EL PERGAMINO
NÚMERO SEIS
Hoy seré
dueño de mis emociones. |
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La
marea sube; la marea baja. Pasa el invierno y llega el verano. Declina
el verano y aumenta el frío. El sol sale; el sol se pone. La luna está
llena; la luna es negra. Llegan los pájaros; y luego parten. Florecen
las flores; las flores se marchitan. Se siembra la semilla; se recoge la
cosecha. La naturaleza toda es un ciclo de estados de ánimo y yo soy
parte de la naturaleza, y así como la marea, subirán mis estados de
ánimo; mis estados de ánimo bajarán.
Hoy seré dueño de mis emociones.
Es
una de las estratagemas de la naturaleza, escasamente comprendida, que
cada día amanezco con estados de ánimo que han cambiado desde ayer. El
gozo de ayer se convertirá en la tristeza de hoy; sin embargo la
tristeza de hoy pasará a ser el gozo del mañana. Dentro de mí hay una
rueda, que cambia constantemente de la tristeza al gozo, de los
transportes de alegría a la depresión, de la felicidad a la melancolía.
A igual que las flores, los capullos de gozo de hoy se marchitarán y
abatirán, y sin embargo recordaré que las flores secas de hoy llevan la
semilla del pimpollo del mañana; así también la tristeza de hoy contiene
la simiente del gozo del mañana.
Hoy seré dueño de mis emociones.
¿Y
cómo dominaré estas emociones para que cada día sea productivo? Porque a
menos que mi estado de ánimo sea el correcto, mi vida será un fracaso.
Los árboles y las plantas dependen del tiempo para florecer, pero yo
elaboro mi propio tiempo, que digo, lo llevo conmigo. Pero si yo les
ofrezco a mis clientes lluvia y lobreguez y tinieblas y pesimismo,
reaccionarán con tristeza, tinieblas y pesimismo y no me comprarán nada.
Si les ofrezco gozo y entusiasmo y claridad y alegría a mis clientes,
reaccionarán con gozo y entusiasmo, claridad y alegría, y mi tiempo me
producirá una cosecha de ventas y un granero de oro.
Hoy seré dueño de mis emociones.
¿Y
cómo dominaré a mis emociones para que todos los días sean días felices
y productivos? Aprenderé este secreto de los siglos: Débil es aquel que
permite que sus pensamientos controlen sus acciones; fuerte es aquel que
compele a sus acciones que controlen sus pensamientos. Todos los días
cuando despierto seguiré este plan de batalla antes de ser capturado por
las fuerzas de la tristeza, de la autocompasión y del fracaso:
Si
me siento deprimido cantaré.
Si
me siento triste reiré.
Si
me siento enfermo redoblaré mi trabajo.
Si
siento miedo me lanzaré adelante.
Si
me siento inferior vestiré ropas nuevas.
Si
me siento inseguro levantaré la voz.
Si
siento pobreza pensaré en la riqueza futura.
Si
me siento incompetente recordaré éxitos del pasado.
Si
me siento insignificante recordaré mis metas.
Hoy seré dueño de mis emociones.
De
aquí en adelante, sabré que sólo aquellos con habilidad inferior podrán
estar siempre a su nivel más alto, y yo no soy inferior. Habrá días
cuando tenga que luchar constantemente contra fuerzas que me
desgarrarían. Aunque el desánimo y la tristeza son fáciles de reconocer,
hay otros que se nos aproximan con una sonrisa y con un amistoso apretón
de manos pero también pueden destruirnos. Contra ellos, también, debo
estar siempre alerta:
Si
se apodera de mí la confianza excesiva, recordaré mis fracasos.
Si
me siento inclinado a entregarme con exceso a la buena vida, recordaré
hambres pasadas.
Si
siento complacencia, recordaré mis competidores.
Si
disfruto de momentos de grandeza, recordaré momentos de vergüenza.
Si
me siento todopoderoso, procuraré detener el viento.
Si
alcanzo grandes riquezas, recordaré una boca hambrienta.
Si
me siento orgulloso en exceso, recordaré un momento de debilidad.
Si
pienso que mi habilidad no tiene igual, contemplaré las estrellas.
Hoy seré dueño de mis emociones.
Y
con este nuevo conocimiento comprenderé también y reconoceré los estados
de ánimo de aquel a quien visite. Toleraré su enojo y su irritación de
hoy porque no sabe el secreto de dominar su mente. Puedo resistir sus
saetas e insultos porque ahora sé que mañana cambiará y será un gozo
visitarlo.
No
juzgaré más a un hombre por una sola visita; no dejaré jamás de visitar
de nuevo mañana a aquel que hoy me demuestra odio. Hoy no comprará
carrozas de oro por un centavo, y sin embargo mañana canjeará su casa
por un árbol. El conocimiento que tengo de este secreto será la llave
que me abre las puertas de la riqueza.
Hoy seré dueño de mis emociones.
De
aquí en adelante reconoceré e identificaré el misterio de los estados de
ánimo de toda la humanidad, y en mí. Desde este momento estoy preparado
para dominar cualquier tipo de personalidad que se despierta en mí todos
los días. Dominaré mis estados de ánimo mediante una acción positiva, y
cuando haya dominado mis estados de ánimo, controlaré mi destino.