En
esta charla, quisiera especular un poco, sobre el desarrollo de la vida
en el universo, y en particular, sobre el desarrollo de la vida
inteligente. Haré esto para incluir a la raza humana, aunque buena parte
de su comportamiento a lo largo de la historia, ha sido bastante
estúpido, y no precisamente calculado para ayudar a la supervivencia de
las especies. Dos preguntas que discutiré son, '¿Cuál es la probabilidad
de que la vida exista en otras partes del universo?' y, ' ¿Cómo podrá
desarrollarse la vida en el futuro?'
Es cuestión
de experiencia común, saber que las cosas tienden al desorden y al caos
a medida que pasa el tiempo. Esta observación puede elevarse al estado
de ley, la así llamada Segunda Ley de la Termodinámica. Esta dice que la
cantidad total de desorden, o entropía, en el universo, aumenta siempre
con el tiempo. Sin embargo, la ley se refiere solamente a la cantidad
total de desorden. El orden en un cuerpo puede aumentar, a condición de
que la cantidad de desorden a sus alrededor aumente en una cantidad
mayor. Esto es lo que sucede con un ser vivo. Podríamos definir a la
vida como: sistema ordenado que puede sostenerse contra la tendencia al
desorden, y que puede reproducirse. Es decir, que puede formar sistemas
ordenados similares, pero independientes. Para hacer estas cosas, el
sistema debe poder convertir energía partiendo de una forma ordenada,
(por ejemplo: alimento, luz del sol, o energía eléctrica), en energía
desordenada, (en forma de calor).
De
esta manera, el sistema puede satisfacer el requisito de que la cantidad
total de desorden aumente, mientras que, al mismo tiempo, aumenta el
orden en sí mismo y en su descendencia. Un ser vivo tiene generalmente
dos elementos: un sistema de instrucciones que le dicen al sistema cómo
sostenerse y reproducirse, y un mecanismo para realizar estas
instrucciones. En biología, estas dos piezas se llaman genes y
metabolismo. Pero merece la pena acentuar que no es necesario una
naturaleza biológica en ellos. Por ejemplo, un virus de ordenador es un
programa que hará copias de sí mismo en la memoria de un ordenador, y se
transferirá a otros ordenadores. Así, cabe en la definición de sistema
vivo que yo he dado. Al igual que un virus biológico, ambos son formas
algo degeneradas, porque solo contiene instrucciones o genes, y no
tienen ningún metabolismo propio. En su lugar, reprograman el
metabolismo del ordenador huésped o de la célula. Algunas personas se
han cuestionado si deberíamos contar a los virus entre los seres vivos,
ya que son parásitos, y no pueden existir independientemente de sus
anfitriones. Pero entonces la mayor parte de las formas de vida,
nosotros mismos incluidos, son parásitos, ya que se alimentan y dependen
para su supervivencia de otras formas de vida. Creo que los virus de
ordenador deberían considerarse también como vida. Quizás esto dijera
algo sobre la naturaleza humana, ya que la única forma de vida que hemos
creado hasta ahora, es puramente destructiva. Dicho de otro modo,
creamos vida a nuestra imagen y semejanza. Volveré sobre las formas
electrónicas de vida más adelante.
Lo qué
normalmente conocemos como ' vida ' se basa en cadenas de átomos de
carbono, enlazados con algunos otros átomos, tales como nitrógeno o
fósforo. Podríamos especular que se puede obtener vida a partir de otra
base química, por ejemplo el silicio, pero el carbono parece el caso más
favorable, porque tiene la química más rica. Que los átomos de carbono
existan al fin, con las características que tienen, requiere un fino
ajuste de las constantes físicas, tales como la escala QCD (Nota del
traductor: escala cromo-dinámica cuántica), la carga eléctrica, e
incluso la dimensión espacio-tiempo.
Si estas constantes tuvieran valores perceptiblemente distintos, o bien
el núcleo del átomo de carbono se volvería inestable, o bien los
electrones se colapsarían sobre el núcleo. A primera vista, parece
notable que el universo esté ajustado tan finamente. Esta es quizá una
evidencia, de que el universo fue diseñado especialmente para producir
la raza humana. Sin embargo, hay que tener cuidado sobre tales
discusiones, debido a lo que se conoce como el Principio Antrópico. Este
se basa en la verdad, de por si evidente, de que si el universo no
hubiera sido adecuado para la vida, nosotros no estaríamos ahora
preguntándonos por qué está ajustado tan finamente. Se puede aplicar el
Principio Antrópico, en sus versiones fuerte, o débil.
Para el principio Antrópico fuerte, suponemos que hay muchos y diversos
universos, cada uno con distintos valores en sus constantes físicas. En
un número pequeño de ellos, estos valores permitirán la existencia de
objetos tales como los átomos del carbono, que pueden actuar como los
ladrillos para la construcción de sistemas vivos. Puesto que debemos
vivir en uno de estos universos, no debemos sorprendernos de que las
constantes físicas estén tan finamente ajustadas. Si no fuera así, no
estaríamos aquí. La forma fuerte del Principio Antrópico no es muy
satisfactoria.
¿Qué sentido operativo podemos dar a la existencia de esos otros
universos? Y si están separados y al margen de nuestro propio universo,
cómo puede afectarnos lo que suceda en ellos. En su lugar, adoptaré el
que se conoce como Principio Antrópico débil. Es decir, tomaré los
valores de las constantes físicas, según nos vienen dados. Pero veré qué
conclusiones pueden extraerse, del hecho de que la vida exista en este
planeta, en esta etapa de la historia del universo.
No había
carbono, cuando el universo comenzó con el Big Bang, hace
aproximadamente 15 mil millones de años. Era tan caliente, que toda la
materia habría estado en forma de partículas, llamadas protones y
neutrones.
En un principio habría protones y neutrones en cantidades iguales. Sin
embargo, como el universo se expandió, este se habría enfriado.
Aproximadamente un minuto después del Big Bang, la temperatura habría
caído a alrededor de mil millones de grados, equivalente a cientos de
veces la temperatura del Sol. A esta temperatura, los neutrones
comenzaron a descomponerse en más protones. Si solo hubiera sucedido
esto, toda la materia en el universo habría terminado siendo como el
elemento más simple, el hidrógeno, cuyo núcleo consiste en un solo
protón. Sin embargo, algunos de los neutrones chocaron con los protones,
y se fusionaron para formar el siguiente elemento más simple, el helio,
cuyo núcleo consiste en dos protones y dos neutrones. Pero en el joven
universo no se habría formado ningún elemento más pesado, como el
carbono o el oxígeno. Es difícil imaginarse construir un sistema vivo,
partiendo del hidrógeno y del helio, y de todos modos el universo
primigenio seguía siendo demasiado caliente como para que los átomos se
combinasen formando moléculas.
El universo
habría continuado expandiéndose, y enfriándose. Pero algunas regiones
habrían tenido densidades algo más altas que otras. La atracción
gravitacional de la materia adicional en esas regiones, retrasaría su
expansión, y eventualmente la pararía. En su lugar, esas regiones se
colapsarían para formar galaxias y estrellas, hecho que empezó
aproximadamente dos mil millones de años después del Big Bang. Algunas
de aquellas estrellas tempranas habrían sido más masivas y calientes que
nuestro Sol y habrían quemado el hidrógeno y helio original,
transformándolo en elementos más pesados, tales como carbono, oxígeno, y
hierro. Esto habría podido tomar solamente algunos cientos de millones
de años. Después de eso, algunas de las estrellas habrían estallado como
supernovas, y habrían dispersado los elementos pesados hacia el interior
del espacio, formando la materia prima para próximas generaciones de
estrellas.
Otras
estrellas están demasiado lejos, como para que podamos ver directamente,
si tienen planetas girando alrededor de ellas. Pero ciertas estrellas,
llamadas pulsars, emiten pulsos regulares de ondas de radio. Observamos
una leve variación en el índice de emisión de algunos pulsars, y esto se
interpreta como un indicador de que están siendo perturbados, por la
presencia de planetas del tamaño de la Tierra girando alrededor de
ellas. Los planetas que giran alrededor de pulsars tienen pocas
probabilidades de albergar vida, porque cualquier ser vivo habría
muerto, en la explosión de la supernova que condujo a la estrella a
convertirse en un pulsar. Pero, el hecho de que se haya observado que
varios pulsars tienen planetas sugiere que una fracción razonable de las
cientos de miles de millones de estrellas de nuestra galaxia pueden
también tener planetas. Las condiciones planetarias necesarias para
nuestra forma de vida pudieron por lo tanto, haber existido a partir de
cuatro mil millones de años después del Big Bang.
Nuestro
Sistema Solar se formó aproximadamente hace cuatro mil quinientos
millones de años, cerca de diez mil millones de años después del Big
Bang, a partir de gas contaminado con los restos de estrellas
anteriores. La Tierra se formó en gran parte a partir de los elementos
más pesados, incluyendo el carbono y el oxígeno. De algún modo, algunos
de esos átomos llegaron a ordenarse en forma de moléculas de ADN. Este
tiene la famosa forma de doble hélice, descubierta por Crick y Watson en
un cuartucho situado en el Nuevo Museo, en Cambridge. Enlazando las dos
cadenas en la hélice, hay pares de ácidos nucleicos. Hay cuatro tipos de
ácidos nucleicos: adenina, citosina, guanina, y tiamina. Me temo que mi
sintetizador del voz no es muy bueno, pronunciando sus nombres.
Obviamente, no fue diseñado para biólogos moleculares. Una adenina en
una cadena se empareja siempre con una tiamina en la otra cadena, y una
guanina con un citosina. Así la secuencia de ácidos nucleicos en una
cadena define una secuencia única y complementaria, en la otra cadena.
Ambas cadenas pueden entonces separarse y cada una actúa como una
plantilla para construir otras cadenas. De este modo las moléculas de
ADN pueden reproducir la información genética, cifrada en sus secuencias
de ácidos nucleicos. Algunas secciones de la secuencia se pueden también
utilizar para elaborar proteínas y otros productos químicos, que pueden
transportar las instrucciones codificadas en secuencia, y montar la
materia prima para que el propio ADN se reproduzca.
No
sabemos cómo aparecieron las primeras moléculas de ADN. La probabilidad
de que una molécula de ADN se forme por fluctuaciones al azar es muy
pequeña. Algunas personas, por lo tanto, han sugerido que la vida llegó
a la Tierra desde alguna otra parte, y que hay semillas de vida flotando
por los alrededores de la galaxia. Sin embargo, parece inverosímil que
el ADN pudiera sobrevivir durante mucho tiempo a la radiación en el
espacio. E incluso si pudiera, esto realmente no ayudaría a explicar el
origen de la vida, porque el tiempo que necesitó el universo para lograr
la formación del carbono es sólo un poco mas del doble que la edad de la
Tierra.
La
posibilidad de formación de algo parecido al ADN, que pudiera
reproducirse, es extremadamente inverosímil. Sin embargo, en un universo
con un número muy grande, o infinito, de estrellas, cabría esperar que
esto ocurriera en algunos sistemas estelares, pero estarían
tremendamente separados unos de otros. El hecho de que la vida llegara a
suceder en la Tierra, no es sin embargo algo que nos sorprenda o
inverosímil. Es solo una aplicación del Principio Antrópico Débil: si en
su lugar, la vida hubiera aparecido en otro planeta, estaríamos
preguntándonos por qué había ocurrido allí.
Si la
aparición de vida en un planeta dado era muy inverosímil, se podía haber
esperado que el proceso se alargase en el tiempo. Más exactamente, se
podía haber esperado de la vida que apareciese justo a tiempo para la
evolución subsiguiente de seres inteligentes, como nosotros antes del
apagón, es decir antes del fin del proceso vital del Sol. Este es de
cerca de diez mil millones de años, tras lo cual el Sol se expandirá y
engullirá a la Tierra. Una forma inteligente de vida, podría haber
dominado el viaje espacial, y podría por tanto ser capaz de escaparse a
otra estrella. Pero de otro modo, la vida en la Tierra estaría
condenada.
Hay evidencia
fósil, de que existían ciertas formas de vida en la Tierra, hace
aproximadamente tres mil quinientos millones de años. Esto pudo haber
sido apenas 500 millones de años después de que la Tierra llegase a
estabilizarse y a enfriarse lo bastante como para que la vida
apareciera. Pero la vida habría podido tardar siete mil millones de años
en desarrollarse, y todavía le sobraría tiempo para el desarrollo de
seres que como nosotros, podrían preguntarse sobre el origen de la vida.
Si la probabilidad del desarrollo de vida en un planeta dado, es muy
pequeña, por qué sucedió en la Tierra, en tan solo 1/14 del tiempo total
disponible.
La temprana
aparición de vida en la Tierra sugiere que hay buenas opciones para la
generación espontánea de vida, en condiciones convenientes. Quizás
existieran ciertas formas más simple de organización, las cuales
llegaron a construir el ADN. Una vez que apareció el ADN, este habría
tenido tanto éxito, que puede ser que hubiera substituido totalmente las
formas anteriores. No sabemos cuáles habrían sido estas formas
anteriores. Una posibilidad es el ARN. Este es como el ADN, pero algo
más simple, y sin la estructura de doble hélice. Las cortas longitudes
del ARN, podían reproducirse como el ADN, y pudieron eventualmente
transformarse en ADN. No se pueden crear ácidos nucleicos en el
laboratorio a partir de material no-vivo, ni siquiera ARN. Pero
transcurridos 500 millones de años, y contando con los océanos que
cubrían la mayor parte de la Tierra, pudo haber una probabilidad
razonable de que el ARN, se formase por casualidad.
Mientras el
ADN se reprodujo, habrían sucedido errores al azar. Muchos de estos
errores habrían sido dañinos, y habrían muerto. Otros habrían sido
neutrales. Lo cual significa que no habrían afectado la función de los
genes. Tales errores contribuirían a una deriva genética gradual, lo
cual parece ocurrir en todas las poblaciones. Y otros errores habrían
sido favorables para la supervivencia de la especie. Estos habrían sido
escogidos por la selección natural Darwiniana. El proceso de la
evolución biológica fue muy lento al principio. Llevó dos mil quinientos
millones de años, desarrollar animales multicelulares a partir de las
células más tempranas, y otros mil millones de años más el desarrollo, a
través de peces y reptiles, de los mamíferos. Pero entonces la evolución
pareció pegar un acelerón. En solo unos cientos de millones de años, los
primeros mamíferos evolucionaron hasta nosotros. La razón es, que los
peces ya contienen una gran parte de los órganos importantes de los
humanos, y los mamíferos, prácticamente todos. Es decir, todo lo que se
requería para el desarrollo humano a partir de los primeros mamíferos,
como los lemurs, era un poco de afinación y ajuste.
Pero con la
raza humana, la evolución alcanzó un nivel crítico, comparable en
importancia con el desarrollo del ADN. Este hito fue el desarrollo del
lenguaje, y particularmente el del lenguaje escrito. Ello significó que
existía otro tipo de información que se podía pasar de generación en
generación, además de la genética a través del ADN. No ha habido cambios
perceptibles en al ADN humano, causados por la evolución biológica, en
los diez mil años de historia registrada. Pero la cantidad de
conocimiento manejado de generación en generación ha crecido
enormemente.
El ADN en los seres humanos contiene cerca de tres mil millones de
ácidos nucleicos. Sin embargo, mucha de la información cifrada en esta
secuencia, es redundante, o está inactiva. Por tanto la cantidad total
de información útil en nuestros genes, es probablemente algo que ocupa
unos cientos de millones de bits. Un bit de información es la respuesta
a una pregunta de rango: si ó no. Por el contrario, una novela impresa
en papel puede contener dos millones de bits de información. Así que un
ser humano es el equivalente a 50 novelas románticas de Mills & Boon
(Nota del traductor: Arlequín Mills & Boon es la empresa lider mundial
en edición de novelas rosa) .Una biblioteca nacional importante
puede contener cerca de cinco millones de libros, lo cual equivale a
cerca de diez billones de bits. Por lo que la cantidad de información
recogida en los libros, es cientos de miles de veces superior a la
contenida en el ADN.
Aún más
importante, es el hecho de que la información en los libros, puede
cambiarse y actualizarse, mucho más rápidamente. Hemos tardado varios
millones de años en desarrollarnos a partir de los monos. Durante ese
tiempo, la información útil en nuestra ADN, ha cambiado probablemente en
solo algunos millones de bits. De modo que el índice de evolución
biológica en los seres humanos, es aproximadamente de un bit por año.
Por contra, se publican cerca de 50.000 nuevos libros en lengua inglesa
cada año, conteniendo del orden de cientos de miles de millones de bits
de información. Por supuesto, la gran mayoría de esta información es
basura, y de ninguna utilidad para cualquier forma de vida. Pero,
incluso así, el ratio en el cual se puede agregar información útil es de
millones, si no miles de millones, más alto que el del ADN.
Esto ha
significado que hemos entrado en una nueva fase de la evolución. Al
principio, la evolución procedió por obra de la selección natural, a
través de mutaciones al azar. Esta fase Darwiniana, duró cerca de tres
mil quinientos millones de años, y nos produjo a nosotros, seres que
desarrollaron el lenguaje para intercambiar información. Pero en los
últimos diez mil años, más o menos, hemos atravesado lo que podemos
llamar, una fase de transmisión externa. Durante esta, el registro
interno de información, manejado por las generaciones que tuvieron éxito
reproductivo, no ha cambiado perceptiblemente al ADN. Pero el registro
externo, mediante libros y otras formas duraderas de almacenaje, ha
crecido enormemente. Algunas personas utilizarían el término, evolución,
sólo para el material genético internamente transmitido, y se opondría a
que dicho término fuese aplicado a la información manejada externamente.
Pero creo que esto es también un problema de estrechez de miras. Somos
más que simplemente nuestros genes. Podemos no ser más fuertes, o
intrínsecamente más inteligentes, que nuestros antepasados los hombre de
las cavernas. Pero lo que nos distingue de ellos, es el conocimiento que
hemos acumulado durante los últimos diez mil años, y particularmente,
durante los últimos trescientos. Pienso que es legítimo tomar una visión
de conjunto, e incluir la información transmitida externamente, tanto
como al ADN, en la evolución de la raza humana.
La escala de
tiempo para la evolución de la información, durante el período de
transmisión externo, es la de la tasa de acumulación. Esta fase solía
ser de centenares, o aún de millares de años. Pero ahora este escala de
tiempo se ha reducido a cerca de 50 años, o menos. Por otro lado, los
cerebros con los cuales procesamos esa información se han desarrollado
solamente en la escala de tiempo Darwiniana, de cientos de miles de
años. Esto está comenzando a causar problemas. En el siglo XVIII, se
decía que había un hombre que había leído cada uno de los libros
escritos. Pero hoy en día, si usted leyera un libro al día, le llevaría
cerca de 15.000 años leer todos los libros de una biblioteca nacional. Y
para cuando acabase, muchos más libros habrían sido escritos.
Esto ha
significado que nadie puede ser maestro en más que una pequeña esquina
del conocimiento humano. La gente tiene que especializarse, en campos
más y más reducidos. Esto es probable que sea una limitación importante
en el futuro. No podemos continuar ciertamente, durante mucho tiempo,
con el índice de crecimiento exponencial de conocimiento que hemos
tenido en los últimos trescientos años. Una limitación y un peligro aún
mayor para las generaciones futuras, es que todavía conservamos los
instintos, y en particular, los impulsos agresivos, que teníamos en los
días del hombre de las cavernas. Las agresiones, tales como la
subyugación o el asesinato de otros hombres para tomar sus mujeres y su
alimento, ha representado una ventaja definitiva para la supervivencia,
hasta el presente. Pero ahora podría destruir a la raza humana entera, y
a gran parte del resto de seres vivos de la Tierra. Una guerra nuclear,
sigue representando el peligro más inmediato, pero existen otros, tales
como el lanzamiento de virus rediseñados por ingeniería genética. O que
el efecto invernadero llegue a tornarse inestable.
No queda
tiempo, para esperar a que la evolución Darwiniana, nos haga más
inteligentes, y mejore nuestra naturaleza. Pero ahora estamos entrando
en una nueva fase, que podría ser llamada, evolución de auto-diseño, en
la cual podremos cambiar y mejorar nuestra ADN. Existe un proyecto en
marcha hoy en día para trazar la secuencia entera del ADN humano. (Nota
del traductor: La charla es anterior a 1993, y el proyecto Genoma Humano
empezó en 1990 y acabó en el 2000) Costará algunos miles de millones de
dólares, pero eso es pecata minuta, para un proyecto de esta
importancia. Una vez que hayamos leído el libro de la vida, comenzaremos
a escribir las correcciones. Al principio, estos cambios estarán
confinados a la reparación de defectos genéticos, como la fibrosis
quística, y la distrofia muscular. Estas son controladas por genes
sencillos, así que son bastante fáciles de identificar, y de corregir.
Otras cualidades, tales como la inteligencia, son probablemente
controladas por una gran cantidad de genes. Será mucho más difícil
encontrarlos, y descubrir las relaciones entre ellos. Sin embargo, estoy
seguro de que durante el próximo siglo, la gente descubrirá cómo
modificar tanto la inteligencia, como los instintos agresivos.
Se
aprobarán leyes contrarias a la ingeniería genética en seres humanos.
Pero algunas personas no podrán resistirse a la tentación, de mejorar
ciertas características humanas, tales como el tamaño de la memoria, la
resistencia a las enfermedades, y el alargamiento de la vida. Una vez
que aparezcan semejantes super-seres humanos, va a haber problemas
políticos importantes, con el resto de seres humanos no mejorados, que
no podrán competir. Probablemente, estos últimos morirán, o perderán
importancia. En su lugar, habrá una raza de seres auto-diseñados, que
irán mejorándose en un porcentaje cada vez mayor.
Si esta raza
consigue reajustarse, hasta reducir o eliminar el riesgo de
autodestrucción, probablemente se expandirá, y colonizará otros planetas
y estrellas. Sin embargo, los viajes espaciales a través de grandes
distancias, serán difíciles para las formas de vida con base química,
como el ADN. El curso de vida natural para tales seres es muy breve,
comparado con el tiempo del viaje. Según la teoría de la relatividad,
nada puede viajar más rápidamente que luz. Por lo que el viaje de ida y
vuelta a la estrella más cercana tomaría por lo menos 8 años, y al
centro de la galaxia, alrededor de cien mil años. En la ciencia ficción,
se superan estas dificultades, mediante deformaciones del espacio, o
viajando a través de otras dimensiones. Pero no creo que esto sea
posible jamás, no importa lo inteligentes que se vuelvan. En la teoría
de la relatividad, si algo puede viajar más rápidamente que luz, también
puede viajar hacia atrás en el tiempo. Esto nos conduciría a problemas
con la gente que vuelve desde el futuro, para cambiar el pasado. Cabría
esperar además, haber visto a una gran cantidad de turistas llegando
desde el futuro, curiosos por observar nuestras costumbres pintorescas y
pasadas de moda. Puede que sea posible utilizar la ingeniería genética,
para hacer que la vida basada en ADN sobreviva indefinidamente, o por lo
menos durante cien mil años. Pero hay una forma más sencilla, y que ya
casi está dentro de nuestras posibilidades, que sería la de enviar
máquinas. Estas se podrían diseñar para que durasen el tiempo suficiente
para soportar el recorrido interestelar. Cuando llegasen a una nueva
estrella, podrían aterrizar en un planeta conveniente, y extraer
material de las minas para producir más máquinas, las cuales podrían ser
enviadas hacia otras estrellas. Estas máquinas serían una nueva forma de
vida, basada en componentes mecánicos y electrónicos, en lugar de
macromoléculas. Podrían eventualmente sustituir a la vida basada en ADN,
tal y como el ADN pudo haber sustituido a otras formas anteriores de
vida.
Esta vida
mecánica podría también ser auto-diseñada. Por ello, parece que el
período de transmisión externa de la evolución, habría sido solo un
corto interludio, entre la fase Darwiniana, y la fase (biológica o
mecánica) de auto-diseño. Esto se muestra en el diagrama siguiente, que
no es a escala, porque no hay forma alguna de representar un período de
diez mil años en una escala de miles de millones de años.
Cuánto tiempo
durará la fase de auto-diseño, es algo discutible. Puede ser inestable,
y la vida podría destruirse a si misma, o llegar a un callejón sin
salida. Si no lo hace, debería poder sobrevivir a la muerte del Sol,
aproximadamente dentro de 5 mil millones de años, moviéndose a planetas
situados alrededor de otras estrellas. La mayoría de las estrellas se
habrán quemado dentro de otros 15 mil millones de años, más o menos, y
el universo se acercará a un estado de completo desorden, según la
Segunda Ley de la Termodinámica. Pero Freeman Dyson ha demostrado que, a
pesar de esto, la vida podría adaptarse a la fuente siempre decreciente
de energía ordenada, y por lo tanto podría, en principio, continuar su
existencia para siempre.
¿Qué
oportunidades tenemos de encontrar alguna forma de vida alienígena ,
mientras exploramos la galaxia?. Si la discusión sobre la escala de
tiempo para la aparición de vida en la Tierra es correcta, debe haber
muchas otras estrellas, cuyos planetas alberguen vida. Algunos de estos
sistemas estelares podrían haberse formado cinco mil millones de años
antes que la Tierra. Luego, ¿por qué la galaxia no está bullendo de
formas de vida auto-diseñadas, mecánicas o biológicas? ¿Por qué la
Tierra no ha sido visitada, o incluso colonizada?. No tendré en cuenta
las sugerencias de que los OVNIS transportan a seres del espacio
exterior. Creo que cualquier visita alienígena, sería mucho más obvia, y
probablemente también, mucho más desagradable.
¿Cuál es la
explicación del por qué no nos han visitado? Una posibilidad es que la
discusión, sobre la aparición de vida en la Tierra, es incorrecta. Tal
vez la probabilidad de que la vida aparezca espontáneamente es tan baja,
que la Tierra es el único planeta en la galaxia, o en el universo
observable, en el cual sucedió. Otra posibilidad es que exista una
probabilidad razonable para que se formen sistemas de auto reproducción,
como las células, pero que la mayoría de estas formas de vida no
desarrollaron la inteligencia. Solemos creer en la vida inteligente,
como una consecuencia inevitable de la evolución. Pero el Principio
Antrópico debería advertirnos para que fuéramos cuidadosos con tales
argumentos. Es más probable que la evolución sea un proceso al azar,
donde la inteligencia es simplemente uno más entre una gran cantidad de
resultados posibles. No está claro que la inteligencia tenga un valor de
supervivencia a largo plazo. Las bacterias, y otros organismos
unicelulares, seguirán viviendo, aún cuando el resto de la vida en la
Tierra fuese barrida por nuestras acciones.
Hay
por tanto apoyos para la visión de que la inteligencia, es un desarrollo
poco probable de la vida en la Tierra, desde la cronología de la
evolución. Tomó un tiempo muy largo, dos mil quinientos millones de
años, llegar a partir de las células hasta los seres multicelulares, los
cuales son precursores necesarios para la inteligencia. Esta es una
buena fracción del tiempo total disponible, antes de que el sol se
destruya. Lo cual daría consistencia a la hipótesis, de que la
probabilidad para que la vida inteligente se desarrolle, es baja. En ese
caso, cabe esperar que encontremos muchas otras formas de vida en la
galaxia, pero es poco probable encontrar vida inteligente. Otro modo,
mediante el cual la vida podría fracasar en su intento de desarrollarse
hasta un escenario de inteligencia, sería la de que un asteroide o
cometa colisionase con el planeta. Acabamos de observar la colisión de
un cometa, el Schumacher-Levi, con Júpiter. Esto produjo una serie de
bolas de fuego enormes. Se cree que la colisión de un cuerpo algo más
pequeño, con la Tierra, hace cerca de 70 millones de años, fue
responsable de la extinción de los dinosaurios. Algunos pequeños
mamíferos tempranos sobrevivieron, pero cualquier cosa tan grande como
un humano habría sido aniquilada casi con toda certeza. Es difícil decir
cuan a menudo ocurren tales colisiones, pero una conjetura razonable
sobre este promedio, puede ser cada veinte millones de años. Si esta
cifra es correcta, significaría que la vida inteligente en la tierra ha
aparecido, únicamente gracias al hecho afortunado de que no ha habido
colisiones importantes en los últimos 70 millones de años. Otros
planetas en la galaxia, en los cuales la vida hubiera aparecido,
pudieron no haber tenido un período libre de colisiones lo
suficientemente largo como para desarrollar seres inteligentes.
Una tercera
posibilidad es que durante la fase de transmisión externa haya una
probabilidad razonable para que la vida se forme, y se desarrollen los
seres inteligentes. Pero en ese punto, el sistema llega a ser inestable,
y la vida inteligente se destruye. Esta sería una conclusión muy
pesimista. Y en verdad deseo mucho que no sea así.
Prefiero una cuarta posibilidad: la de que hay otras formas de vida
inteligente ahí fuera, pero que se nos han pasado por alto. Existía un
proyecto llamado SETI, la búsqueda de inteligencia extra-terrestre. Este
implicaba la exploración de radiofrecuencias, para ver si podríamos
captar señales emitidas por civilizaciones extraterrestres. Creo que
merecía la pena apoyar este proyecto, aunque fue cancelado debido a una
carencia de fondos. Pero deberíamos ser cuidadosos y no contestar, hasta
que nos hayamos desarrollado un poquito más. Descubrir una civilización
más avanzada, en nuestra actual etapa, puede ser un poco como cuando los
habitantes originales de América se encontraron con Colón. Creo que
estaban mejor antes de ello.
Eso es todo
lo que tengo que decir. Gracias por escuchar.