En esta charla, me gustaría discutir sobre si el tiempo en si mismo tuvo
un principio, y sobre si tendrá un final. Todas las evidencias parecen
indicar que el universo no ha existido desde siempre, sino que tuvo un
principio, aproximadamente hace 15.000 millones de años. Este es
probablemente el descubrimiento más notable de la cosmología moderna.
Aún no está completamente demostrado. Todavía no sabemos con certeza si
el universo tendrá un final. Cuando yo daba una charla en Japón, me
pidieron que no mencionase el posible re-colapso del universo, porque
podría afectar al mercado de valores. Sin embargo, puedo re-asegurar a
cualquiera que se sienta nervioso por sus acciones, que es un poco
pronto para vender: incluso si el universo esta destinado a finalizar,
no sucederá antes de al menos 20.000 millones de años. Para ese tiempo,
tal vez el acuerdo de comercio GATT haya alcanzado sus objetivos.
N. del T.: GATT = General Agreement on Tariffs
and Trade (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) firmado en 1947,
persigue la igualdad comercial entre países.
La escala de
tiempo del universo en muy grande comparada con la vida humana. Por ello
no fue ninguna sorpresa que hasta hace poco, se pensase que el universo
era esencialmente estático, e invariable a lo largo del tiempo. Por otro
lado, ha debido ser obvio que la sociedad evoluciona cultural y
tecnológicamente. Esto indica que la fase presente de la historia de la
humanidad no puede haber empezado antes de unos pocos miles de años. De
otro modo estaríamos más avanzados de lo que lo estamos. Por ello es
natural que creamos que la especie humana, y quizás el universo
completo, comenzaron justamente en un pasado reciente. Sin embargo,
mucha gente estaba descontenta con la idea de que el universo tuviera un
principio, ya que esto parecía implicar la existencia de un ser
sobrenatural que lo creó. Ellos preferían creer que el universo y la
especie humana han existido desde siempre. Su explicación sobre el
progreso humano se basaba en la existencia de inundaciones periódicas, u
otro desastre natural, que devolvía repetidamente a los humanos a un
estado primitivo.
Este
argumento acerca de si el universo tuvo o no un principio, persistió
durante el siglo XIX y XX. Se basó principalmente en tesis teológicas y
filosóficas, con muy pocas consideraciones sobre evidencias observables.
Esto pudo haber sido razonable, dada la notoria falta de fiabilidad de
las observaciones cosmológicas, hasta hace bien poco. El cosmólogo, Sir
Arthur Eddington, dijo una vez, “No se preocupe si su teoría no casa
bien con las observaciones, ya que probablemente estas son erróneas.”
Pero si su teoría esta en desacuerdo con la segunda ley de la
Termodinámica, entonces está usted metido en problemas. De hecho, la
teoría de que el universo ha existido desde siempre entra en serias
dificultades con la segunda ley de la Termodinámica. La segunda ley
establece que el desorden siempre se incrementa a medida que transcurre
el tiempo. Al igual que con el argumento del progreso humano, esto
indica que debió haber existido un comienzo. De otro modo, el universo
se hallaría hoy en día en un estado de desorden completo, y todo estaría
a la misma temperatura. En un universo infinito y eterno, cualquier
rastro visible acabaría en la superficie de las estrellas. Esto
significaría que el cielo nocturno sería tan brillante como la
superficie del Sol. El único modo de evitar este problema sería si, por
alguna razón, las estrellas no brillasen durante cierto tiempo.
En un
universo que fuese esencialmente estático, no habría ninguna razón
dinámica por la que las estrellas debiesen súbitamente encenderse, en un
momento dado. Cualquiera de estos “períodos de luces encendidas” tendría
que venir impuesto por una intervención desde el exterior del universo.
La situación, sin embargo, fue diferente, cuando se comprobó que el
universo no era estático, sino que se expandía. Las galaxias se están
apartando constantemente unas respecto a las otras. Esto significa que
en el pasado estaban más juntas. Se puede representar gráficamente la
distancia entre dos galaxias en función del tiempo. Si no hubiese
aceleración causada por la gravedad, el gráfico sería una línea recta.
Descendería hacia el punto de separación cero, aproximadamente hace
20.000 millones de años. Se podría esperar que la gravedad causase una
aceleración de unas galaxias contra las otras. Esto implicaría que el
gráfico de la separación se doblaría hacia abajo, a un nivel inferior al
de la línea recta. Por lo que el momento de separación cero, sería
inferior a 20.000 millones de años.
En ese
momento, el Big Bang, toda la materia del universo, se encontraría en la
superficie de si misma. La densidad habría sido infinita. Sería lo que a
menudo es nombrado como singularidad. En una singularidad, todas las
leyes de la física se rompen. Esto significa que el estado del universo,
tras el Big Bang, no dependía de ninguna cosa que hubiese pasado con
anterioridad, ya durante el Big Bang las leyes determinísticas que
gobiernan el universo se incumplían. El universo evolucionó a partir del
Big Bang, de manera completamente independientemente a como lo hacía
antes de este suceso. Hasta la cantidad de materia del universo puede
ser distinta a la existente antes del Big Bang, ya que en ese momento la
Ley de Conservación de Materia, no se cumplía.
Ya que no
contemos con consecuencias observables anteriores al Big Bang, se
podrían extraer a partir de la teoría, y decir que el tiempo comenzó con
el Big Bang. Los sucesos anteriores al Big Bang, simplemente no están
definidos, ya que no hay modo alguno de medir lo que en ellos sucedió.
Este tipo de comienzo del universo, y del tiempo en si, difiere mucho de
los anteriormente considerados. En estos el universo se veía bajo la
imposición y acción de un agente externo. No hay ninguna razón dinámica
que impida extrapolar el movimiento de los cuerpos en el sistema solar
al pasado, hasta más allá de los 4.004 años antes del nacimiento de
Cristo, la fecha de la creación del universo según el libro del Génesis.
Por tanto, si el universo comenzase en esa fecha, se requeriría la
intervención directa de Dios. Sin embargo, el Big Bang es un comienzo
que viene requerido por las leyes de la dinámica que gobiernan el
universo. Es, por ello, algo intrínseco al universo, y no viene impuesto
desde el exterior.
Pese a que
las leyes de la ciencia parecían predecir que el universo tuvo un
comienzo, también parecían predecir que no pueden determinar como
comenzó el universo. Esto era obviamente muy insatisfactorio. Por lo
tanto hubo una serie de intentos de dar un rodeo a la conclusión de que
hubo una singularidad de densidad infinita en el pasado. Una propuesta
fue modificar la ley de la gravitación, de tal manera que se volviera
repulsiva. Esto podía llevar a que la gráfica de la separación entre dos
galaxias sea una curva que se aproxima a cero, pero que no pasa de hecho
por él, en ningún tiempo finito del pasado. En lugar de eso, la idea era
que según las galaxias se separaban, se creaban nuevas galaxias en medio
a partir de la materia que se suponía que era creada continuamente. Esta
era la teoría del “Estado Estable” (Steady State), propuesta por Bondi,
Gold, y Hoyle.
La teoría del
“Estado Estable”, era lo que Karl Popper llamaría una buena teoría
científica: hacia predicciones definidas, que se podían comprobar
mediante una observación, y era posible falsificarlas.
Desafortunadamente para la teoría, fueron falsificadas. El primer
problema apareció con las observaciones de Cambridge sobre el numero de
fuentes de ondas de radio de diferentes potencias. En media, uno
esperaría que las fuentes más débiles fueran a su vez las más distantes.
Además uno esperaría también que fueran más numerosas que las fuentes
brillantes, que tienden a estar cerca nuestra. Sin embargo, la gráfica
del número de fuentes de ondas de radio con respecto a su fuerza crecía
de manera mucho más accidentada en las fuentes de baja potencia de lo
que predecía la teoría del “Estado Estable”.
Hubo intentos
de explicar las cifras de esta gráfica, recurriendo a que algunas de las
fuentes más débiles de ondas de radio estaban en nuestra propia galaxia,
y por lo tanto no nos decían nada sobre cosmología. Este argumento no
aguantó las observaciones posteriores. Pero el golpe definitivo que
envió a la teoría del “Estado Estable” a la tumba ocurrió con el
descubrimiento de la radiación de microondas de fondo, en 1965. Esta
radiación es la misma en todas las direcciones. Ésta tiene el espectro
de radiación en un equilibrio termal de 2 coma 7 grados sobre el Cero
Absoluto. No hay ninguna manera de explicar esta radiación en la teoría
del “Estado Estable”.
Otro intento
de evitar un comienzo del tiempo, fue la sugerencia de que quizás todas
las galaxias no se encontraban en un único punto en el pasado. Aunque en
media las galaxias se alejan unas de otras con una tasa constante,
también tienen pequeñas velocidades adicionales, relativas a la
expansión uniforme. Estas llamadas “velocidades peculiares” (peculiar
velocities) de las galaxias podían direccionarse lateralmente a la
expansión principal. Se argumentó que si se dibujaba la posición de las
galaxias atrás en el tiempo, las “velocidades peculiares” laterales
habrían provocado que las galaxias no se encontraran todas juntas. En
lugar de eso, debería haber una fase previa de contracción del universo
en la cual las galaxias se moverían unas hacia las otras. Las
velocidades laterales provocarían que las galaxias no chocaran, pero que
se precipitaran a pasar unas al lado de otras y que entonces comenzaran
a separarse. Esto no habría provocado ninguna singularidad de densidad
infinita, ni ninguna rotura de las leyes de la física. Por lo tanto no
habría necesidad de que el universo tuviera un comienzo, y que el tiempo
en si mismo tuviera un principio. De hecho, uno debería suponer que el
universo habría oscilado, a pesar de que no se podría solucionar el
problema de la Segunda Ley de la Termodinámica: se esperaría que el
universo se iría desordenando cada vez más con cada oscilación. Es por
consiguiente difícil ver como el universo podría haber estado oscilando
durante un tiempo infinito.
Esta
posibilidad de que las galaxias se hubieran esquivado las unas a las
otras fue sostenida por dos rusos. Argumentaban que no habría
singularidades en una solución en el campo de las ecuaciones de la
relatividad general que fuera totalmente general, en el sentido de que
no tuviera ninguna simetría exacta. De cualquier manera su argumento se
probó que era erróneo utilizando unas serie de teoremas de Roger Penrose
y míos. Estos demostraban que la relatividad general predecía
singularidades, siempre que estuviera presente al menos una cantidad de
masa determinada en una región. Los primeros teoremas estaban diseñados
para demostrar que el tiempo llega a un final, dentro de un agujero
negro, formado por el colapso de una estrella. No obstante, la expansión
del universo es como darle la vuelta en el tiempo al colapso de una
estrella. Por consiguiente quiero mostrarles que la evidencia de las
observaciones indica que el universo tiene suficiente materia como para
que sea como el colapso de una estrella, pero al revés, y que por tanto
contenga una singularidad.
Para discutir
las observaciones en cosmología estamos mirando atrás en el tiempo,
porque la luz debió partir de los objetos lejanos hace mucho tiempo para
llegar a nosotros en el presente. Esto significa que los eventos que
observamos se encuentran en lo que se llama nuestro “cono de luz
pasada”. El vértice del cono se encuentra en nuestra posición, en el
tiempo presente. Conforme uno se desplaza hacia atrás en el diagrama
temporal, el cono de luz se expande a distancias cada vez mayores, y su
área se incrementa. En cambio, si hay suficiente materia en nuestro
“cono de luz pasada”, ésta curvaría los rayos de luz unos contra otros.
Esto significaría que tal como uno se dirige hacia atrás en el pasado,
el área de nuestro “cono de luz pasada” alcanzaría un máximo para
posteriormente comenzar a disminuir. Este enfoque de nuestro “cono de
luz pasada”, provocado por el efecto gravitatorio de la materia en el
universo es la señal de que el universo es dentro de su horizonte, como
un agujero negro invertido en el tiempo. Si se puede determinar que
existe suficiente materia en el universo para enfocar nuestro “cono de
luz pasada”, entonces se pueden aplicar los teoremas de las
singularidades para demostrar que el tiempo debió tener un comienzo.
¿Cómo podemos
decir a partir de las observaciones, si hay suficiente materia en
nuestro cono de luz pasado, para poder enfocarlo? Podemos observar un
cierto número de galaxias, pero no podemos medir directamente cuánta
materia contienen. Ni estamos seguro de que cualquier línea de visión
que parta de nosotros pase a través de una galaxia. Así que daré un
argumento diferente, para mostrar que el universo contiene suficiente
materia para enfocar nuestro cono de luz pasado. El argumento se basa en
el espectro de la radiación de fondo de microondas. Este es
característico de una radiación que ha estado en equilibrio térmico, con
materia a igual temperatura. Para alcanzar tal equilibrio, es necesario
que la radiación sea dispersada muchas veces por la materia. Por
ejemplo, la luz que recibimos del Sol tiene un espectro térmico
característico. Este no es debido a las reacciones nucleares que tienen
lugar en el centro del Sol, que también producen radiación con espectro
térmico. Más bien, se debe a que la radiación ha sido dispersada, por la
materia del Sol, muchas veces en su camino desde el centro.
En el caso
del universo, el hecho de que el fondo de microondas tenga exactamente
ese espectro térmico indica que debe de haber sido dispersada en muchas
ocasiones. El universo debe por consiguiente contener suficiente materia
para hacerlo opaco en cualquier dirección en que nosotros miremos,
puesto que el fondo de microondas es el mismo en cualquier dirección en
que miremos. Más aún, esta opacidad debe ocurrir a una gran distancia de
nosotros, dado que podemos ver galaxias y quásares a grandes distancias.
Por tanto ha de haber mucha materia a gran distancia de nosotros. La
mayor opacidad sobre una amplia banda de ondas, para una densidad dada,
proviene del hidrógeno ionizado. Se sigue por tanto que si hay
suficiente materia para hacer el universo opaco, debe ser suficiente
también para enfocar nuestro cono de luz pasado. Podemos aplicar el
teorema de Penrose y mío, para mostrar que el tiempo ha de tener un
comienzo.
El enfoque de
nuestro cono de luz pasado implica que el tiempo debe de tener un
inicio, siempre que la Teoría General de la Relatividad sea correcta.
Pero tenemos que plantear la cuestión de si la Teoría General de la
Relatividad es correcta. Ciertamente concuerda con todas la pruebas
observacionales que se han llevado a cabo. Sin embargo éstas prueban la
Relatividad General sólo sobre distancias suficientemente grandes.
Sabemos que la Relatividad General no es correcta para distancias muy
cortas, porque se trata de una teoría clásica. Es decir, no tiene en
cuenta el Principio de la Indeterminación de la Mecánica Cuántica, que
dice que un objeto no puede tener a la vez una posición bien definida y
una velocidad bien definida: cuanto más precisión se tenga al medir la
posición, menos precisión se tendrá al medir la velocidad, y viceversa.
Por lo tanto, para comprender el estado de muy alta densidad, cuando el
universo era muy pequeño, se necesita una teoría cuántica de la
gravedad, que combine la Relatividad General con el Principio de
Incertidumbre.
Mucha gente
esperaba que los efectos cuánticos pudieran de alguna manera corregir la
singularidad de la densidad infinita, y permitir que el universo
rebotara, continuando atrás hacia una fase contractiva previa. Esto
podría ser algo mejor que la idea anterior de galaxias perdiéndose entre
sí, pero el rebote ocurriría a una densidad mucho más elevada. Sin
embargo, pienso que no es esto lo que ocurre: los efectos cuánticos no
eliminan la singularidad, y permiten que el tiempo continúe hacia atrás
indefinidamente. Pero parece que los efectos cuánticos pueden eliminar
la cuestión más objetable, la de las singularidades en la clásica
Relatividad General. Esto es que la teoría clásica no nos permite
calcular lo que podría ocurrir en una singularidad, puesto que las Leyes
de la Física se rompen allí. Esto podría significar que la ciencia no es
capaz de predecir cómo el universo puede haberse iniciado. En vez de
eso, debemos recurrir a un agente externo al universo. Este puede ser el
motivo por el que numerosos líderes religiosos se apresuraron en aceptar
el Big Bang y los teoremas de las singularidades.
Parece que la
Teoría Cuántica, por otro lado, permite predecir cómo el universo puede
empezar. La Teoría Cuántica introduce una nueva idea, el tiempo
imaginario. El tiempo imaginario puede sonar a ciencia ficción, y nos
recuerda al Doctor Who. Pero a pesar de ello, se trata de un genuino
concepto científico. Podemos representarlo del siguiente modo. Pensemos
en el tiempo ordinario, real, como una línea horizontal. A la izquierda
tenemos el pasado, a la derecha el futuro. Pero existe otra clase de
tiempo en la dirección vertical. Se le llama tiempo imaginario porque no
es la clase de tiempo que normalmente experimentamos. Pero en cierto
sentido es tan real como el que llamamos tiempo real.
Las tres
direcciones del espacio y la dirección adicional del tiempo imaginario
forman lo que se denomina espacio-tiempo euclidiano. No creo que haya
nadie capaz de dibujar una curva espacial de cuatro dimensiones. Pero no
es demasiado difícil imaginar una superficie de dos dimensiones, como
una silla de montar o la superficie de un balón de fútbol.
De hecho,
James Hartle de la Universidad de Santa Barbara, California, y yo hemos
propuesto que el espacio y el tiempo imaginario en su conjunto, son sin
duda finitos en extensión, pero sin límites. Son como la superficie de
la Tierra, pero con dos dimensiones más. La superficie terrestre es
finita en extensión, pero no tiene límites ni fronteras. Yo he dado la
vuelta al mundo, y no me he caído por el borde.
Si el espacio
y el tiempo imaginario son de hecho como la superficie de la Tierra, no
podría haber ninguna singularidad en la dirección del tiempo imaginario,
ya que entonces las leyes de la física se romperían. Y no habría ninguna
frontera al espacio- tiempo, tal como no hay fronteras para la
superficie de la Tierra. Esta ausencia de fronteras indica que las leyes
de la física determinarían el estado del universo de manera unívoca, en
el tiempo imaginario. Pero si se conoce el estado del universo en el
tiempo imaginario, se puede calcular el estado del universo en el tiempo
real. Se esperaría por tanto algún tipo de singularidad del Big Bang en
el tiempo real. Por lo tanto el tiempo real tendría un comienzo. Pero no
se tendría que apelar a algo que esté fuera del universo para determinar
como comenzó el universo. Al contrario, la manera en la cual el universo
comenzó con el Big Bang estaría determinada por el estado del universo
en el tiempo imaginario. Y por tanto, el universo sería un sistema
completamente auto contenido. No estaría determinado por nada fuera del
universo físico, que nosotros observamos.
La condición
de no frontera es el enunciado que mantienen las leyes de la física en
todas partes. Claramente es algo que a uno le gustaría creer, pero es
solo una hipótesis. Se debe probar, comparando con el estado del
universo que predeciría, con las observaciones de como es de hecho el
universo. Si las observaciones discreparan con las predicciones de la
hipótesis de no frontera, tendríamos que concluir que la hipótesis era
falsa. Tendría que haber algo fuera del universo que diera cuerda al
mecanismo de relojería, y que pusiera el universo a funcionar. Por
supuesto, incluso si las observaciones concuerdan con las predicciones,
eso no prueba que la proposición de no frontera sea correcta. Pero la
confianza depositada en ella se incrementaría, en concreto porque no
parece haber otra propuesta natural para el estado cuántico del
universo.
La propuesta
de no frontera predice que el universo debería empezar en un punto
único, como si fuera el Polo Norte de la Tierra. Pero ese punto no tiene
por que ser una singularidad, como el Big Bang. Al contrario, podría ser
un punto ordinario del espacio y del tiempo, tal como el Polo Norte es
un punto ordinario en la Tierra, o al menos tal y como me han contado.
Yo no lo he visto en persona.
De acuerdo
con la proposición de no frontera, el universo se habría expandido de
manera suave desde un punto inicial. Conforme se expandía, habría tomado
prestada energía del campo gravitatorio para crear materia. Tal como
cualquier economista habrá predicho, el resultado de dichos prestamos,
fue la inflación. El universo se expandía y cogía prestada energía
incluso a una tasa creciente. Afortunadamente, la deuda de energía
gravitacional no tendría que ser devuelta hasta el final del universo.
Eventualmente, el periodo de inflación podría haber acabado, y el
universo se habría establecido en un estado de crecimiento o expansión
más moderado. Aún así, la inflación habría dejado su marca en el
universo. El universo podría haber sido suave casi por completo, pero
con pequeñísimas irregularidades. Estas irregularidades son tan
pequeñas, solo una parte de cada cien mil, que han sido buscadas durante
años en vano. Pero en 1992, el satélite de Exploración del Fondo Cósmico
(Cosmic Background Explorer), COBE, encontró dichas irregularidades en
la radiación de fondo de microondas. Fue un momento histórico. Vimos
hacia atrás el comienzo del universo. La forma de las fluctuaciones en
el fondo de microondas concordaban estrechamente con las predicciones de
la proposición de no frontera. Estas pequeñísimas irregularidades en el
universo habrían causado que algunas regiones se hubieran expandido
menos rápido que otras. Eventualmente, habrían cesado su expansión, y se
habrían colapsado en ellas mismas, para formar estrellas y galaxias. Por
tanto, la proposición de no frontera puede explicar la rica y variada
estructura del mundo en el que vivimos. ¿Que es lo que predice la
proposición de no frontera para el futuro?. Ya que requiere que el
universo sea finito tanto en el espacio, como en el tiempo imaginario,
implica que el universo se re-colapsará eventualmente. A pesar de todo,
no se re-colapsará en mucho tiempo, mucho más tiempo que los 15 miles de
millones de años que se ha estado expandiendo. Por tanto aún tienen
tiempo de vender sus bonos del tesoro antes de que el final del universo
esté cerca. En que vas a invertir entonces, no se.
Originariamente, pensaba que el colapso sería el reverso del tiempo de
la expansión. Esto habría significado que la flecha del tiempo habría
apuntado en el sentido contrario en la fase de contracción. La gente se
habría hecho más joven conforme el universo se hubiera hecho más
pequeño. Eventualmente la gente habría desaparecido en la matriz
materna.
Sin embargo
ahora me doy cuenta de que estaba equivocado, tal y como estas
soluciones demuestran. El colapso no es el reverso del tiempo de la
expansión. La expansión comenzará con una fase de inflación, pero el
colapso no acabará en general con una fase anti-inflación. Lo que es
más, las pequeñas discordancias de la densidad uniforme continuarán
creciendo en la fase de contracción. El universo se volverá más y más
grumoso e irregular conforme se haga más pequeño, y el desorden se
incrementará. Esto significa que aquella flecha del tiempo no se
invertirá. La gente continuará haciéndose vieja, incluso después de que
el universo haya comenzado a contraerse. Por lo tanto no es bueno
esperar hasta que el universo se re-colapse para volver a la juventud.
Estarías un poco en el pasado, de cualquier manera, para entonces.
La conclusión
de esta conferencia es que el universo no ha existido desde siempre. Lo
que es más, el universo, y el tiempo en sí mismo, tuvieron un comienzo
en el Big Bang, hace más o menos 15 mil millones de años. El comienzo
del tiempo real podría haber sido una singularidad, en la cual las leyes
de la física podrían haberse roto, si el universo satisficiera la
condición de no frontera. Esto quiere decir que en la dirección del
tiempo imaginario, el espacio-tiempo es finito en extensión, pero no
tiene ninguna frontera o borde. Las predicciones de la proposición de no
frontera parecen concordar con las observaciones. La hipótesis de no
frontera también predice que el universo se colapsará otra vez de manera
eventual. Sin embargo, la fase de contracción no tendrá una flecha del
tiempo opuesta a la fase de expansión. Por lo tanto continuaremos
haciéndonos viejos, y no volveremos a nuestra juventud. Y porque el
tiempo no va a volver hacia atrás, creo que mejor paro ya.