CAPITULO I
Antes de emprender cualquier oficio que
sea, el candidato que lo va desempeñar recibe instrucciones
o estudia la técnica del mismo. Sin embargo hay uno que
emprende su cometido totalmente a ciegas, sin instrucciones,
sin técnica, sin brújula, compás o diseño, sin nociones de
lo que va a encontrar. Es el ser humano; que es lanzado a la
tarea de VIVIR.
Sin saber siquiera qué cosa es La Vida;
sin saber por qué algunas vidas transcurren en medio de la
opulencia y las satisfacciones mientras otras las pasan en
la miseria y el sufrimiento. Unas se inician con todas las
ventajas que pueda idear el afecto y, sin embargo, las
persigue un atajo de calamidades; y el ser humano se debate
en conjeturas, todas erradas, y llega el día de su muerte
sin que él haya adivinado, siquiera, la verdad respecto a
todo esto.
Aprende la Gran Verdad: LO QUE TU
PIENSAS SE MANIFIESTA. "Los pensamientos son cosas". Es tu
actitud la que determina todo lo que te sucede. Tú propio
concepto es lo que tú ves, no solamente en tu cuerpo y en tu
carácter, sino en lo exterior; en tus condiciones de vida:
en lo material, sí, tal como lo oyes. Los pensamientos SON
COSAS. Ahora verás.
Si tú tienes costumbre de pensar que
eres de constitución saludable, hagas lo que hagas, siempre
serás saludable. Pero cambias tu manera de pensar; te dejas
infundir el temor de las enfermedades y comienzas a
enfermarte. Pierdes la salud. Si naciste en la riqueza, es
posible que siempre seas rico; a menos que alguien te
convenza de que existe "el destino" y comiences a creer que
el tuyo puede cambiar de acuerdo con los "golpes y reveses"
porque así lo estás creyendo. Tu vida, lo que te ocurre,
obedece a tus creencias y a lo que expreses en palabras. Es
una ley. Un principio ¿Sabes lo que es un Principio? Es una
ley invariable que no falla jamás. Esta ley se llama EL
PRINCIPIO DE MENTALISMO.
Si en tu mente está radicada la idea de
que los accidentes nos acechan a cada paso; si crees que
"Los achaques de la vejez" son inevitables; si estás
convencido de tu mala o buena suerte; lo que quiera que tu
esperes normalmente, en bien o en mal, esa es la condición
que verás manifestarse en tu vida y en todo lo que haces.
Ese es el por qué de lo que te ocurre.
No se está jamás consciente de las
ideas que llenan nuestra mente. Ellas se van formando de
acuerdo con lo que nos enseñan, o lo que oímos decir. Como
casi todo el mundo está ignorante de las leyes que gobiernan
la vida, leyes llamadas "de la Creación", casi todos pasamos
nuestra vida fabricándonos condiciones contrarias; viendo
tornarse malo aquello que prometía ser tan bueno;
tanteando, como quien dice, a ciegas, sin brújula, timón,
ni compás; achacándole nuestros males a la vida misma, y
aprendiendo a fuerza de golpes y porrazos; o
atribuyéndoselos a "la voluntad de Dios".
Con lo que hasta aquí has leído, te
habrás dado cuenta de que el ser humano no es lo que le han
hecho creer, o sea, un corcho en medio (te una tempestad,
batido aquí y allá según las olas ¡ ¡Nada de eso! Su vida,
su mundo, sus circunstancias, todo lo que él es, todo lo
que le ocurre son creaciones de él mismo y de nadie más. El
es el rey de su imperio y si su opinión es, precisamente,
que él no es sino un corcho en medio de una tempestad, pues
así será. El lo ha creído y permitido.
Nacer con libre albedrío significa
haber sido creado con el derecho individual de escoger.
Escoger ¿qué? El pensar negativa o positivamente.
Pesimista u optimistamente. Pensando lo feo y lo malo —qué
produce lo feo y lo malo— o pensando lo bueno y bello, que
produce lo bueno y bello en lo exterior o interior.
La Metafísica siempre ha enseñado que
lo que pensamos a menudo pasa al subconsciente y se
establece allí actuando como reflejo. La psicología
moderna, al fin, lo ha "descubierto".
Cuando el ser humano se ve envuelto en
los efectos de su ignorancia, o sea que se ha producido él
mismo una calamidad, se vuelve hacia Dios y le suplica que
lo libre del sufrimiento.
El hombre ve que Dios le atiende a
veces y que otras veces, inexplicablemente no atiende. En
este último caso es cuando sus familiares lo consuelan
diciéndole que "hay que resignarse ante la voluntad de
Dios". Es decir, que todos dan por sentado que la voluntad
del Creador es mala Pero al mismo tiempo, la religión
enseña que Dios es nuestro Padre. Un Padre Todo Amor
Bondad, Misericordia. Todo Sabiduría y Eterno ¿ Estás viendo
cómo no concuerdan estas dos teorías? Te parece de sentido
común que un padre todo amor, e infinitamente sabio, pueda
sentir Y expresar mala voluntad hacia sus hijos? Nosotros,
padres y madres mortales, no seríamos jamás capaces de
atribular a ningún hijo con los crímenes que le atribuimos a
Dios! ¡Nosotros no seríamos capaces de condenar a fuego
eterno a una criatura nuestra, por una falta natural de su
condición mortal, y consideramos que Dios es capaz! Es
decir, que sin que nos demos cuenta clara de ello, le
estamos atribuyendo a Dios una naturaleza de magnate
caprichoso, vengativo, lleno de mala voluntad, pendiente de
nuestra menor infracción para atestarnos castigos fuera de
toda proporción!
Es natural pensar así cuando nacimos,
vivimos ignorando las reglas y las leyes básicas de la
vida.
Ya dijimos la razón de nuestras
calamidades. Las producimos con el pensamiento. En esto es
que somos "imagen y semejanza" del Creador. Somos creadores.
Los creadores, cada cual, de su propia manifestación.
Ahora, ¿por qué es que Dios parece
atender a veces, y otras no? Ya verás. La oración es el
pensamiento más puro y más alto que se puede pensar. Es
polarizar la mente en el grado más altamente positivo. Son
vibraciones de luz que lanzamos cuando oramos, o sea, cuando
pensamos en Dios. Esas vibraciones tienen que transformar
instantáneamente, en perfecto y bello, todas las
condiciones oscuras que rodean, como cuando se lleva una
lámpara a una habitación que esté en tinieblas. Siempre que
el que esté orando piense y crea que ese Dios a quien le
pide es un Padre amoroso que desea dar todo lo bueno a su
hijo. En ese caso. Dios siempre "atiende" ¿Pero cómo, por
lo general, la humanidad tiene costumbre de pedir así: "Ay,
Papá Dios, sácame de este apuro, que yo sé que vas a pensar
que no me conviene porque tú quieres imponerme esta prueba"!
En otras palabras, ya negó toda posibilidad de recibirlo.
Tiene más fe en ese Dios que nos enseñaron, caprichoso,
vengativo, lleno de mala voluntad, que no está sino
atisbando a que cometamos la primera infracción para
atestarnos castigos de una crueldad satánica! Pues el que
así pide no recibe sino de acuerdo a su propia imagen de
Dios. Es tan sencillo como te lo digo. Ahora no vuelvas a
olvidar jamás que la voluntad de Dios para ti es el bien, la
salud, la paz, la felicidad, el bienestar, todo lo bueno
que El ha creado. No vuelvas a olvidar jamás que Dios no es
ni el juez, ni el policía, ni el verdugo, ni el tirano que
te han hecho creer. La Verdad es que El ha creado siete
leyes. Siete Principios que funcionan en todo y siempre. No
descansan un solo minuto. Se encargan de mantener el orden y
la armonía en toda la Creación. No se necesitan policías en
el espíritu. Aquel que no marcha con la ley se castiga él
mismo. (Lo que piensas se manifiesta de manera que aprende a
pensar correctamente y con la ley para que se manifieste
todo lo bueno que Dios quiere para ti). |