Para cultivar la
sensación de tener un objetivo en la vida
Wayne W. Dyer
CAPITULO 8
Para cultivar la sensación de tener un objetivo en la vida
Tener un objetivo en la vida es el requisito más impor¬tante
para convertirse en un individuo Sin Límites que "funciona"
plenamente. Se trata de una afirmación muy fuerte, pero la
hago apreciando en verdad lo significativo que es para usted
convertirse en un individuo que sitúe la sensación de tener
un objetivo como lo primero de su lista de compromisos
personales. Sin la sensación de un objetivo, su vida estará
vacía, se sentirá insatisfecho y si esos sentimientos se
agudizan se sentirá decepcionado, angus¬tiado, deprimido y
tendrá otros síntomas que no son sino facetas del hecho de
vivir una vida externamente dirigida.
El sentimiento de
un objetivo vital no está claro para muchas personas, debido
principalmente a que intentan regir su vida por normas que
les han impuesto otras personas que carecen también de la
sensación de "misión" personal. La gran mayoría de las
personas vive encerrada en sus rutinas diarias de intentar
pagar las facturas, educar a los hijos, ir y volver al
trabajo, procurar ahorrar un poco para com¬prar más objetos
materiales y vivir, en general, el tipo de vida externo que
les mantiene funcionando, pero insatisfe¬chos internamente.
Aunque ganarse la vida y pagar las facturas no tiene nada de
insano, hay en relación con estas dos cuestiones algo muy
decepcionante y deprimente si las actividades que llevan a
esos resultados carecen para usted de sentido, si como ser
humano está derrochando los preciosos instantes de su vida
en conductas que no le dan a usted un sentimiento de paz y
de satisfacción interna.
Se logra esa
sensación de tener un objetivo vital cumpliendo el programa
diario de trabajo, juego y cualquier otra cosa que haga con
una conciencia de la propia importancia y de tener una
misión personal en la vida. Si sus opciones vitales no le
proporcionan esos sentimientos personales de paz y de
plenitud, debe usted reconsiderar por qué elige la opción de
vivir fuera de su vida de un modo que sólo le permite
existir en vez de darle la posibilidad de sentir que cumple
una misión y persigue un objetivo.
No hay por qué
considerarse obligado a cambiar de trabajo, a poner fin a
relaciones o a hacer algo drástico para tener una sensación
de perseguir un objetivo en la vida. El elemento más
importante en ello es la actitud con que aborde lo que elija
hacer. Pero si se limita a seguir la rutina de su vida, a
realizar tareas que le parecen desagra¬dables y a tener
sensaciones internas de vacío, tiene planteado un problema
que ha de resolver. Mientras no empiece a llenar ese vacío,
nunca llegará a conocer su capacidad de vivir Sin Límites.
Ni ahora ni nunca, salvo que esté dispuesto a decirse (y a
cumplirlo activamente): "Voy a sentirme completo y pleno en
mi vida porque soy digno de ello. La vida es demasiado breve
para que me someta a los deseos e intereses de otros. Voy a
ser el capitán de mi propia vida, y si cometo errores o paso
penalidades estoy dispuesto a pagar ese precio, pero, por lo
menos, me sentiré satisfecho de mí mismo, sentiré que estoy
decidien¬do cómo va a ser mi propia vida". Este tipo de
afirmación personal básica es imprescindible para alcanzar
la sensa¬ción de tener un objetivo vital.
Esa sensación de perseguir un objetivo en la vida es algo
muy personal. Algunas personas pueden experimentarla
trabajando la tierra, otras escribiendo y otras estando con
sus familiares. Algunas personas se sienten plenamente
satisfechas entregándose a la tarea de educar a sus hijos y
están totalmente inmersas en todo lo relacionado con esta
importante tarea. Algunos individuos se sienten
animosa¬mente vivos cuando están proyectando un tren,
rellenando recetas b entrenando a pilotos de caza. El
sentido de un objetivo en la vida no tienen nada que ver con
el hecho de adaptarse limpiamente a un molde laboral
concreto. La sensación de tener un objetivo vital es
predominantemente algo interno. Viene de dentro de nosotros,
y sólo nosotrospodemos saber si la tenemos o no. Yo sólo
puedo informar de mi propia experiencia asesorando a miles
de personas. Muy pronto aprendí, como terapeuta, que las
causas principales de sentimientos y actos negativos estaban
todas relacionadas con esa ausencia de un objetivo en la
vida. Muy pocas personas, fuesen clientes, familiares,
amigos o conocidos, poseían una sensación realmente vigorosa
de tener un objetivo y una misión en la vida.
En el capítulo tercero, donde describo con detalle las
condiciones para convertirse en una persona Sin Límites,
aludía a mi propio "sentido de misión". -He descubierto que
cuando puedo conseguir que la gente deje de pensar con
estereotipos sobre sí mismo en vez de permitirse la fantasía
de pensar en lo que les gustaría hacer realmente, se lanzan
a hablar de cosas que son para ellos personalmente
satisfactorias y significativas.
La parte triste de este pequeño ejercicio es que muchas
personas se niegan tajantemente a dar los pasos que las
llevarían a sus propios sentimientos de misión y objetivo.
Utilizan los mismos pretextos manidos y viejos que he oído
miles de veces a los que no quieren correr riesgos: "Tengo
miedo a fracasar". "¿Y mis responsabilidades familiares?"
"No puedo ponerme ahora a cambiar de vida, ya soy demasiado
viejo." "Es fácil fantasear, pero la realidad te obliga a
ganar dinero para pagar las facturas." Todos estos
sentimientos y otros muchos parecidos son sólo excusas para
mantenerse inmovilizado en el lugar en que ha decidido
quedarse.
La sensación de tener un objetivo se logra ignorando esos
tipos de excusas externas y prometiendo convertirse en la
persona en que quiere convertirse. El pago de las facturas,
las responsabilidades familiares y todo lo demás, sólo se
resolverán si se da usted permiso para tener en la vida una
sensación de objetivo. Si ha sido usted siempre un ser
humano consciente, responsable y que paga sus facturas, no
abandonará esos valores y se convertirá de pronto en un
ermitaño del desierto. Puede usted elegir ser un individuo
satisfecho y responsable, y cubrir todas sus obligaciones de
elección personal si está usted dispuesto a erradicar esos
temores al cambio y al fracaso que son los principales
obstáculos que le impiden ser un individuo Sin Límites. Si
utiliza usted excusas o analiza su estatus actual como algo
a lo que está usted atado en virtud de sus anteriores
decisiones vitales, acabará usted justamente con aquello que
está defendiendo: una vida de cumplir obligaciones pero sin
paz interior alguna. Yo creo que no hay nada tan importante
como tener una sensación de misión y objetivo respecto a uno
mismo como ser humano. Si quiere usted mantenerse sano y
creativamente vivo, no puede ceder en ello.
Tener una sensación de objetivo en la vida es algo de suma
importancia. No hay nada que sea más decisivo para su
supervivencia y para su estabilidad emotiva. Cuando
desaparece esa sensación de objetivo en la vida, el
indivi¬duo se hace propenso a la depresión, la enfermedad,
la tensión e incluso la muerte. Recuerdo varios ejemplos de
individuos que, tras decir: "Mi marido (o mi esposa) es mi
razón de vivir; es todo lo que tengo y lo único que me
in¬teresa", han manifestado todos los síntomas de enfermedad
y han muerto poco después de fallecer su compañero/a.
Colocar el sentido personal de un objetivo en la vida en
otra persona entraña el peligro de que uno no tenga control
sobre su propio destino. Si otra persona da a su vida
significado y contenido y luego desaparece, su vida no
tendrá ya significado ni objetivo. Esa sensación debe, por
definición, venir de usted.
Muchos individuos se mantienen literalmente vivos por su
sentido de misión personal. Algunas personas se entre¬gan
tanto a un proyecto que sencillamente no pueden permitirse
enfermar o morir. Cuando el proyecto está terminado, y
desparece también lo que da sentido a su vida, el individuo
se permitirá ponerse enfermo y la muerte suele ser el
resultado. Víctor Frankl, en su libro En busca del sentido
humano, cuenta cómo algunos de sus compañeros de cautiverio
en un campo de concentración nazi perdieron literalmente la
vida al perder el sentido de un objetivo y una misión en sus
vidas. Un compañero del campo de prisioneros le explicó al
doctor Frankl, un sueño, le explicó que le liberarían el 31
de marzo de 1945. Esto se convirtióen su única razón de
vivir, su único propósito en la vida. Víctor Frankl nos
explica así la liberación:
El 29 de marzo, se puso clínicamente enfermo y le subió
mucho la temperatura. El 30 de marzo, el día en que su
profecía le había dicho que acabarían para él la guerra y el
sufrimiento, empezó a delirar y perdió la conciencia. Murió
el 31 de marzo. Todas las apariencias exteriores parecían
indicar que había muerto de tifus... La causa profunda de la
muerte de mi amigo fue que no llegó la- liberación esperada
y que eso le produjo una desilusión terrible. Eso redujo
considerablemente la resistencia de su organismo a la
infección tifoidea latente. Al paralizarse su fe en el
futuro y su voluntad de vivir, su cuerpo cayó víctima de la
enfermedad... y con ello se cumplió la profecía.
Frankl habla una y otra vez de prisioneros que morían cuando
ya no tenían el sentido de un objetivo vital. Él mismo
opinaba que su propia supervivencia era conse¬cuencia
directa de ese sentido de objetivo en la vida, que era el de
explicar su historia a toda la humanidad. Él sabía que debía
sobrevivir para cumplir ese propósito personal. Ese deseo le
dio una fuerza que nunca había creído tener.
Aunque se trate en este caso de una situación excepcio¬nal,
sirve para ejemplificar lo poderoso que puede ser el sentido
de objetivo en la vida para el ser humano. Puede que no esté
en juego su propia supervivencia personal en términos de
vida o muerte, pero puedo garantizarle que su estabilidad
emotiva, sus sentimientos de dignidad y felici¬dad, junto
con su sentido del compromiso, están claramen¬te ligados al
hecho de tener una sensación de valor, de significado y de
objetivo en la vida. Y este sentido debe ser algo que siente
usted desde dentro, en vez de tenerlo conectado a alguien o
a algo externo a usted.
POR QUÉ
LA MAYORÍA DE LA GENTE NO TIENE UNA VERDADERA SENSACIÓN DE
OBJETIVO VITAL: EL "METRO DECISIVO"
Si piensa usted que hay fronteras fijas entre vida y muerte,
siendo la distancia total entre esos dos puntos exactamente
de un kilómetro y medio, tendrá usted una imagen visual de
toda su vida. Esa extensión puede recorrerse de varios
modos, pero al final de ella se encon¬trará usted con ia
muerte, lo mismo que el resto de los seres humanos que han
vivido en este planeta. Su kilómetro y medio de vida tiene
mil quinientos metros en total. Toda la instrucción que ha
recibido, su experiencia, los objetivos y proyectos
educativos están destinados a ayudarle en los primeros mil
cuatrocientos noventa y nueve metros. Esa es la parte más
amplia de su vida y las normas para esta parte de su vida
son muy distintas, muchísimo, de las que rigen en ese último
metro decisivo.
En la parte mayor (1.499 metros) del kilómetro y medio Je su
vida, las normas se relacionan con seguir adelante, competir
con los demás, ganar dinero, crear una familia, ahorrar para
el futuro, esforzarse, con la movilidad hacia arriba, los
ascensos, la adquisición de una cultura, el aprendizaje de
las reglas del juego y el dominio en términos generales
de-todas las técnicas necesarias para poder funcionar en una
cultura externamente orientada como la nuestra. Ese metro
que queda, esa pequeña fracción restante, representa un tipo
completamente dis¬tinto de realidad, en que las reglas son
completamente distintas. El metro crítico es un sector muy
importante de su vida, pues simboliza el significado de
ésta, pero sus "entrenadores" y educadores y usted mismo se
han limita¬do prácticamente a ignorarlo. Ese último metro
representa su sensación de tener un objetivo en la vida, el
sentimiento de su propia dignidad y su propio valor, de su
condición de ser vivo y de su significación como ser humano
único, y el auténtico motivo de que esté aquí en primer
término. Para cubrir como se debe ese metro crítico, hace
falta un programa distinto de normas y directrices que no
tienen, en realidad, aplicación en esa otra parte más larga
del kilómetro y medio de su vida.
Todo este libro trata de ése metro crucial, la parte de su
vida que usted y sus mentores prácticamente han
menos¬preciado. En ese metro crítico, las reglas son
internas, no se relacionan con la necesidad de esforzarse ni
con la movili-dad ascendente; se relacionan con su sentido
de la autoesti¬ma, más que con mirar por encima del hombro a
los demás para ver lo que destaca uno. Se refieren a la
plenitud personal desde dentro y a la confianza en las
señales internas, más que a la acumulación de cosas
externas.
La sensación de un significado y un objetivo en la vida que
lleva a controlar ese metro crítico, las reglas son
internas, no se relacionan con la necesidad de esforzarse ni
con la movilidad ascendente; se relacionan con su sentido de
la autoestima, más que con mirar por encima del hombro a los
demás para ver lo que destaca uno. Se refieren a la plenitud
personal desde dentro y a la confian¬za en las señales
internas, más que a la acumulación de cosas externas.
La sensación de un significado y un objetivo en la vida que
lleva a controlar ese metro crítico ha sido en general
ignorada en pro del aprendizaje de las normas necesarias
para esa otr;i parte mayor. Pero la parte mayor pasa a
carecer casi por completo de valor si no puede desviar el
sentido de su vida de esas reglas que sirven para triunfar
en nuestra cultura canalizándolo hacia las reglas que pueden
ayudarle a tener una sensación positiva de sí mismo,
mientras controla, al mismo tiempo, todas las cosas que le
plantea nuestra cultura externa diariamente.
No puede usted llegar a ser competente en algo que ignora. Y
si rechaza las acciones y los procesos mentales que pueden
llevarle a lograr esa sensación de objetivo en la vida,
seguirá usted dando vueltas en ese otro gran sector de su
vida, el que le permite alcanzar el "éxito" externo, pero
que le deja insatisfecho. Tener una sensación de objetivo en
la vida es algo inseparablemente relacionado con el hecho de
convertirse en un individuo Sin Límites, con el hecho de
correr riesgos y de perseguir la satisfacción y la plenitud
propias y rechazar la idea de ser un individuo que se
comporta exactamente como todos los demás. Si intenta usted
adaptarse, reglamentarse por normas externas o comportarse
de cualquier otro modo negativo, nunca tendrá esa sensación
de objetivo en la vida que es impres¬cindible para su
estatus personal SZE /Sin Límites. Actuará usted de un modo
que le proporcionará cierta aproba¬ción, le ayudará a
ascender en la escala social y puede que incluso le permita
enriquecerse, pero no lograra eliminar ese torbellino'
interno hasta que tenga usted, como ser humano único, la
sensación de estar cumpliendo activa¬mente su misión en la
vida. Ese metro critico es la parte más importante del
kilómetro y medio de su vida, y para sentirse pleno y
satisfecho en ese último metro tiene que dominar una serie
de reglas completamente distintas.
¿Por qué cree usted que hay tanto recelo en el mundo
occidental y tan poca información respecto al zen, el
taoísmo, la Meditación Trascendental y todas las filosofías
oríentales? Porque la mayor parte de nuestra vida nada tiene
que ver con lo que ofrecen esas fílosoñas. Ni siquiera
tenemos palabras para describir ciertos estados que se dan
por supuestos en la visión zen de la vida. No tenemos
términos para describir la concentración total o esa
con¬ducta de vivir intensamente en el instante presente. No
hemos dado jamás con una palabra para describir ese estado
en que la mente queda en completo reposo sin ninguna
interferencia externa.
Resulta difícil describir la idea de la plenitud total en
las lenguas del mundo occidental, sobre todo porque en ese
anhelo nuestro, apresurado, competitivo, de línea de
montaje, productor de úlceras, en ese afán nuestro de
construir mejores ratoneras, hemos ignorado en general tales
conceptos. Nuestro adiestramiento en el desarrollo del
sentido interno y personal de objetivo en la vida y de paz
interior es casi nulo. Nos han enseñado cosas externas
durante tanto tiempo que resulta difícil hasta pensar en
términos trascendentes. Nos han condicionado a pensar en
términos locales, en fronteras y barreras, en vez de hacerlo
en términos humanísticos y globales.
Los que han logrado articular su sensación personal de
objetivo en la vida, han logrado siempre ese objetivo
trascendiendo su propio yo, pensando en términos de toda la
humanidad y en hacer de este planeta un lugar mejor para
todos. La sensación que uno tiene siendo bueno con los
demás, mejorando el mundo, mejorando la calidad
general de la vida, casi siempre la fuente de la sensación
de un objetivo vital. Nos es difícil lograr como individuos
una sensación de este tipo, porque hemos pasado por alto la
verdadera fuente del sentido vital y nos hemos centrado, por
el contrarío, casi exclusivamente en la vía estrecha, rígida
e insatisfactoria de lo externo y de adaptarnos a un mundo
apresurado y agobiante.
COMO
LOGRAR UNA SENSACIÓN DE OBJETIVO VITAL
Lo primero que ha de hacer para conseguir una sensa¬ción de
objetivo en la vida es invertir la relación de prioridad
entre el metro crítico y los 1.499 anteriores. Ya es hora de
dar preferencia a la tarea de convertir su sentido de un
objetivo en la vida en el propósito del sector mayor de su
vida, y de reducir toda la conducta y el pensamiento
externos a un metro necesario aunque insignificante de su
vida. Cuanto más se centre usted personalmente en las nuevas
normas, en convertirse en una persona Sin Limites, con todo
lo que eso abarca, más empezará a experimentar una verdadera
sensación de misión en su vida. Su yo interno lo experimenta
usted y sólo usted. Nadie puede meterse detrás de sus globos
oculares y ser usted. Debe sentirse satisfecho consigo mismo
y con lo que está hacien¬do, porque si no tendrá esas
sensaciones desmoralizadoras de aburrimiento, tedio y
vaciedad que se producen cuando convierte la porción mayor
del kilómetro y medio de su vida en esa parte externa y deja
como único dominio de su yo interno el metro restante.
Habrá leído muchas veces cosas sobre personas que han estado
al borde de la muerte y han salido de la experiencia con una
filosofía de la vida completamente nueva. Puede tratarse de
un dinámico ejecutivo que ha sufrido un ataque cardíaco o de
una persona que ha salido ilesa de un grave accidente en el
que estuvo a punto de perecer. Cuando la gente ha
experimentado cosas así, casi siempre su vida experimenta un
cambio, de modo que el viejo "metro crítico" pasa a
convertirse en los 1.499. En otras palabras, para que los
individuos centren sus vidas en ese sentido de objetivo y de
significado, hace falta que pasen por una experiencia
decisiva.
Esos individuos renovados suelen abandonar su vida
precipitada de antes. Suelen buscar otros medios de ganarse
la vida menos gravosos, y empiezan a pasar más tiempo con
sus seres queridos. Es frecuente que empiecen a dedicar su
vida a las cosas que les satisfacen plenamente, y decidan
relajarse más, disfrutar más tiempo de la maravilla de estar
vivos. Su contacto con la muerte es el catalizador que les
permite renovarse y convertir sus vidas en algo más de lo
que eran anteriormente.
No tiene por qué pasar por semejante experiencia para
empezar a cultivar la sensación de un objetivo vital. Puede
tomar la decisión de vivir significativamente todos los días
por la simple razón de que eso le hará más feliz, más eficaz
y, sobre todo, un ser humano más satisfecho. Equivale a
darse usted permiso para vivir su propia vida del modo más
gratificador para usted y para las personas que ama.
Conformarse con menos es aceptar el razonamiento negati¬vo
de que no puede cambiar porque ya ha invertido demasiado
tiempo y demasiadas energías en su viejo estilo de vida. En
realidad, no tiene siquiera que alterar su for¬ma de vida
para que su existencia adquiera mayor signifi¬cado. Lo que
tiene que hacer es prometerse (y cumplirlo en sus nuevas
acciones) que va a esforzarse por cambiar personalmente su
actitud de modo que experimente ese sentido básico de un
objetivo en la vida del que carece la generalidad de los
miembros de nuestra cultura.
Si construye usted una casa que se cimente en un solo
sistema de apoyo y ese apoyo concreto se desmorona, toda la
casa se desmoronará. ¡Lo mismo es aplicable a usted! Si
edifica toda su vida alrededor de una persona, una
activi¬dad, un trabajo o de un solo sistema de apoyo de
cualquier tipo, y ese apoyo concreto desaparece, se
derrumbará usted como lo haría la casa del anterior ejemplo.
Lo que ha de hacer para sentirse seguro es tener habilidad
suficiente para cambiar de marcha, para apoyarse en sí mismo
y para extraer significados y sentidos de toda una variedad
de actividades. No es recomendable intentar obtener todo el
sentido de objetivo vital de una sola persona o de una sola
actividad. El individuo Sin Límites es capaz de sentirse
creadoramente vivo casi en cualquier situación. No necesi¬ta
atrincherarse en territorio conocido o hacer sólo cosas que
esté ya acostumbrado a hacer. No tiene por qué andar siempre
con sus amigos íntimos para sentirse satisfecho. Todo lo que
sea capaz de hacer un ser humano es fuente potencial de
gratificación humana y de sentido vital, siempre que el
individuo sepa modificar esas viejas pautas de pensamiento
que le conducen a un estilo de vida insatisfactorio.
Puede sentirse a gusto si pasa un rato con su hijo en el
salón, o puede utilizar ese tiempo como una oportunidad para
sentirse aburrido, marginado y distante. La elección siempre
le corresponde a usted. Puede hallar milagros en cualquier
lugar, o puede buscarlos interminablemente. Abraham Maslow
escribió estas palabras sobre los mila¬gros: "Estar buscando
milagros en todas partes es para mí un indicio seguro de que
se ignora que todo es milagroso". Captar esta verdad
fundamental es esencial para convertirse en un individuo con
un sentido de objetivo en la vida. Si deja usted de situar
el significado de su vida en individuos o acontecimientos
exteriores a usted, y mira el mundo con ojos nuevos (es
decir, con una visión que le permita tener un objetivo en
todas sus actividades), habrá dado el primer paso para tener
un auténtico sentido de objetivo vital propio.
ACEPTE
EL CAMBIO COMO UNA FORMA DE VIDA
La mayoría de las personas temen los cambios. Se mantienen
en el mismo lugar no porque no sepan funcio¬nar en un medio
nuevo sino porque les intimida el proceso concreto de
cambio. Sin embargo, puede estar absoluta¬mente seguro de
una cosa: ni usted ni nadie puede mantenerse siempre igual.
Todos cambiamos. El cambio es la base misma de la vida. Si
no cambiásemos, nos queda¬ríamos todos exactamente donde
estamos. No habría crecimiento, no habría vida, no habría
muerte, no habría nada si el cambio no estuviese incorporado
a la raíz misma de nuestra humanidad. Nos guste o no, el
cambio es parte importante de nosotros mismos. Si quiere
poseer esa sutil sensación de objetivo en la vida, tiene
usted que identifi¬carse plenamente con el concepto mismo de
cambio, y aprender a darle la bienvenida en vez de temerlo.
Apren¬der a darle la bienvenida al cambio puede ser un gran
paso en su vida. No hay duda de que el individuo se va
sintiendo gradualmente cómodo con su entorno en el que sabe
lo que le espera cada día. Se siente una especie de
seguridad externa al poder predecir parte de la propia vida.
Pero cuando esa posibilidad de predecir se convierte en una
parte demasiado amplia de su vida, crea esa sensación de
vacío que resulta tan dañina para su plenitud personal como
ser humano. Llegar a una situación en la que pueda tener una
dosis saludable de previsión y estabilidad con la
posibilidad añadida de novedad y cambio, es básico para que
empiece a apoderarse de usted la sensación de tener un
objetivo en la vida. Si se da usted permiso para probar
nuevas experiencias, para correr riesgos y, sobre todo, para
hacer las cosas que usted cree que son importantes,
prescin¬diendo de la opinión de los demás, su vida diaria
tendrá cada vez más significado y contenido.
Nuestro mundo es un lugar que cambia muy de prisa, y que
exige personas para quienes el cambio no constituya una
amenaza. Muchos de los trabajos que tiene hoy la gente ni
siquiera existían hace diez años. Hacen falta seres humanos
capaces de cambiar, que se sientan cómodos con lo
desconocido y que puedan ensayar cualquier cosa, porque si
no no podremos conseguir que este mundo funcione de modo que
satisfaga las necesidades de todos los que lo habitan.
Usted es parte de este mundo en rápido cambio. No está
aislado del resto de los habitantes de este lugar. Forma
usted parte integrante de ese proceso de cambio. De
hecho,hasta cuando está usted leyendo este libro está
cambiando. Sus células cambian. Usted tiene un aspecto
distinto cada día, tiene actitudes, distintas de las que
tenía hace unos años. Lleva un corte de pelo distinto; lleva
ropa nueva que en otros tiempos le parecía rechazable y que
ahora usa con orgullo como sus mejores prendas. Se permite
asistir a funciones que en otros tiempos le parecieron
impropias, y habla con un vocabulario distinto del que
utilizaba en otra época de su vida.
Y también mañana será usted distinto. Llevará ropas
distintas, utilizará nuevas palabras de moda, asistirá a
otros espectáculos, apoyará puntos de vista políticos
distin¬tos, etc., etc. En cuanto admita usted que el cambio
es la condición inevitable del ser humano, se sentirá más
inclinado a agradecerlo en los sectores significativos de su
vida personal. Si logra usted acostumbrarse a la idea de que
el cambio es maravilloso en vez de ser algo que hemos de
eyitar, iniciará la vía hacia conductas nuevas,
estimu¬lantes y arriesgadas que darán un sentido a su vida
antes de que se dé cuenta siquiera.
Suelen abordarme individuos que tienen estas preocupa¬ciones
respecto a mi persona, y que las expresan con estas frases
típicas: "Wayne, espero que no cambies aunque te hagas
famoso". "No dejes que la fama te haga cambiar, Wayne." "No
eres la misma persona de otros tiempos; antes venías a
verme, pero ahora que eres famoso ya no vienes." Se trata de
individuos que expresan su temor al cambio. La gente cambia,
por supuesto, y pasa a dejar de hacer lo que hacía antes.
Uno no va a estar siempre en la misma posición, por
supuesto..En vez de temer ese cambio, yo lo agradezco.
Aunque no desee convertirme en un individuo engreído o
presuntuoso, o cualquier otro estereo¬tipo que pueda
aplicarse a un escritor de éxito (o a un pintor o a un
músico), tampoco me interesa seguir siendo siempre
exactamente igual.
El famoso cantante de ópera Beverly Hills lleva una joya en
la que hay estas iniciales grabadas: "E. Y. L. H." Cuando le
preguntan sobre algo que está haciendo y que constituye un
cambio, como abandonar el escenario y pasarse a la
producción, muestra a sus detractores la inscripción, cuya
traducción es: "Eso Ya Lo Hice". Para un individuo que
funciona a pleno rendimiento, haber hecho ya algo es razón
suficiente para pasar a otra cosa. En vez de repetir
interminablemente lo que ya ha dominado y experimentado, el
individuo con sentido de objetivo vital, se adentra en
territorios nuevos e inexplorados. Esta especie de voluntad
de tolerar e incluso agradecer el cambio le asegurará la
sensación renovada de objetivo y propósito casi todos los
días de su vida.
Para los autoritarios, el cambio constituye una amenaza. ¡El
individuo Sin Límites lo agradece! Esa es la diferencia que
existe entre ser capaz de funcionar con eficacia
prácticamente en cualquier situación y sentirse alterado e
inmovilizado siempre que el desenlacé es incierto. Para
sentirse cómodo con el cambio, el individuo ha de empezar
sintiéndose cómodo consigo mismo. Cuando uno empieza a
sentirse más en paz consigo mismo, se siente cada vez menos
amenazado por nuevas circunstancias porque con¬fia poder
resolver cualquier problema que pueda surgir. Quien evita el
cambio es la persona insegura que siempre duda de sí misma y
se pregunta si será capaz de resolver cualquier problema
nuevo que se plantee. Es más cómodo seguir en el ambiente
familiar, en territorio ya explorado, y saber siempre
exactamente lo que puede pasar.
Ser un individuo Sin Límites significa estar deseoso de
convertirse en un aventurero, de ensayar conductas nue¬vas,
de conocer a nuevas personas, de explorar lo descono¬cido y
no sólo sentirse cómodo en un medio cambiante sino agradecer
concretamente la presencia de lo misterioso y lo
desconocido: disfrutar yendo a sitios nuevos, emocionarse
ante la perspectiva de estar en un territorio nuevo y
desconocido.' Los individuos Sin Límites buscan
continua¬mente nuevas empresas, nuevas tareas. No quieren
que todo siga igual. Están dispuestos a cambiar de trabajo
sin sentir miedo interno a que las cosas sencillamente no
resulten. El individuo Sin Límites parece mantener una
actitud de confianza interna, de seguridad en que podrá
resolver cualquier cosa que se plantee y de que no hay
ninguna ventaja especial en el hecho de que las cosas sigan
siempre igual.
En la persona .Sin Límites, sentirse cómodo con el cambio no
sólo se manifiesta en que agradece los medios nuevos y
distintos sino en que se permite adaptarse también a ellos.
No se aferra a las viejas creencias cuando ya no son
aplicables ni útiles. Al individuo Sin Límites no le
interesa seguir siendo el mismo toda la vida. No se siente
amenazado por el hecho de pensar ahora de forma
comple¬tamente distinta de como pensaba antes. El individuo
Sin Límites está absolutamente dispuesto a admitir que los
viejos valores y actitudes ya no sirven, que las viejas
ideas pueden desecharse definitivamente si ya no resultan
útiles. El individuo Sin Límites tiene capacidad intrínseca
para decirse que es preciso un cambio de opinión, y no
siente remordimiento alguno por el hecho de que las viejas
actitudes no sean ya útiles.
Los individuos que funcionan plenamente, como están siempre
explorando territorios nuevos y vagando por lo desconocido,
continuamente tropiezan con ideas y actitu¬des nuevas.
Guando abordan algo nuevo, lo hacen desde una actitud amplia
y abierta, sin tener nada en concreto que ganar o que
perder; viendo sólo lo nuevo en sí, como es. Esta actitud
abierta les permite agradecer el cambio, porque a través del
cambio encuentran siempre novedad e innovación. Por el mismo
motivo, el individuo con estre¬chez de miras se resiste al
cambio porque el cambio pone en peligro su atrincheramiento
frente a la vida. Verá usted con frecuencia a individuos SZE/Sin
Límites trabajando en pro de reformas, y verá a los
autoritarios aferrarse a lo viejo, aunque lo viejo y
conocido ya no funcione. Verá que muchas personas que tienen
miedo al cambio votan contra la instalación de equipamiento
nuevo en una fábrica porque no lo entienden, votan contra
principios revolucio¬narios porque no están seguros de ser
capaces de controlar lo nuevo e incluso siguen realizando
tareas según procedi¬mientos anticuados que son claramente
negativos, sólo porque no saben otra cosa y no se atreven a
hacerlo de un modo nuevo.
El individuo Sin Límites está dispuesto a asumir los riesgos
que supone el cambio (sobre todo el cambio social) y, aunque
habrá muchos que se le opongan, sobre todo en las primera
etapas, el resultado final será que la mayoría acabará
dándole la razón. Las prácticas y costumbres hoy
establecidas, como ir en traje de baño en vez de ir con más
prendas a la playa, los derechos legales para los pobres, el
derecho de voto, la educación para todos, los derechos
civiles, los viajes aéreos, las comunicaciones vía satélite
y casi todas las demás prácticas que consideramos normales,
se consideraron alguna vez revolucionarias y peligrosas. La
razón de que las hayamos aceptado es que alguien a quien el
cambio le agradaba, que quería que el mundo mejorara y que
en su interior se sentía seguro vagando por territorio
inexplorado, aceptó asumir los riesgos y le atrajo y
entu¬siasmó la innovación. Si desea usted tener más
actitudes internas Sin Límites, deberá desear trabajar para
sentirse más cómodo frente al cambio en su propia vida.
Ensaye alguna de estas nuevas actitudes para ayudarse a
lograrlo más de prisa.
• Haga algo que no haya hecho nunca. No lo valore, no lo
analice en profundidad, no se pregunte siquiera por qué,
limítese a ver si puede hacer algo nuevo y sentirse cómodo y
a gusto en ello. Intente navegar solo si nunca lo ha hecho.
Intente correr un kilómetro sin parar. Visite la Bolsa,
escale una montaña, coma un plato insólito, haga el amor en
el coche o cualquier otra cosa que sea nueva para usted.
Intente cambiar para ver si le gusta. Si no lo intenta,
estará tranquilo y seguro pero se sentirá menos pleno y no
será capaz de afrontar esos cambios realmente importantes
que han de producirse, esté usted preparado o no para ellos.
Procure hablar hoy con un desconocido. Mire a ver si puede
dedicar cinco minutos a charlar con esa persona, dedíquele
unos instantes de su tiempo. Al abrirse a gente nueva,
aunque sólo sea unos minutos, ganará una expe¬riencia de
incalculable valor en la tarea de superar algunos de esos
miedos injustificados a lo desconocido. Yo he convertido en
práctica de mi vida conocer por lo menos a una nueva persona
al día. En los restaurantes, hablo con una camarera amistosa
o con otro cliente un rato, y practico esa actitud abierta
con ellos. Siempre resulta más fácil ignorar a los
desconocidos, pero si se toma unos minutos, comparte un poco
de sí mismo y aprende algo de ellos, resulta casi siempre
una experiencia enriquecedora.
• Deje de luchar por que todo siga como siempre, usted
incluido. £1 pasado feliz ya no existe; lo que existe es el
presente y puede ser igual de feliz. Aferrarse a viejas
creencias y recordarse y recordar a otros cómo eran las
cosas antes sólo sirve para no gozar el presente y para
resistirse cada vez más al cambio. Cari Sandburg escribió
sobre el pasado feliz: «Hay a veces viejos sentados junto a
la salida de la vida que dicen: "En aquellos tiempos había
gigantes."» No espere usted a estar juntó a la salida de la
vida para vivir.
Acepte el cambio como algo inevitable aunque no le agrade.
Nada se mantiene igual en este planeta en perpe¬tuo giro.
Las nuevas ideas, las nuevas actitudes, costumbres y valores
no son indicio de que el mundo se esté desmoro¬nando. Son
los ingredientes mismos de lo que hace que sea tan
sensacional estar vivo. Los cambios se producirán piense
usted lo que piense de ellos, así que ¿por qué no ser un
individuo que se permita experimentar esos cambios
tranquilamente en vez de combatirlos todos los días? Cuanto
más practique usted el disfrute de lo desconocido, la
investigación de lo insólito y el correr riesgos, más se
enriquecerá su vida. El aburrimiento nace de la monotonía y
de la rutina. La sensación de tener un objetivo y una misión
en la vida nace de lo nuevo y lo diferente y de la
aceptación del cambio. ¡Elija!
LA
IMPORTANCIA DE LA ESPERANZA Y LA CONFIANZA PERSONALES
En la versión cinematográfica de un libro maravilloso
titulado Un nombre llamado Intrépido, unos oficiales
alemanes nazis hablan con una joven a la que han detenido
como espía de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Uno
de los oficiales, para convencer a la espía que no tiene
absolutamente ninguna posibilidad de escapar y que debe
colaborar con ellos para ahorrarse muchos sufrimientos
innecesarios, utiliza estas palabras, intentando que
aban¬done su obstinada resistencia a hablar: "Sin esperanza,
nos convertimos en criaturas desquiciadas y lisiadas". Pero
ella ha elegido como misión vital proteger a sus camaradas
de espionaje y mantiene el silencio y la espe¬ranza.
Si uno pierde la esperanza y empieza a sentirse atrapado por
las circunstancias de su vida, cae pronto en el
descon¬cierto y la impotencia interna. Empezamos a sentirnos
deprimidos, como si nuestro entorno vital nos encarcelase, y
cuanto más permanecemos en esta situación, más ago¬biante
resulta. Al final, desaparecido todo sentimiento de
esperanza, el individuo empieza a deteriorarse, primero
mentalmente y también físicamente luego. Pero pensemos en la
palabra "esperanza". Es puramente un proceso mental, que
puede usted decidir desterrar de su vida o aceptar con
agrado como elemento habitual de su persona¬lidad. Aunque le
he animado a ser un individuo del momento presente, aún
puede disfrutar más esos momen¬tos presentes sintiéndose
esperanzado y animoso. Puede considerarse con habilidad
suficiente para escapar de cualquier trampa que se haya
impuesto, y este ejercicio de sentir esperanza hará más
intensos sus momentos presentes.
Tener esperanza equivale a decir que uno tiene confian¬za en
sí mismo. Ambas cosas son inseparables. Esperanza significa
creer que puede utilizar usted sus propias energías
creadoras para mejorar su vida. Para lograrlo, necesita
confianza, y ésta sólo nace de la acción, no del deseo o de
la meditación. La esperanza es la parte mental, la confianza
la parte activa y práctica, la conducta. Y debe empezar
usted por aceptar la idea de que siempre hay esperanza. Sean
cuales sean las circunstancias, siempre puede elegir pensar
con esperanza y eso le ayudará a seguir conductas de
seguridad y confianza. Los prisioneros de guerra que
sobrevivieron, subrayan la importancia de la voluntad de
pensar siempre con esperanza. William Nichous, que fue
rescatado después de estar preso más de tres años en una
selva venezolana, donde unos rebeldes le hicieron vivir en
condiciones muy primitivas, atribuyó su supervivencia a no
haber abandonado nunca la esperanza y a haber vivido día a
día.
La esperanza depende de usted y nace de decidir confiar en
sí mismo y de no rebajarse nunca como ser humano único y
lleno de sentido. Se alcanza la esperanza decidien¬do
tenerla, ¡eso basta! No existen formulas mágicas, no existe
ningún medio secreto para lograrla. Basta que decida que no
se dejará apabullar por nada externo a usted: que asumirá la
responsabilidad de cambiar su vida si no es satisfactoria,
que lo hará sean cuales sean los riesgos que hacerlo
conlleve. Cuando traduzca usted luego su resolución en
acciones, que decida personalmente, hará precisamente lo que
le llevará a obtener la sensación de que la vida tiene un
objetivo y un significado. Las cosas no significan por sí lo
mismo para todos y descubrirá lo que son para usted en la
acción, no en la queja y el inmovilis-mo. Quizá su vecino se
sintiese muy satisfecho siendo pastor de ovejas, y puede que
a su hermana le gustase tener una librería y atenderla ella,
a sus padres podría encantar¬les viajar, su hermano podría
sentirse realizado e investi¬gando como abogado un caso
fascinante, y quizás a usted no le atraiga ninguna de esas
cosas. Pero descubrirá qué es lo suyo en cuanto deje de
buscar y se permita probar cosas nuevas. No surgirá de una
actividad única concreta; aparecerá cuando se conceda usted
la oportunidad de experimentar, de correr riesgos, de tener
esperanza y de no temer nunca el triunfo. Esta actitud de
temor ante la posibilidad de triunfar es uno de los mayores
obstáculos para lograr tener un sentido de misión y objetivo
en la vida.
NO TEMA
SU GRANDEZA
Hay muchos que temen su grandeza y, así se conforman con
mucho menos de lo que consideran satisfactorio e importante.
Están dispuestos a aceptar ser mediocres porque parecen
incapaces de mostrar esa sensación de
orgullo interno y de tener un objetivo en la vida que les
permitirían ser grandes. Abraham Maslow llamaba a esto el
síndrome: "¿Quién? ¿Yo?".
Si preguntase usted a un niño si será un gran ser humano, es
probable que conteste: "¿Quién? ¿Yo?". Cuando hablo con
jóvenes que van a empezar medicina, derecho, arquitectura o
cualquier otra profesión, les pregunto qué nivel quieren
alcanzar en esa profesión. ¿Será el médico que logre curar
el cáncer? ¿Será el abogado que luche por que haya justicia
para todos? ¿Proyectará el edificio más importante del
mundo? ¿Aca¬bará con el hambre en el mundo? ¿Alcanzará el
nivel máximo alcanzable en un área determinada?
La respuesta es ésta casi siempre: "Yo sólo quiero ganarme
la vida. No quiero cambiar el mundo".
Es precisamente esa actitud la que nos veda la sensación de
tener objetivo en la vida. Si lo único que hace usted en su
trabajo es ganarse la vida, ir a trabajar porque es algo que
debe hacer sin remedio, pronto se sentirá vacío y sin
objetivo en la vida. Si no va a resolver usted la crisis
energética, ni a curar el cáncer, ni a librar al mundo del
hambre, ni a acabar con la injusticia, ni a contribuir en
general a la resolución de nuestros numerosísimos proble¬mas
sociales, ¿quién lo hará? Le diré quién. Esas personas que
están seguras de tener un objetivo en la vida. Esas personas
que, trascendiendo su propio ego, su propia necesidad de
"adaptarse", han superado lo que la mayoría de la gente
piensa de su vida. Las personas que se han dedicado a
cambiar las cosas, a procurar que su vida y las de quienes
les rodean se despliegan al máximo nivel, ésos serán los que
actúen con una sensación de objetivo y de misión en la vida.
Se mostrarán activos, interesados, ilusionados y
entusiasmados con lo que hacen. Además, operarán basándose
en sus señales internas, confiando en sí mismos y guiando
sus vidas desde una perspectiva de importancia y no de
indiferencia y de rutina. Ésas son las personas Sin Limites
de las que he hablado a lo largo de este libro.
Puede decidir usted ser parte del problema social o ser uno
de los que solucionen conflictos y problemas. Depende de
usted. Puede usted rebajar su perspectiva, rechazar toda
autoimagen de grandeza y vivir por la vía más "segura" de
ganarse sólo la vida... yo le garantizo que nunca
experimentará esa sensación He objetivo en la vida que desea
tan desesperadamente. No tiene que ser un reformador social
para sentirse pleno; pero ha de tener la sensación interna
de hacer cosas que importan realmente. Y 16 de "importan
realmente" equivale a su propia sensación de plenitud al
colaborar para que este mundo sea un lugar mejor para
algunos más si no es posible lograr que lo sea para todos.
Todos tenemos capacidad por la grandeza en nuestro interior.
La mayoría nunca nos permitimos pensar en ella. Resulta
amenazador recordar la necesidad de correr riesgos y de
actuar en vez de hablar. En consecuencia, los individuos
suelen huir de su propia grandeza. Abundan las actitudes de
defensa, y son muchos los que se limitan a "conformarse con
menos". Cuanto más se incline usted a "conformarse con
menos", más se permitirá eludir esa sensación de objetivo en
la vida que este capítulo (en realidad todo el libro)
pretende ayudarle a lograr.
La gente considera mucho a esos seres humanos que han
alcanzado la grandeza y se maravilla de su superioridad.
Piensan que Leonardo da Vinci, Copérnico, Alejandro Mag¬no,
Juana de Arco, Sócrates, Lincoln o Madame Curie son
individuos sobrehumanos. Tienden así a olvidar que Sócrates
y Leonardo tuvieron que debatirse con los mismos
pensamientos, dudas, angustias y temores que ellos. No eran
individuos superiores. Eran seres humanos como usted, salvo
que ellos actuaron, practicaron, ejecutaron. Superaron sus
propias actitudes del tipo: "¿Quién? ¿Yo?" y optaron por ser
"activistas", por hacer en vez de cavilar, y acabaron siendo
idolatrados.
Le resultará útil imaginar que es Sócrates, imaginar que
valora su filosofía como ser humano y está dispuesto a
correr los riesgos que supone oponerse a los valores
estable¬cidos. Los tiempos son distintos, pero la humanidad
de usted es igual que la de Sócrates o la de cualquier otro
ser humano que lograra algo antes que usted. La solución
para su falta de objetivo en la vida es permitirse tener en
cuen¬ta su propia grandeza personal.
¿Cómo se siente cuando está con gente a la que conside¬ra
superior? ¿Prefiere sentirse empequeñecido cuando está con
ella? ¿Tiembla ante la idea de relacionarse con un gran
pensador? Las actitudes de este tipo son frecuentes cuando
el individuo "medio" reacciona frente a los que logran
destacarse y superarse. Pero todo depende una vez más de su
autoimagen, de cómo decida usted verse a sí mismo. Si se
compara con un genio y le parece que es usted inferior, no
permitiéndose nunca pensar en términos trascendentes, se
sentirá siempre incómodo frente a si mismo. Es un círculo
vicioso. Todo sentimiento de "deficiencia" perso¬nal que le
mantenga inmovilizado no es sino un ingredien¬te más de eso
que le impide alcanzar una sensación de objetivo vital.
Piense a lo grande. Imagine que es usted grande y fantástico
y dése permiso así para lograr esa sensación de objetivo en
la vida que quizá le haya eludido hasta ahora! Si huye de su
propia grandeza y opta por la rutina y por la sensación de
ser una persona incapaz, es que teme usted en realidad su
propia perfección como ser humano. Ya analizamos la dinámica
del hecho de permitirse sentirse perfecto y aun así ser
capaz de desarrollarse y crecer. Eso es también aplicable
aquí. Todas sus debilidades personales, sus sentimientos de
impotencia, su voluntad de "adaptar¬se", de conformarse con
lo que ha llegado a ser, son componentes de sus sentimientos
generales de falta de objetivo real en la vida. Para
liberarse de ese sentimiento y para superar sus propios
sueños de grandeza, debe perca¬tarse exactamente de cómo
enfoca personalmente la vida de este planeta en su conjunto,
incluyendo la propia.
CONSIDERE LA VIDA TODA COMO ALGO SAGRADO
Tener un sentido de objetivo en la vida supone una sensación
de compromiso con la vida en su conjunto, en todas sus
formas. El individuo que piensa y actúa Sin Límites creé con
firmeza en el carácter sagrado de todas las cosas vivas. La
cualidad más importante de la vida es el valor de la propia
vida, y a los individuos Sin Límites les resulta
excesivamente doloroso ver que se trata irrespetuo¬samente a
cualquier persona o a cualquier animal. Todo ser humano
posee una dignidad intrínseca, por eso raras veces vemos a
un individuo SZE /Sin Límites criticando a otro o abusando
de él. Si habla usted con individuos SZE no les oirá hablar
con crueldad de otros. Ellos no son jueces, y no pierden el
tiempo espiando a otros para poder hacer luego comentarios
maliciosos.
Por el contrario, el individuo SZE /Sin Límites hablará
generalmente de ideas. No se centra en lo que sus vecinos
están haciendo, y no se fija apenas en lo que llevan puesto,
en lo que compran, en lo que consumen. Tiene la firme
creencia de que los individuos merecen respeto y tienen
dignidad y, en consecuencia, espera que los demás le traten
como a un ser digno e importante, porque así se ve a sí
mismo y así es como consigue tener esta sensación de
objetivo en la vida. Debido a su profunda entrega a sus
objetivos vitales, suele ser en general una persona muy
ocupada, un individuo siempre activo y siempre interesado
por lo que le pasa en la vida.
Comprobará usted que las otras personas se alegran de estar
con los individuos Sin Límites, pues éstos parecen tener
cualidades muy especiales que les hacen atractivos para los
demás. Si los demás les buscan es porque son sinceros y
procuran decir exactamente lo que piensan y, en
consecuencia, los demás tienden a agasajarlos, otorgándo¬les
a menudo atributos excelsos y tratándoles como gente muy
especial. Son individuos estimulantes porque sus vidas
constituyen un ejemplo, y lo mucho que estiman la vidas
anima a los que tienden a ser menos amables. Como a los
individuos SZE /Sin Límites no les interesa en realidad ser
mezquinos, los que les rodean pronto cambian sus conduc¬tas
por otras más inteligentes y más humanas.
Los individuos SZE /Sin Límites tratan a todo el mundo con
atención especial, y tras haber pasado algún tiempo
con una persona de este tipo acabará sintiéndose usted
también muy especial y único. Disfrutan siendo originales y
tratan a los demás como si fuesen individuos sin par, no por
halagarles hipócritamente sino porque saben ver de veras el
carácter único de cada persona que conocen. Ellos saben que
hay otros individuos en el mundo que intentan lograr que
todos se adapten y sean iguales entre sí, por eso procuran
ser individuos en todo lo qué hacen. No aceptan ser
conformistas sólo por seguir la corriente y están dispuestos
a soportar la oposición de otros por el hecho de que hayan
decidido pensar y actuar como individuos.
En consecuencia, respetan de modo espontáneo la dignidad
individual de todos los demás. No juzgan a la gente por
cualidades superficiales, ni califican a un ser humano de
malo sólo porque pueda haberse comportado mal. Saben
perdonar enseguida a los que han aprendido de sus errores
sin guardar rencor y no les cuesta trabajo dar una segunda
oportunidad a los demás. El poeta norteame¬ricano E. E.
Cummings escribió este pequeño poema que resume la
importancia que adjudica el individuo SZE/Sin Limites al
hecho de ser un individuo y oponerse a toda tentativa de
adaptación a la uniformidad:
Ser sólo uno mismo
en un mundo que hace lo posible
noche y día por
hacerte como todos los demás
es afrontar
el combate más duro
que pueda afrontar un ser humano
y no dejar
la lucha nunca.
El individuo SZE /Sin Límites no es nunca una marione¬ta que
se limite a actuar .como todos los demás. Nadie puede
convencerle de que vote en bloques, o de que se comporte
como seguidor fanático de un equipo deportivo o un grupo
musical. Se respetan demasiado a sí mismos para dejarse
encasillar en cualquier categoría artificial. No están ni a
favor de los patronos ni a favor de los trabajado-res, sino
a favor de la humanidad, y expresan sus opiniones sobre
cualquier tema de acuerdo con lo que sienten y creen, no
como se espera que sientan o crean. Piensan por su cuenta en
toda circunstancia y no aceptan que les traten como pequeñas
partes de un gran todo. Votan según su conciencia y respetan
el derecho de los demás a hacer lo mismo.
No intente usted "compartimentar" a un individuo SZE; en el
momento en que crea que le ha clasificado usted, dará la
vuelta y se comportará de un modo total¬mente, inesperado.
Pero si usted le emulase, si deseara hacerlo, he aquí varias
formas de empezar.
Vigílese en las conversaciones. Procure no hablar de nadie
en términos negativos, y no se deje seducir por el placer
malévolo de mostrarse chismoso y crítico. Elimine de su
vocabulario frases que pueden resultar calumniosas y no
olvide que lo único que hace es engañarse convencién¬dose de
que es superior por el procedimiento de rebajar a otros.
Si descubre que sus amigos y parientes se entregan a la
conducta abusiva de hablar mal de otros, recuérdeles
amablemente lo que están haciendo y niegúese en redondo a
unirse al juego. Si muestra a otros que no le interesa
centrarse en lo que hagan o no hagan individuos concretos, y
no utiliza usted el sarcasmo, logrará ser más plenamente
humano y ayudará al mismo tiempo a otros a limitar su propia
conducta negativa.
Siga la tónica de respetar a todos los seres vivos,
mostrando el mismo respeto por las otras vidas que por la
propia. Si ve usted que una criatura necesita ayuda, tómese
el tiempo necesario para ayudarla. Pronto verá que se siente
mucho mejor siendo una persona que protege la vida en vez de
destruirla. Este respeto a la vida puede ampliarse a todo el
reino animal. Estamos aquí juntos, y cuando nos ayudamos
entre nosotros a ser más indepen¬dientes y a estar más
saludablemente vivos creo que cumpli¬mos uno de los
principales objetivos de nuestra estancia aquí en primer
término, es decir, de nuestra misión en la vida. Si adopta
usted la actitud de considerar sagrada la vida, tendrá una
sensación más autentica de misión y de objetivo vital y
será, en consecuencia, un ser humano más feliz y más
satisfecho consigo mismo.
EL
SENTIDO FUNDAMENTAL DE SERVICIO O MISIÓN
Los individuos Sin Limites se diferencian de casi todos los
demás por el hecho de estar entregados a una causa personal
que trasciende su yo concreto. Este tipo de vigorosa entrega
resulta difícil de comprender para la gente ordinaria.
Significa ser capaz de emocionarse por lo que uno hace,
sentirse vitalmente involucrado en el objetivo personal que
uno se marque aquí en la tierra y sentir dentro de uno mismo
que se está haciendo realmente algo positivo. Este "sentido
de misión" satisface una necesidad interna y proporciona una
arrogancia casi creadora en lo que se refiere a la
importancia de lo que uno es y de por qué actúa como actúa.
Hablando con la gente que tiene una sensación de misión y de
objetivo en la vida, he descubierto que casi todos obtienen
sentimientos interiores de satisfacción por el hecho de
hacer algo por otros. Cuando uno se comporta de un modo que
sirve para ayudar a mejorar la calidad de vida de otro, a
cualquier nivel, se obtiene la mayor fuente de plenitud y de
satisfacción y la guía más segura para tener más sentido de
misión vital. Al hablar con gente que ha cambiado de carrera
en una época tardía de su vida, he descubierto que los que
han pasado de algo como vender seguros (por ejemplo) a
aconsejar a jóvenes con problemas, suelen manifestar un
vigoroso sentido de misión. (Uno puede pasar también a
vender seguros en una época tardía de su vida, por supuesto,
y experimentar el mismo sentido de misión.) Y cuando les
preguntaba por qué se sentían distintos, casi siempre
respondían: "Ahora tengo la sensa¬ción de que estoy haciendo
algo meritorio, algo digno".
Alcanzar un sentido de misión en la vida es casi como
descubrir el sentido de la propia vida sin tener que
entregarse a una búsqueda laboriosa. Es difícil que un
individuo descubra tal sentido de misión si está totalmente
aislado. Por el contrarío, es más fácil que aflore si uno se
entrega a tareas, ideas y conductas concretas que presten
algún servicio a otros. Percátese de cómo surge esa
sensa¬ción especial y cálida de que los demás le aprecian
cuando oye usted que lo que ha hecho ha ayudado a otro ser
humano. Es esa sensación de cosquilleo en la columna
vertebral, de satisfacción personal, cuando sabe usted que
hace cosas que otros aprecian.
Yo experimento esa sensación siempre que recibo una carta de
un lector al que le ha conmovido algo de lo que he escrito.
Sé que he cumplido mi misión cuando la gente dice que ha
cambiado para mejor, después de oír una charla mía por
televisión o de leer un artículo mío. Hablo de algo muy
personal cuando digo que cumplo con mayor vigor nii misión
en la vida cuando sé que he mejorado la vida de otro ser
humano. Todo está dispuesto de modo que yo pueda ayudar a
otros a alcanzar un sentido personal y propio de la verdad,
la belleza y la justicia. Cuando lo experimentan, también lo
experimento yo. Y, pese al hecho de que no creo en realidad
que necesite esa adula¬ción o esa aprobación, porque seguiré
escribiendo y trabajando sin ella, sé también que me encanta
saber que soy útil a los demás. Cuando tengo constancia de
ello, me siento mejor que nunca.
Mi trabajo está fuera de mí en varios sentidos. No tengo mi
"yo" enredado en él. Sé que lo que hago es de gran
importancia y me entrego a ello de todo corazón, pero no
tengo la sensación de que deba hacer eso personalmente para
sentirme satisfecho conmigo mismo. Es casi como si me
hubiese trascendido a mí mismo y me hubiese permiti¬do salir
allí y hacer lo que me gusta hacer, y pudiese quedarme atrás
a la vez y ver los resultados. No tengo la sensación de que
deba hacerlo para justificar mi vida; en realidad, es al
revés. Mi vida la justifica el hecho de que yo digo que lo
está, y creo sinceramente que es cierto, a{ margen de lo que
cualquier otro pueda decidir creer. En consecuencia, tengo
libertad para actuar sin tregua y sin tener que demostrar
nada. Cuando llego a este estado de ser capaz de hacer sólo
lo que hago, de hacerlo bien, sin juzgarme ni valorarme,
descubro que funciono al máximo nivel. Trascendiéndose a sí
mismo y situando fuera de usted su misión vital, fluirá
usted más libremente sin interferencias de otros ni de usted
mismo.
Si enfoca su capacidad de considerar su trabajo o su
conducta como algo que está fuera de usted y a usted como
instrumento de su transferencia al mundo, el trabajo será
algo inseparablemente ligado a valores cada vez más
sublimes. Verá que .trabaja más por lo que vale ser un
individuo que contribuye y que aporta algo que por dinero,
aunque aceptará alegremente también la remune¬ración
financiera. Sentirá la emoción de perseguir la verdad dentro
de usted y de compartirla con otros. Serár sus valores más
sublimes los que le estimulen. Estimará lo que hace por
causas trascendentes.
Eso es en esencia el sentido de servicio o misión. Y tendrá
de inmediato esa sensación de objetivo en la vida sí empieza
a verse y a ver la vida con ojos nuevos. Puede que le
interese seguir unas cuantas conductas concretas y algunos
de los cambios de actitud descritos si le interesa de veras
tener a diario la sensación de objetivo vital. No hay nada
mágico en ello. Basta con que tome la decisión de que este
día, hoy, practicará más conductas relacionadas con esa
sensación de objetivo vital. Que no va a ser artificioso ni
consigo mismo ni con los demás, y que va a consultar su voz
interior para determinar lo que hará con su vida. Ensaye
unas cuantas conductas de éstas para variar y mire a ver si
le proporcionan sensaciones más intensas de tener un
objetivo en la vida.
ESTRATEGIAS PERSONALES PARA TENER LA SENSACIÓN DE UN
OBJETIVO EN LA VIDA Y DE SINCERIDAD CONSIGO MISMO
El sentido de objetivo vital no es, claro está, algo que
pueda lograr automáticamente sólo porque ensaye unas cuantas
estrategias nuevas. Cultivar ese sentido de objetivo en la
vida exige una actitud general que es, a su vez, resultado
de ser uno mismo, de consultar las señales internas, de
entusiasmarse con el trabajo y de actuar como lo hacen las
personas Sin Límites, según lo he descrito a lo largo del
libro. Puede usted lograr esa sensación de objetivo en la
vida si modifica radicalmente ciertas con¬ductas y adopta
una actitud interna de estima personal, de significado y de
sentido. Si quiere llegar a tener esa sensación maravillosa
de un objetivo en la vida, si lucha por ser más aún un
individuo Sin Límites, he aquí algunas técnicas que le
ayudarán a acelerar el proceso:
Recuérdese que puede ganarse la vida de varias formas
distintas. También, que no hay por qué seguir en el mismo
trabajo o en la misma profesión sólo por haber invertido ya
mucho tiempo en lo que está haciendo actualmente. Permítase
hacer cualquier cosa y vagar por un territorio nuevo en su
toma de decisiones profesionales. No acepte esa idea
absur¬da de que es vocacionalmente inmaduro cambiar de
traba¬jo o de carrera. Es estúpido y neurótico seguir
haciendo co¬sas que no le producen satisfacción ninguna,
teniendo como tiene tantas opciones. No olvide que cualquier
cosa que le interese es" un medio posible de ganarse la vida
y de saborear la vivencia que aporta el trabajo. Si disfruta
haciendo algo, pero hay quienes le consideran inmaduro e
irresponsable, tendrá que ignorar sus críticas si desea
tener un sentido de misión y un objetivo en la vida: No
puede ser siempre considerado y complacer siempre a todos
los demás y sentirse bien consigo mismo; debe correr riesgos
con frecuencia, los riesgos que pueden llevarle a adquirir
su propio sentido de un objetivo en la vida. Corra esos
riesgos e invite a sus seres queridos a unírsele, en vez de
guardarles rencor por obstaculizar su crecimiento.
Sea entusiasta en cualquier cosa que decida emprender.
Cuando aborda usted cualquier problema o una tarea personal
cualquiera, con cierto entusiasmo por su tarea y por usted,
tiene una sensación que es más profunda que el objetivo de
lo que está haciendo y el de su vida en general. Los
entusiastas son los que mantienen una actitud de alegría y
emoción en la vida; la ven como un reto, y no se
desalien¬tan por tener que hacer las cosas una y otra vez.
Aceptan el hecho de que han elegido y realizan luego lo que
han elegido con el mayor celo. Si emprende usted una tarea
con la actitud adecuada, por muy desagradable que la
considere, puede lograr que el tiempo que le dedique sea
significativo y meritorio. He pasado muchas tardes
agrada¬bles haciendo cosas que otros consideran aburridas y
rutinarias. Trazar el plan de un capítulo puede ser
emocio¬nante si uno lo enfoca según la perspectiva adecuada.
Asimismo, limpiar la casa me resulta agradable en función
directa de lo que disfruto con los resultados. Puedo
sentirme muy bien cuidando del niño o pasando toda la noche
ante la máquina para terminar algo en el plazo acordado. Y
esto es así no porque yo sea especial, sino porque decido
ser verdaderamente entusiasta en la vida. Y mi tiempo es la
valiosa moneda de mi vida, a la que concedo un valor
inmenso.
Sea espontáneo y confiado. No caiga en el error de creerse
obligado a impresionar a otros. Procure contenerse si se ve
a punto de presumir o ser mentiroso en cualquier sentido.
Permítase ser todo lo natural que se sienta. Si quiere
llorar en un lugar en el que otros prefieren reprimir las
lágrimas, hágalo. Y si quiere reírse a carcajadas, pruebe a
hacerlo y verá cómo su naturalidad se contagia. Cuanto más
procure ser usted mismo, más probablemente sentirá que la
vida tiene un sentido y un objetivo. Cuando presume usted o
no actúa de modo natural, pierde la sensación de tener un
objetivo en la vida, sobre todo porque en su interior se
desprecia por ser tan poco serio. Y cuando uno se desprecia
a sí mismo, nunca alcanza esa sensación de objetivo en la
vida. Para poder sacar ese yo al mundo y para que sea
productivo y útil, tendrá que estar usted en paz consigo
mismo. Cuando uno se siente bien consigo mismo y actúa como
resultado con naturalidad, ofrece al mundo un yo digno, y
tiene la sensación de objetivo en la vida: cuando uno es
quien es, sin barreras ni artificios.
Sea activo. Los activos suelen estar mucho más en paz
consigo que los ociosos e inertes. Cuando hay muchos
intereses distintos y muchas cosas diversas que hacer, y
distribuye a su criterio descanso y trabajo, se siente mucho
más útil y con más interés por la vida. Cuantas más cosas
haga usted libre de la "enfermedad de la prisa", más querrá
hacer. Y los que son capaces de hacer muchas cosas suelen
estar más satisfechos que los que imponen límites rigurosos
a su vida.
Déjese guiar por los valores interiores. Lo que más
diferencia al individuo Sin Límites de la persona ordinaria
es que vive y se guía por esos valores superiores de que he
hablado a lo largo de las páginas de este libro. Busque una
verdad suya, persiga belleza y justicia en su mundo. Insista
en que le traten con dignidad, pida el bien en su vida en
vez de aceptar mal. Cuando más opere desdé dentro,
apoyándose en esos valores superiores a todos los demás, más
significati¬va será para usted su vida.
No olvide que la carencia de verdad, belleza, justicia y
dignidad es tan dañina como la falta de oxígeno y alimen¬to.
Aunque el proceso patológico tarde un poco más en asentarse
y manifestarse.
Decida usted lo que más estima de la vida. Luego, persiga
activamente eso que estima, en vez de intentar adaptarse a
un molde que no le interesa. Tiene usted perfecto derecho a
querer lo que quiera, y no hay ninguna cosa o actividad que
sea mejor que otra, a menos que decida usted creer¬lo así.
Sea en su vida un creador y rechace su tendencia a criticar
a otros creadores. Cuanto más supere usted esa vieja
tendencia a hablar en tono crítico de los demás, cuanto más
utilice ese tiempo para hacer, para desarrollar cualquier
actividad, más probable es que llegue a tener un sentido
real de objetivo en la vida. Las murmuraciones y críticas
pueden hacerle sentirse mezquino e inconsecuente, y ésos son
los sentimientos que quiere erradicar del todo de su vida
para llegar a obrar, sintiendo que tiene un objetivo vital.
Dése permiso para tener algo sagrado en la vida. La familia,
el amor, la religión, el sentimiento de ser veraz y sincero,
la pasión por las artes, o cualquier cosa que considere
verdaderamente sagrada es una maravillosa ayuda para
cultivar la sensación de objetivo en la vida. Cuando cree
uno que ciertas personas o ideas son sagradas, suele obrar
mucho mejor con ellas. Cuantos más sentimientos de este tipo
le produzcan las cosas y las personas que le importan en la
vida, más sentido tendrá de objetivo vital en todo lo que se
relacione con eso que es sagrado. Considerando preciosas y
de mucho valor a ciertas cosas y personas, se permite uno
funcionar a nivel superior y, claro está, cuanto más alto
sea el nivel en que desarrolle uno su vida, más meritoria e
importante será esa vida.
Cultive las amistades que más le interesen. Permítase tener
una amistad íntima con alguien. Conserve esa amistad
procurando que siga siendo sagrada y sincera, déjese en
libertad con las personas en las que verdaderamente confía.
Ese tipo de relación puede convertirse para usted en un
tesoro mientras cultiva y desarrolla el sentido personal de
un objetivo en la vida. No se limite a decir que quiere a
esa persona, demuéstrelo con su conducta. Si tiene usted una
persona que le interesa y con la que comparte su vida, una
persona que usted sabe que jamás le juzgará, con quien puede
ser absolutamente abierto y sincero, estimará en mucho sin
duda el tiempo que pasa con ella. El tener momentos que
estimamos en mucho y valoramos a los más altos niveles SZE,
aumenta nuestra sensación de tener un objetivo en la vida.
Oriente más su vida hacia la formación y el desarrollo.
Procure ignorar las deficiencias de su vida y pregúntese qué
le gustaría ser. Recuerde la frase que cité: "No hay que
estar enfermo para mejorar". Sea un individuo que elige
opcio¬nes que suponen crecimiento y desarrollo y procure
darse permiso para tener algunos fallos. Esos fallos no
tienen por qué ser la fuente de su estímulo. No tiene por
qué andar examinando sus deficiencias para decidir dónde
quiere estar. Puede aceptarse donde está, pero trabaje de
modo regular para desarrollarse y crecer todos los días.
Cuantas más elecciones de este tipo haga, mayor será su
sensación de que en la vida hay un propósito.
Compruebe cuántas barreras personales puede identificar
sincera¬mente. Deje de engañarse, si no es sincero usted
consigo mismo, nunca llegará a tener la sensación de
objetivo en la vida. Percátese de cuándo se muestra
codicioso, pretencioso, cuándo muestra prejuicios, cuándo es
arrogante, crítico o estúpido. Considérelo una experiencia
de aprendizaje, pero procure invertir esa tendencia la
próxima vez. Para cambiar hay que empezar reconociendo que
uno se mues¬tra defensivo. Admitido esto, aunque sea difícil
cambiar de inmediato, el proceso concreto de admisión es un
gran paso para una mayor sinceridad con uno mismo. Y cuando
uno llega a ser verdaderamente sincero consigo mismo, se
siente muchísimo mejor en la vida, y pronto tiene esa
sensación sutil de objetivo y de misión que tantas personas
nunca experimentan.
Recuerde que no puede fracasar en la tarea de ser usted
mismo. Persiga lo que desee con el supuesto previo de que
habrá fallos. Aunque pueda fallar en ciertas cosas (y nunca
podrá, claro, dominar una técnica sin recorrer primero el
camino del fallo), no puede fallar como ser humano en la
tarea de ser usted mismo, porque uno vive completo en todo
momento. Aprenda a aceptar algún fracaso de vez en cuando y
a dejar de considerarse un fracasado sólo porque no tuvo
éxito en alguna actividad.
Afronte los problemas reales de la vida. Procure prescindir
de lo superfluo y centrarse en conocer su posición personal
en lo que atañe a los valores humanos superiores. Descubrirá
que se siente mucho más importante y satisfecho si en sus
conversaciones aborda cosas que puedan transformar
verdaderamente el mundo, influir en él. Aunque desee ser
infantil y frívolo a veces, eso no le impide tener
conciencia de los valores supremos de nuestra cultura. Si
tiene usted conciencia de esos valores y de lo que
significan para usted y los comparte con las personas en
quienes confía, puede colaborar a la vez a su
perfeccionamiento personal como individuo. Si ignora usted
los temas claves y descuida esos valores supremos y los
problemas de la humanidad, enfocará usted de un modo
superficial y fútil su contribu¬ción personal al mundo.
Supongo que habrá oído decir a muchas personas que ellos no
contaban para nada, en realidad, que eran seres sin ninguna
influencia, sin ningún peso. Este sentimiento lleva a no
hacer nada y a eludir la vida. Nos impide alcanzar la
sensación de objetivo vital, porque es evidentemente
imposible tener tal sensación sintiéndose a la vez desvalido
e impotente. Considérese alguien que puede cambiar el mundo,
que está informado, que cuenta de verdad y forjará así esa
sensación interior de objetivo vital.
Procure superar el "localismo" de su vida. Si cree
pertenecer sólo a un pequeño fragmento de la humanidad y se
limita a ese fragmento, como resultado acabará sintiéndose
tam¬bién insignificante. Conviértase en "ciudadano del
mun¬do". Considere a la humanidad toda como sus hermanos y
hermanas. Si hay gente que se muere de hambre en Bangla
Desh, también una parte de usted muere allí de hambre. Si se
siente "ciudadano del mundo", tenderá más a querer mejorar
el mundo que a reservar su acción a los intereses locales de
patio de vecinos. El desempleo, la prostitución, la
drogadicción, la pobreza... todas estas cosas preocupan
tanto en el estado de Ohio como en Indonesia. Él hecho es
que ocupamos todos juntos este frágil planeta, y pensar "en
grande" en vez de "en pequeño" le ayudará a tener mayor
sensación de objetivo en la vida. Le impulsará también más a
la acción correctiva ver el problema de ellos como nuestro
problema.
No se conforme con ser menos de lo que podría llegar a ser.
Es usted tan importante como pueda serlo cualquier otro ser
humano que haya vivido antes que usted. No tema su propia
grandeza. Recuerde que puede llegar a ser lo que quiera, y
que la grandeza está a su alcance si la desea de veras. No
es usted grande porque lo digan otros; se trata de algo
básicamente interno. Todos los grandes problemas con que se
enfrenta el mundo tendrá que resolverlos gente grande. ¿Y
por qué no habría de ser usted uno de ellos? Si no lo es
usted, ¿quién lo ha de ser? Si todos se pasan la pelota,
nadie meterá el gol. Si se lanza a actuar y se siente
importante, obtendrá como premio adicional esa sensación de
tener un objetivo en la vida.
Pida la información que quiera sobre usted. Si busca
sincera¬mente información sobre usted entre las personas que
le importan en la vida, eliminará muchas conjeturas en sus
relaciones. Muéstrese dispuesto a aceptar sin barreras loque
tengu que decirle otro. Cuanto más se conozca, menos dudas
tendrá. Pronto descubrirá que es muy fácil infor-marse sobre
uno mismo, y ya no tendrá que estar continua- mente haciendo
conjeturas. Yo, por mi p;irte, no pierdo nunca el tiempo
preguntándome qué pensará la gente de mí. Si quiero saberlo,
lo que hago es preguntar. Obtengo así la información que
busco y creo además que sé más de mí mismo.
Cuanto mejor se conozca, más sensación de objetivo en la
vida tendrá.
NUEVE
PREGUNTAS QUE PUEDEN AYUDARLE A SER SINCERO CONSIGO MISMO
Formúlese estas preguntas y procure contestarlas
since¬ramente sin recurrir a artimañas ni engaños. Quizá le
resulte difícil responder a ellas sin referirse a lo que
cree cierto de sí mismo hasta el momento, pero si puede
dejar en suspenso su historia pasada y reaccionar solo,
sobre todo con alguien a quien conozca y ame, eso le será de
gran ayuda para forjar esa capacidad de ser totalmente
sincero:
1.
¿En que' sentido cambiaría su vida si supiera que sólo le
quedaban seis meses de vida? Las respuestas a esta pregunta
le resultarán muy reveladoras y le ayudarán a ser más
sincero y directo consigo. Si hiciese cambios muy drásticos,
es que no está viviendo su vida actual con integridad
personal absoluta. Piense que sólo tiene un período breve de
vida, si lo comparamos con la eternidad: aunque le queden
cincuenta años o más de vida, eso equivale sólo a unos
segundos de eternidad. Pensar en período de seis meses es
útil porque proporciona tiempo suficiente pura obrar en
cosas que son importantes para usted, y no es un período tan
breve que se acabe en un abrir y cerrar de ojos. Si se dice
que, quedándole sólo seis mese de vida, cambiaría muchas
cosas, yo le aconsejaría que iniciase esos cambios ahora.
Recuerde que le queda poco tiempo de vida. Si cambiase usted
de trabajo, de relaciones, de lugar, de amistades, de estilo
de vida, de medios de comunicarse con sus seresqueridos, o
cualquier otra cosa, ¿por qué no empezar a hacerlo mientras
aún puede? Si no hace ahora concreta¬mente lo que haría si
supiese que sólo le quedaban unos meses de vida, es que está
viviendo una mentira, y que su nivel en la escala de la
total-sinceridad-personal es muy bajo. No puede tener
sensación de objetivo vital, ni de que su vida tiene
sentido, si se limita a vivirla como un ser inerte en vez de
hacerlo como le gustaría. Prescindiendo de cómo lo
justifique ante sí mismo, el hecho de cambiar drásticamente
su vida en esas circunstancias adversas indica que no hay en
ella ningún objetivo básico. Porque, en realidad, desde la
perspectiva de la eternidad sólo cuenta usted con unos
cuantos meses, y los "déjalo para más tarde" están dando por
supuesto que hay un futuro. No juegue con su vida. ¡Vívala!
2.
Si pudiera vivir con cualquier persona del mundo, ¿a quién
elegiría? Suponga por un momento que no tiene ninguna
obligación legal de permanecer con su familia, si es que la
tiene, y que no hay ninguna razón por la que no pudiera
vivir legalmente con cualquier persona ajena a su familia
inmediata. En estas circunstancias, ¿con quién decidiría
vivir? ¿Qué gente prefiere en el mundo? ¿Está con ella todo
lo que le gustaría estar? La cuestión es la siguiente: si
vive su vida con relaciones (de familia o de otro tipo) que
se siente obligado a mantener sin que verdaderamente las
desee, debería preguntarse por qué mantiene usted
relacio¬nes tan hipócritas.
¿Son sus íntimos amigos las personas con las que real¬mente
disfruta? ¿Su relación amorosa se basa en el amor mutuo o en
la obligación? Creo que puede usted convertir la mayoría de
las relaciones basadas en la obligación en relaciones de
elección concediéndose y concediendo a las demás personas
que le importan la libertad de ser lo que quieran ser. No
tiene por qué basar sus relaciones íntimas en algo tan
indigno como la obligación, sino que debe ser totalmente
sincero y preguntarse si esas relaciones son lo que usted (y
los demás) desean en realidad que sean. Si la respuesta es
negativa, procure mejorar todas sus relaciones de modo que
sean lo que cada uno desee realmente u olvidarlas y procurar
estar con gente con la que realmente se divierta y disfrute.
Como dijo Thomas Hobbes: "Obligación es esclavitud y
esclavitud es odio". Si vive usted con determinadas
perso¬nas sólo porque se siente obligado a hacerlo, carece,
sin duda, de sinceridad personal y ha optado usted por un
tipo de esclavitud. Aunque pueda usted justificar su
elección alegando que demuestra que es usted una persona
buena y responsable, está paralizando en realidad su sentido
perso¬nal de un significado y un sentido vitales al
comprobar constantemente su incapacidad de elegir lo que
desea en el fondo. Además, ¿quién de aquellos con los que
pasa usted su tiempo disfrutaría realmente sabiendo que lo
hace usted por obligación más que por elección personal?
¿Desearía tener pegado a usted a un individuo si supiera que
en realidad no quería estar allí, que estaba sólo por
sentirse obligado a ello? Toda elección basada
exclusivamente en la obligación carece de dignidad.
3.
¿Dónde decidiría vivir si pudiera elegir cualquier lugar del
mundo? Imagine que no tuviera ningún compromiso y pudiera
dejar de vivir donde ha vivido hasta ahora. ¿Dónde decidiría
vivir? ¿Elegiría el barrio, la ciudad, el estado, el país y
el hemisferio en que vive actualmente? Si está usted
viviendo en un sitio porque ha vivido siempre allí y no por
otra razón, es indudable que no es usted sincero del todo
consigo mismo. Quizá crea que le sería imposible trasladarse
a otro lugar, y que tiene usted firmes raíces donde está en
este momento, pero ese razonamiento nace en gran parte del
temor a ensayar nuevas actividades y de resignarse a estar
donde está porque es más fácil, más seguro y menos
problemático.
Usted puede estar donde le gustaría estar, no lo dude. No
tiene por qué dejarse atrapar por su historia, sino que
puede entregarse a lo que le gustaría entregarse. Ese miedo
al cambio, a trasladarse a sitios nuevos, a poner a prueba
su capacidad en cualquier lugar que le atraiga
personal¬mente, se debe sólo a que no es usted sincero
consigo mismo. Aunque pueda defender su inercia y decirse
que le es imposible trasladarse en esta etapa de su vida, el
hecho es que si a usted le gusta otro lugar distinto y opta
por seguir donde está, por cualquier razón (salvo que esté
usted en la cárcel), no está viviendo su vida desde una
perspecti¬va totalmente sincera, por mucho que alegue lo
contrario.
4.
¿Cuánto cree usted que dormiría si no tuviera reloj ni
posibilidad de calcular el tiempo que duerme? ¿Se va usted a
la cama a "la hora de acostarse"? ¿Despierta usted cuando ha
de despertar? ¿Se acuesta pensando que si no logra dormir
ocho horas estará cansado al día siguiente? Concédase un
poco de fantasía durante unos momentos. Imagine que no tiene
reloj, y que no tiene medio de saber cuánto duerme. Imagine
que otra persona controla su período de sueño pero que usted
no lo sabe. ¿Cuántas horas al día cree usted que dormiría?
¿Cree usted que se iría a la cama a la misma hora si no
tuviera idea de cuándo es "la hora de acostar¬se"? Imagínese
que vivo bajo tierra, en un bunker, donde no tenga idea del
día o de la noche y pueda acostarse siempre que tenga ganas
de hacerlo.
La mayoría de las personas controlan sus horas de sueño con
elementos externos como los relojes y los calendarios, en
vez de guiarse por sus deseos reales de dormir. Las horas de
sueño dependen en gran parte de lo que uno ha aprendido, no
de lo que uno necesita o desea. Probable¬mente durmiera
usted mucho menos si su vida estuviera llena de experiencias
emocionantes, si tuviera un sentido de misión en la vida y
si no reseñase ni controlase a qué hora se acuesta y cuántas
horas duerme. El individuo totalmente sincero es sincero en
todo, incluso en la razón de dormir cuando lo hace y si lo
hace así como reacción al aburrimiento, a actividades
desagradables o al hábito. Cuanto más se permita usted estar
despierto y vivo, y más realice las actividades naturales de
su vida ateniéndose a la elección más que al hábito, o a
espectativas inquietantes, más probable es que tenga una
valoración totalmente sin¬cera de sí mismo. Son muchos los
estudios que han demos¬trado que cuando las personas están
ocupadas y no tienen conciencia del tiempo y sienten mucho
interés por la vida, piensan menos en dormir; raras veces
experimentan fatiga, y tienen una sensación de objetivo como
seres humanos.
5.
¿Cuánto y cuándo comería usted si no tuviera horario de
comida? Suponga que puede comer cuando tiene hambre y sólo
hasta satisfacer el apetito. ¿Cree que tendría los mismos
hábitos alimenticios? Muchas personas comen porque tienen
miedo a tener hambre unas horas después. La gente también
come por el reloj, en vez de consultar el reloj del apetito
interno. La sinceridad total supone decidir de modo personal
cuándo y qué se va a comer, según las propias necesidades y
no según los dictados de un progra¬ma externo impuesto.
Cuanto más confie en su buen juicio personal y cuanto más
permita a otros que hagan lo mismo, más probable será que
llegue usted a tener fe y confianza en sí mismo.
Los niños tendrían un sentido muy fuerte de los alimen¬tos
adecuados si les permitiesen controlar sus propios hábitos
de alimentación. Cuanto más se permita usted y permita a sus
seres queridos tener confianza personal, más forjará un
sentido vigoroso de integridad personal.
Eso se aplica a casi todas las cosas de la vida, pero es
particularmente importante en lo que respecta a la
alimen¬tación. He visto padres que forzaban literalmente a
sus hijos a comer, que convertían la hora de la comida en un
campo de batalla, negociando cada verdura mediante la
promesa de alguna recompensa. El proceso de comer
saludablemente, un proceso muy natural sin duda, suele
convertirse en una pesadilla si no confia usted en sí mismo
y en sus seres queridos. No tiene, en realidad, por qué
comer sólo porque sea la hora de hacerlo, ni porque lo estén
haciendo los demás, o porque si no lo hace tendrá hambre
dentro de unas horas. Puede comer adecuadamen¬te cuando
sienta ganas, y no necesita seguir ningún programa, salvo
que carezca usted de esa fe en sí mismo necesaria para hacer
juicios adecuados sobre su propia salud personal.
6.
¿Qué haría usted si no existiese el dinero? Permítase
imaginar que hace cualquier cosa que le guste hacer.
Olvídese de que hay que ganarse la vida, y pregúntese sólo
qué haría usted prescindiendo por completo de las posibles
ganancias económicas. Si está usted gastando su vida enalgo
que carece de sentido para usted y lo justifica diciendo que
debe hacerlo porque le proporciona el dinero que necesita
para pagar las facturas, está optando sin duda por cierta
falsedad personal consigo mismo. Ha convertido el dinero en
algo más importante que su propio sentido de un objetivo en
la vida, y mientras mantenga ese orden de prioridades
carecerá siempre de un objetivo vital y no alcanzará una
sinceridad total consigo mismo.
La mayoría de la gente no llega nunca a entender que el
dinero le persiga a uno cuando uno no lo persigue a él.
Puede sentirse pleno en la vida, haciendo las cosas que le
placen con un sentido de objetivo vital, y el dinero le
perseguirá en cantidades lo bastante grandes para
mante¬nerle en una posición responsable y sin deudas. Pero
si se convence usted de que nunca podrá hacer las cosas que
realmente.le gustaría hacer porque se estrellaría sin duda
en el terreno financiero y acabaría viviendo de la benefi-ciencia,
piense que lo que elige es seguir con el síndrome de la
persecución del dinero, que es un callejón sin salida
psicológica. Sea lo que sea lo que realmente le gustaría
hacer, es una posibilidad primaria de ganarse la vida
también. En este planeta hay mercado para todo, hay millones
de personas que se beneficiarían de esas tareas que podría
realizar usted con una total plenitud vital. El problema es
llegar a ser lo suficientemente honrado consigo mismo como
para correr los riesgos que supone hacer cosas que aportan
una sensación de objetivo en la vida, en vez de perseguir el
dinero que sólo garantiza una sensación de seguridad
externa. No existe posible sustituto para la aceptación del
riesgo en este campo. Si elige usted evitar los riesgos,
puede asumir la postura de la que nos habla Jackson Browne
en su canción El pretendiente: "Seré un idiota feliz y
lucharé por los billetes de curso legal".
7.
¿Sería usted igual de viejo si no supiera la edad que tiene?
Si no conociese usted su fecha de nacimiento ni tuviera
medios de saberla, ¿qué edad creería usted tener? ¿Cree
usted que sólo es capaz de hacer ciertas cosas propias de la
edad y rige así muchas actividades de su vida pensando en su
edad? ¿Deben comportarse de un modo los jóvenes y de otro
completamente distinto los viejos? Si piensa usted en
estereotipos de edad, no es completamente sincero consigo
mismo. En realidad-, puede usted hacer todo lo que le pide
su fantasía, aunque ningún otro de los que pertenecen a su
grupo concreto de edad apoye lo que usted hace. En el fondo,
una persona totalmente sincera consigo misma nunca se atiene
a grupos de edad.
Es usted todo lo viejo que decida ser, y cualquier
limitación basada en la edad es más que nada algo
autoimpuesto. Puede usted mecerse en un columpio, ir a
bailar a una discoteca, chuparse el pulgar si le apetece de
veras. Si no supiera usted la edad que tiene, la calcularía
en gran medida por sus actitudes en la vida. Podría usted
considerarse joven y vigoroso aunque hubiera vivido tres
cuartos de siglo. No apreciaría la diferencia si no tuviese
algún documento externo, como un certificado de naci¬miento
u otro recordatorio cualquiera que le emplazase rígidamente
en el tiempo. El individuo totalmente sincero que tiene una
sensación de objetivo en la vida no permite que su edad
influya en las elecciones vitales que realiza. Actúa según
lo que a él le parece bien, en vez de atenerse a lo que
teóricamente debe hacer en ese año concreto de su vida. Hay
personas a las que los cumpleaños les traumati¬zan: los
treinta, los cuarenta, los cincuenta, los sesenta... Otras
personas son mucho más sinceras consigo mismos, no prestan
atención a esas barreras artificiales y van directa¬mente a
lo que eligen por sí mismas, sin considerar la edad que
tienen.
8.
¿Qué tipo de personalidad elegiría usted si empezase ahora?
Imagine que puede elegir la personalidad que desee. ¿Cuál
elegiría? ¿Sería más decidido, menos tímido, más
extrovertido, menos pacato, más estable, tendría más humor,
más facilidad de palabra, sería menos crédulo? Si no tiene
el tipo de personalidad que le gustaría tener, es que ha
decidido no ser totalmente honrado consigo mismo. Puede
alterar todo lo que le desagrade de usted, basta que decida
hacerlo. A la decisión han de seguir, daro está, el esfuerzo
y el trabajo, pero no hay duda de que sólo usted puede hacer
esa elección. Su personalidad es lo que usted permite que
sea. Si le diesen la oportunidad de elegir una personali¬dad
completamente nueva y eligiese características distin¬tas,
sería prueba de que no se da cuenta de que tiene tal opción
en esté mismo momento. Nadie le obliga a seguir siendo
tímido, nervioso, inseguro o crédulo. Es usted quien elige
esas opciones vitales, y puede usted "deshacerlas" si de
verdad quiere hacerlo. El individuo totalmente sincero
comprende que es responsable de su propia responsabili¬dad,
y no achaca a ningún otro la responsabilidad de lo que es,
aunque sepa que algunas experiencias de su vida anterior
contribuyeron a que eligiese ser lo que es hoy. ¡La
sinceridad total entraña no echarle la culpa a nadie!
Significa que no defiende usted su falta de capacidad y de
auténtica voluntad de ser lo que le gustaría ser achacando a
otros lo que hoy es. Puede usted elegir el tipo de
personalidad que desee, no lo dude.
9.
¿Cómo se describiría usted si no pudiera utilizar ninguna
etiqueta? Supongamos que alguien le pide que se defina pero
que le prohibe utilizar cualquiera de las etiquetas
tradicionales en las que tanto se apoya la mayoría de la
gente. Supongamos que no pudiera decir la edad que tiene,
dónde vive, qué ha estudiado, cuál es su origen étnico, su
historia profesional, su estatus familiar, su estatus
económico, su estado civil, el color de su pelo, su estatura
e incluso ni su nombre. Suponga que tuviera que describir
exactamente qué tipo de ser humano es. ¿Podría hacerlo?
¿Podría hablar de sí mismo sin recurrir a las etiquetas
tradicionales que se usan con tanta frecuencia para ocultar
lo que somos en realidad? ¿Podría hablar abiertamente de sus
sentimientos como ser humano? ¿O de su búsqueda personal de
un objetivo y un sentido en la vida? ¿Podría describir usted
su sensibilidad, sus angustias, sus defensas y sus deseos?
¿Podría hablar usted abiertamente de su capacidad de dar y
recibir amor? ¿De su capacidad de colaborar y de dejar una
huella personal aquí en este planeta? Si tuviera usted que
recurrir a etiquetas para describirse, como si estuviera
rellenando un formulario o una solicitud de trabajo, su
sentido de la sinceridad personal y de un objetivo en la
vida quizá se ligasen a cosas y hechos exteriores a usted.
Quizá se viese como una hoja estadística más que como un ser
humano especial, y esa misma imagen puede ser, de hecho, la
realidad que usted ha elegido para sí. La sinceridad total
exige ser capaz de identificarse uno mismo y de identificar
su humanidad única. Significa ser capaz de contestar a la
pregunta ¿quién soy yo? sin tener que utilizar etiquetas
estereotípicas ni datos estadísticos.
Estas nueve preguntas hipotéticas le ayudarán a contro¬lar
mejor lo que usted se propone como ser humano. La
autosinceridad total es de suma importancia si uno desea
tener una visión clara de su sentido de un objetivo en la
vida. Ser sincero consigo mismo no tiene nada que ver con el
número de mentiras que pueda decir en el curso del día.
Depende de lo mucho que sepa de sí mismo y de lo dispuesto
que esté a confesarse todas sus barreras y defec¬tos: su
capacidad pnra mirarse al espejo y hacerse frente a sí mismo
y verse tal como es. La forma más vil de autoengaño es
fingir y luego fingir que no se está fingiendo. Si finge
usted ante los demás y les transmite una imagen falsa de sí
mismo es una cosa, puede resultar eficaz incluso durante un
tiempo; pero si se engaña a sí mismo, carecerá de la
sensación de tener un objetivo vital, de que su vida tiene
sentido y tiene algo que puede convertirla, literal¬mente,
en verdaderamente meritoria.
El hecho de tener un sentido de objetivo en la vida no
equivale a determinar lo que deba hacer cada día. Equiva¬le,
por el contrario, a entregarse sinceramente a vivir sus días
como cree que debe vivirlos. Son muchos los que me
preguntan: "¿Cómo puedo descubrir lo que quiero hacer
realmente?" La respuesta es algo que escapa a la mayoría,
porque quieren perseguir el éxito más que triunfar según sus
propios sentimientos interiores de objetivo en la vida.
Aunque pueda
parecer evasivo y hasta metafisico, creo que Nietzsche
aportó la mejor respuesta para estos indagadores: "El que
tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier
cómo". Lo que puede proporcionarle total since¬ridad no es
lo que elija usted hacer, sino saber que lo hace porque
corresponde a su idea personal de la dignidad propia. Es de
importancia decisiva para usted poseer ese sentido de misión
en la vida si quiere llegar a ser un individuo Sin Límites.