a la intención significa escuchar los dictados de tu corazón y actuar basándote en lo que tu voz interior te dice que es tu meta aquí. Si te preocupas demasiado por cómo te van a percibir los demás, te habrás desconectado de la intención y permitido que te guíen las opiniones de los demás. Asi funciona el ego. Es una ilusión que se alza entre ti y la Fuerza de la intención. No hay nada que no puedas hacer, a menos que te desconectes de la fuerza y te convenzas de que tu meta consiste en demostrarles a los demás tu superioridad y autoridad y dediques tu energía a intentar ganar una fama extraordinaria entre el ego de los demás. Haz lo que haces según la orientación de tu voz interior, siempre conectada con tu Fuente y agradecida a ella.
Mantén tu propósito, deslígate de los resultados y acepta la responsabilidad de lo que reside en tí: tu carácter. Deja que otros discutan sobre tu fama; no tiene nada que ver contigo. O como dice el título de un libro: Lo que pienses de mí no es asunto mío.
Este es el último de los tres grandes obstáculos para conectarte a la intención: tus pensamientos, tu energía y tu vanidad. A continuación expongo cinco sugerencias para superar esos obstáculos y mantenerte permanentemente conectado con la fuerza de la intención.
Cinco sugerencias para poner en práctica las ideas de este capítulo
1. Controla tu diálogo interior. Observa qué parte de tu diálogo interior se centra en lo que te falta, en las circunstancias negativas, el pasado y las opiniones de los demás. Cuanto mayor conocimiento tengas de tu diálogo interior, más pronto podrás cambiar en mitad del desarrollo interior habitual, y pasar de me molesta lo que me falta a tengo intención de atraer lo que deseo y dejar de pensar en lo que no me gusta. Ese nuevo diálogo interior se transformará en el vínculo que te conecte a la intención.
2. Ilumina los momentos de duda y depresión. Observa los momentos que no forman parte de tu naturaleza más elevada. Rechaza los pensamientos que fortalezcan tu incapacidad para corresponderte con la intención. Un buen consejo: Mantente fiel a la luz. Hace poco un amigo y maestro mío se enteró de que yo tenía cierto problema y me escribió lo siguiente: «Wayne, recuerda que el sol brilla tras las nubes». Mantente fiel a la luz que siempre está ahí.
3. Sé consciente de la baja energía. Recuerda que todo, incluidos tus pensamientos, posee una frecuencia energética que puede calibrarse para determinar si te va a fortalecer o a debilitar. Cuando veas que tienes pensamientos de baja energía o que estás inmerso en una energía baja, debilitadora, decide llevar una vibración más alta a esa situación que te debilita.
4. Habla con tu ego y dile que hoy no ejerce ningún control sobre ti. En la habitación de mis hijos aquí en Maui he enmarcado la siguiente observación, que ven todas las mañanas. Aunque se ríen de ella y hacen bromas, reciben el mensaje fundamental y lo dicen en voz alta cuando cualquiera (incluso yo) se disgusta durante el día.
Buenos días,
soy Dios.
Hoy voy a ocuparme
de todos tus problemas.
Como no necesito tu ayuda,
que pases un maravilloso día.
5. Considera los obstáculos oportunidades para poner en práctica tu firme propósito. Ya sabes lo que significa firme. Tengo intención de mantenerme conectado con mi Fuente y obtener el poder de mi Fuente. Esto significa estar en paz, distanciarte de las circunstancias y verte como el observador, no como la víctima.., para a continuación devolvérselo todo a tu Fuente y saber que recibirás cuanta orientación y ayuda necesites.
Acabas de examinar minuciosamente los tres grandes obstáculos para conectarse a la fuerza de la intención y las sugerencias para eliminarlos. En el siguiente capítulo explico cómo influimos en quienes nos rodean cuando elevamos el nivel de energía a las más altas frecuencias espirituales y vivimos día a día conectados a la intención. Cuando estás conectado con la fuerza de la intención, tú y la energía que irradias afectan a todo lugar al que vas y a toda persona que ves. Cuando te transformes en la fuerza de la intención, verás que tus sueños se cumplen casi como por arte de magia y que creas enormes ondas en el campo de energía de los demás con tu simple presencia.