—No hay
un escritor en el mundo —decía yo, lentamente, a mi máxima
velocidad— que pueda escribir un libro de ideas en las cuales no
cree. Podemos escribir verdaderamente sólo lo que creemos
verdaderamente. No soy tan bueno en el... ¿cómo se dice proving
en español?... vivir de las ideas como yo deseo, pero estoy más y
más bueno todos los días.
Los
idiomas son grandes almohadas esponjosas metidas entre las naciones;
lo que otras dicen queda sofocado, casi perdido en ellas, y cuando
hablamos la gramática ajena
se nos
llena la boca de plumas. Vale la pena. ¡Qué placer expresar una
idea, aunque sea en lenguaje de niños, lentamente, y hacerla navegar
a través del vacío en otro idioma, hacia un ser humano que habla
otro idioma!
El
teléfono del hotel sonó por la noche, tarde. Antes de que pudiera
acordarme del castellano, dije "hello".
Una
vocecita débil de larga, muy larga distancia. —Hola, wookie, soy yo.
— ¡Qué
estupenda sorpresa! Eres muy amorosa por llamar.
—Temo que
aquí tenemos unos problemas terribles. Tuve que llamarte.
— ¿Qué
problemas?
No
lograba imaginar un problema tan importante como para que Leslie
llamara a Madrid a medianoche.
—Tus
contadores están tratando de comunicarse contigo —dijo—. ¿Sabes lo
de la Dirección de Réditos? ¿Alguien te lo explicó? ¿No te dijo nada
el asesor financiero? La línea crujía y siseaba.
—No,
nada. ¿Qué dirección de Réditos? ¿Qué está pasando?
—Quieren
que les pagues un millón de dólares antes del lunes. De lo contrario
embargarán todo cuanto tienes. La amenaza era tan enorme que no
podía ser verdad.
—
¿Embargar todo? ¿Antes del lunes? ¿Por qué el lunes?
—Enviaron
un aviso certificado hace tres meses. Tu asesor financiero no te lo
dijo. Dice que no quieres malas noticias.
Lo dijo
con tanta tristeza que no podía estar bromeando. ¿Para qué tenía yo
un asesor financiero? Un asesor financiero... ¿Para qué pagaba a
esos profesionales?
Sin duda
no hacía falta contratar a expertos para algo tan simple como
conseguir que la Dirección de Réditos embargara mi propiedad. Eso
podría haberlo hecho por mi propia cuenta.
—
¿Puedo ayudarte, Richard?
—preguntó ella.
—
—No sé.