El Sonido y la Luz influyen toda área de la vida. ¿Cómo respondamos a
estas dos grandes fuerzas universales condicionará una gran parte de
nuestra salud y felicidad. Es, entonces, esencial aprender a usar el
sonido y la luz más sabiamente, de modo que sus energías puedan fluir de
nosotros y en nuestro medio ambiente, colmando la vida con alegría,
vitalidad y clara dirección.
¡Vivimos en la música!. El Universo es una armonía tonal de muchos
sonidos -muchas vidas interactuando y vibrando juntas mientras llenan el
gran silencio.
Tu vida, o contribuye a esta armonía creadora o produce una disonancia.
Tú haces música o ruido. La música es el polo positivo del sonido; sus
ritmos y melodías hacen eco a las eternas armonías de los cielos. De
este modo la música es un espejo de sagrada resonancia: abre
transparencias en nosotros, ampliando nuestros horizontes y ayudándonos
a sentir lo que es bello e inspirador. La gran música nos nutre, está
siempre fortaleciéndonos, porque nos pone en armonía con las poderosas
ondas de energía vital y con la insondable Fuente de todo Bien.
El ruido es lo opuesto de la música: es “sonido que enloqueció”, puesto
que su insania es en verdad su inconexión, su fracaso para hallar algún
acuerdo o armonía con el universo en que se está moviendo. La música
noble disipa el caos dinámicamente, trayendo paz, belleza, síntesis y
transformación; el ruido aumenta la separación, la fealdad y la
distorsión.
Nos llegan historias sobre cuán sensitivos y hábiles eran los antiguos
para usar la música como arte de curar. Para ellos la música era no sólo
una forma de entretenimiento, sino también una fuente de salud,
conteniendo acordes de ritmo y melodía que armonizan y reequilibran el
organismo humano, eliminando
sus impurezas. Sabemos por Manly Hall, prolífico escritor sobre
tradiciones esotéricas, de un incidente en la antigua Grecia, cuando un
hombre iracundo atacó a un enemigo, blandiendo su espada, listo para
matar. De súbito, un “sabio pitagórico”, dándose cuenta de la situación,
produjo un acorde en su lira. Instantáneamente cesó toda ira y odio en
el supuesto atacante y se volvió manso como un cordero.
En el Antiguo Testamento también leemos acerca del poder y valor
terapéutico de la música bella. Saúl, un antiguo rey, fue molestado por
un “espíritu maligno”. Fue aconsejado así: ... que busquen alguno que
sepa tocar el arpa; para que cuando fuere sobre ti el espíritu malo de
parte de Dios, él taña con su mano y tengas alivio. I Samuel 16:16. Saúl
envío por David, al cual él “había hallado gracia en sus ojos; y cuando
David tañó su arpa para el rey, estos fueron los resultados: ... David
tomaba el arpa, y tañía con su mano; y Saúl tenía refrigerio, y estaba
mejor, y el espíritu malo apartaba de él. I Samuel 16:23.
Poder Terapéutico
Según estos ejemplos, está claro que los antiguos sintieron el poder y
el valor de la música bella, y supieron cómo usarla para promover
armonía y bienestar en su vidas. Del mismo modo, hoy podemos
redescubrir la potencia terapéutica y espiritual de la gran música. En
mi labor como docente, abogado
y ministro, pude observar muchas situaciones donde la música ha sido un
poderoso factor para el cambio y mejora de las condiciones. Ciertos
fragmentos de música, tocados oportunamente y con buen gusto, han
ayudado a profundizar la comprensión y la comunicación en muchas
relaciones. Estas selecciones musicales, sonando a través de las
personas, han ayudado favorablemente a alterar el ritmo cardíaco y el
sistema nervioso, provocando mayor relajación, actitudes más
constructivas y una disposición para escuchar y ser receptivos a las
nuevas disposiciones. Recuerdo varios pacientes en
clínicas que se sentaban inertes e insensibles en sus asientos hasta que
cierta música les llegaba. Entonces, súbitamente, comenzaban a moverse,
a batir palmas, a sonreír, a tararear, cantar, hablar
entre sí y a llevar el compás con los pies. Una simple pieza de música,
cuidadosamente tocada, puede alterar toda la atmósfera y conducta en un
lugar. Estas experiencias y otras parecidas tienen un valor inmenso para
nuestras vidas. Hablan en nuestros momentos de estrés y desafío, y
señalan el camino
para un redescubrimiento de las energías sanadoras de la música
excelente y cómo podemos usar la música para incrementar la armonía y la
claridad en nuestro ambiente de trabajo, nuestras casas, nuestro momento
de ocio o en cualquier otro sitio en que estemos. Uso la palabra
sanación, curación, para sugerir equilibrio e integración de todos los
ingredientes de la personalidad. La música, sabiamente usada, puede
ayudar a despejar y purificar el cuerpo, las emociones y los modos de
pensar. La música
puede también abrir para el oyente nuevas dimensiones espirituales de
fortaleza dentro de sí y en su alrededor. He hallado que la gran música
siempre es inspirada. A su modo, es inmortal; su incomparable
esencia sobrepasa los gustos y preferencias personales, de modo que
fluye a través de los oyentes como un fluido de vida, logrando acceso y
abriendo puertas donde fracasó todo lo demás. A menudo la gran música
influye terapéuticamente en las personas, a pesar de condicionamientos,
opiniones o experiencias previas. Finalmente, la música que es
verdaderamente inmortal, que es más grande que su estilo particular o
que el período histórico en el cual fue compuesta, transmite una
duradera esencia que habla a cada generación.
Mayor Armonía
El propósito más elevado en la vida es vivir completamente en unión
consciente con Dios. En cuanto más cultivemos la música excelente en
nuestras vidas, mayor será nuestra armonía con las fuentes ilimitadas de
poder y dirección del Creador. Tal música nos hará más fuertes para
definir y cumplir nuestras metas terrenales. He aquí algunos ejemplos de
lo que puede hacer la música: Incrementar la vitalidad física, aminorar
la fatiga y la inercia. Superar el mal humor, calmar la ansiedad y las
tensiones, levantar el ánimo. Enfocar el pensamiento, clarificar las
metas, librar nuestro coraje y voluntad de continuar hasta el final.
Profundizar nuestro trato con los demás, enriquecer la amistad.
Estimular la creatividad y sensibilidad. Fortalecer el carácter y la
conducta constructiva. Expandir la conciencia de Dios y los horizontes
de la armonización espiritual.
Todos hemos sido creados iguales, pero nacemos en cada época con
diferentes temperamentos, personalidades e inclinaciones para armonizar.
Aprendiendo a elegir nuestra senda con discernimiento
y compartiendo recíprocamente con los demás, nos movemos hacia una más
plena expresión de la Divina Presencia, llenando nuestro carácter
personal. A menudo podemos sentir la Luz en el centro de nosotros y más
allá de nosotros, la que inunda nuestras zonas oscuras y corrige
nuestros desequilibrios. Determinadas piezas de música notable, volcando
en nosotros sus energías curativas, ayudan a acentuar la Luz; ellas nos
hacen recordar que nos enfoquemos en lo mejor de nosotros, lo cual es de
Dios, mientras nos ocupamos de otras áreas que necesitan corrección y
ser dominadas. Buscad la música que aumenta vuestro bienestar y
transforma la fealdad y el caos. La música puede conducirnos a
actividades y horizontes de conciencia que son bellos como vuestros
mayores sueños y metas en la vida.
La Música y Vosotros.
Una Relación más Estrecha
¿Cuán profundamente sentís la música?, ¿Cuánto de vosotros dais? Cuanto
más deis de vosotros a la música que estáis experimentando, más
vibraciones de poder energético resonarán a través vuestro. Si os
acercáis a la gran música con un corazón abierto, una mente dispuesta y
un cuerpo relajado, ella ingresará en vosotros y os renovará. La música
grande aporta corrientes curativas y cargas eléctricas, pero éstas no
pueden entrar y revitalizaros si estáis distraídos, tensos y
resistentes, críticos, impacientes, no gratos o mal preparados. Debido a
que nuestra armonía es imperfecta y estamos dispersos, a veces perdemos
las mejores cosas en la vida. Un poeta ha escrito: “Los Ángeles vienen a
visitarnos, y nos enteramos sólo después que se fueron”. Si os tomáis
tiempo para prepararos para vuestra música, ella actuará a través, y no
tan sólo alrededor de vosotros. Poneos en una posición confortable, en
vuestra silla (sofá o cama) favorito, o extendidos en el piso. Si estáis
en el exterior, sobre la hierba o contra un árbol preferido. Usad diez
claves para obtener una experiencia musical más significativa.
Antes de Comenzar la Música
1. Calmarse durante un minuto. Hablar al cuerpo; decir a cualquier parte
tensa que se relaje. Hablar a los sentimientos; decirles que se calmen.
Hablar a la mente; que se libere de pensamientos ansiosos.
Sentir la Divina Presencia la cual escucharéis. Para concentrarse es
necesario una afirmación o verso, tal como: “Que yo esté calmo y sepa
que soy Dios”. Hacer que este ejercicio sea corto, simple y agradable.
2. Estar agradecido a la música que se va a oír. Decir “Te agradezco”.
3. Abandonarse, entregarse a la música. Tratar de abrirse a la música
que se oye.
Mientras la música está sonando
4. Liberar todas las tensiones en la música. Sentir a esa música
liberándose de toda negatividad y tensión. Siempre que se sienta una
obstrucción en uno, buscar una salida. Respirar profundamente,
recibiendo a la música. Aflojarse completamente.
5. Sentir que la música nos abraza y colma. Dejar toda necesidad de
dominar o de controlar la situación.
Abrirse a la curación, revitalizando las corrientes de melodía que están
entrando en uno. Ir dentro del sonido.
6: Darse a la música. Gozar la música dondequiera que nos lleve.
7. Estar llenos de alegría y alabanzas.
Cuando la Música ha Terminado
8. No poner música mucho tiempo cada vez.
9. Tomarse tiempo para absorber la música escuchada. Estar sentado en
calma y en silencio durante unos pocos minutos después de que finalizó.
10. Cuando sea apropiado, combinar la experimentación de la música con
otra actividad, como llevar un diario, dibujar, bailar o moverse, o
hacer tareas tales como trabajos caseros, cocinar, atender el negocio o
ir de compras.
El Entorno
Incluso antes de oír la primera nota, tiene gran importancia dónde se
oirá la música. Tomar el tiempo necesario para preparar el medio
ambiente más ventajoso para las experiencias musicales. He aquí cuatro
sugerencias que ayudarán:
1. Sentir la música en un lugar bello. Evitar el desorden, el estruendo,
la fealdad y la oscuridad. Hacer que el ambiente sea claro, que los
colores sean más intensos y buscar la luz.
2. Que la música sea puesta en un lugar tranquilo. Que sean mínimos el
ruido y las distracciones externas. Apagar la T.V., evitar fuertes
zumbidos de las instalaciones eléctricas. Que la música surja del
silencio, o que se oiga la música de la naturaleza. Ser sensitivos a los
sonidos de la lluvia, de los bosques, corrientes, vientos, océano, pues
éstos se combinan con las melodías musicales para elevarnos y ligarnos
con lo Eterno. Hallar el volumen particular que sea mejor.
3. Comprar un buen equipo. Buscar un sistema estéreo o de sonido con
parlantes que produzcan la música con tono claro y mínima distorsión.
Confiar en el propio oído. Considerar distintos sistemas de
parlantes antes de decidir la adquisición. No comprar, necesariamente,
por la marca de fábrica o por la propaganda. Para aumentar el valor
terapéutico, no ser críticos de la música que se está sintiendo. Un
oyente quisquilloso no se elevará. Elegir grabaciones con las que se
pueda vivir, y amarlas incondicionalmente por todo lo que pueden
ofrecer. Poner de relieve los tesoros de la música, no los defectos. Oír
detrás de las notas las insinuaciones, las melodías más espléndidas, y
los arquetipos que el compositor pueda haber “oído” y mantenido con
vida. Conmoverse en los silencios entre las notas. Tal actitud de
sinceridad y gratitud ampliará el campo y la profundidad de las
experiencias musicales que llegan a uno. En una atmósfera de gozosa
aceptación, las vibraciones curativas de la música grande pueden
ingresar mejor y aportarnos los mayores goces y elevación posibles.
Música para Mejor Salud y
Bienestar
Mientras que las más grandes obras musicales llenarán de energía e
inspirarán todos los niveles de nuestro ser, cierta música afectará
básicamente el cuerpo físico. Tales obras pueden hacernos sentir más
fuertes y más energéticos en nuestros movimientos; otras pueden hacer
que necesitemos movernos más, tal vez por medio del baile, de las tareas
domésticas, de la pintura o aun escribiendo
a máquina. Otras selecciones afectarán más los sentimientos y emociones.
Tal vez cierto aire o canto nos hará gritar, mientras que otro producirá
mayor devoción, determinación o aun enojo. Otra selección
de música puede apelar principalmente a nuestra mente, inspirándonos con
una nueva idea, sembrar pensamientos de claridad y creatividad.
Finalmente hay piezas musicales que penetran a través de todas las capas
externas. Esta clase de música habla directamente al corazón y al alma,
haciéndonos recordar de nuestra total, divina conexión y más elevada
individualidad en Dios. Como regla, diferentes instrumentos afectan
partes particulares de nuestra constitución, como sigue:
1. Cuerpo Físico - cobres, percusión, sonidos fuertes de notas bajas;
música electrónica
(la mayor parte de ella).
2. Emocional - instrumentos de viento de madera, y cuerdas.
3. Mental - cuerdas.
4. Alma -Arpa y órgano; carillón; cuerdas sonidos altos.
Buscar la especie de música que uno necesita para equilibrar y despertar
todo en uno. Descubrir los momentos y secuencias en los cuales es más
apropiada una cierta selección musical.
Hallando nuestra Música
Influyen muchos factores en nuestras necesidades y elecciones musicales.
Entre estos están los siguientes: 1) temperamento, 2) reacciones
sensorias, 3) pautas de conducta y memorias de la juventud,
4) el entorno en el hogar y en el trabajo, y 5) fuertes deseos y
aspiraciones, los ideales que más seguimos a lo largo de toda nuestra
vida.
Cada uno de nosotros nació con un temperamento para desempeñarnos y
expresarnos en nuestra vida. El temperamento de cada persona es único y
no se repetirá nunca, La Luz del Creador y nuestras propias respuestas
vitales vienen a través de nuestros temperamentos en varios matices de
energías, denominados los cuatro elementos: Fuego, Tierra, Aire y Agua.
Las enseñanzas espirituales a través de las edades han reconocido estos
cuatro modos de expresión de la vida. Los antiguos griegos consideraban
a los cuatro elementos como definidas fuerzas psicológicas, que
correspondían en la persona a la voluntad (Fuego), al cuerpo y la acción
(Tierra), a la mente y al pensamiento (Aire), y a las
emociones (Agua). Estas fuerzas vitales son poderes potencialmente
presentes en cada uno de nosotros, en diferentes combinaciones y
proporciones.
Hallarse a uno mismo en los cuatro elementos como están descritos. Tal
comprensión puede ayudarnos a comenzar a liberar más de nuestros
talentos y potencialidades inherentes a través de estos canales para la
Luz, a desarrollar nuestras fuerzas y a trabajar sobre nuestras
debilidades y zonas oscuras. Usar la música, también, para cultivar y
activar la expresión de nuestras energías, cuando surgen de los cuatro
elementos.
Efectos de la Música
La música puede cambiar nuestro mal humor, darnos energía, elevarnos a
alturas espirituales. Los sonidos cotidianos también nos afectan.
Consideremos durante unos pocos minutos hasta qué grado los sonidos
influyen en nuestra vida. ¿Qué clase de sonido predomina entre los que
se producen en torno de nuestro hogar y en los alrededores del lugar en
que trabajamos? ¿Cuántos de estos sonidos nos son agradables? ¿Cuáles
nos dan más energía, y qué sonidos entre los que oímos cada día son
confusos,
estrepitosos, caóticos o agotadores? El psiquiatra James E. Johnson en
su libro "Liberarse de la depresión" recomienda la música saludable pero
advierte contra los efectos adversos del rock-and-roll,
que él considera una mascarada como música. Halló que los ritmos (beats)
de esta clase de música contribuyen peligrosamente a la depresión y a la
hipertensión.
Algunos estudios han demostrado que cierta clase de música, si se
escucha repetidamente, producen el efecto de agotar nuestros sistemas
energéticos y causa confusión en el pensar, desorientación en los
sentimientos y una inversión de los sistemas de valores. Se ha informado
que oír muchísimos sonidos
discordantes produce entumecimiento en el cuerpo y confusión entre las
dos mitades del cerebro, lo cual parece provocar que respuestas y
percepciones se desvíen desde un hemisferio cerebral al otro
menos apropiado. Esto parece que deteriora la sensibilidad de la persona
de manera tal que la fealdad llega a ser una adición. Tales personas
comienzan a buscar caos conscientemente, disturbios y desorden en la
vida porque han perdido la percepción para juzgar o distinguir lo que es
beneficioso de lo que es perjudicial y destructivo. En efecto, cuando
han alcanzado este punto han perdido toda sensibilidad por la belleza y
los valores positivos y sentirán grandes deseos por todo lo que les es
destructivo. La confusión crece y la falta de resistencia puede
eventualmente conducir a un completo
zombismo hasta que no tengan control de sí mismos o de sus acciones. La
música destructora causa daño no sólo a nuestro cuerpo físico, sino
también a nuestras emociones y procesos mentales. Tales sonidos afectan
por completo a nuestra aura, haciendo que nos sintamos psíquicamente
dejados de lado, fragmentados, amedrentados, reñidores, aislados, tensos
y desorientados. Esos sonidos tan estresantes y desagradables
desbaratarán nuestros planes, y confundirán y frustrarán nuestros
objetivos. La música más trágicamente discordante nos alejará de nuestro
centro de guía interior, separándonos de nuestra unión consciente con el
creador, sintiéndonos abandonados y exponiéndonos a ser controlados por
vibraciones negativas. Y, como lo ha demostrado Dorothy Retallack, la
fea música de rock mata plantas.
Música para la Vida Diaria
Cada día de nuestra vida es importante y contiene muchas oportunidades
nuevas para desarrollarnos. En cuanto más creativa y receptivamente
podamos ver nuestra vida menos posible nos será sentirnos aburridos o
derrotados. Con el fin de estar preparados para tantas oportunidades
como sea posible, planeemos y simplifiquemos nuestro día. Determinar la
cantidad de rutina necesaria para sentirnos seguros, y cuánta variedad y
espontaneidad podemos manejar. La música, apropiadamente seleccionada,
nos ayudara a obtener estabilidad, variedad y las oportunidades
creadoras que necesitamos. Bellas melodías, cuidadosamente elegidas de
acuerdo con nuestro plan, ayudará a concentrarnos y a enfrentar el
estrés con fuerza.
Despertando
Es muy desagradable despertarse con un ruidos despertador. Mucho más
sano es despertarse naturalmente, con el sol, los sonidos de la
naturaleza, o las melodías de bella música. Como a veces
viajamos lejos en nuestros sueño, debemos por ellos volver gradualmente
a nuestro cuerpo.
Comidas y Buena Digestión
En su libro, muy informativo, "El Médico Prescribe Música", el Dr.
Edward Podolsky, habla sobre el valor de la música durante nuestras
comidas. De acuerdo con él, poner bella música mientras comemos ayuda a
la digestión, estimulando verdaderamente los procesos digestivos y
ayudándolos a funcionar mejor. Menciona un fascinante descubrimiento
científico, que el nervio principal del tímpano (oído medio) termina en
el centro de la lengua y se conecta con el cerebro, reaccionando de
igual forma a las sensaciones de gusto y de sonido. Este es un apoyo
científico de que la buena comida y la buena música van juntas. No es
algo accidental que en las antiguas culturas los músicos de la corte
tocaran mientras la nobleza estaba comiendo. Aun hoy la bella música,
tal como las melodías del violín, guitarra o arpa, que se oyen en
restaurantes, nos relajan, haciéndonos sentir bien, y ayudando a
nuestras funciones corporales a actuar mejor, reaccionando
favorablemente sobre las glándulas y nervios. La música es el mejor
antídoto para los trastornos que sobrevienen durante las comidas. Cuando
hay música se produce un mayor flujo de jugo gástrico. Esto actúa como
sistema irrigante. La comida se digiere así correctamente, pasando del
estómago al duodeno a través de un píloro bien abierto. Al elegir música
para las comidas evitar los bronces y los tímpanos. Seleccionar música
no pesada ni de elevado
volumen; evitar los grandes contrastes, porque los ritmos de contrapunto
pueden interferir en una grata digestión. Elegir música alegre que sea
suave y ligera (especialmente de flauta y de arpa), sin profundo
contenido emocional o intelectual. Tener música simple en todas las
comidas.
Insomnio
El insomnio es un desafío para muchas personas. Podemos tomar sedantes o
píldoras para dormir, que a menudo embotan nuestros sentidos, pero
también podemos ir hacia el sueño en forma creadora. Procurémonos música
tranquila, vaga, para el momento de ir a dormir; evitar las funciones
que sean violentas o estimulantes en la televisión que termina tarde en
la noche, y no comer justo antes de ir a dormir. Cuando nos preparemos
para ir a dormir, primero, dar gracias a Dios, y ofrezcámosle nuestro
día analizándolo, con un corazón gozoso. Dejemos todas las
preocupaciones a Su cuidado para la noche de sueño que necesitamos.
Preparémonos además seleccionando una pieza musical tranquila, para
flautas, arpas o cuerdas. Estos sonidos nos envolverán con sus suaves
melodías, las que inducirán un seguro y descansado sueño, escuchar una o
dos de estas melodías antes de ir a dormir. Escuchar con la luz apagada.
Y a bajo volumen.
Música para el Hogar y la Familia
Los niños, especialmente los de muy corta edad, han venido a esta
encarnación con hilos de memoria de los Reinos de la Luz que hace tan
poco dejaron con el objeto de venir a la tierra. Con bella música,
acertadamente elegida, podemos ayudar a nuestros niños a entrar
pacíficamente, con menos interrupción, a esta vida. Y, como resultado
del entorno más encantador, más acogedor con que proveemos a nuestros
niños, éstos permanecerán ligados en forma más consciente con la Eterna
Presencia que los rodea. Los niños son sensible a los sonidos que
ingresan primero a sus psiques.
Es prudente evitar tantos sobresaltos como sea posible en el mundo de
hoy lleno de tensiones, en nuestra vida y en la de nuestros niños. Del
mismo modo que la cálida voz del padre, o amigo, solícito,
los alentará, la música bella les infundirá esperanza, ánimo para
afrontar los desafíos, confianza y un sentido de bienestar.
Verdaderamente los hace sentirse más a gusto en la tierra.
Liberemos la Energía de Nuestros Hijos
Nuestros hijos merecen ser bañados en música hermosa y melódica; la
mejor que podamos hallar para ellos. Especialmente cuando son muy
pequeños, deberemos evitar sonidos estresantes, estruendosos, metálicos.
Cuando sean mayores podremos ver que la música con ritmo más definido
puede ayudar a dirigir y motivar sus energías. Cierta música bella y muy
rítmica, como una sinfonía de Haydn, a menudo los ayudara a concentrarse
en sus tareas escolares, mientras que otros sonidos caóticos harán que
pierdan concentración y los pondrán nerviosos.
La Magia de la Orquesta
¡Qué hay más hermoso que un encantador momento en la naturaleza, una
profunda amistad, o los sonidos de una orquesta de cien instrumentos
haciendo música!. Uno de los mejores regalos que podemos hacer a
nuestros hijos es familiarizarlos con los sutiles sabores, tonos y
esencias de los diferentes instrumentos de la orquesta. Cuando tengamos
tiempo de hacer música para ellos, ya sea
“en vivo” o por medio de grabaciones, observar que sonidos, ritmos,
melodías y armonías los impresionan más, Podemos reconocer más
claramente sus necesidades cuando aprendamos a percibir sus gustos
musicales.
Bodas
Las bodas son ocasiones magníficas, íntimas. A menudo asisten grandes
Presencias y mucho poder espiritual. Los buenos amigos irradian amor y
cálidos deseos para un matrimonio armonioso y productivo. Cuando
comienza la ceremonia el poder se incrementa. La bella música crea
armonía en los participantes y da el tono a todo el acto. Tal vez
durante la ceremonia la pareja desee una pieza favorita de música
espiritual, cantada o tocada. Más tarde, cuando los concurrentes se
están retirando, una animada música llena a cada uno con un sentido de
finalidad y promesa de unidad en el futuro. La parte final nos permite a
todos los que estamos presentes “bajar” nuevamente hasta el presente,
trayendo nueva alegría y dedicación a nuestras propias relaciones. A
menudo sentimos el poder de las presencias angélicas que sellan a la
pareja en áurica unión durante sus promesas. Debido al significado
espiritual del matrimonio, es necesario elegir la música atinadamente.
Deben evitarse cuidadosamente
las vibraciones discordantes y toda música estridente. Melodías gratas y
fluentes, especialmente si son tocadas con órgano, aportan majestad y
reverencia a la ceremonia. Un arpa llena la atmósfera con una
transparencia de sonidos elevadora, abriendo así las puertas a las
Presencia asistentes más elevadas.
Las cuerdas proveen claridad a los sentimientos y pensamientos de los
participantes.
Nacimiento
Venimos desde la Luz, y retornamos a la Luz. Los grandes opuestos de la
vida son el nacimiento y la muerte, no la vida y la muerte. Cuando una
madre concibe y comienza a formar un feto para el alma atraída a la
encarnación a través de ella, es muy importante cultivar una bella
atmósfera para el alma que viene. El ambiente hogareño limpio,
agradable, con brillantes colores y pinturas, permitirá que la Luz
impregne a la familia, a través de las ventanas y a través de la
conciencia de los habitantes de la casa.
Una vez más, la música hermosa puede ayudar a preparar el camino para el
niño que viene y además eleva la atmósfera en el hogar.
Transición
Cuando nos llega la hora nos despedimos de nuestros cuerpos para
retornar a las mansiones de la Luz, más grande, de Dios. Hay continuidad
individual; sólo nuestra capa (el cuerpo físico),es dejada atrás. Cuando
estamos en transición necesitamos nuevamente la clase de acompañamiento
musical que se armoniza con el Silencio y despeja nuestra entrada a la
Luz celestial. En un funeral o ceremonia de recordación es esencial
tocar música que producirá vibraciones de liberación gozosa y un no
accidentado viaje hacia la otra orilla, donde nos esperan ángeles, seres
queridos y grandes mensajeros
de Luz. Que la jubilosa música ascienda hacia los hermosos, ilimitados
horizontes de las luminosas moradas de Dios, preparadas para nosotros.
Al elegir la música para el momento del deceso de una persona,
seleccionar melodías que inspiren, eleven y despejen la atmósfera. La
muerte de un ser querido debería ser un momento de dicha, pues se libera
hacia una dimensión de la vida mucho más grande y bella. Hacer sonar
música que celebre la transición del ser querido como una verdadera
graduación y victoria. Evitar a toda costa cualquier música triste,
agobiadora o artificialmente sentimental: el velo entre este mundo y el
próximo es muy tenue. En toda ceremonia fúnebre o en
memoria, elijamos la música que afirma estos pensamientos, escritos por
una maestra espiritual, la Reverenda Flower A. Newhouse, en su libro
“Speak the Word” (pág. 88): “La vida es infinita, inmortal, inagotable y
eterna. Llega a ser cada vez más útil, refinada u majestuosa cuando
nuestros grados se acercan y se completan. Con el tiempo, finalmente, la
Tierra no tendrá nada más que enseñarnos, de modo que no habrá necesidad
de que retornemos.
Música Angélica
Somos asistidos por aquellos que están más altamente evolucionados que
lo que estamos en esta etapa de nuestro desarrollo. Tal grupo de
ayudantes abiertos a nosotros lo constituyen los ángeles.
Estas radiantes Huestes de Dios son mencionadas aproximadamente
trescientas veces en la Biblia, y también son exaltados en otras
religiones del mundo y en escritos espirituales contemporáneos, tales
como "La Hermandad de Ángeles y Hombres", de Geoffrey Hodson. Otros
ángeles ayudan a dirigir la luz
sanadora de Dios. Estos grandes seres enfocan renovadoras energías en
los hospitales, hogares, lugares de trabajo, escuelas y en todos los
lugares que están receptivos y necesitados. Otros mensajeros inspiran a
la humanidad a través de la belleza y la alegría de las artes creativas.
Hay jubilosas armonías y sonidos melodiosos que los ángeles ayudan a
hacer converger en nuestro alrededor, y oiremos esta música de las
esferas cuando podamos llegar a estar más centrados y armonizados en la
Luz. Ángeles que vigilan y ángeles guardianes permanecen cerca de
nosotros, alentándonos a vivir vidas más valiosas, dedicadas a la Verdad
y al amoroso servicio inegoísta. Nuestra conciencia no está limitada al
tiempo. En cualquier momento, “a través de la inspiración y la
desesperación”, podemos entrar en armonía con la Luz, la que nos
capacita para recibir aportes de muchas formas desde fuentes superiores.
Así ocurre con muchos de los grandes compositores. En medio de muchas
obras excelentes, parecen haber tenido esos momentos de especial
inspiración.
Algunos compositores, como Handel durante su composición de “El Mesías”,
llegaron a ver Huestes Angélicas, y les dio crédito para cualquier
inspiración que pudieran transmitir en notas y melodías.
Hoy tenemos unas pocas composiciones musicales que parecen angélicamente
inspiradas. Estas piezas especiales obran como bendiciendo a los oyentes
que las escuchan, y aportan vibraciones
angélicas al ambiente donde suenan. La música angélica trae Luz.
Normalmente es alegre, agudamente clara y viva. A menudo, tal música
hace eco al canto de coros celestiales contenidos en sonidos como de
campana o de arpa. Alguna de estas piezas musicales aportan poderosas
energías curativas, y son
especialmente benéficas cuando son tocadas en hospitales, clínicas, o en
salas con pacientes que tienen disturbios mentales. Otra música
angélica, tal como, “La Cabalgata de las Valkyrias”, de Wagner,
trae fuerza, mientras que la música tal como “La Danza de los Espíritus
Bienaventurados”, de Gluck, produce la cualidad de la alegría.
Música a Dios y al Cristo
Examinando minuciosamente la vida de los grandes compositores, y su
música, vemos cuán a menudo acompañó e inspiró sus esfuerzos una
inspiración superior. La mayoría de los compositores que reconocieron
esta Presencia, que trabajó con ellos y a través de ellos, estaban fuera
de instituciones o afiliaciones religiosas particulares. Más aun, cuando
examinamos los diarios personales y las cartas
de los grandes compositores, nos encontramos con que nombran con toda
franqueza a la Presencia, de acuerdo con su propia experiencia de
comunión y contacto. En estos casos el compositor llega a ser el canal
de conexión que transmite una mejor comunión entre la humanidad y el
Dios Creador. Como lo expresa Corine Heline: “La misión más elevada de
la música es la de servir como lazo entre Dios y los hombres. Tiende un
puente sobre el cual las huestes angélicas pueden acercarse más a la
humanidad.”
Si consideramos las personalidades de los grandes compositores, a menudo
nos encontramos con ciertas toscas debilidades o requisitos aun no
equilibrados en su carácter y temperamento. Pero aun en medio de tales
defectos, impulsos superiores eclipsan estas imperfecciones. Aun con
todas sus limitaciones humanas - los prejuicios raciales, la
egocentricidad y la conducta irresponsable de Wagner, las rabietas y
brusquedades en el temperamento de Beethoven, etc. - parece que la
Divina Luz invadió sus humanos esfuerzos, a menudo elevando y
transformando las obras comunes en obras maestras eternas que estimulan
la evolución del género humano. Beethoven parecía darse cuenta de su
debilidad humana así como de su divino don cuando dijo: “Oh, Divino, Tú
miras en lo más profundo de mi alma, Tú sabes que el amor al prójimo y
el deseo de hacer el bien moran allí... Oh, Dios, dame fuerzas para
conquistarme; nada debe encadenarme a la vida”. Después de mucha
investigación, hallé en las vidas de los grandes compositores muchos
ejemplos donde su dedicación a Dios era fervorosa y prevalecía
sobre cualesquiera afiliaciones religiosas particulares. Mozart dijo en
sus anotaciones: “Elevé mi plegaria a Dios, y la sinfonía comenzó”. J.
S. Bach afirmó: “El propósito y la razón final de toda la música
no deberían ser nada más que la gloria de Dios y el refrigerio del
espíritu”. Beethoven, acercándose más a Dios a través de mucho
sufrimiento dejó en su diario su posición final de aceptación como
compositor y como hombre, cuando dijo: “Someteré humildemente todas las
oportunidades y cambios de mi vida y pondré toda mi confianza en tu
inmutable bondad, oh, Dios”. El gran compositor bohemio Antonin Dvorak
siempre comenzó sus partituras con las palabras: “Gracias sean dadas a
Dios”, y el devocional maestro austríaco Anton Bruckner dedicó su Novena
sinfonía “Al Amado Dios”. El lema en muchas de las partituras de Vivaldi
fue “Gloria a Dios y a María Bendita”. Handel, escribe su experiencia
extática mientras escribía “El Mesías”: “Pienso que vi todo el Cielo
ante mí - y al Gran Dios Mismo. Si estaba en mi cuerpo o fuera de él,
como escribió, no lo se. Dios lo sabe”. Haydn nos dice de su alegría en
el Señor: “Dios me ha dado un corazón alegre... Cada vez que pienso en
el Amado Dios tengo necesidad de reír. Mi corazón salta de alegría en mi
pecho”. Mientras componía “Parsifal”, Wagner expuso su credo espiritual:
“Creo en Dios, Mozart y Beethoven, y en sus discípulos y apóstoles; creo
en el Espíritu Santo y en la verdad del arte - uno e indivisible; creo
que el arte de la música procede de Dios y mora en los corazones de
todos los hombre iluminados... Me regocijo en un pensamiento y
consideración, el resultado de lo cual puede traer una gran sanación al
mundo... que yo podría poner en claro a Cristo”.
HAL LINGERMAN
Traducción resumida del Libro homónimo de Editorial "The Theosophical
Publishing House