EL PERGAMINO
NÚMERO NUEVE
Mis sueños carecen de valor alguno, mis planes son como el
polvo, mis metas son imposibles. |
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Todo ello carece de valor a menos que sea seguido de la acción.
Procederé ahora mismo.
Jamás ha existido un mapa, por muy exactos que hayan sido los detalles y
la escala, que transportara a su dueño un centímetro de distancia. Jamás
ha existido un documento jurídico, por justo que fuese, que haya
impedido un crimen. Jamás ha existido un pergamino, aún como el que yo
sostengo ahora, que se haya ganado un centavo, o producido una sola
palabra de aclamación. Solo la acción es la chispa que enciende el mapa,
el documento, este pergamino, mis sueños, mis planes, mis metas, hasta
convertirlos en una fuerza viviente. La acción es mi alimento y bebida
que nutrirá mi éxito.
Procederé ahora mismo.
La
demora que me ha retrasado fue hija del temor y ahora reconozco este
secreto, extraído de las profundidades de corazones valientes. Ahora sé
que para conquistar el temor debo siempre proceder sin vacilación y los
estremecimientos de mi corazón desaparecerán. Y ahora sé que la acción
reduce al león del terror a una hormiga de ecuanimidad.
Procederé ahora mismo.
De
aquí en adelante, recordaré la lección de la luciérnaga que proyecta su
luz solo cuando vuela, solo cuando está en acción. Me convertiré en
luciérnaga y aún durante el día se verá mi resplandor a pesar del sol.
Que otros sean como las mariposas que se acicalan las alas, y que sin
embargo dependen de la caridad de una flor para vivir. Seré como una
luciérnaga y mi luz iluminará el mundo.
Procederé ahora mismo.
No
eludiré las tareas de hoy ni las postergaré para mañana, porque sé que
el mañana nunca llega. Déjenme proceder ahora aunque mis acciones no
traigan la felicidad o el éxito, porque es mejor proceder y fracasar que
quedarse inactivo y salir del paso a duras penas. La felicidad, en
realidad, quizá no sea el fruto arrancado mediante mi acción, y sin
embargo sin la acción todo fruto morirá en su tallo.
Procederé ahora mismo.
Procederé ahora mismo. Procederé ahora mismo. Procederé ahora mismo. De
aquí en adelante, repetiré estas palabras constantemente, cada hora,
cada día, todos los días, hasta que las palabras se conviertan en un
hábito como el respirar y las acciones que sigan sean algo tan
instintivo como el pestañear. Con estas palabras puedo preparar la mente
para realizar todo acto necesario para mi éxito; con estas palabras
puedo preparar la mente para hacer frente a todo desafío que el
fracasado elude.
Procederé ahora mismo.
Repetiré estas palabras una vez tras otra. Las pronunciaré cuando
despierte al saltar de mi cama, mientras el fracasado duerme una hora
más.
Procederé ahora mismo.
Cuando entre al mercado las pronunciaré e inmediatamente confrontaré a
mi primer cliente, mientras el fracasado medita con detenimiento sobre
la posibilidad de que se lo desaire.
Procederé ahora mismo.
Cuando me encuentre frente a una puerta cerrada, las pronunciaré, y
luego llamaré mientras que el fracasado espera afuera con temor y
temblor.
Procederé ahora mismo.
Las pronunciaré cuando me confronte la tentación, y procederé de
inmediato para sacarme a mí mismo del mal.
Procederé ahora mismo.
Cuando esté tentado a abandonar la lucha para comenzar mañana,
pronunciaré estas palabras y procederé de inmediato a consumar otra
venta.
Procederé ahora mismo.
Solo la acción determina mi valor en el mercado, y para multiplicar mi
valor multiplicaré mi acción. Transitaré allí donde el fracasado teme
andar. Trabajaré cuando el fracasado busque descanso. Hablaré cuando el
fracasado permanece en silencio. Visitaré a diez personas que pueden
comprar mis mercancías, mientras que el fracasado se formula planes
grandiosos para visitar a uno solo. Afirmaré que la labor está cumplida
antes que el fracasado diga que es demasiado tarde.
Procederé ahora mismo.
Porque el ahora es todo lo que tengo. Mañana es el día reservado para el
trabajo de los haraganes. Yo no soy haragán. Mañana es el día cuando lo
malo se vuelve bueno. Yo no soy malo. Mañana es el día cuando el débil
se vuelve fuerte. Yo no soy débil. Mañana es el día cuando el fracasado
tendrá éxito. Yo no soy un fracasado.
Procederé ahora mismo.
Cuando el león siente hambre, come. Cuando el águila siente sed, bebe.
Si no procedieran, si no actuaran, ambos morirían.
Yo
siento la sed del éxito. Siento sed de felicidad y de paz mental. Si no
procedo, si no actúo, pereceré en una vida de fracaso, de miseria, de
noches de insomnio.
Impartiré órdenes y obedeceré mis propias órdenes.
Procederé ahora mismo.