Reflexiones luminosas de Marianne Williamson
Mi herencia natural es el poder para hacer milagros.Como hijo de Dios, tengo derecho a las riquezas que mi Padre me otorga: los milagros que suceden cuando mi mente está sintonizada en el amor.
Al recordar quién es Él y quién soy yo, también recuerdo el poder dentro de mí. No es un poder simplemente para arreglar las cosas. Es el poder para transformar el mundo. Haz que use mi poder con gracia y magnanimidad, para hacer milagros donde quiera que esté.
Querido Dios, recibo el regalo que me has otorgado de hacer milagros en tu nombre.
Que mi mente sirva tus propósitos para que con el tiempo podamos cocrear un cielo aquí en la Tierra.
Así sea.
Amén.
El milagro del perdón.
Es fácil permanecer amable y sereno cuando otros actúan como tú quieres, pero ésta no es una imagen realista de la vida. Todos somos imperfectos, todos estamos heridos y la mayor parte de nosotros ha sido dañado en algún momento por la crueldad que a veces ejercen los demás.
El perdón implica tener fe en un amor más grande que el odio, y en la
voluntad de ver la luz en el alma de alguien, incluso cuando esa persona alberga la oscuridad. El perdón no implica negar que alguien ha actuado muy mal; sólo significa que escogemos no centrarnos en su culpa. Al centrarnos en el error, lo volvemos real para nosotros y cuando eso sucede, se vuelve real por nosotros. La única manera de librarnos de la vulnerabilidad del comportamiento de otras personas es identificar claramente la parte de ellos que no forma parte de su cuerpo. Podemos ir más allá de su comportamiento al apreciar la inocencia de su alma. Al hacer esto, no sólo los liberamos del
peso de su condena, también nos liberamos nosotros.
Ése es el milagro del perdón.
Marianne Williamson
Marianne Williamson
