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Eugene McCarthy -Andrew Mellon -J. P. Morgan -Wayne Newton-Lily Pons -Joseph Pulitzer-Simone Signoret - Harold Stassen - Thomas Dewey - Bernard Gimbel - Harry Houdini - Henry James - Thomas Jefferson - George Jessel - Nikita Kruschev - Clare Boothe Luce- Leopold Stokowski - Gloria Swanson - Lowell Thomas - Arturo Toscanini - Peter Ustinov - Vicent van Gogh - Wernher von Braun - Tennessee Wiliams El hombre Aries Yo voy por mi camino, dijo, y cuando encuentro un riachuelo en la montaña le prendo fuego... Así que de cualquier manera entraré en el jardín, y no me importa lo que suceda.
Ese ser que está allí haciendo una llamada telefónica, ¿es una dínamo cargada eléctricamente? ¿Es una antorcha flameante? ¿Es una explosión, un pájaro... o es Superman? Vaya, prácticamente si. Es un varón Aries, lo cual se le aproxima bastante. Esperemos, lectora, que sepas lo que pretendes. Si es emoción, el hombre Aries te la ofrecerá a raudales, y rara vez un instante de aburrimiento atenuará el chisporroteo. Pero si lo que buscas es la seguridad y la satisfacción de un amor tranquilo, entonces te has equivocado de cabina telefónica. Aries puede abrumarte en un minuto con su ardor apasionado, y al minuto siguiente mostrarse tan frío como un oso polar. Si le ofendes o pierdes su interés –o ambas cosas– esa naturaleza marciana, cálida e impulsiva, se helará al instante, y volver a encenderla puede significar tener que empezar todo desde el principio, desde el Acto I, Escena I. Los hombres Aries rebosan ideas y energía creativa. Mantenerse a su altura puede ser agotador, pero vale más que lo hagas, mentalmente por lo menos. Es típico de Aries dejar atrás a las tortugas, sin volver la vista. Probablemente su aspecto y su manera de actuar sean mas juveniles que la primavera, lo cual puede ser encantador; pero es posible que esa aura de juventud persista en sus actitudes mentales y emocionales hasta que madure, cosa que no le sucede muy pronto en la vida. Aries es impaciente con los apocados, es audaz y confiado, va siempre por delante de los demás, y más de una vez por delante de sí mismo. Puede ser el espíritu de la generosidad y prodigar alegremente a los extraños su tiempo, su dinero, su simpatía y sus posesiones. Pero también puede ser, cuando la satisfacción de sus deseos se retrasa o cuando se ve obligado a frecuentar gente que no le responde, exasperantemente intolerante, desconsiderado, egoísta y exigente. Cuando se trata de amor, su actitud desaprensiva es absolutamente pasmosa. Se zambullirá en una aventura, con la total seguridad de que es el único amor verdadero desde que el mundo es mundo, tal vez con la excepción de Romeo y Julieta. Si la relación se rompe, el juntará los pedazos y recurrirá a cualquier procedimiento para salvar el difunto romance. Si es irreparable, empezará todo de nuevo, con una nueva Julieta, lo mismo que la primerísima vez. Por mas errores sentimentales que haya cometido, el Carnero está seguro de que su verdadero amor, su alma gemela, está esperándole en el próximo sueno. Y a menos que tú seas una mujer de Escorpio, el Aries es tan apasionado como pudiera soñarlo cualquier mujer. No es mucho lo que deja por desear. Es tan idealista y susceptible al sentimiento que sabrá sacar el jugo a todos los cosquilleos, suspiros, éxtasis y poesía que sea posible exprimir de una relación. Aries es incapaz de quedarse a mitad de camino. Se entrega todo entero al interés ardiente del momento. Es posible que tengas que vértelas con uno de los más tranquilos y te parezca una oveja. Pero no te dejes engañar. De todas maneras, el que lo rige es Marte. ¿No habla demasiado? ¿No es manifiestamente exuberante e impulsivo? Bueno, yo también conozco uno de esos. Pero te doy mi palabra de que, si pudieras ver por dentro esa cabeza dura, descubrirías que los sesos le giran aproximadamente a doscientas revoluciones por segundo. Siempre que te encuentres con uno de esta clase, que a primera vista no parezca tener el típico impulso marciano, examina los archivos del negocio en que se ocupa, y no tardarás en convencerte de que se trata de Aries. Después, pregúntales a las chicas que han salido con el. Probablemente te responderán con una risita. <<¿Él? ¿Falto de genio? ¿Tímido? Tú debes estar hablando de algún otro>>. Después de un tiempo empezarás a ver clara la imagen. Ese aspecto sereno es la máscara de un corazón ardiente y de una inflexible capacidad comercial. Naturalmente, es más fácil enamorarse de uno de los Aries simples y directos, que no se privan de demostrar el entusiasmo que les despierta todo, desde las patatas fritas al automovilismo, sin olvidar los paseos a la luz de la luna. No hay otro signo solar capaz de ser tan escrupulosamente fiel como Aries cuando está de veras enamorado. Por lo común, su honradez le impide cualquier engaño, y su idealismo le mantiene a salvo del deseo de engañar. No importa lo que digan los libros, la promiscuidad no es un hábito de Aries, ni siquiera los flirteos a la ligera, cuando se ha enamorado profundamente y de corazón. Lo que él busca es un romance de novela, y los romances de novela no admiten una actitud frívola respecto al amor y al sexo. Las otras chicas fueron antes que tú aparecieras. Conozco un Aries que con frecuencia inicia los comentarios referentes a su pasado, dirigidos a su amor actual, diciendo: <<Eso fue antes de nosotros>>. Claro que hay que estar alerta por lo que pueda suceder porque, a pesar de su sinceridad en su actual devoción y en sus promesas de total lealtad (que, a no dudarlo, son absolutamente veraces), su necesidad de romance es tan intensa que es capaz de irse a buscar en otra parte si su pareja no mantiene constantemente vivas sus ilusiones. En el minuto en que permitas, lectora, que vuestro amor pierda el tinte novelesco, es posible que él se salga del camino recto. Y para que lo sepas sin lugar a duda, para él un amor novelesco excluye irse a acostar por la noche con una mujer que se ha untado el pecho con ungüento para la tos. También excluye ser testigo de detalles de tu intimidad personal, tales como pintarte las unas, cepillarte los dientes, teñirte el pelo para quedar mas rubia, arrancarte la piel quemada por el sol, recortarte la cutícula o discutir durante horas por teléfono con tu madre. Para su mentalidad, esa no es la forma en que se conducen las princesas en las novelas. Y Dios sabe que Julieta jamás se habría sentado con los pies sobre una mesita, a mascar chicle y ver la televisión. Perfúmate cuando él esté en casa, y charla con tus amigas cuando no esté. Se le hace difícil pensar que es el Príncipe Encantador si cuando te besa para despertarte tu le respondes con un ronquido o le dices: <<Haz el favor de dejarme dormir, ¿quieres?>>. Y realmente, dime si es así como debió reaccionar la Bella Durmiente al despertar. De manera que cuídate de saludarle todas las mañanas sin aliento y con los ojos húmedos, recién salida de tus sueños, maravillada de encontrar su hermoso rostro. Y no dejes de hacérselo saber. Cuando su pareja descuida los aspectos románticos, el varón Aries se queda en principio con el corazón destrozado. Después se enoja y va en busca de una princesa que no ronque ni haga ese tipo de cosas. Por lo que a él se refiere, no es ninguna falta de honradez. El no rompió ninguna promesa; la rompiste tú. Tú, que le hiciste pensar que eras un delicioso ruiseñor que canta a la luz de la luna, como dice su canción favorita. Y ahora ha descubierto que en realidad eres una ardilla parlanchina o un pajarraco fastidioso, y el impacto te arranca de su mundo celestial de coros angélicos y campanas que repican cada vez que él te toca la mano. ¿Cómo pueden repicar las campanas si tú tienes siempre las manos llenas de ceniceros para lavar, y cómo puede él oír los coros si tú le reprochas que dos noches seguidas ha llegado a casa después de medianoche? (Lo cual es cierto, claro, pero ¿quién eres tú para creer que puedes vigilar sus movimientos? El matrimonio no es una prisión, ni tú eres su guardiana: esa es la actitud de Aries.) Si aprendes a abrir los ojos y a mirarle a través de una bruma, y todas esas cosas, se quedará muy feliz contigo, y por ti ignorará a todas las mujeres del mundo. Es muy improbable que el Carnero se complique físicamente con más de una mujer a la vez (a menos que en su carta natal tenga como ascendente Géminis, o alguna influencia de Venus). Sencillamente, eso no concuerda con su imagen de un amor verdadero y perdurable. La decisión de romper con el antiguo vínculo la tomará siempre antes de que el nuevo se haya tornado muy profundo. Y no te faltarán advertencias: es muy raro que un Aries pueda fingir una pasión que no siente. Con eso sólo, ya no es posible que el calibre del engaño sea muy grande. Además, ahora tú ya sabes que hacer para mantenerle dentro de las paginas de la novela. Para retenerle, hay que ser una combinación de Grace Kelly, Ursula Andress, Marie Dressler, Madame Curie y la Reina Victoria, con un poquito de Clare Boothe Luce para matizar. No hay princesa que, por sí sola, pueda satisfacer su imagen ideal. Es toda una hazaña convencerle de que una es superior a todas las demás mujeres, pero quien lo logre hará de él un hombre impecablemente fiel. Y vale la pena intentarlo, porque así como Aries se zambulle de cabeza en un romance, también huye de él con la misma decisión. Es tan idealista como egoísta, lo que quiere decir que no soporta admitir que se ha equivocado, o que el amor que el eligió pueda morir. Así y todo, no hay que olvidar que para él pueden ser insoportables situaciones que otros considerarían normales. Después de una separación, si lo encuentras en un estado de ánimo adecuado, es posible reavivar el fuego del romance, pero para eso hay que actuar como si jamás hubiera existido intimidad alguna. Para ganarle habrá que jugar fuerte, porque le entusiasman los desafíos. Y si alguna vez surgen problemas, será mas fácil perdonarle un extravío si recuerdas que fue causado por un impulso repentino, después que su ruiseñor dejó de cantar a la luz de la luna, y no fruto de la búsqueda deliberada de una frívola aventura. En realidad, el adulterio resulta desagradable a la honradez de su naturaleza. No pongas en peligro el futuro. Ya que tienes la llave mágica de su corazón, úsala. Y si se te ocurre la idea de jugar con él el juego del flirteo... descártala. Con Aries, probablemente tu primera indiscreción será la última. Un susurro o una mirada insinuante a otro hombre puede bastar para que le pierdas, y no hablemos de una infidelidad real. Él insiste en ser el primero en todo, y puedes apostar tu recuerdo mas querido a que eso incluye ser el primero en tu corazón. Aries es posesivo y extremadamente celoso. Solamente el varón de Leo es capaz de enfurecerse más que él ante la sola idea de una traición de su amada. Y lo que empeora las cosas, es que el Carnero jamás te concederá la fe ciega que espera de ti en asuntos de amor. Simplemente, tienes que entender que sus animadas conversaciones con otras mujeres son inocentes, porque él exige para el contacto social toda la libertad que le niega a su pareja, y mas aún. Tu amante marciano te colocará en un pedestal y esperará que permanezcas allí. No muevas ni un dedo, ni siquiera des la impresión de que tienes ganas de moverlo. El hombre Aries es rebelde por naturaleza. Le encanta desafiar a la autoridad, y piensa que el nació mas vivo que todos los demás. Es posible que eso sea así, pero a la mayoría de la gente no le gusta que se lo digan. A consecuencia de su forma temeraria de imponer su superioridad, es posible que más de una vez se pele la frente. Como él necesita conducir y se niega a ir detrás, los que tienen mas poder que él le darán mas de una vez una lección de humildad. En esas ocasiones, tú sales ganando, porque a ti recurrirá en busca de consuelo y seguridad para su yo magullado. Entonces te darás cuenta de que su fachada confiada y agresiva oculta un complejo de inferioridad, pero el preferirá morir antes que admitirlo. La mujer que trate con suave y absoluta devoción su pulverizada confianza es la que cuenta con más posibilidades de conservar su afecto. Jamás cometas el error de estar de acuerdo con su momentáneo enemigo, ni de intentar ser justa y ver la otra cara de la situación conflictiva. Tú debes amar lo que él ama y odiar lo que él odia. En el amor y en la amistad, Aries exige la misma lealtad orgullosa e incondicional que él brinda. Es su código, y si no puedes ajustarte a él, búscate otro hombre. En la naturaleza de Aries no hay lugar para tretas sutiles. No es nada difícil reconocer cuando, para un hombre de este signo, una relación se ha terminado. La frialdad y el aburrimiento en su voz y en sus modales serán inconfundibles, y generalmente irán acompañados de una sincera declaración que exprese las cosas con cristalina claridad. Por otra parte, una fogosa explosión de có1era es menos grave, y significa que su disgusto no es, probablemente, mas que un estado de animo pasajero y que el romance puede salvarse. Con los Aries, el hielo es más temible que el fuego. A los hombres de Aries no les gustan los juegos. Aries enfoca las cosas de forma directa, tanto en el romance como en los negocios. Una vez que el amor ha sido reconocido, Aries no perderá un segundo, pero cuidado: deja que quien lo reconozca sea él. No le persigas, no le llames frecuentemente por teléfono, no le mires embelesada ni le declares tus sentimientos hasta estar del todo segura de que la pasión es recíproca. La manera más rápida de perderlo es tomar la iniciativa. En eso, como en todo, el líder tiene que ser él, y si no se lo permites, puede desinteresarse con una rapidez tal que te dejará tan atónita como aplastada. Sin embargo, cuando ya estéis comprometidos en firme, no te muestres demasiado indiferente, porque buscará en otra parte quien le preste atención. Con un Aries, el amor es como caminar por la cuerda floja entre un cálido interés y un desapego distraído. Tendrás que ser prácticamente una artista del trapecio. No corras tras el, pero tampoco le huyas. Cuélgate una mascota al cuello, búscate un trébol de cuatro hojas y pídele un deseo a la primera estrella. Con eso conseguirás tanto como con una estrategia metódica y formal, y probablemente mas. Incluso después que seas suya, tienes que mantenerle en suspenso. Al mismo tiempo, Aries necesita la seguridad de que tu amor sigue presente. Aprende a vivir así... o aprende a vivir sin Aries. En cuanto a lo positivo, aunque tu amante Aries insista en ser el primero en la relación, será también el primero en decir que lo lamenta cuando hayáis reñido, y el primero en estar a tu lado cuando le necesites. Cuando estés enferma o triste, no se separará de ti. Para complacerte gastará el dinero con prodigalidad y buena disposición (si es un típico hijo de Marte). Te hará un cumplido por tu aspecto externo, apreciará tus capacidades y será un compañero mentalmente estimulante. Por más que pueda ser mandón y perder los estribos por una bagatela, rara vez dejará que el Sol se ponga sobre su ira, sin hacer las paces. Tú serás lo más importante de su vida, pero él espera que tú lo sepas, y espera recibir afecto y atención cuando está excitado por alguna idea nueva que se apoderó de su interés. Quiere ser él todo tu mundo, pero a diferencia de otros hombres, si tú eres su igual te dejará que compartas el suyo. El varón Aries espera que la dama de sus sueños sea al mismo tiempo ultra femenina y desenvuelta. La quiere completamente independiente, pero dispuesta a marchar unos pasos detrás de él. Espera que le elogien y le demuestren devoción, pero sin entrar jamás en el papel de humilde esclava. ¿Todavía estás conmigo? Bueno, que muchacha tan valiente. Pero hay más. Aries es capaz de decir cosas amargamente crueles y sarcásticas cuando su yo está herido, cosas que él dice sin la menor intención, pero que a ti pueden destrozarte el corazón si no lo entiendes. Y después esperará que le perdones y que te olvides con la misma facilidad que él. Tendrán que gustarte todos sus amigos, aunque él se reserve el derecho de aburrirse con los tuyos, pero lo que querías era un hombre, ¿no? Y en tu compañero Aries sin duda lo has encontrado. Si eres una mujer de verdad, vuestro amor puede ser la envidia de todo el pueblo, como el de Romeo y Julieta (sin la tragedia, claro). Una vez que te hayas casado con él, Aries será el dueño de la casa o se ira de ella. No aguanta que le molesten en público ni en privado, y mucho menos por la forma en que gasta su dinero. ¿Acaso no se lo gana él? ¿No es su dinero? (A veces, ese pronombre posesivo puede ampliarse hasta abarcar también el dinero que ganas tú.) Es posible que no sea capaz de equilibrar del todo el presupuesto –y es por pura bondad que lo digo con tanta delicadeza–, pero no intentes encargarte tú de ello, aunque toda la vida hayas sido un genio en matemáticas. Jamás quieras interferir en sus asuntos financieros. Es esencial que sea siempre él quien ajuste los cordones de la bolsa. Si es un Aries típico, será generoso con el dinero, y te dará todo lo que necesites. Podrás tener tu bolso de piel de víbora cuando él se haya comprado la cartera de cocodrilo. Puede ser un poquito egoísta, pero jamás tacaño.) Aunque pueda cambiar frecuentemente de trabajo hasta que llegue a ser su propio patrón, un Aries no te dejará morir de hambre. Encontrará manera de conseguir que el dinero siga llegando, por más que se vuelva a marchar con la misma rapidez. Será mejor que ahorres algunas monedas de las grandes en el cerdito de porcelana y le des la sorpresa cuando mas las necesite, porque no es probable que él ahorre mucho (a no ser que tenga algún elemento positivo, como la Luna en Capricornio o en Cáncer, o un ascendente que le predisponga a hacer economías). Con cada bebé que tengáis, él se conducirá como el delicado y orgulloso papá de tus sueños. Es posible que mas adelante sea un poco mandón con los niños y trate de imponerles sus carreras. Será un padre tierno y maravillosamente divertido, pero es posible que haya que recordarle que los chicos necesitan de la independencia tanto como él. El de padre es, decididamente, un papel que a él le gusta. El béisbol, las charlas sobre aves y abejas, el fútbol, salir a cenar con su mujer, la serie completa. Pero no le des la impresión de que alguno de los pequeños es más importante que él para ti, porque entonces la cosa dejará de gustarle. Una vez casados, la mujer de Aries puede seguir adelante con su carrera, si así lo desea. Lo más probable es que él no se ofenda, siempre y cuando su cónyuge no brille más que él. Es importante que recuerdes que le resulta más fácil perdonar las sopas de lata o las comidas congeladas que la falta de fe en sus ideas. Estimula su independencia, pero procura doblegar –con tacto– su carácter impulsivo. El conductor debe ser él, porque si no, la vida no vale la pena. Su gran entusiasmo burbujeante puede morir una triste muerte si le echas un cubo de agua fría o, con una negativa, provocas un cortocircuito en su energía positiva. En el momento en que pierda su autoridad, en el trabajo o en casa, su estimulante optimismo se convertirá en sombrío descontento para acabar finalmente en un decidido desinterés. No está en su naturaleza someterse. Aries es hombre entre hombres, y su mujer jamás debe destruir su masculinidad, sin que ella pierda su individualidad tampoco. No intentes manejarlo, ni dejes que él te maneje. Un marido de signo Aries no aguantará que su mujer tenga todas las noches reuniones en el club, pero no tolerará tampoco una esposa que se pase todo el día en casa tejiendo manteles y cubrecamas. Se trata de alcanzar un término medio. Y si aciertas, piensa que algún día serás la única Julieta de pelo blanco en tu círculo, con un marido que seguirá poniéndose romántico cuando se hayan cumplido vuestras bodas de oro. Es todo un desafío, si eres romántica... y claro que lo eres, porque si no, para empezar, no te habrías metido con un Aries. La mujer Aries–¿Pero es que no vas corriendo a ayudarla? –preguntó Alicia. –¡Es inútil, es inútil! –dijo el Rey–. –Corre con tan tremenda rapidez que sería como intentar dar caza a un Bandersnatch. ¿Conque estás enamorado de una muchacha Aries? Pues no sé si felicitarte o compadecerte.
Cuando Byron escribió que <<el amor del hombre es cosa aparte de la vida del hombre; para la mujer es toda su existencia>>, se olvidó de que había mujeres Aries. Una mujer Aries puede pensar que el amor es toda su existencia, pero está demasiado absorta en el mundo que la rodea, por no hablar de lo vitalmente absorta que está en sí misma, para que el amor sea realmente el comienzo y el final de su vida. Aries puede pasarse sin un hombre más fácilmente que cualquier otra mujer. Claro que pasarse sin un hombre no significa pasarse sin romance. La mujer Aries necesitará siempre de ese héroe de sus sueños por quien suspira en su corazón. Es posible que esté muy lejos en el tiempo y en el espacio –o simplemente invisible e inaccesible, oculto en las nieblas del mañana–, pero en una lluviosa tarde de abril, nuestra amiga estará pensando en él. Rondará sus pensamientos cuando caiga la primera nevada, cuando ella escuche cierta canción o vea destellar un relámpago. Sin embargo, por más que suspire por él, si no se da en forma inmediata la presencia física de un varón, la mujer Aries no le echará terriblemente de menos. Cualquier cosa que él pudiera hacer, yo puedo hacerla mejor: eso es lo que ella piensa. La muchacha Aries se abre sola las puertas. También se pone sola el abrigo, libra sus propias batallas, se aparta ella sola la silla, llama el taxi y se enciende el cigarrillo sin necesidad de ayuda masculina. Para ella, hacerlo sola es la manera mas rápida de hacer algo. Naturalmente, no es una actitud que guste demasiado al vulnerable ego masculino. La joven marciana está decidida a tomar la delantera, a ser la primera en emprender la acción, y en ello incluye tomar la iniciativa para empezar un romance. Entre todos los signos solares, son las mujeres Aries las que más probabilidades tienen de declararse, especialmente si el hombre no se decide a hacerlo. Y, amigo mío, ese es el único momento en que puedes demostrarle sin peligro tus sentimientos: cuando ella se te declare. Si lo haces antes, estás corriendo un albur. Ten mucho cuidado con tus iniciativas cuando la chica es Aries, porque a ellas les gusta dirigir la relación amorosa. Mas vale que te asegures bien de haberte metido su corazón en el bolsillo antes de intentar rodearle la cintura con un brazo y darle un beso de despedida, porque si no, es posible que te lance un gancho de derecha en la mandíbula y huya como una cervatilla asustada. Pero no te confundas. La razón de su huida no es su modestia virginal, ni el miedo a tus apasionadas intenciones. Con eso puede arreglárselas muy bien. Si escapa es por el temor de verse complicada con un esclavo reverente o con un cachorrito enamorado, porque cualquiera de esas cosas le arrancaría lágrimas de aburrimiento. Muéstrate indiferente, mantenla en la incertidumbre, y lo más probable es que sea ella quien te arrincone. Un hombre que se resiste a su influencia es siempre seductor para una Aries, que no puede entender que él no está fascinado por sus indudables encantos. Entonces, su naturaleza marciana no dejará piedra sin mover para demostrar que ella es deseable, aunque él no le despierte ningún interés duradero. El arquetipo de la mujer de este signo es Scarlett O'Hara. Como ella, la joven Aries conseguirá tener a sus pies a todos los varones existentes en ciento cincuenta kilómetros a la redonda, mientras su terco corazón se derrite por el único hombre que, por la razón que fuere, le resulta inaccesible. Como Scarlett, la mujer regida por Marte es capaz de adaptarse rápidamente para sobrevivir, para hacer frente a un ejército que avanza y para, con helada tranquilidad, atravesar de un balazo la cabeza de quien signifique una amenaza para sus seres queridos. El momento en que Scarlett muestra mejor las características del signo es cuando hambrienta, sola y sin amigos, sin aguantar a que un hombre corra en su auxilio, levanta los puños al cielo para gritar: <<Sobreviviré, y jamás volveré a tener hambre... ¡Pongo a Dios como testigo de que aunque tenga que mentir, estafar, robar o matar, jamás volveré a tener hambre!>>. Y mucho después, con el corazón destrozado, muerta la hija que amaba y cuando el único hombre que ha amado en su vida está a punto de abandonarla, esta mujer típica de Aries todavía es capaz de decir: <<Ya se me ocurrirá la manera de hacerle volver. Jamás ha habido hombre a quien no pudiera conseguir, si he puesto en él mi mirada... Después de todo, mañana será otro día>>. Si, Scarlett O'Hara nos da una nítida imagen del primer signo solar del zodiaco, con toda la fuerza de Marte y con su capacidad para rehacerse de la tragedia; apta para desempeñar hasta sus últimas consecuencias el papel femenino, con sus caídas de ojos y una oportuna lagrimita, pero igualmente capaz de hacer un trabajo de hombre cuando no hay hombre a mano. Un cuidadoso estudio del personaje Scarlett permitirá al lector tener una clarísima imagen de lo que le espera con una Aries... y, naturalmente, también de las recompensas que puede esperar después de haber tenido la valentía de cortejarla. Es posible que su impulso agresivo sea difícil de soportar, pero su radiante optimismo y su fe en el mañana pueden resultar muy estimulantes. A las muchachas Aries les encanta que las halaguen, pero con sinceridad. Hazle saber a tu chica que la admiras, pero sin ser demasiado florido ni meloso. La lealtad de las Aries en amor es total, siempre que su galán sepa mantener vivo el sentimiento, porque son muy sentimentales. En ellas se da la contradicción típica del signo: no quieren que las persigan, pero pierden rápidamente el interés por quien se muestra demasiado indiferente. Una Aries no quiere un varón completamente dominante, pero tampoco se entusiasmará por un hombre que se eche a sus pies para adorarla. Antes de que el amor pueda aportarle la felicidad, la mujer Aries debe responder al eterno desafío de Marte: el intenso deseo de controlar al amante, en conflicto con el secreto anhelo de ser controlada por él. Increíblemente idealistas, son mujeres que a veces buscan en vano el valiente caballero de armadura resplandeciente que las embargue de emoción y conquiste el mundo para ofrecérselo en bandeja, sin que eso les haga sacrificar su virilidad. Como tal personaje no existe más que en los cuentos de hadas y en las leyendas de la corte del Rey Arturo, es frecuente que la mujer Aries ande sola, sin estrella que la guíe. Sus días son luminosos y llenos de emoción, como oscuras y llenas de nostalgia suelen ser sus noches. Sin embargo, cuando sus sueños derrotados se convierten en ardientes cenizas, cuando ya uno piensa que la llama se extingue, Aries se levanta de un salto para encender otro fuego. Para amarte, la mujer Aries debe estar orgullosa de ti, pero no exageres tu importancia hasta el punto de dejar de prestar atención a los talentos y las capacidades de ella. Aunque te exija mucho, te lo devolverá con creces. La joven Aries puede ser generosa en exceso con su tiempo y su compasión, compartir alegremente posesiones y dinero, pero cuando se trata del amor es lista y llanamente avara. En cuanto a las relaciones amorosas, su lema es <<lo que es mío, es mío>>, y no hace falta mucho para provocar una explosión de celos. No se te ocurra admirar en presencia de ella a tu actriz favorita, ni tener demasiadas atenciones con sus amigas. El hombre casado con una mujer Aries hará bien en buscar un secretario varón. Si no siente que es la primera para ti, en todos los sentidos, no tardarás en preguntarte por que han desaparecido tan rápidamente la intensidad de la pasión y la emoción subyugante. Cuando la mujer Aries se siente realmente herida, su fuego se convierte en hielo. Su fuego arde intensamente y se extingue con rapidez; su hielo puede ser eterno. No lo olvides, si es que ella te interesa en serio... y es poco probable que ella quiera interesarte de ninguna otra manera. Aries juega a todo o nada. Son mujeres que ponen a su amado en un pedestal y esperan que viva de acuerdo con una imagen de imposible perfección, negándose tercamente a advertir que tiene los pies de arcilla, hasta que se le aflojan de tal modo que incluso ella tiene que notarlo. Jamás critiques al amante, al marido o a los hijos de una mujer Aries, a menos que te hayas puesto un traje de amianto. Son mujeres capaces de ser exigentes, egoístas, y de hacer observaciones hirientes si alguien arroja un cubo de agua fría sobre lo que es suyo. Pero también pueden ser gentiles y delicadas cuando se las sabe tratar. Como las Aries prefieren la compañía masculina a la femenina, y solicitan la admiración de todos los hombres que las rodean, entre los nueve y los noventa años, con una de ellas te sobrarán las oportunidades de sentir los aguijonazos del pequeño monstruo verde de los celos. Olvídate de ellos. Si ella se mostrara contigo orgullosamente posesiva, ni por un momento aguantará que tú seas posesivo con ella. Una mujer de este signo insiste en tener completa libertad, tanto antes como después de casarse. Vaya donde vaya y haga lo que haga, tendrás que confiar en ella, por más que ella no tenga en ti una fe semejante (a menos que haya aprendido por las malas a controlar sus emociones). De todos modos, la cosa no es tan dura como parece, porque una vez que Aries se entrega de verdad, es fiel. Es raro que la joven Aries pueda amar a dos hombres al mismo tiempo; simplemente, su honradez no le permite el engaño. Si no median circunstancias excepcionales, te hará saber con toda claridad que su amor ha muerto antes de entablar una relación seria con otra persona. Es una mujer capaz de pasión profunda y de místico idealismo, entretejidos de las maneras mas extrañas. En una relación que ella sienta como auténtica y perdurable, no habrá lugar para reticencias, astucias femeninas, maniobras de coquetería o juegos tontos. Su amor es directo, como su forma de hablar y de actuar. Hay algo limpio y fresco en la sencillez de sus emociones que, así y todo, la llevan a veces a aguas demasiado profundas para ella. Es posible que tengas que domesticarla un poquito, pero si te ama de verdad, lo aceptará con una docilidad sorprendente. Las mujeres de Marte suelen ser mujeres de carrera, capaces de desenvolverse bien en la misma profesión que un hombre, desde corredor de Bolsa a agente inmobiliario. También pueden lucir un lindo perfil o una pierna bien torneada en ocupaciones estrictamente femeninas, como la de actriz o la de modelo. A veces resulta difícil conseguir que una muchacha así deje su trabajo por un hombre, si es una carrera o una profesión autentica. Tal vez durante un tiempo lo abandone todo, mientras se sienta inundada por el resplandor del romance y se imagine una casita de novela para los dos solos, junto al mar (ya que es típico de la imaginación Aries ir directamente a las partes gratas e ignorar las aburridas). Pero cuando haya que darle una mano de pintura a la casita, cuando en el techo aparezcan goteras y el resplandor inicial comience a oscurecerse, es posible que Aries se ponga ansiosa por sacar de nuevo a relucir su carta de trabajo. No hay que impedírselo. Será mucho más feliz y se sentirá más enamorada –y hasta más dulce– si se le permite llenar sus ratos de ocio con algo que le interese. Las emociones insatisfechas pueden llevar al marciano a convertir un grano de frustración en una montaña de problemas. Prácticamente, no hay nada a lo que una mujer de ese signo sea incapaz de hacer frente. Ya se trate de una cosa importante o simplemente de algo que se le ocurra para alegrar su vida, algún intento hará por conseguirlo, sin importarle si es práctico o no. Conozco una mujer Aries que, por razones financieras, se vio obligada a vivir durante varios años en dos habitaciones, con el marido, cinco hijos bien inquietos y un perro. Es una situación bastante sofocante y cuya sola perspectiva puede despertar algunas dudas en una mujer con sentido común. En una marciana, no. Esta se las arregló para enfrentarla, aunque quizás alguna vez sufriera momentos de malhumor. Cuando estaba en esa situación, un astrólogo le leyó su carta natal y le señaló que sus aspectos planetarios mostraban un largo periodo de gran estrechez en su vida. Ella se quedó muy intrigada. <<¿Y cuando parece que pueda ser eso?>>, quiso saber. La misma impulsiva Aries un día sintió repentinamente la urgencia de agregar un perro más al grupo que acampaba en sus dos habitaciones. Tenía la sensación de que el mimado de la familia necesitaba compañía femenina; se le veía muy solo. Además, a los niños les pareció una idea realmente sensacional. El descubrimiento de que el segundo perro no sabía comportarse en una casa la arredró só1o temporalmente. Decidida como un sargento instructor, asignó turnos para que todos los miembros de la familia fregaran sucesivamente la alfombra. Cuando comprobó que de todas maneras jamás volvería a quedar como antes, analizó la situación para tomar una decisión. ¿Deshacerse del segundo perro? No faltaba más. Nuestra amiga abrigaba la secreta esperanza de que pronto habría cachorros. De alguna parte tendría que salir el dinero para comprar una alfombra nueva. Y lo raro fue que apareció. En cuanto a los cachorros, ella estaba segura de que se produciría algún milagro y de que todo el batallón podría ir a vivir a un apartamento nuevo antes del feliz acontecimiento. Y lo raro es que eso ocurrió. Los milagros tienden a sucederle a la gente que cree en ellos, y vaya si las mujeres Aries creen. A veces, hasta el límite de la bobería. Su precipitación puede llevarlas a meterse en líos muy complicados, y es posible que ya tengan algunas canas antes de aprender a no pasar por segunda vez por la misma complicación. Aries no suele aprender de la experiencia. Ganas no le faltan, pero su disposición no le deja. De nada sirve alertar a una mujer típica de Aries con la bíblica advertencia de que <<el orgullo va antes de la caída>>, frase que ella interpreta desde que se la enseñaron por primera vez, en el sentido de que <<cuando pierdas el orgullo, caerás>>. Nunca te inquietes por la posibilidad de que tu amada Aries sucumba a los encantos de un lobo. Es tan inmune a los lobos como a los playboys, y corre mucho mas peligro de verse seducida por algún idealista que defienda una causa, sobre todo si es una causa perdida. Pero ni siquiera con él se privará de hacer valer con frecuencia su individualidad, rasgo éste que jamás quedará completamente conquistado en la mujer de Marte, por más que el hombre adecuado pueda suavizarlo. Una muchacha Aries te hará regalos, te prestará dinero, te cuidará cuando estés enfermo y te ayudará a conseguir trabajo. Y esperará lo mismo de ti. Aunque ella lo niegue con vehemencia (con la misma vehemencia que pone en casi todo), cuando se siente triste, tú también tendrás que estarlo. Cuando esté feliz, tendrás que estar feliz. Para Aries, amar es compartir en la igualdad. Tu Aries espera compartir tus hojitas de afeitar, tu cuenta bancaria, tus amigos y tus sueños. A cambio, tú puedes compartir los de ella. Claro que es posible que su hojita de afeitar esté rota, su cuenta bancaria casi en cero, sus amigos un poco dispersos, y que sus sueños sean demasiado fantásticos para que tú te los tragues, pero ella no se mostrará egoísta con sus posesiones. Que no le cuentes un secreto puede hacerla enfurecer, y no es buena idea hacer enfurecer a Aries. Jamás hagas que se avergüence de tu lenguaje, de tu ropa o de tu conducta en un lugar público. Ella jamás te hará sentir incómodo, por lo menos en esos aspectos. Herir su orgullo o poner freno a su entusiasmo son cosas que pueden poco menos que destrozarle el corazón. Es, ni más ni menos, lo que continuamente le hacen otros. El mundo no perdona a una mujer que no se calla y que se considera mas despierta que nadie. Cuando descubra que, después de todo, la que rige el Universo no es ella, correrá a tus brazos con lágrimas en los ojos, huyendo de su mundo oscuro y desalentador. Entonces tendrás oportunidad de verla tal como es realmente, indefensa y vulnerable en extremo, pese a toda su confianza exterior. En realidad, no es la mujer invencible, por más que le gustaría serlo. Admira la fuerza y procura imitarla. Es frecuente que la realidad haga pedazos el idealismo de Aries y su fe optimista en la naturaleza humana. Si en esos momentos la consuelas con ternura, es probable que jamás llegues a perderla. Defiéndela siempre contra sus enemigos, porque no te perdonará que no luches en favor de ella o no te pongas de su lado. (Pero prepárate para hacer las paces con ellos cuando Aries las haga, cosa que puede suceder en cualquier momento.) Por lo menos, en eso juega limpio: ella también te defenderá. Una mujer Aries se jugará, desafiante, fama o fortuna frente a cualquiera que lastime a un amigo de ella. Si te ama, su indignación no tendrá límites. Son mujeres de lealtad absoluta. Como esposa, puede ser todo un desafío. Es probable que tenga sus intereses fuera de casa, porque rara vez un hogar será suficiente para sus energías creativas. No esperes que sea un grillito feliz y que se quede cantando alegremente junto al fuego. Como cocinera será bastante competente y mantendrá la casa brillante de limpieza... la parte que se ve, por lo menos. También te coserá los botones y te planchará las camisas, pero a disgusto. Así y todo, si es necesario lo hará. (Una mujer Aries es capaz de hacer casi cualquier cosa cuando es necesario.) Su fuego se parece mas a los destellos de un diamante que al resplandor acogedor y cálido del hogar encendido. En su naturaleza hay innegablemente cierta fragilidad, y serán mas las veces que te agite que aquellas que te tranquilice. Pero te aportará emoción y sin duda no te aburrirá nunca. Tiene también sus momentos de dulzura que desmienten su impulsividad... para el hombre que tenga la paciencia de sacarlos a la superficie. Las marcianas poseen mayor ternura interior de lo que puede imaginarse quien jamás ha estado en verdad próximo a ellas. Su conversación es muy inteligente y muy frecuente. No te ocultes tras el periódico durante el desayuno. Ella espera encontrar en ti a un compañero; de lo contrario, ya puedes empezar a hacer tú los huevos fritos. Es raro que se queje de que está enferma o cansada, pero cuando algo le duela esperara compasión por toneladas. Aunque tal vez tengas que sentarte encima de ella para que se quede en cama cuando le consuma la fiebre, prepárate para atenderla como a una inválida si tiene un dolor de muelas. Aries no es mujer a la que se pueda llamar por teléfono para decirle que te quedarás trabajando hasta tarde en el despacho, salvo que te divierta provocar un estallido de fuegos artificiales en pleno invierno. No es que tenga inconveniente en mantener la salsa al calor; lo que en realidad le disgustará es no saber que estás haciendo, y es muy posible que vuelva a llamar para verificarlo. Una esposa Aries le causará probablemente una gran impresión a tu jefe... si puedes convencerla de que no le diga cómo debe administrar el negocio. Si por un tiempo tú estás sin trabajo, no tendrá inconveniente en ser ella quien traiga el pan a casa, pero jamás podrá respetar a un hombre que gane menos dinero que ella (aunque jamás dejaría a un hombre por esa razón; mas bien se inclinaría a justificarlo con excusas). Si excepcionalmente le da por abandonarse, la primera palabra de desaprobación de su pareja la enviará presurosa frente al espejo y a la botellita de perfume. (En este aspecto, es tan femenina como la propia Eva.) Lo mismo conseguirás si haces un comentario halagador sobre el nuevo peinado de tu secretaria, pero es más peligroso. Además, ya te advertí que es mejor que optes por un secretario. En la mujer marciana hay una vena de vanidad que la hace sensible a todo –desde su edad a la más inocente observación sobre lo cansada que se la ve– lo que ella puede interpretar como que tú piensas que parece una vieja ajada. Si no mantienes viva la pasión y el romance en tu matrimonio, la harás amargamente desdichada, y como Aries está dispuesta sin demora a cambiar una situación que provoca desdicha, es fácil que se llegue a una separación apresurada o a un divorcio impulsivo. En la mayoría de los casos es una imprudencia permitir que Aries administre los fondos de la familia, pero si eres de los que te tomas las cuestiones económicas con espíritu deportivo, puedes intentarlo. Como madre, Aries tendrá buen cuidado de que el bebé esté limpio, feliz, sano y amado. No es fácil que lo tome en brazos cada vez que llore, que esté pendiente de él ni lo sobreproteja, pero sus hijos recibirán una lluvia de besos cálidos e impulsivos y de estrechos abrazos. Una madre nacida en abril enseñará a sus hijos a creer en duendes. Los llevará a pasear por el parque y les enseñará los collares rutilantes que se olvidaron sobre el césped las hadas que vinieron a danzar a la luz de la luna, y que para otra gente son simples gotas de rocío sobre la hierba. La madre Aries crea para sus hijos un mundo mágico de fantasía: es el mundo en que ella misma vive. No será tolerante en exceso, insistirá en una disciplina estricta y probablemente tenga la suerte de ver a sus hijos convertidos en adultos independientes. En psicología infantil, sus armas favoritas son un remo de madera, cuentos a la hora de acostarse y el beso de buenas noches. Es mujer que puede ser temperamental hasta lo irrazonable, y capaz de provocar algunas escenas violentas. Pero con la misma rapidez con que se enciende, su có1era se disipa como una tormenta de verano: Aries es incapaz de guardar rencor, buscar venganza o complacerse en la autocompasión o en la amargura. Después de una tormenta, su optimista naturaleza de abril reaparecerá como el arco iris que surge súbitamente, pasado el chaparrón. Muchísimas personas afirmarán que la mujer Aries es totalmente masculina, pero no hay que creerles. Por debajo de su cáscara relampagueante y enérgica, es pura femineidad; tal vez demasiado mujer para el hombre medio. Pero no hay duda de que un caballero de reluciente armadura no es un hombre medio. Si hay por ahí algún valiente caballero solitario que me escuche, esta es el hada de sus sueños, digna de todos los dragones que tendrá que vencer para conquistarla. No hay que olvidar que es sensible, a pesar de su radiante sonrisa de bravura (que no es más que su escudo contra el dolor). Quien pueda transformar al Carnero en cordero, tendrá una mujer honrada y apasionada, leal y fascinante, bien que pueda ser un poco impulsiva, autoritaria e independiente. Bueno, pero es que no se puede tener todo, ¿no? La joven Aries te ayudará, lector, a encontrar tus ilusiones perdidas, y tendrá una fe ciega en todos tus sueños. Y si dices que no tienes ninguno, pídele alguno prestado; ella tiene muchísimos. Si crees en ella la mitad de lo que ella cree en ti, juntos podréis hacer algunos milagros. El niño AriesLo único que se es que algo se me abalanza como un muñeco que saliera de una caja y yo asciendo como un cohete hasta el cielo. Mientras papá ofrece los cigarrillos, el rubicundo bebé Aries vocifera desde su cuna para que le presten atención. Pero, ¿cómo se atreven a ignorarle para charlar con la enfermera? ¿Quién es el que manda aquí, vamos a ver? Será suficiente con subirle en el taxi al volver del hospital para tener inequívocamente resuelta la cuestión: el que manda es el bebé Aries. ¿Es que te quedaba alguna duda? Pues ya se disiparán cuando tenga edad suficiente para sentarse en la sillita alta y empezar a golpear la cuchara contra la bandeja si le dejan demasiado tiempo solo. Jamás te fastidiará ni se pondrá pesado con su alimento preferido. En todo su cuerpecito fuerte, activo, cuadrado de hombros, no hay un solo hueso delicado. El chiquillo Aries escupirá las verduras con la fuerza de un cañonazo, y se frotará el plato de papilla por la minúscula cabecita rapada para dejar bien en claro que decididamente, esas no son comidas que le gusten al bebé. Y en su acción, las niñas serán tan directas como los varones. Tal vez más incluso, porque uno quizá no esperaría tan orgullosa determinación en esa tierna personita. ¿Tierna, he dicho? El metal de abril es el hierro, y su piedra el diamante, la sustancia mas dura que se conoce. Es probable que Aries camine antes que otros niños, y sin duda alguna hablará antes. No será fácil de controlar. Si se nos ocurre decir que no a un pequeño Aries, nos responderá agitando un dedito regordete y desafiante. Hay que empezar a disciplinarlos cuando son muy pequeños. Mucho cuidado con las caídas y las heridas en la cabeza y en la cara. Los niños Aries tienen propensión a los accidentes, por decirlo sin exagerar. No dejes a su alcance cuchillos afilados, y cuidado con todo lo que pueda quemarlo. Si en las inmediaciones hay algo caliente o prohibido, puedes apostar a que allí meterá impulsivamente su dedito curioso. Y si piensas que con eso aprenderá la lección, te equivocas. Son niños que intentan superar sus propias marcas. La dentición puede ser una época de fiebres y molestias, una ordalía de la que el bebé saldrá sin dificultades, pero ¿y la madre? Cuando sea un poquito mayor, es posible que te deje sin aliento con sus afectuosos abrazos de oso. Generalmente, los niños de Aries son cariñosos y demostrativos, excepto aquellos cuyas primeras experiencias emocionales enfrían un corazón normalmente cálido. Son las ovejitas, tristes y calladas. Pero sus cuernos son igualmente peligrosos. Vale mas no pedir a los parientes que se ocupen del bebé sin ponerles en antecedentes. Si la pobre tía Magdalena se ofrece valientemente a cuidar de él mientras sus padres se toman unos días de vacaciones, la situación puede llegar a ser un poco tensa. Sin duda, encontrará al nene con el dedo en el azucarero y es posible que cometa el error de golpear el suelo con el pie, disgustada. Su actitud sorprenderá y ofenderá por igual al Carnerito, que a su vez dará con el piececito contra el suelo y conseguirá decir su primera oración completa: <<Tía "Mada", no me digas nada>>. Exquisito. Y claro que en mucho tiempo ella no le dirá nada. (También es posible que vosotros tengáis que regresar a casa antes de lo previsto, porque al golpear con el pie, el pequeño se fracturó el dedo gordo.) A medida que crezca y se haga mas fuerte, tras haber luchado contra el sarampión, las paperas, la varicela y la escarlatina, venciendo a todas sin dificultades (ya que la lucha contra los gérmenes no es una autentica lucha para la capacidad de recuperación de la naturaleza marciana), el niño Aries empezará a mostrar su pauta temperamental. Sus padres advertirán que puede comportarse como una criatura totalmente irrazonable si se le lleva la contraria, pero su enojo no es duradero. Tras una explosión periódica, el pequeño o la niñita Aries os brindarán una amplia y radiante sonrisa de triunfo. Aries comparte con asombrosa generosidad sus juguetes con sus padres, sus compañeros de juego, el cartero, el bulldog del vecino y el gato de la calle. Sin embargo, su generosidad se acabará si alguno de ellos hiere sus sentimientos o se interpone en el camino de algo que él quiere hacer o del lugar donde quiere llegar. Entonces, cuidado con los estallidos. Tanto los varones como las niñas Aries pueden caer precozmente en el hábito de descuidar sus deberes escolares, y poco les impresionará que su madre le ponga como ejemplo a un hermanito más obediente –Capricornio, Cáncer, Virgo o Piscis–. (Doy por supuesto, lectores, que no tenéis más que un hijo Aries. No es muy frecuente que los planetas hagan esas cosas a los padres.) En vez de avergonzar al joven marciano para que estudie, hay que desafiarlo. Se relamerá con un desafío de la misma manera que su gato favorito se relame con la nata. Basta con decirle que probablemente él (o ella) sea un poco lento, no tan inteligente como los demás chicos, un poco inferior, vamos, pero que a sus padres no les importa. Igualmente le amáis. Y veréis cómo vuela el polvo de esos libros de texto, cuando el Carnerito se dispone a demostrar la ridiculez de esa teoría. ¿Que alguien pueda estar por encima de él? Eso está por ver. Y una vez comprobado el mágico funcionamiento de esta estrategia en casa, hay que advertírselo a la maestra. Se pondrá de rodillas para agradecértelo, mamá. Y si tiene más de un alumno Aries en su clase, es posible que te envíe una caja de bombones. En realidad, los chicos Aries pueden aprender cualquier cosa en nada de tiempo, no olvidarlo jamás y pasar por la escuela con la rapidez del viento, si se aplican. Pero no todos los padres saben cómo lograrlo. Es posible que se pasen años preguntándose por qué Miguelito y Margarita sacan un cociente intelectual tan alto en los tests, y sin embargo ya hace cuatro años que están en tercer grado. Tampoco hace falta que se preocupen demasiado, sin embargo, porque Miguelito y Margarita recuperarán el tiempo perdido con la velocidad de una bala, tan pronto como salgan al mundo y se den cuenta de que la gente es mas viva que ellos. Un par de humillaciones, y el ego de un marciano les llevará a esforzarse de tal modo que subirán de un salto varios peldaños. Tu retoño de abril tendrá imaginación vivaz; será soñador y sentimental como un libro de cuentos, pero al mismo tiempo, no tendrá inconveniente en tostarse el pan. Si existe una cosa tan contradictoria como un soñador idealista, duro y práctico, ese es tu hijo Aries, tan ingenuo como tenaz, tan suave como persistente. Todos esos rasgos conflictivos están entretejidos en su naturaleza orgullosa, que te asombrará y te dejará intrigado. Lo mismo les pasará mas adelante a sus amigos, y no hablemos de su jefe, sus futuros enemigos y el alma desprevenida con la que se case. Los niños Aries serán los líderes entre sus compañeros de juego. Ellos inventarán juegos nuevos y tendrán nuevas ideas para la pandilla. Insistirán en salirse con la suya o se darán de cabeza contra la autoridad, de manera que será mejor que los padres establezcan algunas reglas inalterables desde el principio. Un pequeño Aries a quien no se le enseña a obedecer cuando es pequeño tendrá que aprender algunas terribles lecciones en la madurez. No olvidéis que su corazón es blando como la mantequilla, y que en él se ocultan hondamente arraigados temores de que él no le gusta a nadie y nadie le quiere, a pesar de su aparente valentía. Si ve que se rechazan sus sueños o se enfría su entusiasmo puede volver corriendo a esconder entre tus brazos las lágrimas de su tragedia. Cuando esto suceda, abrázalo muy fuerte, porque su corazón estará destrozado. Con sus modales ásperos y dominantes, el idealismo de Aries es sensible, y el menor golpe lo magulla. Y bastantes golpes recibirá en la vida su ingenuo optimismo lleno de esperanza, de modo que tu pequeño Aries necesita más protección de la que pueda parecerte. Es de los que creen en hadas madrinas armadas de una varita mágica, y en gigantes que pueden arrasar ciudades enteras con un solo gesto de su poderosa mano. Lo lamentable es que los niños Aries se identifican ingenuamente con esos dos tipos omnipotentes. Cuando descubren que en el brutal mundo exterior hay asesinos gigantescos, y realistas carentes de sutileza, que pueden reducir a una patética impotencia cualquier varita mágica, se dan unos buenos porrazos. Pero vuelven a levantarse, se sacuden el polvo y siguen adelante, indefinidamente. ¡Ya le enseñaran ellos unas cuantas cosas a ese mundo viejo, aburrido y sin imaginación! Es posible que le queden algunas cicatrices, pero nunca pienses que tu hijo Aries está fuera de combate por más veces que lo veas caer. Espera a que él te pida auxilio, que es posible que tengas que esperar bastante. Los regalos de cumpleaños, escóndelos en un lugar seguro, porque Aries es impaciente y no está dispuesto a esperar a que le descubran las sorpresas. No destruyas demasiado pronto su fe en Papa Noel y en los Reyes Magos. Creer primero ciegamente, y después aprender a no creer, fortificará sus emociones, será una lección necesaria. El dinero que se le de para sus gastos le hará agujeros en los bolsillos, pero alegremente te dará sus últimas monedas para que puedas pagar al lechero. Tu hija Aries será capaz de pagar a los malos del barrio para que no sigan pisoteando hormigas. Si se le maltrata durante estos años impresionables, un niño Aries puede mostrar una cruel vena defensiva, pero guiado con prudencia y con suavidad, insistirá con menos fuerza en sus derechos y mostrará una gran generosidad y compasión hacia sus semejantes. No hay que darle órdenes, sino pedirle siempre con una sonrisa que haga las cosas, y se esforzará por complacer a sus padres. Jamás destruyas su confianza, que es tan importante para él como el aire que respira. Es posible que se escape de casa; la independencia de Marte se muestra desde muy pronto, pero cuando vuelva habrá aprendido mucho. Enséñale que no está bien dominar a los que son más jóvenes y más dóciles. En realidad, él no pretende herir a nadie. Frecuentar a gente fría y rechazante puede herirlo profundamente, pero nada conseguirá doblegar su espíritu. (Acuérdate del diamante.) Probablemente enloquezca por los libros y sea un lector insaciable, pero no te extrañe que no esté muy dispuesto a aceptar años de disciplina universitaria. A Aries le interesa demasiado entrar en acción, cortando todas las plantas de habas que le desafían. Pero no dejes demasiado pronto de insistirle. Para él será positiva la disciplina adicional de una educación superior, que ayudará a su mente a seguir el ritmo de sus ardientes emociones y de sus súbitos y enigmáticos chispazos de penetrante intuición. Cuanto mas se resista a la idea de un rígido programa académico, cuanto mas inclinado se sienta hacia la libertad de probar algún trabajo, más seguro puedes estar de que necesita un horario y un programa. Tendrá que aprender lo que es responsabilidad, pero eso –y otras cosas– se le enseñarán mas rápidamente acudiendo a una 1ógica directa y a un sincero afecto. Son dos cosas que le llegan. Padres y maestros deberían recordar siempre que los niños de Aries florecen gracias al elogio, que les lleva a proseguir obstinadamente con su esfuerzo, pero estallan como un cohete cuando se les ataca, y pierden entonces todo interés por superarse. Dile que es lo que te gusta en él, y así nunca hará lo que no te gusta. El joven Aries rinde exactamente lo que se espera de él, incluso aquel que oculta el ardor de sus impulsos bajo una personalidad serena. Es un niño a quien hay que mantener siempre ocupado para no tener complicaciones. La ociosidad atrae al peligro. Necesita, además, gran numero de horas de sueño para recuperar toda la energía que dispersa y dilapida. Le encantará que le cuenten cuentos sobre héroes valientes que conquistan mundos nuevos. Pero también cree en los duendes y en el pozo de los deseos, y seguirá creyendo en ellos mucho después de que ya le estén pequeños los zapatitos con los que aprendió a caminar, y de que os haya dado el primer nieto. Si sus padres le conducen con suavidad y amor constante, el niño de Marte crecerá con el maravilloso poder de soñar sueños imposibles... y hacer que se conviertan en realidad.
El jefe Aries–Pues ahora que ya nos hemos visto –dijo el Unicornio–, si tú crees en mí, yo creeré en ti. ¿Te conviene el trato? El jefe Aries no será popular entre los empleados holgazanes. Si lo que quieres es un lugar cómodo para pasar el tiempo mientras encuentras una profesión definitiva, o un sitio donde ganar un poco de dinero para gastarlo durante las vacaciones, lo más prudente será que no trabajes para Aries. Es un hombre que no puede tolerar el trabajo hecho de mala gana o la falta de entusiasmo en quienes le rodean. Esperará de ti la misma dedicación a la empresa que él tiene, e igual preocupación por su futuro. Es probable que sea rápido en contratarte, rápido en ascenderte... e igualmente rápido en señalarte tus errores. Si sospecha que estás aprovechándote, lo mas probable es que recibas una reprimenda áspera y directa, y bien sentida, pero tendrás también una segunda oportunidad –e incluso una tercera y una cuarta– si reconoces tu error y prometes enmendar tu comportamiento. También te convendría estar preparado para trabajar horas extras, con un jefe Aries; es lo que él espera. Pero, por otra parte, si es un Aries típico, tampoco fruncirá el ceño mirando el reloj ni echará miradas significativas a su reloj de pulsera cuando llegues tarde por la mañana o te tomes una media hora o una hora de más para el almuerzo. Tampoco él vive pendiente del reloj. Con su personalidad tan individual, tu jefe Aries comprenderá que nadie puede ponerse creativo apretando un botón a las nueve de la mañana y desconectar de nuevo a las cinco de la tarde. Es un jefe que más de una vez te pedirá que te quedes a trabajar en sábado, pero que aceptará también la excusa del funeral de tu abuela cuando se te ocurra ir a un partido de fútbol, por más que te daría igualmente el permiso si le dijeras la verdad. El comprende que súbitamente, en un día de primavera, tengas ganas de gritar animando a tu equipo. Aunque por lo general será generoso con vacaciones, salarios, ascensos y cosas semejantes, tu jefe esperará que lo dejes todo –planes personales, vínculos emocionales, compromisos de viaje o de cualquier índole– si en la oficina sucede algo de mucha importancia. Lamento decirlo, pero yo conozco a un jefe Aries que en un momento crítico requirió que una empleada de su confianza trabajara veinticuatro horas seguidas. El hecho de que la emergencia se produjera el mismo día que su empleada tenía que estrenar el vestido de novia no le preocupó demasiado. ¿Y si ella tenía planeada una boda con seis acompañantes, pajes, músicos y una recepción para trescientos invitados? El jefe Aries estaba convencido de que todo eso se podía postergar, incluso la luna de miel, por una reunión urgente en la que estaba en juego un negocio por un millón de dó1ares que podía suponer para la empresa el trampolín hacia los lugares más altos. Si en una tal circunstancia él estaría dispuesto a posponer su matrimonio, ¿por qué ella no? (Que es lo que pasa, ¿no sabes lo que es la lealtad? Admito que es un caso extremo, pero que te sirva de advertencia. Es raro el jefe Aries que hacia la Navidad no se muestre más pródigo que el patrono estándar. Según la fuerza que tenga en él la influencia de Aries, puedes contar con una bonificación mayor que la que obtendrán tus amigos en otras oficinas, e incluso con un presente caro y elegido personalmente, que podría ser algo que deseas desde hace muchísimo tiempo. Un jefe marciano rara vez será mezquino (a no ser que tenga un signo lunar o un ascendente que lo determinen). No es tan susceptible a la adulación como otros signos astrológicos, pero no se sentirá ofendido si de vez en cuando le haces un cumplido sincero. Si de manera directa le expresas que te gusta él como patrono, que admiras su eficiencia y lo consideras más o menos el jefe más inteligente que has tenido, tienes asegurada la permanencia en el trabajo. Pero dilo únicamente si lo crees de verdad y con convicción, porque él desdeña a los empleados que lo elogian únicamente para ganar puntos, mientras que secretamente dudan de la capacidad del Carnero para dirigir con éxito la empresa. Por lo común, Aries no es buen juez del carácter, pero es tan sensible a las opiniones que otros tienen sobre él que puede muy bien decir si los que le rodean día tras día están a gusto con él. Gustar a la gente es su necesidad secreta. Es posible que no lo adivinéis nunca, si os dejáis deslumbrar por su aire de seguridad en sí mismo y su fachada de valentía, pero mas allá de todo eso, lo cierto es que Aries necesita desesperadamente de la aprobación de su prójimo. Eso te incluye a ti, su empleado, a su mujer y a su perro, e incluso al extraño con quien se encuentra en el ascensor. Pese a su independencia superficial, nada le hace tan feliz como que se reconozca en él a la persona superior que él sabe que es. Por otra parte, nada puede deprimirle tanto y llevarle a un grado tal de inseguridad y hasta de mezquindad como la sospecha de que quienes trabajan para él no aprueban sus métodos o no se dan cuenta de su valor y de su potencial. Si oyes el rumor de que la empresa está a punto de declararse en quiebra, no te apresures demasiado a buscar otro trabajo. Es posible que, en definitiva, no lo necesites. Si alguien puede solucionar los problemas de la empresa, salvarla en el último momento del desastre financiero en las mas deplorables circunstancias y hacer que toda la operación recuerde a Moisés pasando entre las aguas del Mar Rojo, ese es tu jefe Aries, independiente, osado y emprendedor. Su impulso, a diferencia del de Escorpio, que es más emocional, es vital, proveniente del espíritu y casi siempre idealista. (Sin embargo, es posible que pierda ante el impulso igualmente decidido de un Escorpio que se le oponga, y que sea incapaz de ponerse a la altura de la implacable falta de piedad de Plutón, aunque se recuperará de la pérdida y ya sabrá ganar en otra parte.) Aries tiene sentido de la iniciativa. Si en la oficina hay un buzón de sugerencias y un empleado deposita en él las suficientes ideas creativas y practicables, es casi seguro que con un Aries ascenderá rápidamente. Los Aries aprecian a los empleados que se interesan por la empresa y hacen sugerencias y piensan con originalidad... por lo menos, mientras esté bien claro que no tienen la intención de brillar mas que ellos. La fuerza de voluntad es uno de los rasgos característicos de los hombres Aries. El Carnero lucha contra todas las dolencias menores, y tampoco cede fácilmente ante las enfermedades graves. A veces, puede retrasar o evitar completamente una enfermedad con el simple poder de su voluntad. Si tiene un resfriado o una infección vírica (acompañada probablemente de fiebre alta), se levantará para acudir a su despacho por un asunto urgente, y es posible que para cuando llegue la fiebre se le haya ido, dejando atónito a su médico y a sus empleados con la sospecha de que había permanecido en casa para haraganear. No habrá en él nada de letárgico, y será mejor que no lo haya en sus empleados tampoco. Probablemente, un empleador Aries prestara muy poca atenci6n a la mala hoja de servicios anterior de un empleado o a las razones por las cuales hayan podido echarlo. En estas circunstancias, no hay mejor techo donde ir a cobijarse. Dada su convicción de que hará del futuro lo que él quiere que sea, es raro que a Aries le preocupe o le moleste el pasado, ya sea el suyo propio o el de su empleado. El ejecutivo marciano es demasiado orgulloso para dejar que los demás adviertan que le han herido. A pesar de sus rápidos estallidos de mal genio (que no serán muy perdurables ni muy vengativos, y quedarán olvidados tan pronto como se hayan extinguido), ocultará muy bien todo lo que le afecte profundamente. Un Carnero no admitirá su dependencia de nadie más que de sí mismo. Él necesita de otros, y mucho más de lo que es capaz de admitir, pero su fuerza procede del interior y siempre puede encontrar la forma de seguir solo cuando sea necesario. Si eres capaz de admirar su energía y su valor, aunque se te haga imposible imitarlos, si puedes compensar su carácter impulsivo y apresurado cuidando de los detalles que el omitió en su prisa (y haciéndolo sin que se note), es posible que te pague mas de lo que te pagarían en cualquier otra parte, y que trabajes con él toda la vida. Pon mucho tacto cuando trates de evitar que haga o diga cosas precipitadas que lamentará mas tarde. Recuérdale suavemente que aquellos contra quienes dirige momentáneamente su justa có1era pueden ser personas muy importantes que, si pierde su favor, podrían perjudicar sus intereses. Eso es lo importante que tienes que recordar con tu jefe Aries. A pesar de su gran independencia de espíritu, cuando el optimismo de su entusiasmo idealista le eleva por encima de sí mismo, necesita realmente de tu ayuda, de tu fe y de tu lealtad. Dáselas con prodigalidad y nunca te encontrarás con una sorpresa desagradable el día de pago. No tendrás que preocuparte si no consigues taxi en un día de lluvia y llegas tarde, ni si necesitas una semana de licencia para una operación... ni por verte reemplazado por alguien mas joven y mas eficiente. Mas que ningún otro jefe, Aries pagará la lealtad con lealtad. Ten una buena provisión de aspirinas, para emergencias, en el cajón del escritorio, pule tu sonrisa, no te tomes en serio sus accesos de ira, y ya puedes arrojar al cesto de los papeles los anuncios clasificados. Preferirás quedarte allí, donde se desarrolla la acción. El empleado AriesSe lo dije en voz alta y clara y fui y se lo grité en el oído y cuando me encontré con la puerta cerrada Tire y empujé y sacudí y protesté... Pero de nada sirve que volvamos a ayer porque entonces yo era una persona diferente. Una entrevista de trabajo con un posible empleado Aries, cuando se trata de un Carnero típico, puede desarrollarse más o menos así: Entrevistador: Por sus antecedentes y sus referencias veo que en los dos últimos años ha trabajado en seis empresas diferentes, señor Bootsikaris. Aries: Mi nombre es Charlie, señor Flaxman. Si, yo soy un convencido de que tengo que progresar. Cuando un trabajo a uno le queda pequeño, ¿de qué sirve quedarse en un puesto donde ya no se puede aprender nada ni se puede aportar nada más a la empresa? Entrevistador: Es exactamente lo que me preocupa, Char... eh, señor Bootsikaris. Temo que dentro de poco tiempo, después que hayamos gastado dinero en prepararlo, usted pueda encontrar que nuestra empresa también le queda pequeña. Aries: Ya había pensado que eso podía preocuparle, pero no tema. Ya me he informado sobre su empresa, y estoy seguro de que en ella no me sentiré inquieto, porque he podido comprobar que con ustedes hay muchísimas oportunidades para quien quiera verdaderamente progresar. Yo siempre he deseado trabajar en una empresa grande, realmente creativa y progresista, y son tan raras que prefiero esperar hasta que ustedes tengan una oportunidad antes que irme a ninguna otra parte. No hace falta decir que si el jefe supera su desconcierto inicial ante una entrevista tan fuera de lo común, lo más probable es que contrate inmediatamente a Aries. Ese tipo de entusiasmo sincero por la empresa es difícil de encontrar en estos días en que los empleados piensan en la seguridad y tienen conciencia sindical... y hace que se perdone la brusquedad y el superego. Tomar un empleado Aries puede ser la mejor jugada que haya hecho usted en su vida o el dolor de cabeza mas grande que se haya buscado, según que meta le ponga a este misil despistado. Confiarle una tarea rutinaria de nueve a cinco es errar el blanco. En el primer momento es posible que brille como plata recién lustrada para impresionarle, pero no tardará mucho en aparecer inquieto y disconforme. Y se lo hará saber por procedimientos tan inequívocos como llegar cada día un poco más tarde, tomarse más tiempo del asignado para el almuerzo o escribir cartas personales en su escritorio. Son todas señales de peligro, anunciadoras de que su empleado Aries no está satisfecho. Sigue siendo de enorme valor para la empresa, pero está aburrido, y el aburrimiento hace que desaparezcan bajo sus efectos las virtudes del Carnero. Ponga a su Aries en un puesto donde tenga completa libertad para tomar decisiones, de las cuales, si es posible, sólo sea responsable ante usted. Si puede hacerlo sin relajar la disciplina, déjele también que entre a trabajar a la hora que quiera. Después de un breve periodo se dará cuenta de que por mas que pueda aparecer a las diez o a las once de la mañana, o tomarse dos horas para almorzar, Aries será también el último en marcharse por la noche, sobre todo si hay que hacer algún trabajo extra. Entre sus empleados, es el que más probabilidades tiene de aceptar sin quejarse, como un desafío, algunas tareas adicionales. Son muchos los Aries capaces de trabajar hasta altas horas de la noche si es necesario o si lo que están haciendo les interesa, y probablemente serán más conocidos de la mujer que viene por las noches a hacer la limpieza que de la recepcionista del turno de mañana. Si no le va a encontrar guardando sus cosas ni mirando el reloj alrededor de las cinco de la tarde, ¿por qué armarle un lío si llega a las diez y veinte de la mañana? Es el razonamiento que él se hace, y no deja de tener lógica. Los Aries son intrínsecamente incapaces de adaptarse a un horario rígido y uniforme, sean cuales fueren los procedimientos habituales de una oficina. Su gran energía creativa fluye a todas horas, y no es posible ajustarla a la idea que algún otro tenga de lo que debe ser una jornada de trabajo. Alguna vez, por imperiosas razones personales, Aries pedirá permiso para retirarse temprano por la tarde, pero esa misma noche volverá para acabar de quemar el combustible de su lámpara, o a la mañana siguiente se dejará caer antes de que canten los pájaros para compensar el trabajo que dejó sin hacer. Si hay algo que le molesta es entregar un trabajo menos perfecto de lo que el sabe que es capaz de hacerlo. Así, aunque descuide los detalles y desdeñe la rutina normal de la oficina, esa cualidad es demasiado positiva como para desperdiciarla. Vale la pena pasar por alto la independencia de Marte para sacar provecho de su maravillosa decisión de triunfar, que evidentemente ira en beneficio de su empresa, si tiene usted la astucia y la paciencia necesarias para utilizarla bien. El dinero nunca es la principal razón que tiene para trabajar. Insistirá en que le paguen lo que vale (lo que él cree que vale) en homenaje al ego y al status, pero desde luego el dinero no es su principal objetivo. Lo que lo motiva es el ansia de éxito, y el efectivo es siempre secundario. Es posible que muchas veces tenga que pedir dinero prestado, porque el Carnero, por lo general, gasta para vivir más de lo que gana. Así y todo, con una palmadita mas en el hombro se conseguirá mas de él que con una cantidad extra en su paga semanal. Claro que tendrá usted que combatir su deseo de hacerse cargo de las tareas de todos los demás, ya que Aries rebosa de ideas sobre la forma en que todo el mundo en la empresa –usted incluido– puede alcanzar mas rápidamente su meta. Pero, si puede aprender a no molestarse por sus sugerencias continuas e impertinentes, encontrará en él un manantial de ideas originales y aprovechables. Sitúe siempre a un Aries en un lugar de acción, en un puesto que le permita salir a promover la firma y mezclarse con la gente. Jamás le deje detrás de un escritorio donde tenga que hacer día tras día el mismo trabajo bajo la vigilancia de otro empleado. Son muy pocas las personas de quienes Aries se avendrá a recibir órdenes, ya que cree que hay muy pocas superiores a él. Indudablemente, piensa que usted es una de ellas, pues de lo contrario jamás habría tenido nada que ver con usted. Si tiene la convicción de que usted le entiende y aprecia sus esfuerzos, será probablemente el empleado más leal, trabajador y competente de su empresa. Pero póngalo en un puesto inferior, y a duras penas si hará el más rutinario de los esfuerzos. Como es natural, Aries no siempre puede empezar desde arriba, aunque eso es lo que le gustaría. Si debe comenzar desde abajo para aprender una actividad nueva, trate de agregar a sus obligaciones cotidianas alguna responsabilidad que parezca importante, para que por lo menos pueda pensar que está arriba. Eso evitará que se avergüence ante sí mismo. Para dar lo mejor de si, Aries necesita tener la sensación de que sin él las cosas no marcharían bien. Son promotores por naturaleza. Aries se convertirá en el promotor de su empresa con su mujer y sus hijos, los taxistas, los camareros y cualquiera que le preste oídos, ya sea en el cine o en la piscina; no se limitará a las horas en que se le paga para hacer la promoción. Convertirá a todo el mundo, desde su dentista hasta su agente de seguros, en entusiastas de su empresa. Pocas personas (salvo los nativos de Leo) pueden igualar a Aries en su capacidad para conseguir cuentas nuevas, salvar clientes que usted consideraba irremediablemente perdidos y llevar a la práctica los proyectos mas ambiciosos que a usted puedan ocurrírsele, especialmente si piensa que usted depende de él para poder llevarlos a cabo. Si se produce alguna vez una emergencia financiera, su empleado Aries no es de los que abandonan el barco que se hunde. Le acompañará a usted durante la crisis, y es probable que aporte algunas ideas propias sobre la forma de resolverla. Aries no puede sencillamente aceptar que nada ni nadie en quien él crea, él mismo incluido, pueda fracasar. Es obvio que hay momentos oscuros en los que este rasgo de su personalidad puede ser muy estimulante. Si pide a un empleado Aries que trabaje los fines de semana o durante las vacaciones, que acepte temporalmente una reducción de su salario durante una emergencia o que, por enfermedad o vacaciones, haga algún otro trabajo además del suyo, será raro que se queje. Pero no se olvide de agradecérselo cálidamente y de hacerle saber con cuanta sinceridad lo aprecia. Son pocas las cosas que no llegará a hacer para obtener su aprobación. Jamás atribuya a otro el mérito del trabajo que él ha hecho, ni le haga sentir culpable por llegar tarde; no exagere los elogios a los otros cuando él está presente, no insista en señalarle sus errores –especialmente en presencia de otras personas– y jamás le de la impresión de que desea que se quede en su lugar. Si no cuida estos detalles, Aries se mostrará irritable, frustrado y perezoso. Jamás se verá en el caso de tener que despedirle; lo más probable será que él se le adelante y se vaya. De todas maneras, generalmente no es necesario reñir a un Aries, que suele ser el primero en disculparse por los errores cometidos a causa de su prisa y su impulsividad naturales, si se muestra uno tolerante con él, y que intentará sinceramente no repetirlos. Aunque no siempre logre éxito en su intento, sus intenciones son admirables. Es posible que tenga usted que advertirle en privado y con mucho tacto que no sea tan precipitado y exagerado en su confianza, pero nunca le desanime. Si lo intenta, no lo conseguirá, pero perderá en cambio todo su valioso y estimulante optimismo. Cuando se reconocen sus talentos, Aries literalmente se agota para conseguir superarse. En su caso, la crítica jamás alcanzará la meta a que va dirigida. Además, lo más probable es que acierte con sus corazonadas, por más que algunos de los expertos que están en eso desde hace años digan lo contrario. Aries tiene una escalofriante capacidad para entender el hoy con una claridad que no poseen ni los que se aferran al ayer ni los que ponen todas sus esperanzas en el mañana. Por ello es provechoso escucharle, aunque su ansiedad y la seguridad de no equivocarse pueden hacer que de vez en cuando se le caigan estrepitosamente al suelo los modales. Tan pronto como pueda, asciéndale o confiérale un título que le haga saber que está cumpliendo bien y que usted está satisfecho; y por lo que mas quiera, tan pronto como sea posible déjele trabajar solo o ponga a alguien bajo sus órdenes. Déle la sensación de una vinculación personal. Es importante que quienes tienen trato con Aries en cualquier dimensión laboral o profesional se den cuenta de que pueden realizar muchas aportaciones valiosas a la actividad que desempeñan, pero únicamente si sienten que de alguna manera son importantes. Cuando su entusiasmo y su idealismo se amortiguan, el Carnero pierde rápidamente el interés, se descorazona y –sombrío y desanimado– se hace a un lado, dejando que se ocupen los demás. Ello constituye un desperdicio innecesario de su auténtico talento. A menos que le permitan promover, crear y ser original, Aries es tan inútil para si mismo como para los demás. Por la 1ógica y la bondad, será accesible en cualquier momento. Como es conductor e innovador por naturaleza, Aries se encuentra a gusto prácticamente en cualquier carrera o profesión. No hay un lugar especial que sea el mejor para él. Eso si, sea un invernadero o un cuartel de policía, tenga que usar casco de bombero o máscara de cirujano, Aries debe tener el mando. La publicidad y las relaciones públicas le atraen, porque son campos que le ofrecen la posibilidad de promover, y a él le gusta vender cosas del mismo modo que a un pato le gusta el agua. Pero se le puede poner en cualquier trabajo, desde maestro a camionero, desde locutor a albañil, y él entrará perfectamente en la ranura con tal de que esta tenga la amplitud suficiente para acoger su exceso de energías y de ego. Es posible encontrarse con algún Carnero que oculte su inquietud bajo una apariencia mas tranquila y controlada, pero no se engañe nadie pensando que se dejará arrinconar. Otros tal vez, pero él no. Su lugar está en el frente, en la vanguardia. Si canaliza usted correctamente sus capacidades, Aries le hará ganar un montón de dinero, y contará usted con su lealtad inflexible e inconmovible, especialmente cuando la situación llega a ser difícil.
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