El caballero que mira fijamente a la cámara de la policía en esta
foto de 1985 es Chandra Mohan Jain, conocido al nacer como Acharya
Rajneesh, más conocido hace veinte años como Bhagwan Shree Rajneesh
o "el gurú de los Rolls Royce", y brevemente (cuando afirmó ser la
reencarnación de Buda) como Rajneesh Gautaman the Buddha. Si estos
nombres no le dicen nada a usted, quizá sí ha oído el último de los
muchos alias de este calenturiento truhán: Osho®. Además de ser su
último nombre, Osho® es hoy una marca registrada del "círculo
interior" de su secta, los 21 herederos seleccionados personalmente
por él, dirigidos por Swami Prem Jayesh
(originalmente Michael
William O'Byrne, de Canadá, quien al menos hasta hace poco tenía
prohibida la entrada en la India), que mantienen un fructífero
negocio con los libros e ideas cambiantes de Rajneesh, centros
vacacionales "de meditación", ocho sabores de meditación para usted
y diversos productos y servicios adicionales, incluido un alucinante
"tarot zen Osho®" y una "multiversidad" en Pune, India, para
aprender a meditar y conocer las "ciencias esotéricas" entre otras
cosas.
El "Osho®" que ahora se promueve en la televisión como "místico
contemporáneo" o algo así no fue sino uno más de los muchos gurús o
maestros indostanos que aterrizaron sobre la ingenuidad hippie de
occidente en los años 70-80, a grupas del Maharishi Mahesh Yogui. A
Rajneesh ya acudían occidentales en busca de "iluminación" desde
mediados de los 70, como un producto diferenciado de su competencia.
Lo que lo hizo singular es que, a diferencia de otros de su misma
profesión, a Rajneesh le costaba muchísimo trabajo fingir ese
ascetismo superior, ese desprendimiento de lo terrenal que tan bien
simulaban el Maharishi o Su Divina Gracia Swami Bhaktivedanta
Prabhupada, fundador de los Hare Krishnas. No, a Rajneesh le
gustaban las mujeres, el dinero a espuertas y los autos lujosos, en
particular los de la marca Rolls Royce. Su pequeña manía por estos
autos lo llevó a ser propietario de 93 de ellos. Su otra afición lo
hizo crear una versión propia y aumentada del tantrismo hinduísta
que permitía todo tipo de actos sexuales a gusto del maestro. En
resumen, convirtió sus terrenales y bastos gustos de ciudadano de a
pie en una "filosofía" del "materialismo es bueno" prefigurando un
poco al Michael Douglas de "la avaricia es buena" en la película
Wall Street, pero con túnicas e incienso.
Por supuesto, no es en lo más mínimo criticable que uno disfrute el
sexo mientras no viole la ley, y tampoco lo es que se compre Rolls
Royces si lo hace con dinero bien habido y no viola la ley (y mejor
si no explota a nadie para conseguir el dinero). Pero obtener todo
eso con el rollo místico y presentándose alternativamente como un
superhombre, un dios, un Buda y un maestro espiritual ya no parece
tan honesto. Y menos cuando usted viola la ley muy seguido y acaba
como el caballero de la foto. Menos honesto es también que sus
"ideas" fueran todas recicladas de otros autores, y que sus libros,
según confesión de sus seguidores, fueran con frecuencia escritos
por mujeres de su entorno más cercano, su harén, pues. Tampoco tiene
alta puntuación de honestidad no pagar impuestos o defender el sexo
incestuoso y el sexo con menores de edad, cosas que según sus
seguidores hallaba natural y recomendable. Y tampoco es exactamente
honesto tener a unos seguidores espirituales a los que se explota
vilmente para obtener una fortuna económica manteniéndolos en
condiciones de vida poco recomendables.
Nacido en 1931, Rajneesh se dedicó prácticamente toda su vida a ser
gurú o "maestro", consiguiendo una gran cantidad de seguidores en la
India y algunos en los Estados Unidos. Dicho de otro modo, no
trabajó un solo día de su vida, lo cual lo convierte en la envidia
de más de cuatro. Su manejo del asunto de ser gurú y vivir de los
seguidores siempre fue pragmático, y siempre buscó el apoyo de una
mercadotecnia adecuada para llegar a más seguidores, con lo cual sus
enseñanzas eran bastante "flexibles", o de quita y pon: lo que
enseñaba ayer podía negarlo hoy si convenía. Igual afirmaba que se
iban a acabar las guerras que, cuando una firma de relaciones
públicas le dijo que las profecías apocalípticas tenían mucho rating
entre los seguidores profesionales, predijo guerras y atrocidades. Y
cuando lo atrapaban cometiendo alguna barbaridad, acostándose con
una o más adeptas, consumiendo valium y óxido nitroso "como para
llenar un dirigible", dice un exadepto (varios ex-seguidores
aseguran que era adicto a ambos) o tomando por asalto un pueblo, lo
hacía amparándose en el "tantra" o en algún ente espiritual
inventado ad hoc esa mañana.
Pero Rajneesh era muy, muy simpático y convincente, y parecía
honesto, con lo cual nunca le faltaron seguidores. Su "sabiduría" se
puede calcular con sus afirmaciones como "India no necesita alta
tecnología", "en el año 2000 se habrán terminado todas las guerras"
o sus profetizadas guerras que tampoco ocurrieron. Como fuera, su
simpatía, su defensa del placer sexual y del materialismo y una vena
cínica y pícara le ayudaron a recorrer el camino al estrellato
mediático y a una fortuna cuyos alcances aún no son del todo
conocidos.
Hasta que se ahogó en su propio pantano de cuentos.
Verá usted, en 1981, los seguidores estadounidenses de
Rajneesh-Osho® compraron un rancho de 26 mil hectáreas en los
condados de Wasco y Jefferson, estado de Oregon, en Estados Unidos,
afirmando que querían hacer una comuna agrícola muy pastoril y mona.
El lugar pasó a llamarse "Rancho Rajneesh", se empezó a construir en
él una ciudad en la que llegaron a vivir 3.000 de los seguidores de
Rajneesh (los llamados "sannyasins"
y a él llegó a mediados de año el gurú en persona, que ya llevaba un
tiempo en los Estados Unidos. Al parecer, el revuelo formado en la
tranquila zona y en el cercano pueblo de Antelope hizo que cuando
Rajneesh solicitó una extensión de su visado, las autoridades
decidieran investigarlo. Dos problemas se hicieron evidentes, según
cuentan los registros del sheriff de Wasco: una serie de matrimonios
sospechosos entre seguidores estadounidenses y seguidores de otros
países que parecían destinados sólo a conseguir la estancia legal de
los sannyasins extranjeros (simples bodas de conveniencia) y el
hecho de que la mudanza del señor Rajneesh de la India al país del
dólar parecía estar relacionada con el hecho de que el caballero le
debía al gobierno de la India unos seis millones de dólares en
impuestos, cantidad que, inexplicablemente, no parecía dispuesto a
pagar.
Para 1982, los seguidores del Rancho Rajneesh eran ya suficientes
como para tomar por asalto la ciudad de Antelope. En una elección
que convocaron en abril, ganó la propuesta de cambiarle de nombre a
la ciudad por el de Rajneesh, incorporando como pueblo al rancho,
ahora llamado Rajneeshpuram, y empezaron a exigir información y
apoyo en dinero público para sus actividades ante la furia de los
residentes originales. En 1983, los visitantes externos a la comuna
de Rajneesh, como el sociólogo Lewis F. Carter, que escribió un
estudio científico sobre la comunidad en la revista Contemporary
Sociology en 1991, detectaron en la comuna el autoritarismo y la
búsqueda del "control total" propias de las sectas, lo cual también
era evidente en el interés fundamental por que la comuna produjera
dinero para satisfacer los caprichos del "dios viviente".
El capítulo más "mondo cane" de esta historia aún estaba por
escribirse. Las tensiones entre los residentes "de siempre" y los
advenedizos adeptos de Rajneesh llevaron a que estos últimos
acumularan un importante arsenal mientras Osho® predecía que el SIDA
mataría a todas las personas del mundo excepto a los de su comuna.
Hubo un intento de asesinato del médico de Rajneesh y del fiscal de
distrito del condado de Jefferson, el saqueo e incendio de la
oficina de planificación del condado de Wasco y escuchas telefónicas
y con micrófonos dentro de la comuna. En el colmo de lo bizarro, los
seguidores del gurú cultivaron bacteria de salmonella y la
esparcieron en bares de ensaladas de 1o restaurantes de The Dalles,
en Wasco, afectando a más de 700 personas, con lo que esperaban
poder influir en las elecciones de la comisión del condado
inhabilitando a los votantes locales, en lo que hoy se considera,
simplemente, el primer ataque bioterrorista moderno, y un aviso de
ataques de otras sectas, como la de Shoko Asahara y su ataque al
metro de Tokio con gas sarin . Rajneesh culpó de todo a su
secretaria y buscó una salida a lo que se convertía en un infierno
jurídico y mediático, entre otras cosas devolviéndole su nombre
original al pueblo de Antelope. Pero no tuvo éxito, de modo que tomó
a algunos de sus seguidores, subió a su jet privado y trató de huir,
pero la oficina de inmigración y naturalización lo detuvo lo
devolvió a Oregon, donde le tomaron la instantánea que abre esta
entrada y lo llevó a juicio, acordando con él no sentenciarlo a una
pena de prisión si abandonaba el país y se declaraba culpable de
violar las leyes de inmigración. Fiel a su autoimagen, Rajneesh, en
prisión, exigió una atención adecuada a su estatus superior: comida
especial y un trono.
Rajneesh volvió a la India, dejando atrás a sus seguidores, varios
de los cuales, en particular mujeres dirigentes, fueron a juicio y
resultaron condenados por los intentos de asesinato mencionados, el
ataque con salmonella y el fraude migratorio. Mientras ellos pasaban
a ocupar una celda en Oregon (su secretaria, Sheela, que solía
pasearse armada, fue condenada a 20 años en 1986), Rajneesh recorría
21 países en su jet privado: lo expulsaron de Grecia, pasó por
España, anduvo en Uruguay (donde se cambió el nombre a Osho®),
visitó Jamaica y volvió a Poona, India, donde finalmente murió en
1990.
Pero sus enseñanzas viven... No las del misticismo blanducho y fácil
de esperar de "iluminación interna", sino las de cómo armar una
comuna con extranjeros. En abril de este año se informó que las
autoridades australianas están investigando a la empresa de Osho®
Melaleuca Properties porque, además de conflictos con Byron Shire,
donde están ubicados, hay acusaciones de bodas de conveniencia para
llevar a Australia a numerosos sannyasins de otros países,
repitiendo hoy los acontecimientos de hace más de 20 años en Oregon.
Por cierto, existe en Antelope, Oregon, una placa conmemorativa de
la resistencia del pueblo contra "la invasión y ocupación de
Rajneesh de 1981-1985".
Sin duda el gurú dejó su huella en el pueblo, hoy de unos 60
habitantes.
Ése es, pues, el "místico contemporáneo" que ahora nos están
vendiendo, probablemente el místico menos místico de la era de
Acuario. Pero como ya hemos dicho, la charlatanería no se crea ni se
destruye, sólo se guarda unos años hasta que la gente se olvide de
los escándalos y ridículos del pasado, y se saca de nuevo a pasar la
gorra entre los entusiastas siempre dispuestos a redescubrir oriente
a tanto la dosis.