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Capítulo III

(segunda parte)

 

LAS CUATRO LÍNEAS DE ACCIÓN


La sugestión mental produce su efecto sobre la mente del hombre por medio de una o más de las cuatro líneas o sendas generales de acción. Todos los fenómenos procedentes de esta causa pueden ser colocados en una o más de las cuatros clases. Estas cuatro sendas o líneas mediante las cuales opera la Sugestión Mental son como sigue:

1. Obediencia.
2. Imitación.
3. Asociación.
4. Repetición.

 

Y ahora pasaremos a considerar separadamente estas cuatro líneas de acción en orden y en detalle.

LA PRIMERA LÍNEA DE ACCIÓN

Sugestión por Obediencia. – La sugestión que opera sobre estas líneas consiste en la inducción de Estados Mentales, etc., por el intermedio de una afirmación positiva, aserto, aseveración, actitud autoritaria, etc., que se imprime de tal modo en la mente de la persona sugestionada, que ésta no opone la menor resistencia y acepta pasivamente la sugestión que se le hace.

La forma más común de esta clase de sugestión se ve en la general equiesciencia que la mayor parte de las personas prestan a una real o presunta “autoridad”- Tales personas oyendo una conclusión hecha positivamente y en tono de convicción por algún individuo investido de autoridad, aceptan la conclusión y los sentimientos que se deriven de ella, sin resistencia y sin intentar siquiera someter la materia al ejercicio de su razón. Y esto es verdad no tan sólo cuando el individuo en cuestión tiene un derecho a hablar autoritariamente, por virtud de su conocimiento, experiencia, sabiduría, etcétera, sino también cuando alguno que asume aires de superioridad, habla en un estilo categórico y de forma imponente, e imprime en sus oyentes la idea que desea sugerirles.

EL HOMBRE ANIMAL OBEDIENTE

Es asombroso, desde cierto punto de vista, ver cuán obediente son las masas a esta forma de Sugestión.

Permiten que sus Estados Mentales, Sentimientos y Emociones sean inducidos por las imprudentes conclusiones y asertos de hombres astutos e interesados, tanto como por fanáticos e ignorantes, que influyen en ellos y les arrastran.

Estas autoridades de hechura propia exponen sus conclusiones y opiniones en tono de absoluta certeza, y el pueblo las toma como moneda de buena ley. Parece ser únicamente necesario para algún hombre positivo el atraerse la atención de la gente y después echar a volar alguna atrevida afirmación en el tono y manera apropiados y con apariencia de autoridad, para que sean creídos por la mayor parte.

“¿No ha pensado el lector en el pueblo como un grupo de animales obedientes?” Pues bien; lo son siempre y cuando se las componga uno para impresionarlos con su autoridad. Al pueblo le es mucho más fácil convenir en una cosa que negarse a reconocerla. Encuentra mucho más cómodo pensar y decir “sí”, que decir y pensar “no”. Su voluntad no es frecuentemente llamada a acción por su Razón y Juicio, pues está con demasiada frecuencia bajo el dominio de los Sentimientos y Emociones.

ORIGEN DE LA OBEDIENCIA A LA SUGESTIÓN

Existe una ley fundamental bajo esta fase de acción sugestiva, y para encontrarla es preciso que retrocedamos a los albores de la humanidad, y quizá más allá todavía.

En los primeros días había jefes naturales entre los animales y los hombres, que gobernaban por fuerza de superioridad de cuerpo o de mente.
Estos jefes naturales eran implícitamente obedecidos por las masas, que habían aprendido por experiencia que era mejor para la tribu o rebaño, como un conjunto, el ser gobernados por sus más fuertes y mejor dotados miembros. Y así gradualmente esta idea dominante de aquiesciencia y obediencia a la autoridad fue desarrollándose y se grabó en la mente de la raza. Y está firmemente asida en la mente de la raza actual; tanto, que solamente las mentes más poderosas son capaces de libertarse de ella en un límite elevado.

Era autoridad aquí y era autoridad en todas partes y se la ven en la ley, en la literatura, en la religión, en la política y en todo otro campo del progreso humano.

El pueblo jamás empieza por preguntarse:
“¿Qué es lo que yo pienso sobre la materia?”
Sino que sale del paso diciendo:
“¿Qué es lo que piensan Zutano y Mengano sobre la cosa?”
Esos “Zutano y Mengano” son su autoridad, son los que piensan por ellos, y de los cuales toman la nota fundamental.

Si estos jefes y autoridades fuesen realmente los más conspicuos del conjunto, la cosa no revestiría mayor importancia, aun cuando todavía así, esto pudiera prevenir el desarrollo de la Individualidad en la masas. Pero lo peor del caso es que la mayoría de estas “autoridades” no saben y saben que no saben, aunque el pueblo no se ha percatado de ello. Asumen las maneras, el aire, la apariencia, etc., de la “cosa real”, y como el pueblo está acostumbrado a estos símbolos de autoridad y equivoca el artículo imitado por el genuino, queda impresionado por la afirmación autoritaria y acepta la sugestión.

EL “HOMBRE DE CONFIANZA”

Este hecho es bien conocido de las clases que viven del público.

El “hombre de confianza” (dentro y fuera de la clase criminal) adopta este aire de autoridad y sus sugestiones son aceptadas por el pueblo. Son buenos actores; este es uno de los requisitos del sugestionador; tales gentes entienden bien la ley. Proceden de conformidad con la teoría atribuida a Aaron Burr, cuya observación, quizás el lector lo recuerde, “era que” la ley es aquélla que se afirma contundentemente y se mantiene plausiblemente. Y estas gentes afirman “contundentemente”, mantienen plausiblemente y encuentran que generalmente la cosa marcha.

EJEMPLOS EXTREMOS

Para considerar un principio, en su desnuda sencillez, debiera uno buscar para su operación los ejemplos extremos. Y el ejemplo extremo en este caso es el sonámbulo hipnótico que ha supeditado enteramente su juicio a la mente del operador. El sonámbulo se presta a las más absurdas sugestiones del operador y procura ponerlas en práctica. Y la Sugestión, como sabemos, es el factor activo en el hipnotismo, siendo la condición hipnótica solamente una condición psicológica en la cual se acrecienta el efecto de la Sugestión.

Pero no es necesario que acudamos al terreno del sonambulismo, para encontrar casos sorprendentes, pues éstos pueden encontrarse en todos los caminos de la vida, entre individuos que no tienen propia individualidad, sino que parecen vivir y obrar enteramente según el “así dicen” de otros. Estos no poseen ninguna cualidad de Iniciativa, sino que es preciso que otros les digan lo que han de hacer y cómo lo han de hacer. Estos individuos aceptan casi todo género de sugestión, si está hecha en tono y de manera autoritarios. No hay que persuadirles por medio de argumentos, sino que se dejan conducir y ordenar pasivamente por las personas de voluntad más fuerte. Son impresionables y “sensibles” y parecen no tener voluntad suya. Estas personas son muy sugestionables y todos los días se relatan estupendos casos de los efectos de la sugestión por aquiesciencia de parte de tales personas.

LA NOTA FUNDAMENTAL

La nota fundamental de esta forma de sugestión, es un positivo aserto o mandato dado con aire y apariencia de autoridad. El secreto del efecto es la tendencia de parte de la mayoría del pueblo a seguir un aserto o mandato autoritario mejor que a discutirlo, y la tendencia a pensar “si” mejor que “no”.

LOS QUE SE AFECTAN FÁCILMENTE

Esta forma de Sugestión se observa en su más alto grado entre aquellas personas que han dependido siempre por su profesión u instrucción y que jamás han utilizado sus propias iniciativas y recursos en la vida. Los jornaleros del campo y los hijos de padres acaudalados pertenecen por regla general a esta clase.

Estas gentes parecen necesitar de alguien que piense por ellos aun en los más nimios acaecimientos de su vida y son altamente sugestionables en tal sentido. Este grado de sugestibilidad sobre estas líneas decrece a medida que ascendemos entre gentes que han tenido que “hacer cosas” y que no han dependido de otras con tanta extensión.

Es mucho menor entre individuos que han tenido a otros bajo sus órdenes o que han dependido de su propia iniciativa a través de la vida; los hombres de marcada Iniciativa apenas presentan un indicio de esta forma de sugestibilidad.

La “Iniciativa”, según sabemos, es un término que significa “hacer cosas sin que se las digan a uno”, usando uno su propio ingenio y recursos: el verdadero “Espíritu Americano” (del cual carecen muchos americanos).

EL GRADO DE PODER

El grado de poder en la práctica de esta forma de Sugestión, depende materialmente del desarrollo de la voluntad por parte del Sugestionador y asimismo de su revestimiento de la apariencia, manera, aire y tono de autoridad, siendo estos últimos requisitos los símbolos exteriores.
Si uno tiene el Poder de Voluntad fuertemente desarrollado, los símbolos aparecen por sí propios como una consecuencia natural. Para los que no tienen desarrollado el Poder de Voluntad, y cuya autoridad es más o menos “contrahecha”, la asunción de los signos exteriores viene a ser materia de gran importancia, y tales gentes dedican mucho estudio al cultivo de estas formas externas. Y estos símbolos contrahechos, el arte de actor, sirve a su propósito para impresionar y sugerir a la multitud, y de esta manera obtienen un brillante resultado en el papel que desempeñan; esto hasta que tropiezan con hombre de verdadero poder de voluntad, ante el cual se retiran cortésmente, al primer choque de las espadas Mentativas.

A los que sean negativos y demasiado susceptibles a esta forma de Sugestión les aconsejo el cultivo del Poder de Voluntad, que se explicará en la última lección de esta serie, titulada “Arquitectura del Carácter”. Nada sino el cultivo de la Voluntad les hará positivos y refractarios a influencias sugestivas de esta especie.

LA SEGUNDA LÍNEA DE ACCIÓN

Sugestión por Imitación. – Esta forma de sugestión mental es muy común; quizá la más común de todas ellas. El hombre es esencialmente un animal de imitación. Está siempre copiando las acciones, apariencias e ideas de otros, viniendo así a probar su descendencia de los antecesores antropomorfos, en los cuales este rasgo de carácter fue grandemente desarrollado. Personalmente, yo creo que este rasgo de imitación puede llevarse a los primeros días de la humanidad, o antes, cuando hombres y animales vivían en un estado salvaje y expuestos constantemente a los peligros del enemigo. Entonces un movimiento de miedo por parte de uno se comunicaba a los demás de la tribu, y gradualmente se fue desarrollando el rasgo de Imitación instintiva, de la cual aun en la actualidad se ven vestigios en la raza.

Podemos encontrar ejemplos abundantes en torno nuestro.

Cuando presenciamos el paseo de un funámbulo sobre la cuerda, seguimos instintivamente todos sus movimientos, imitándolos con nuestro cuerpo.

Cuando miramos el rostro de los actores en la escena, nuestro rostro reproduce más o menos la expresión que le da el artista.

Y así ocurre con todo lo demás. Los niños manifiestan un elevado grado de imitación y copian y adquieren las maneras de los que viven con ellos, hasta un sorprendente grado de detalle.

OVEJAS HUMANAS

Esta forma de sugestión mental es muy común. La gente recibe constantemente la sugestión de los Estados Mentales, Sentimientos y Emociones de aquellos que viven en torno suyo, y los reproducen en sus propios actos. La mayoría de las gentes son como ovejas humanas, que siguen a la que les guía por todas partes y a través de todos los senderos. Estamos constantemente haciendo cosas sencillamente porque otras personas las hacen. En nuestras modas, estilos, etc., somos serviles imitadores.

CONTAGIO MENTAL IMITATIVO

Esta ley de imitación desempeña una parte importante en los fenómenos de Sugestión Mental en el sentido imitado. Alguien hace cierta cosa e inmediatamente otro individuo acoge la sugestión y copia al actor original.

Si los periódicos detallan cierto crimen sensacional, muchos otros de la misma índole se seguirán en un corto espacio de tiempo. Si se trata de un suicidio seguirán otros varios, adoptando usualmente los mismos métodos.

Se presenta un número de casos de alguna clase de locura y disipación, e inmediatamente declárase una epidemia de la misma cosa. Si ocurre que los periódicos hablan mucho de la aparición de una nueva enfermedad, inmediatamente buen número de personas presentan síntomas de la misma. Precisamente las enfermedades se ponen de moda por este sistema. Los Sentimientos y Emociones de la parte Instintiva de la mente son puestos en simpática acción a través de los canales de la Sugestión Imitativa y prontamente se siguen los efectos físicos.

Los hombres perspicuos sacan ventaja de esta tendencia de la mente humana, e interesando a un número de personas en ciertas cosas, consiguen imponer la manera, y la multitud sigue como un rebaño de ovejas. Que cierto número de gentes hablen de una cosa, y el contagio se extiende hasta todo sujeto en la materia. La mayoría del pueblo es más o menos susceptible a esta forma de sugestión, dependiendo el grado, de su hábito de pensar, juzgar y actuar. Los individuos que tiene ideas suyas no se dejan impresionar, por cada ola de manera, estilo y pensamiento popular, tan fácilmente como aquellos que mantienen una actitud más negativa hacia la mente de otros. El método de curar una indebida tendencia hacia la acción Imitativa, es procurar el construirse uno su propia Individualidad y desarrollar positividad según los métodos mencionados en el último capítulo de nuestro estudio.

LA TERCERA LÍNEA DE ACCIÓN

Sugestión por Asociación. – Esta forma de Sugestión Mental es muy común. Se basa en las impresiones adquiridas por la raza, por las cuales ciertas palabras, acciones, maneras tonos apariencias etc. van asociadas con ciertos Estados Mentales previamente experimentados. Los Estados Mentales toman forma en acción física y expresión según sabemos. Un hombre que siente de cierto modo es apto para expresarse mediante ciertas acciones o ciertas palabras. Estas acciones y palabras vienen así a ser símbolos de los Estados Mentales que las producen y en su consecuencia producen en la mente de la persona que las ve o las oye la imagen mental relacionada con el Estado Mental. Y esta imagen mental está indicada para inducir un estado similar o correspondiente en la mente de la persona que ve o escucha. De manera que estos símbolos son realmente Sugestiones Mentales desde el momento en que tienden a inducir estados mentales.

NO PALABRAS, SINO SÍMBOLOS

Aquí me permitiré recordar al lector que toda palabra o palabras escritas, impresas o habladas, son la expresión física o extrema de algún interno estado mental de la persona que pronuncia o escribe las palabras. Estas son “signos visibles y exteriores” de un “sentimiento interno”; téngase siempre presente.

Las meras palabras, por sí propias, no tienen valor sugestivo; ese valor depende de la significación impresa sobre ellas, acompañada de una inteligencia de su significación por parte de la persona que la oye o las lee. La palabra “horror”, por ejemplo, tiene una definida significación para las personas que la conocen. Posee una relación directa con un sentimiento mental o emoción, y es la expresión física y exterior del mismo. Uno puede repetir la palabra tantas veces como quiera a una persona que jamás la haya oído, o a uno de otra raza que no comprenda el término, y así no se sigue ningún efecto sugestivo.

Pero pronúnciese la palabra delante de uno que esté acostumbrado a relacionarla y asociarla con un sentimiento definido que haya experimentado previamente, y el sentimiento será reproducido o “inducido”, si la circunstancia del uso de la palabra es favorable.
La palabra “Amor”, propiamente usada, despertará en la mente de los oyentes sentimientos relacionados con el término. Y es preciso que estos sentimientos hayan sido experimentados antes, directa o indirectamente, para que puedan ser inducidos por sugestión.

Los sentimientos experimentados por nuestros antepasados dejan una huella en nuestra mentalidad subconsciente, que puede también ser inducida por apropiada sugestión.

A mí, las palabras me parecen así como la placa encerada del fonógrafo. La superficie se cubre de diminutas impresiones producidas por ondas sonoras que penetran en el fonógrafo. Coloquemos esta placa en su lugar, y pongámosla en movimiento; y, ¡oh maravilla!, las diminutas impresiones de la placa reproducen o “inducen” en el diafragma la misma especie de ondas sonoras que primeramente causaron las impresiones. En este sentido una palabra, que es el simbólico registro físico de un sentimiento, produce su asociado sentimiento en la mente de la persona que la oye o la lee.

SENTIMIENTO ASOCIADO

Y, conforme he dicho, el sentimiento producido depende grandemente de la comprensión del significado que la palabra tiene para la persona que recibe la impresión.

Por ejemplo, en el caso de la palabra “Amor”, supongamos que el término es fuerte y sentimentalmente sugerido a cierto número de personas al mismo tiempo y del propio modo. Y encontraremos que el sentimiento inducido en una persona será el de amor paterno; en otro el amor filial; en otro el amor conyugal; en otro del amor de Dios; en algunos un exagerado afecto por una persona del sexo opuesto, y así sucesivamente, experimentando cada cual un sentimiento ocasionado por la asociación de la palabra con algún sentimiento previamente sustentado.
La misma palabra puede inducir el más grato de los sentimientos en una persona, y la mayor de las repugnancias en otra, dependiendo la diferencia de la asociación de la palabra en la mente de las dos personas. Como un ejemplo de este último aserto, tomemos la palabra “Apasionado” o la palabra “Piadoso”.

He insistido sobre estos hechos a fin de hacer claro al lector el concepto de que no existe poder mágico en las palabras por sí mismas, y que toda su fuerza y efecto depende de los sentimientos asociados, de los que son la cristalización física y símbolo exterior. La palabra es el cuerpo; el sentimiento es su alma.

EL ARTE DEL SUGESTIONADOR

Y así ocurre con la Sugestión de apariencia, manera, medio ambiente, etc.

Cada una de ella depende de su fuerza y efecto sobre acostumbradas asociaciones con algún sentimiento íntimo, sentimiento que es reproducido o inducido por el símbolo exterior de la cosa. Asociamos ciertas cosas, con ciertos sentimientos, y cuando vemos estas cosas, somos aptos para experimentar el sentimiento indicado. Muchas personas queda altamente impresionadas por la vista de un cuadro, o un pasaje de un drama, una canción, una poesía o un trozo de música.

Y aquí es donde el arte del Sugestionador entra en acción.

Observa escrupulosamente y descubre que ciertas palabras, tonos, maneras, apariencias, acciones, movimientos, etc., están asociados en la mente del pueblo con ciertos sentimientos o ideas. Y así, cuando quiere reproducir o inducir en otra aquellos sentimientos o ideas, reproduce sencillamente los asociados símbolos físicos en palabras, maneras, movimiento o apariencias, y el efecto se produce. El conjurador hace con sus manos ciertos movimientos, que uno siempre asocia con ciertas acciones, hasta sentir que la acción misma ha sido ejecutada; pero el conjurador omite la acción, y queda desconcertado.

El “hombre de confianza” asume la apariencia, maneras y acciones que el oyente ha asociado siempre con ciertas cualidades de carácter, y siente que él es lo que parece sería, pero no es, y queda desorientado.

Este “paso de comedia” del pueblo es toda una forma de sugestión, y resulta uno mixtificado, porque acepta el símbolo por la realidad, a menos de no comprender el juego. El actor asume las acciones, tonos, ropas y palabras de ciertos caracteres, y si es buen artista, olvida uno la realidad, y ríe y llora, y cree que lo que está viendo es la realidad, aun cuando realmente sepa que, después de todo, aquello no es más que una comedia. Y todo esto es Sugestión Mental, téngase presente.

 

 

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Capítulo III

(segunda parte)

 

 

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