Pueden ser
ricos o pobres, hombres o mujeres, blancos o negros, vivir en
cualquier parte y hacer casi cualquier cosa. Son un grupo de gente
muy variada que sin embargo tienen un factor en común: estar libres
de zonas erróneas. ¿Cómo darte cuenta de cuando te encuentras con
alguien así? ¡Obsérvalos! ¡Escúchalos! Esto es lo que descubrirás:
En primer
lugar, y esto será lo más evidente, verás que es gente que disfruta
de virtualmente todo lo que les brinda la vida; gente que se siente
cómoda haciendo cualquier cosa y que no pierde el tiempo quejándose
o deseando que las cosas fueran de otra manera. Sienten entusiasmo
por la vida y quieren todo lo que pueden sacar de ella. Les gusta
salir de excursión, ir al cine, leer, practicar deportes, asistir a
conciertos, visitar ciudades, granjas, contemplar animales, montañas
y realmente casi todo. Les gusta la vida. Cuando estás cerca de
gente así, notarás la ausencia de lamentos e inclusive de suspiros
pasivos. Si llueve, les gusta.
Si hace calor
lo disfrutan en vez de quejarse. Si se encuentran en medio de una
congestión de tráfico, o en una fiesta, o completamente solos,
sencillamente actúan de la mejor manera posible. No se trata de
disfrutar de todo lo que sucede, sino de una sabia aceptación de lo
que es, de una rara habilidad para deleitarse con la realidad.
Pregúntales lo que no les gusta y les costará darte una respuesta
honesta. No actúan con la sensatez que significaría protegerse de la
lluvia cobijándose bajo techo, porque la lluvia les parece hermosa,
estimulante y algo que vale la pena experimentar. Les gusta. El
fango no los enfurece: lo observan, chapotean en él y lo aceptan
como parte de lo que significa estar vivo. Les gustan los gatos?
Sí. Los osos? Sí. Los gusanos? Sí. Y aunque las molestias como
enfermedades, sequías, mosquitos, inundaciones y otras calamidades
no les producen placer ni las aceptan con entusiasmo, es gente que
no gasta sus momentos presentes quejándose por ellas o deseando que
no fueran así. Si hay que destruir ciertas situaciones, ellos
tratarán de destruirlas. Y disfrutarán haciéndolo. Por más que
trates, te costará descubrir algo que no les guste hacer. Realmente
aman la vida y realmente se sumergen en ella disfrutando de todo lo
que les brinda.
La gente
sana y realizada está libre del sentimiento de culpa y de toda la
ansiedad que se produce cuando se usan los momentos presentes
inmovilizándose por hechos que sucedieron en el pasado. Ciertamente
pueden reconocer que han cometido errores y pueden prometerse que
evitarán repetir ciertos comportamientos que resultaron
contraproducentes de alguna manera, pero no malgastan su tiempo
arrepintiéndose por algo que hicieron y que desearían no haber
hecho, o molestos porque les disgusta algo que hicieron en algún
momento de su vida pasada. La total carencia de culpa es una de las
características de las personas sanas. Nada de lamentos por lo que
pasó y nada de esfuerzos por lograr que otros escojan la culpa
haciendo preguntas tan vanas como "¿Por qué no lo hiciste de otra
manera?, o "¿No te avergüenzas de ti mismo?" Dan la impresión de que
saben reconocer que la vida ya vivida es eso, y que por más mal que
uno se sienta al respecto, nada podrá hacer para cambiar lo que
pasó. Ellos mismos se sienten libres de culpa sin ningún esfuerzo:
porque es natural, nunca ayudan a los demás a escoger la culpa. Se
dan cuenta que sentirse mal en el momento presente sólo refuerza la
pobre imagen de sí misma que puede tener una persona y que es mucho
mejor aprender del pasado que protestar por el pasado. No los verás
nunca manipulando a los demás diciéndoles lo malos que han sido, ni
tampoco podrás manipularlos tú con las mismas tácticas. Ellos no se
enfadaran contigo, simplemente no te harán caso, te ignorarán. En
vez de molestarse contigo, preferirán irse o cambiar de tema. Las
estrategias que funcionan tan bien con la mayor parte de la gente
fallan completamente con estos seres tan sanos. En vez de hacerse
desgraciados a sí mismos o a los demás con sentimientos de
culpabilidad, tranquilamente, sin mayor ceremonia dejan de lado la
culpa cuando la encuentran en su camino.
Igualmente la gente libre de zonas erróneas no se atormenta con
preocupaciones. Algunas circunstancias que a otras personas podrían
llegar a enloquecerlas apenas si afectan a estos individuos. No son
ni planificadores del futuro ni ahorradores para el futuro. Rehúsan
preocuparse por lo que pasará en el futuro y se mantienen libres de
la ansiedad que acompaña a las preocupaciones. No saben preocuparse.
No es parte de su manera de ser. No es que necesariamente estén todo
el tiempo calmados pero no están dispuestos a pasar sus momentos
presentes sufriendo por cosas que pueden suceder en el futuro y
sobre las que no tienen ningún control. Están orientados
principalmente hacia sus momentos presentes, y tienen una señal
interna que parece recordarles que todas las preocupaciones deben
suceder en el momento presente, y que ésa es una manera muy tonta de
vivir su actualidad. Esta gente vive ahora en el presente y no en el
pasado o en el futuro. No se sienten amenazados por lo desconocido y
buscan nuevas experiencias que nos les son familiares. Les encanta
la ambigüedad.
Disfrutan del
ahora en todas las ocasiones convencidos de que es todo lo que
tienen. No hacen proyectos para un acontecimiento futuro dejando que
pasen largos períodos de inactividad mientras esperan este
acontecimiento.
Los momentos
que se viven entre los acontecimientos son tan vivibles como los
acontecimientos mismos, y estas personas tienen una rara habilidad
para sacar todo el goce posible de sus vidas diarias. No son "postergadores"
ni de los que ahorran por si vienen tiempos malos ¡y aunque nuestra
cultura no apruebe su comportamiento, no se sienten amenazados por
reproches que provengan de sí mismos! Aprecian y disfrutan ahora de
su felicidad y cuando el futuro llegue y se convierta en presente lo
aprecian y disfrutan también. Estos individuos gozan siempre porque
sencillamente se dan cuenta de lo absurdo que es esperar para
disfrutar. Es una manera muy natural de vivir la vida, un poco como
un animal o un niño. Están demasiado ocupados en realizar plenamente
el momento presente mientras que la mayoría de la gente vive
esperando las retribuciones sin ser capaces jamás de cogerlas cuando
se les presentan. Esta gente tan sana es notablemente independiente.
Es gente que
se encuentra fuera del nido, y aunque puede sentir gran amor por su
familia y estar muy ligados a ella, piensan que la independencia es
más importante que la dependencia en todas las relaciones humanas.
Saben apreciar muy bien su propia independencia, el no depender de
lo que puedan hacer los demás. Sus relaciones humanas se basan en el
respeto mutuo al derecho que tiene el individuo a tomar sus propias
decisiones. El amor de esta gente no lleva implícita la imposición
de los valores propios en el ser amado. Dan gran importancia a la
intimidad del ser humano; lo que puede hacer que los demás se
sientan rechazados. Les gusta estar solos a veces, y se preocupan
mucho de proteger su intimidad. No se comprometen sentimentalmente
con mucha gente. Son selectivos en lo que respecta al amor, pero son
también profundamente afectuosos. A las personas dependientes y no
sanas les cuesta amar a seres así porque éstos son muy
intransigentes en lo que respecta a su libertad individual. Si
alguien los necesita, rechazan esta necesidad por encontrar que es
perjudicial para la otra persona tanto como para ellos mismos.
Quieren que las personas que ellos aman sean independientes, que
hagan sus propias elecciones y que vivan sus vidas por sí mismos. Y
a pesar de que pueden disfrutar de los demás y desear estar en su
compañía, quieren mas aún que los demás se las puedan arreglar sin
muletas y sin apoyos. Así pues, el momento en que empieces a
apoyarte en esta gente, te darás cuenta que ellos por su lado
empiezan a desaparecer primero emocionalmente y luego físicamente
también. Rehusan depender de la gente y que dependan de ellos en una
relación afectuosa e interesada, pero
alientan su
confianza en sí mismos casi desde el principio ofreciéndoles mucho
amor en todas las oportunidades que se presentan.
Encontraras muy poca búsqueda de aprobación entre estos individuos
felices y realizados. Son capaces de funcionar sin la aprobación y
el aplauso de los demás. No buscan honores como hace la mayoría de
la gente.
Son muy
independientes de la opinión de los demás. No buscan honores como
hace la mayoría de la gente. Son muy independientes de la opinión de
los demás, sin importarles prácticamente nada si a la otra persona
le gusta lo que ellos dicen o hacen. No tratan de escandalizar a
nadie ni de ganar su aprobación. Es gente que está interiormente
dirigida y a la que realmente no le preocupa ni interesa la
evaluación de su comportamiento que hace la demás gente. No es que
sean insensibles al aplausos o a la aprobación: parecen no
necesitarlos. Pueden ser incluso bruscos porque son honrados y no
envuelven sus mensajes con frases cuidadosamente pensadas para
complacer a los demás. Si quieres saber lo que piensan, eso será
exactamente lo que te dirán. Igualmente, cuando tú digas algo sobre
ellos, no los destruirás ni inmovilizarás con tus palabras y
opiniones. Usarán la información que les das, la filtrarán por medio
de sus propios valores y usarán lo que les sirve en su propio
beneficio y crecimiento. No necesitan ser amados por todo el mundo,
ni tienen excesiva necesidad de aprobación. Reconocen que siempre
habrá quien desapruebe lo que hacen. Son seres poco comunes en el
sentido que son capaces de funcionar como ellos mismos, y no como
dictamina un tercero.
Cuando
observas a estos individuos, notas una falta de enculturación.
No son
rebeldes, pero hacen sus propias elecciones aunque esas elecciones
entren en conflicto con lo que hace toda la demás gente. Son capaces
de pasar por alto las pequeñas normas sin importancia e ignorar
tranquilamente los inútiles convencionalismos que son parte tan
importante de la vida de mucha gente. NO son aficionados a asistir a
"cocktail parties" ni hacen conversación porque la buena educación
lo aconseja. Son dueños de sí mismos y aunque consideran que la vida
social es parte importante de sus vidas, se niegan a dejar que ésta
los gobierne o a convertirse en esclavos de la misma. No atacan con
rebeldía pero internamente saben cuándo pasar por alto ciertas cosas
y funcionan con la mente clara y en forma sensata.
Saben
reír y hacer reír. Descubren el humor en casi todas las situaciones
y se pueden reír de los acontecimientos más absurdos lo mismo que de
los más serios y solemnes. Les encanta ayudar a los demás a reírse y
les resulta fácil crear buen humor. No es gente seria ni grave que
camina por la vida con pasos de plomo y rostro severo. Más bien, son
hacedores, gente activa, a los que a menudo se les reprocha ser
frívolos en el momento inoportuno. No están a tono con los
acontecimientos exteriores porqué saben muy bien que no existe
realmente el momento justo para hacer cualquier cosa. Les encantan
las cosas desproporcionadas e incongruentes, pero su humor no tiene
hostilidad. jamás usan el ridículo para hacer reír. No se ríen de
la gente, se ríen con la gente. Se ríen de la vida y lo ven todo
como un gran divertimento, aunque toman muy en serio su proyectos.
Cuando se echan para atrás y contemplan la vida, saben muy bien que
no se dirigen a ningún sitio especial y que son capaces de disfrutar
y de crear una atmósfera en la cual los demás pueden optar por el
gozo. Son gente divertida que vale la pena tener cerca.
Son gente
que se acepta a sí misma sin quejas. Saben que son seres humanos y
que serlo implica ciertos atributos humanos. Saben cuál es su
aspecto físico y lo aceptan. SI son altos, perfecto, pero si son
bajos también. La calvicie está muy bien, lo mismo que una frondosa
cabellera.
Pueden
soportar el sudor. No falsean su aspecto físico. Se han aceptado a
sí mismos y por ello son la gente más natural. Nada de esconderse
detrás de artificios ni de disculparse por lo que son. NO saben
ofenderse por nada que sea humano. Se quieren a sí mismos y aceptan
todo lo que está en la naturaleza tal como es en vez de desear que
fuera diferente. Jamás se quejan de cosas que no pueden cambiar como
olas de calor, tormentas eléctricas o el agua fría. Se aceptan a sí
mismos y al mundo tal como es.
Sin
pretensiones, sin lamentaciones, con una aceptación simple. Aunque
los frecuentes durante muchos años, no los oirás rebajandose a sí
mismos o deseando sutilmente algo imposible. Verás actuar a gente
activa, a los hacedores. Verás como toman el mundo natural y
disfruta de todo lo que este le ofrece.
Aprecian
el mundo natural. Les encanta estar al aire libre disfrutando de la
naturaleza, recorriendo gozosamente todo lo que aún está intacto,
que es original y aún no ha sido estropeado. Le encantan las
montañas, los atardeceres, los ríos, las flotes, los árboles, los
animales y virtualmente toda la flora y la fauna. Como personas son
naturalistas, nada pretenciosos ni ceremoniosos y les encanta la
naturalidad del universo. No andan ocupados buscando bares,
tabernas, clubs nocturnos, fiestas convencionales, habitaciones
llenas de humo y cosas por el estilo, aunque ciertamente son muy
capaces de disfrutar plenamente con este tipo de actividades. Están
en paz con la naturaleza, el mundo de Dios, si quieres, aunque son
muy capaces de funcionar en un mundo hecho por la mano del hombre.
Son también capaces de apreciar lo que ya no tiene interés para
otros. Jamás se cansan de un atardecer o de una excursión por el
bosque. La visión de un pájaro volando es siempre un espectáculo
admirable. Igual que no se cansan de mirar a un gusano ni tampoco a
una gata que da a luz a sus gatitos. Una y otra vez, nunca se cansan
de apreciar espontáneamente lo que la vida les va brindando. Algunas
personas encuentran que esta es una actitud muy artificial pero
ellos no se dan cuenta de lo que piensan los demás. Están demasiado
ocupados en asombrarse por la amplitud de posibilidades que les
brinda la vida para realizarse plenamente en el momento presente.
Tienen
una percepción muy especial en lo que respecta a la conducta de los
demás y lo que a otros les puede parecer complejo e indescifrable,
para ellos es claro y comprensible. Los problemas que inmovilizar a
tanta gente son a menudo sólo pequeñas molestias para ellos. Esta
falta de compromiso emocional con los problemas les permite
franquear barreras que para muchos son infranqueables. Tienen
percepciones claras en lo que a ellos mismos respecta y reconocen
inmediatamente lo que los demás están tratando de hacerles. Pueden
alzarse de hombros y pasar por alto cosas por las que otros se
enfadan y quedan inmovilizados. Y ciertas cosas que pueden confundir
a mucha gente que las encuentra insolubles, a ellos no los amilanan
y más bien las consideran como simples y de fácil resolución. No
están monopolizados por los problemas de su mundo emocional. Para
esta gente, un problema es realmente sólo un obstáculo que hay que
vencer y no un reflejo de lo que ellos son o dejan de ser como
personas. Su autovaloración está ubicada dentro de sí mismos, por lo
que cualquier problema externo puede ser visto objetivamente, y no,
en ningún caso, como una amenaza o un desafío a su propia valía.
Éste es uno de los rasgos de su personalidad más difíciles de
comprender, ya que la mayoría de la gente se siente amenazada por
los acontecimientos externos, por las ideas o por la demás gente.
Pero los seres independientes y sanos no saben cómo sentirse
amenazados y esta característica hace que sean ellos los que
parezcan amenazadores a los demás.
Nunca
pelean inútilmente. No son partidarios del autobombo para atraer la
atención sobre sí mismos. Si la lucha puede provocar un cambio,
entonces lucharán pero jamás lucharán inútilmente. No son mártires.
Son hacedores.
Son también
gente que ayuda a los demás. Generalmente trabajan en cosas que le
hacen la vida más agradable o más tolerable a los demás. Son
guerreros en la vanguardia del cambio social, pero no llevan sus
luchas consigo a la cama por las noches como caldo de cultivo de
úlceras, enfermedades del corazón u otros desórdenes físicos. Son
incapaces de estereotipar. A menudo ni se dan cuenta de las
diferencias físicas de la gente incluyendo las raciales, étnicas,
morfológicas o sexuales. No son gente superficial que juzga a los
demás por su aspecto exterior. Y aunque puedan parecer egoístas y
preocupados sólo de su propio placer, en realidad pasan gran parte
de su tiempo dedicados a servir a los demás. ¿Por qué? Porque les
gusta hacerlo.
No son
gente enfermiza. No creen en la inmovilidad que producen los
resfriados y los dolores de cabeza. Creen en su propia capacidad
para deshacerse de esas enfermedades y no andan contándole a los
demás lo mal que se sienten, lo cansados que están o qué
enfermedades infectan su cuerpo en la actualidad.
Tratan bien a
sus cuerpos. Se quieren a sí mismos y en consecuencia comen bien,
hacen regularmente ejercicio (como sistema de vida) y rehusan
experimentar el tipo de malestares que inutilizan a mucha gente
durante diversos períodos de tiempo. Les gusta vivir bien, y así lo
hacen.
Otra
característica de estos individuos en pleno funcionamiento es la
honestidad. Sus respuestas no son evasivas ni pretenden mentir
respecto a ninguna cosa. Consideran que la mentira es una distorsión
de su propia realidad y rehusan participar en cualquier tipo de
comportamiento que sirva para engañarse a sí mismos. Y aunque son
personas discretas evitarán tener que distorsionar la verdad para
proteger a la gente. Saben que están a cargo de su propio mundo y e
otros también lo están. Así se comportan de una forma que a menudo
otros pueden considerar cruel, pero en realidad lo que ellos hacen
es simplemente dejar que los otros tomen sus propias decisiones. Se
enfrentan eficientemente con lo que es, en vez de lo que ellos
quisieran que fuera.
Esta
gente no culpa a los demás. La orientación de su personalidad es
interna y rehusan responsabilizar a los demás por lo que ellos son.
Por lo mismo, no pierden mucho tiempo hablando de los demás, ni
están obsesionados por lo que los otros hacen o dejan de hacer. No
hablan de la gente ¡hablan con ella! No culpabilizan a los demás;
ayudan a los demás y a sí mismos a poner la responsabilidad donde
corresponde. No se meten en habladurías ni propagan informaciones
tendenciosas y malvadas. Están tan ocupados en vivir su propia vida
con eficiencia que no tienen tiempo de ocuparse de las pequeñeces
que saturan la vida de mucha gente. Los hacedores hacen. Los
críticos culpan y se quejan.
Estos
individuos no se preocupan mucho por el orden, la organización o los
sistemas en sus vidas. Practican su autodisciplina pero no tienen
necesidad de que las cosas y la gente encajen en sus propias
percepciones de lo que deben de ser las cosas. No están llenos de
"debes" respecto a la conducta de los demás. Creen que todos tienen
derecho a sus elecciones y que esas pequeñeces que enloquecen a otra
gente son simplemente el resultado de la decisión de otra persona.
No creen que el mundo debe ser de alguna manera especial. No se
preocupan mayormente por el orden y la limpieza. Existen de una
manera funcional y si todo no es tal cual ellos quisieran,
encuentran que eso también es correcto. Para esta gente, la
organización es simplemente una manera útil de actuar y no un fin en
sí misma. Y justamente por esta falta de neurosis organizativa es
por lo que son creativos. Emprenden cualquier cosa a su manera única
y particular, ya sea el hacer un plato de sopa, escribir un informe
o cortar el césped.
Aplican su
imaginación a sus actos y el resultado es una manera creativa de
hacer las cosas. No sienten la obligación de hacer las cosas de
cierta manera. No consultan manuales ni hablan con expertos:
simplemente atacan el problema de la manera que les parece más
apropiada. Esto se llama creatividad; y sin excepciones, ellos la
tienen.
Es gente
con niveles de energía especialmente altos. Parecen necesitar menos
sueño y sin embargo se sienten estimulados por la vida. Viven y son
sanos. Pueden hacer acopio de tremendas rachas de energía para
completar una tarea porque escogen comprometerse en ella
considerándola como una actividad estimulante que los realiza en el
momento presente. Esta energía no es sobrenatural: es simplemente el
resultado de su amor a la vida y a todas las actividades que ella
brinda. No saben aburrirse. Todos los acontecimientos de la vida
ofrecen oportunidades de hacer, pensar, sentir y vivir, y ellos
saben aplicar su energía en casi todas las circunstancias.
Si se los
encarcelara, emplearían sus mentes en divagaciones creativas para
evitar la parálisis de la falta de interés. No hay aburrimiento en
sus vidas porque ellos canalizan la misma energía que tienen otros
de maneras productivas para ellos mismos.
Son
agresivamente curiosos. Nunca saben lo suficiente. Buscan siempre
más y quieren aprender cada uno y todos los momentos presentes de
sus vidas. No les preocupa hacerlo bien o haberlo hecho mal. Si algo
no resulta, o no logra grandes beneficios, entonces se descarta en
vez de lamentarlo. Son buscadores de la verdad en el sentido de
aprender cosas, siempre estimulados por la posibilidad de aprender
más y sin llegar a creer jamás que ya son un producto terminado. Si
están con un barbero se interesan por los problemas de ese oficio.
No se sienten nunca superiores ni actúan como si lo fueran,
alardeando de sus méritos para que otros los aplaudan. Aprenden de
los niños, de los corredores de bolsa y de los animales. Quieren
saber más sobre lo que significa ser un herrero o un cocinero, una
fulana o el vicepresidente de una corporación. Son estudiantes que
aprenden, no profesores que enseñan. Nunca tienen los conocimientos
suficientes y no saben comportarse como snobs ni sentirse superiores
puesto que nunca se sienten así. Cada persona, cada objeto, cada
acontecimiento representa una oportunidad para saber más. Y son
agresivos en sus actitudes respecto a sus intereses, sin esperar que
la información les salga al paso sino que van tras ella. No tienen
miedo de hablar con una camarera, o preguntarle al dentista qué se
siente cuando uno tiene las manos en la boca de la gente todo el
día, o preguntarle a un poeta el significado de tal o cual frase.
No tienen
miedo al fracaso. No equiparan el éxito en una empresa con el éxito
como ser humano. Puesto que su autovaloración les viene del
interior, pueden observar los acontecimientos externos objetivamente
y pensar sencillamente que son eficientes y positivos o ineficientes
y negativos. Saben que el fracaso es sólo un índice de la opinión de
otra gente y no hay que tenerle miedo puesto que no puede afectar su
autovaloración. Así, se atreven a probar cualquier cosa, a
participar en las cosas simplemente porque es divertido y no tienen
miedo a tener que explicarse a sí mismos. Igualmente nunca escogen
la ira que inmoviliza. Usando la misma lógica (sin tener que
repensarla cada vez puesto que se ha convertido en un modo de vida),
no se dicen a sí mismos que la otra gente se debería comportar de
una manera distinta a la habitual o que los hechos deberían ser
diferentes. Aceptan a los demás como son y trabajan para cambiar los
hechos que les desagradan. Así, la ira es imposible porque no
existen las falsas o exageradas pretensiones. Esta gente es capaz de
eliminar las emociones que de alguna manera son autodestructivas y
de alentar las que les sirven para crecer.
Estos felices
mortales no son nada defensivos. No hacen jugarretas ni tratan de
impresionar a los demás. No se visten para agradar a los demás y
lograr su aprobación, ni tampoco cumplen con el ritual de explicarse
a sí mismos. Actúan con gran sencillez y naturalidad y no se dejan
seducir para hacer alharacas sobre cosas pequeñas o grandes. No son
tercos discutidores: ellos expresan simplemente sus puntos de vista,
escuchan los de los demás y reconocen la utilidad de tratar de
convencer a alguien para que sea como ellos. Y dicen simplemente:
"Eso está muy bien: somos diferentes, eso es todo. No tenemos que
estar de acuerdo". Y dejan las cosas así sin necesidad de ganar una
discusión o de persuadir a su contrincante de lo equivocado de su
posición. No tienen miedo a causar una mala impresión pero tampoco
hacen lo posible por causarla.
Sus valores no
son valores locales. No se identifican con la familia, el
vecindario, la comunidad, la ciudad, el estado p el país. Se
consideran a sí mismos como parte de la raza humana y para ellos un
austríaco cesante no es mejor ni peor que un californiano cesante.
No son patrióticos respecto a una frontera especial. Más bien se ven
a sí mismos como parte de la humanidad. No sienten alegría porque
hay más muertos en el campo enemigo ya que el enemigo es tan ser
humano como el aliado. No siguen las normas hechas por los hombres
que describen la manera de tomar partido. Ellos transcienden las
fronteras tradicionales, lo que a menudo es motivo para que otros
los clasifiquen como rebeldes o traidores.
No tienen
héroes ni ídolos. Miran a toda la gente como seres humanos y no
colocan a nadie sobre sí mismos en importancia. No exigen justicia
en cada ocasión. Cuando otra persona tiene más privilegios que
ellos, lo ven como un beneficio para esa persona más que como un
motivo para sentirse infelices.
Cuando juegan
con un contrincante, quieren que le vaya bien en vez de desear que
juegue mal para ganar. Quieren ser victoriosos y eficientes por sus
méritos en vez de ganar por las fallas de los demás. No insisten
para que todos sean igualmente dotados, sino que miran hacia dentro
de sí mismos para buscar su felicidad. No son críticos y tampoco
sienten placer por las desgracias ajenas. Están demasiado ocupados
siendo ellos mismos para fijarse en lo que hacen sus vecinos. Más
significativamente aún, estos individuos se aman a sí mismos. Están
motivados por un deseo de crecer y siempre que les dan la opción
para hacerlo, se tratan muy bien a sí mismos. No tienen espacio para
sentir autocompasión, ni
autorrechazo,
ni para odiarse a sí mismos. Si les preguntas: "¿Te quieres a ti
mismo?", recibirás una respuesta muy sonora y afirmativa: "¿Por
supuesto que sí!". Son en realidad aves raras. Cada día es un
deleite. Lo viven enteramente disfrutando de todos sus momentos
presentes. No es que no tengan problemas, pero no están
inmovilizados emocionalmente a causa de sus problemas. La medida de
su salud mental no reside en que resbalen, sino en lo que hacen
cuando resbalan. ¿Acaso se quedan allí lamentándose de su caída? No,
se levantan, se sacuden el polvo y siguen atareados con los
quehaceres de la vida. La gente que vive libre de zonas erróneas no
corre tras la felicidad, simplemente viven y la felicidad, cuando
llega, es su retribución.
Esta cita
de un artículo del Reader's Digest sobre la felicidad resume la
actitud conducente a una existencia vivida positiva y eficientemente
que es de lo que hemos estado hablando:
Nada hace que
la felicidad sea más inalcanzable que tratar de encontrarla. El
historiador Will Durant describe cómo buscó la felicidad en el
conocimiento y sólo encontró desilusiones. Luego buscó la felicidad
en los viajes y sólo encontró el cansancio; luego en el dinero y
encontró discordia y preocupación. Buscó la felicidad en sus
escritos y sólo encontró fatiga. Una vez vio una mujer que esperaba
en un coche muy pequeño con un niño en sus brazos. Un hombre bajó de
un tren y se acercó y besó suavemente a la mujer y luego al bebé,
muy suavemente para no despertarlo.
La familia se
alejó luego en el coche y dejó a Durant con el impacto que le hizo
realizar la verdadera naturaleza de la felicidad. Se tranquilizó y
constató que "todas las funciones normales de la vida encierran
algún deleite".