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MANOS QUE CURAN

CONTRAPORTADA
 

BARBARA ANN BRENNAN

 

CONTRAPORTADA

Un libro que pasará a la historia de la Nueva Era por sus aportes revolucionarios a la investigación científica, a
la práctica terapéutica y al conocimiento de los poderes de la energía humana.
Estudios clínicos científicamente comprobados de curaciones a personas de todas las condiciones y con toda clase de enfermedades.

Instrucciones para curarse a uno mismo y curar a los demás.
¿Qué es la percepción de alta sensibilidad? ¿Cómo se manifiesta el Campo de la Energía Humana? ¿Qu é es
la imposición de manos? ¿Cuál es la anatomía del aura y cómo debemos observarla? ¿Cuáles son los sistemas energéticos de defensa biológica? ¿Cuáles son las claves de la terapia total?

 

BARBARA ANN BRENNAN es una sanadora practicante, terapeuta y cient ífica.
Después de completar un master de Física Atmosférica en la Universidad de Wisconsin, fue investigadora de la NASA. Durante los últimos quince años ha estudiado y trabajado en el campo de la energía humana, y ha participado en proyectos de investigac ión en la Universidad Drexel y en el Instituto de la Nueva Era. Se ha especializado en terapia bioenergética.

“De lectura indispensable para todas las personas interesadas en el área de la curación y el cuidado de la salud”.
Elizabeth Kübler-Ross

“La obra de Brennan abre la mente. Sus conceptos de la importancia de la enfermedad y de cómo conseguir su cura coniciden con mis experiencias.”
Bernie S. Siegel

Un complemento práctico de la obra “El Aura”, de Dora Van Gelder Kunz

Dedicamos este libro a todos aquellos que viajan por el camino de regreso.

EL LECTOR DEBE TENER PRESENTE QUE “MANOS QUE CURAN” ES UNA OBRA DOCUMENTAL, REFLEJO DE LA EXPERIENCIA PERSONAL DE SU AUTORA. NO DEBE SER INTERPRETADA COMO GUÍA INDEPENDIENTE PARA LA AUTOCURACIÓN. SI EL LECTOR PRETENDE REALIZAR ALGUNO DE LOS EJERCICIOS O SEGUIR LAS SUGERENCIAS CONTENIDOS EN ESTE LIBRO, SÓLO DEBERÁ HACERLO BAJO LA SUPERVISIÓN DE UN MÉDICO O DE CUALQUIER OTRO PROFESIONAL DE LA SANIDAD.

El amor es el rostro y el cuerpo del Universo. Es el tejido conectivo del universo, la materia de la que estamos hechos. Es la experiencia de la realización total y de la conexión con la Divinidad Universal.
Todo sufrimiento surge del espejismo de la distancia, que genera miedos y odio hacia uno mismo, y que termina por provocar enfermedades.
Somos los dueños de nuestras propias vidas. Podemos hacer muchos más de los que creemos, incluso curarnos a nosotros mismos de una “enfermedad terminal”.
La única “enfermedad terminal” auténtica es, sencillamente, el ser humano. Pero el ser humano no tiene nada
de “terminal”, porque la muerte no es más que una transición hacia otro nivel del ser.
Deseo estimular al lector para que sobrepase los “límites” normales de su vida y empiece a verse de forma distinta. Deseo alentarle para que viva su vida en el filo de la navaja del tiempo, permitiéndose a sí mismo nacer a una nueva vida en cada minuto que pasa.
Deseo dar ánimos al lector para que se permita difuminar ligeramente la forma de su experiencia vital.

AGRADECIMIENTOS

Deseo expresar mi gratitud a todos mis maestros, pero son tantos que relacionaré sus nombres en el orden
en que me impartieron sus enseñanzas. Los primeros fueron el doctor Jim Cox y la señora Ann Bownman, que, junto con muchos otros, me formaron en trabajos bioenergéticos. Pasé luego muchos años de formación y práctica con el doctor John Pierrakos, cuyos trabajos en energética del núcleo pusieron los cimientos para mis labores curativas subsiguientes; su influencia sobre mí, para capacitarme en la conexión del fenómeno áurico del que yo era testigo con el trabajo psicodinámico, fue extraordinaria: gracias, John. Mi eterno agradecimiento para la señora Eva Pierrakos, iniciadora del particular camino espiritual que recorro y que denomino «el sendero». También deseo expresar mi gratitud a mis maestros en curación, el reverendo C.B y la reverenda Rosalyn Bruyere. Y a todos los discípulos que, al acudir a mí para que les enseñara, han
sido a su vez mis mejores maestros.
Sobre la producción del libro propiamente dicho, doy las gracias a cuantos me ayudaron con el manuscrito;
en particular a la señora Marjorie Bair por sus comentarios editoriales; al doctor Jac Conaway, por permitirme utilizar su ordenador; y a María Adeshian, que se encargó de la mecanografía. Asimismo, a Bruce Austin, que realizó el proceso de texto final, y a la señora Marilee Talman por su valiosísima ayuda en la revisión y por haber conducido todo el proceso de producción de este libro. Quiero expresar mi agradecimiento por el constante apoyo que me prestaron, al señor Eli Wilner, a mi hija, la señorita Celia Conaway, y a mi querida
amiga la señora Moira Shaw, que me hizo rec ordar mi propia valía cuando más lo necesitaba.
 

Y, sobre todo, deseo hacer pública mi gratitud a mis queridos maestros espirituales, que me guiaron en cada paso del camino y me proporcionaron la mayor parte de verdad presente en este libro. 

 

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