La improvisación musical consiste en la
expresión libre, espontánea y creativa de un sujeto, ya sea músico o
no, a través de cualquier tipo de instrumento musical, de la voz
(canto) o del cuerpo (danza). Por lo tanto no se siguen pautas
establecidas por terceros.
En Musicoterapia es válido cualquier
tipo de expresión e interpretación, sin importar cual sea el
nivel de esta. No tiene nada que ver con la improvisación
musical-profesional, ya que esta se ajusta a unas normas de
composición. En Musicoterapia lo más importante es que el
paciente se exprese, no importa si le falta belleza
artística o es muy simple. Lo positivo es que se exprese.
Procedimiento:Generalmente los pacientes no tienen ningún tipo de
de conocimientos musicales y no tocan ningún
instrumento. Por tanto se buscan instrumentos fáciles de
tocar. Así que, se le da un instrumento musical al
paciente y se le pide que lo toque libremente. Estos
instrumentos pueden ser de teclado, piano o un
instrumento Orff (metalófono, xilófono, etc.), o un
instrumento de percusión. También se le puede pedir que
cante libremente o que se exprese bailando.
Objetivos: Los métodos basados
en la improvisación musical no directiva pueden contribuir en el
paciente a:
Fomentar su libertad interior (Muy
importante para los enfermos mentales neuróticos o psicóticos).
Su creatividad.
El conocimiento de sí mismos.
El conocimiento de los demás.
Su autoestima y valoración.
Su relación con el
<<otro>>.
El respeto hacia las preferencias de los
demás.
El conocimiento de su entorno.
Improvisación
Musical de Schmoltz.
Schmoltz
rescata de la improvisación musical las cualidades que mejor
satisfacen los objetivos terapéuticos que se persiguen y cita dos
técnicas distintas: Dar un ritmo o dejar la iniciativa al paciente
(expresión libre).
Dar un ritmo: El terapeuta, así como
también puede ser un paciente del grupo marcan un ritmo en un
instrumento de percusión, por ejemplo un tambor, y el resto del
grupo, siguiendo el ritmo marcado, va incorporándose o saliendo a su
voluntad, también pueden entrar o salir musicalmente a indicación
del director del grupo. También les es permitido hacer variaciones
musicales libres, siempre y cuando se ajusten al ritmo dado. El
director del grupo puede señalar gestualmente las variaciones
dinámicas (más o menos forte, etc.) al igual que hace un director de
orquesta. Sin embargo, es recomendable que no haya ningún tipo de
dirección, porque es muy positivo no coartar la expresión libre del
paciente.
Los instrumentos utilizados son los del tipo Orff y folclóricos. Es
útil que uno de ellos posea la escala musical fundamental para que
la improvisación sea más melódica, aunque no es de vital
importancia.
Dejar toda la iniciativa al paciente: A
cada paciente se le asigna un instrumento musical y se les invita a
tocar cuando y como quieran. Aunque lo único negativo de esta
iniciativa es que los pacientes más inhibidos pueden sentirse
perdidos por el exceso de libertad.
El profesor Schmoltz sigue las etapas
metodológicas siguientes:
Preparación verbal de la situación
relajante y concentración.
Ofrecer un material sonoro de fácil
comprensión e interpretación para quien no tenga preparación
musical.
Detenerse con un fenómeno acústico o
sonoro producido por el paciente (un tono individual, un
intervalo, un acorde, un motivo, etc.)
Esperar hasta que surjan espontáneamente o
con estimulación suave nuevos impulsos interpretativos.
Continuación hacia la improvisación libre
mediante reflexiones interpuestas.
Conexión eventual con otros campos de la
creación (movimiento, danza, expresión gráfica-musical, arte
creativo, literatura, etc.).
Aplicación de las experiencias adquiridas
en la terapia, que cada vez se vuelve más independiente por
parte del paciente, con el paso simultáneo del terapeuta hacia
el papel de <<oyente>> o <<compañero>>.
Transformación, paso a paso, de la actitud
nueva de comportamiento –situación modelo- para incorporarla a
la actividad cotidiana del paciente en su vida personal y
profesional.
Evaluación
de la Improvisación Musical.
Éste es uno de los aspectos más valiosos del
método Nordoff-Robbins.
Ya en 1965 Nordoff y Robbins publicaron una
lista de categorías de respuestas como resultado de la observación
realizada con 145 niños; de ellos, 31 habían recibido de 3 a 10
sesiones de musicoterapia, mientras que 40 habían asistido a más
sesiones, entre 6 semanas y 13 meses, dos o tres veces por semana.
Cada sesión duraba entre 10 y 30 minutos, o sea, la media era de 15
minutos.
Categoría de respuestas:
1)Libertad rítmica completa: Se refiere a cuando el niño
tiene la facilidad de responder al terapeuta adecuadamente en cuanto
al tempo, elementos dinámicos (fuerte y suave), patrones rítmicos y
melódicos, con el tambor o el címbalo. Cuando esto es así, el niño
demuestra poseer inteligencia musical y capacidad de sentir la
música como experiencia vital.
2)Inestabilidad rítmica: El niño no es capaz de
auto-expresión por su respuesta limitada o desfigurada. Se suceden
períodos de expresión adecuados con otros que no lo son, lo cual
puede deberse a problemas psicológicos o bien a problemas
neurológicos.
3)Limitada respuesta rítmica: La capacidad del niño a
responder adecuadamente al terapeuta es limitada y esporádica a
ciertos estímulos o patrones fijos.
4)Respuesta compulsiva: El niño golpea a un tempo fijo y
regular para él, que no tiene relación con el del terapeuta y que
carece de variaciones, y no tiene en cuenta los aspectos dinámicos.
Su golpear puede oscilar, según los casos, desde muy lento (14
golpes por minuto) a muy rápido (por ejemplo, 3.000 golpes por
minuto).
5)Golpeado desordenado:
A) Paralítico: Debido a una falta de coordinación muscular.
El niño es incapaz de mantener un ritmo sostenido. B) Compulsivo-confuso: Debido a la pobreza de impulso
controlado. El niño es incapaz de mantener un ritmo organizado o
sostenido.
C) Emocionalmente confuso: Ocurre solamente debido a causas
emocionales.
6)Golpeado evasivo: A veces, debido al temor a una
experiencia nueva, porque no le gusta o por incapacidad emocional,
el niño evita seguir el ritmo a tiempo.
7)Golpeado con fuerza emocional: El niño golpea con fuerza
y lo hace como medio de descarga emocional, para hacer ruido. No hay
respuesta constructiva.
8)Golpeado caótico creativo: Golpeado hipercreativo o
insuficientemente estable. Es imprescindible y no compulsivo, a
veces realizado como juego y tiene una cierta relación con la
música.
9)Tocar el piano: Hay niños que prefieren empezar por tocar
el piano. Ya que al hacerlo, se sienten más cerca del
musicoterapeuta. Hay veces en que tocan el piano con toda la mano.
Las disonancias resultantes no parecen incomodarlo.
10) Respuesta mediante el canto: Algunas niñas sobre todo
responden con este medio: A) Respuesta emocional expresiva:
Cuando el niño es capaz de improvisar una canción que refleje sus
sentimientos. B) Respuesta placentera: Cuando el niño canta canciones
compuestas por el musicoterapeuta para determinadas situaciones
particulares del niño.
C) Respuesta tonal o rítmica de niños que no hablan: Sonidos
tonales, rítmicos o exclamatorios. Suele ocurrir como respuesta a
música improvisada por el musicoterapeuta o canciones que para el
niño tienen un significado especial. La Intensidad de una
experiencia musical es lo que produce tales respuestas.
11) Respuestas al canto: Muchos niños que son incapaces de
respuestas rítmicas o vocales son capaces de responder a la voz
cantada. Al cantar su nombre o alguna canción especialmente
significativa para él, puede producir cambios en su comportamiento.
12) Respuestas a diversos aspectos musicales: Tales como
escalas, intervalos, acordes, etc. Su respuesta puede no ser
musical, pero sí en cuanto al gesto, expresión del rostro,
desplazamientos por la sala, movimientos corporales, etc.
13) Respuestas a los estados de ánimo que suscita la música:
Las respuestas en los niños son limitadas. Algunos se sienten
fuertemente afectados por ello.
La
Función
del Musicoterapeuta en la Improvisación Musical.
Estas
funciones derivan a partir de lo indicado en las obras de diversos
autores:
Tratar de encontrar qué cualidades de la
música estimulan al paciente.
Creación de un ambiente musical –
emocional que ayude a la experimentación musical del niño.
Improvisación de música que genere
sentimientos de seguridad.
Improvisación de música que ofrezca al
niño posibilidades de darse cuenta de sí mismos, de libertad y
de aceptación de uno mismo.
Ayudar al niño a realizar la
auto-expresión musical.
Crear situaciones y actividades
musicales que faciliten la relación terapeuta-paciente.
Participar en la experiencia
musical con entusiasmo.
Proveer modelos musicales
adecuados a cada paciente.