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SÉPTIMO COMPROMISO DEL ÉXITO

He dispersado mis esfuerzos en tantas direcciones.
 

 

He desperdiciado tantas estaciones corriendo de un arco iris al siguiente.
He pasado incontables años introduciendo cubos vacío en pozos vacíos.

Seguía albergando la esperanza de que el éxito, la felicidad y la riqueza
algún día serían míos.

Esperé en vano. Sin el milagro de estos pergaminos, quizá habría seguido
esperando eternamente. Qué triste. Al recorrer la calle de poco a poco, a la 
larga se llega a la casa de jamás.

Ahora todo esto ha quedado atrás.

Ahora comprendo por qué el éxito me ha esquivado. La persona que
perpetuamente titubea pensando cuál de dos cosas hará, acaba por no hacer
ninguna. Si yo vacilo de un plan a otro y constantemente me inclino en la
dirección del viento, como lo hacen los lirios, dirigiéndome hacia todos
los puntos que señala la brújula, jamás lograré nada grandioso o útil.
Quienes se concentran en una sola coas a la vez son los únicos que
progresan en el mundo. El hombre o la mujer superior es el que nunca se
aparta de su especialidad, ni disipa tontamente su individualidad. Ahora ya
conozco el mayor secreto que siempre estuvo delante de mis ojos y que yo
era demasiado ciego para verlo.

Siempre pondré todo mi ser en la tarea que tenga entre manos.

La inmensa diferencia entre quienes triunfan y quienes fracasan no consiste
en la cantidad de trabajo que desempeña cada uno de ellos sino en la
cantidad de trabajo inteligente. Muchos de los que fracasan de manera más
ingeniosa hacen lo suficiente par alcanzar un gran éxito, pero trabajan al
azar en cualquier cosa que se les asigna, construyendo con una mano para
derribar con la otra. No aprovechan las circunstancias, convirtiéndolas en
oportunidades. No poseen ninguna facultad para cambiar las honestas
derrotas en reveladoras victorias.

Contando con la capacidad suficiente y disponiendo de amplio tiempo, que
son los principales ingredientes del éxito, se encuentran siempre impulsando 
de un lado a otro una lanzadera vacía y jamás llegan a entretejer la verdadera
trama de su vida. Jamás volveré a poner únicamente las manos en mi trabajo,
cuando debería dedicarle todo mi ser. Al fin he abierto los ojos. De ahora
en adelante, haré todo lo que esté haciendo como si en todo el mundo
hubiese otra cosa más importante.

La creación de miles de bosques están en una sola bellota.

La concentración y la perseverancia construyeron las grandes pirámides en
las planicies de Egipto.
El maestro de un solo oficio puede sostener a una familia; el maestro de
siete oficios no puede sostenerse a sí mismo. El viento nunca sopla para el
navegante que no sabe hacia qué puerto se dirige. Ahora ya sé hacia dónde
quiero ir y cómo llegar a mi puerto de destino.

Siempre pondré todo mi ser en la tarea que tenga entre manos.

Lo que nuestro mundo nos pide no es hacer muchas cosas con indiferencia,
son una sola en una forma suprema. Quien dispersa sus esfuerzos, no puede
esperar el éxito.
 


Si cortásemos en dos a una salamandra, la mitad del frente correría hacia
adelante y la otra hacia atrás. Así es el progreso de quienes dividen sus
propósitos. El éxito siempre se muestra celoso de las energías dispersas.

Estoy preparado para grandes cambios en mi vida. El mundo sabrá que he
cambiado mi curso. 
Qué poder tan inmenso sobre la vida es el poder de tener metas directas. 
Mi voz, mis vestidos, mi apariencia, mis movimientos y gestos mismos cambiarán 
a medida que empiece a vivir mis días con un propósito.

¿Cómo es posible que yo, igual que muchos otros, haya podido permanecer
ciego a esta verdad?

La persona que sabe hacer una cosa y la hace mejor que cualquier otro aun
cuando sólo se trate del arte de cultivar lentejas, recibe la corona que se
merece. Si cosecha las mejores lentejas por haber dedicado toda su energía
a ese fin, es un benefactor de la humanidad y se le recompensa como tal.

Siempre pondré todo mi ser en la tarea que tenga entre manos.

Decidiré cuales serán mis metas y siempre las tendré presentes en mis
pensamientos. Sólo encontramos aquello que buscamos con todo nuestro
corazón. Si no busco nada en particular en la vida, sólo encontraré eso. 
La abeja no es el único insecto que visita a la rosa, pero sí es el único 
que se lleva la miel. No importa lo espléndidos que sean los materiales que 
hayamos entresacados de nuestros años de estudio y de los afanes de nuestra juventud.

Si salimos a la vida sin ninguna idea bien definida de nuestro futuro
trabajo, podemos estar seguros de que no habrá ninguna circunstancia
afortunada y accidental que convierta lo que hacemos en una imponente
estructura de magníficas proporciones.

A menudo se nos indica que debemos apuntar muy alto en la vida, pero más
bien, deberíamos apuntar hacia un blanco en el cual podamos acertar. No 
basta con tener un propósito general. La flecha que se dispara con el arco 
no va por allí viendo a que puede pegar en su trayectoria, sino que vuela 
directa hacia la marca.

La explosión ampliamente dispersada de trueno no produce los mismos
resultados que un sólo rayo concentrado.

Ahora sé que si aspiro a una meta meritoria, con firmeza y persistencia,
dedicando a ello todos los poderes de mi mente no puedo fracasar. Si
concentro los rayos del sol con ayuda de un espejo, incluso durante los
días más fríos del invierno, podré encender fácilmente una hoguera.

Siempre pondré todo mi ser en la tarea que tenga entre manos.

La más débil de las criaturas vivientes, al concentrar sus poderes en un
solo objeto, puede obtener buenos resultados, mientras que la más fuerte,
al dispersar sus esfuerzos en muchas tareas, no podrá lograr nada. Las
gotas de agua, al caer continuamente, perforan incluso las rocas más duras,
pero el precipitado torrente corre apresurado sobre ellas con un espantoso
bramido, sin dejar atrás ninguna huella.

 

Yo dejaré mis huellas. El mundo sabrá que he estado aquí Siempre pondré
todo mi ser en la tarea que tenga entre manos.
 

 

 
 
 
 

 
 

 
         
         
       
       
       
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