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EL CIELO ES EL LIMITE

Capitulo 8

Para cultivar la sensación de tener un objetivo en la vida

Wayne W. Dyer

 

CAPITULO 8

Para cultivar la sensación de tener un objetivo en la vida

Tener un objetivo en la vida es el requisito más impor¬tante para convertirse en un individuo Sin Límites que "funciona" plenamente. Se trata de una afirmación muy fuerte, pero la hago apreciando en verdad lo significativo que es para usted convertirse en un individuo que sitúe la sensación de tener un objetivo como lo primero de su lista de compromisos personales. Sin la sensación de un objetivo, su vida estará vacía, se sentirá insatisfecho y si esos sentimientos se agudizan se sentirá decepcionado, angus¬tiado, deprimido y tendrá otros síntomas que no son sino facetas del hecho de vivir una vida externamente dirigida.

 
   

El sentimiento de un objetivo vital no está claro para muchas personas, debido principalmente a que intentan regir su vida por normas que les han impuesto otras personas que carecen también de la sensación de "misión" personal. La gran mayoría de las personas vive encerrada en sus rutinas diarias de intentar pagar las facturas, educar a los hijos, ir y volver al trabajo, procurar ahorrar un poco para com¬prar más objetos materiales y vivir, en general, el tipo de vida externo que les mantiene funcionando, pero insatisfe¬chos internamente. Aunque ganarse la vida y pagar las facturas no tiene nada de insano, hay en relación con estas dos cuestiones algo muy decepcionante y deprimente si las actividades que llevan a esos resultados carecen para usted de sentido, si como ser humano está derrochando los preciosos instantes de su vida en conductas que no le dan a usted un sentimiento de paz y de satisfacción interna.

Se logra esa sensación de tener un objetivo vital cumpliendo el programa diario de trabajo, juego y cualquier otra cosa que haga con una conciencia de la propia importancia y de tener una misión personal en la vida. Si sus opciones vitales no le proporcionan esos sentimientos personales de paz y de plenitud, debe usted reconsiderar por qué elige la opción de vivir fuera de su vida de un modo que sólo le permite existir en vez de darle la posibilidad de sentir que cumple una misión y persigue un objetivo.  

No hay por qué considerarse obligado a cambiar de trabajo, a poner fin a relaciones o a hacer algo drástico para tener una sensación de perseguir un objetivo en la vida. El elemento más importante en ello es la actitud con que aborde lo que elija hacer. Pero si se limita a seguir la rutina de su vida, a realizar tareas que le parecen desagra¬dables y a tener sensaciones internas de vacío, tiene planteado un problema que ha de resolver. Mientras no empiece a llenar ese vacío, nunca llegará a conocer su capacidad de vivir Sin Límites. Ni ahora ni nunca, salvo que esté dispuesto a decirse (y a cumplirlo activamente): "Voy a sentirme completo y pleno en mi vida porque soy digno de ello. La vida es demasiado breve para que me someta a los deseos e intereses de otros. Voy a ser el capitán de mi propia vida, y si cometo errores o paso penalidades estoy dispuesto a pagar ese precio, pero, por lo menos, me sentiré satisfecho de mí mismo, sentiré que estoy decidien¬do cómo va a ser mi propia vida". Este tipo de afirmación personal básica es imprescindible para alcanzar la sensa¬ción de tener un objetivo vital.
Esa sensación de perseguir un objetivo en la vida es algo muy personal. Algunas personas pueden experimentarla trabajando la tierra, otras escribiendo y otras estando con sus familiares. Algunas personas se sienten plenamente satisfechas entregándose a la tarea de educar a sus hijos y están totalmente inmersas en todo lo relacionado con esta importante tarea. Algunos individuos se sienten animosa¬mente vivos cuando están proyectando un tren, rellenando recetas b entrenando a pilotos de caza. El sentido de un objetivo en la vida no tienen nada que ver con el hecho de adaptarse limpiamente a un molde laboral concreto. La sensación de tener un objetivo vital es predominantemente algo interno. Viene de dentro de nosotros, y sólo nosotrospodemos saber si la tenemos o no. Yo sólo puedo informar de mi propia experiencia asesorando a miles de personas. Muy pronto aprendí, como terapeuta, que las causas principales de sentimientos y actos negativos estaban todas relacionadas con esa ausencia de un objetivo en la vida. Muy pocas personas, fuesen clientes, familiares, amigos o conocidos, poseían una sensación realmente vigorosa de tener un objetivo y una misión en la vida.
En el capítulo tercero, donde describo con detalle las condiciones para convertirse en una persona Sin Límites, aludía a mi propio "sentido de misión". -He descubierto que cuando puedo conseguir que la gente deje de pensar con estereotipos sobre sí mismo en vez de permitirse la fantasía de pensar en lo que les gustaría hacer realmente, se lanzan a hablar de cosas que son para ellos personalmente satisfactorias y significativas.
La parte triste de este pequeño ejercicio es que muchas personas se niegan tajantemente a dar los pasos que las llevarían a sus propios sentimientos de misión y objetivo. Utilizan los mismos pretextos manidos y viejos que he oído miles de veces a los que no quieren correr riesgos: "Tengo miedo a fracasar". "¿Y mis responsabilidades familiares?" "No puedo ponerme ahora a cambiar de vida, ya soy demasiado viejo." "Es fácil fantasear, pero la realidad te obliga a ganar dinero para pagar las facturas." Todos estos sentimientos y otros muchos parecidos son sólo excusas para mantenerse inmovilizado en el lugar en que ha decidido quedarse.
La sensación de tener un objetivo se logra ignorando esos tipos de excusas externas y prometiendo convertirse en la persona en que quiere convertirse. El pago de las facturas, las responsabilidades familiares y todo lo demás, sólo se resolverán si se da usted permiso para tener en la vida una sensación de objetivo. Si ha sido usted siempre un ser humano consciente, responsable y que paga sus facturas, no abandonará esos valores y se convertirá de pronto en un ermitaño del desierto. Puede usted elegir ser un individuo satisfecho y responsable, y cubrir todas sus obligaciones de elección personal si está usted dispuesto a erradicar esos
temores al cambio y al fracaso que son los principales obstáculos que le impiden ser un individuo Sin Límites. Si utiliza usted excusas o analiza su estatus actual como algo a lo que está usted atado en virtud de sus anteriores decisiones vitales, acabará usted justamente con aquello que está defendiendo: una vida de cumplir obligaciones pero sin paz interior alguna. Yo creo que no hay nada tan importante como tener una sensación de misión y objetivo respecto a uno mismo como ser humano. Si quiere usted mantenerse sano y creativamente vivo, no puede ceder en ello.
Tener una sensación de objetivo en la vida es algo de suma importancia. No hay nada que sea más decisivo para su supervivencia y para su estabilidad emotiva. Cuando desaparece esa sensación de objetivo en la vida, el indivi¬duo se hace propenso a la depresión, la enfermedad, la tensión e incluso la muerte. Recuerdo varios ejemplos de individuos que, tras decir: "Mi marido (o mi esposa) es mi razón de vivir; es todo lo que tengo y lo único que me in¬teresa", han manifestado todos los síntomas de enfermedad y han muerto poco después de fallecer su compañero/a. Colocar el sentido personal de un objetivo en la vida en otra persona entraña el peligro de que uno no tenga control sobre su propio destino. Si otra persona da a su vida significado y contenido y luego desaparece, su vida no tendrá ya significado ni objetivo. Esa sensación debe, por definición, venir de usted.
Muchos individuos se mantienen literalmente vivos por su sentido de misión personal. Algunas personas se entre¬gan tanto a un proyecto que sencillamente no pueden permitirse enfermar o morir. Cuando el proyecto está terminado, y desparece también lo que da sentido a su vida, el individuo se permitirá ponerse enfermo y la muerte suele ser el resultado. Víctor Frankl, en su libro En busca del sentido humano, cuenta cómo algunos de sus compañeros de cautiverio en un campo de concentración nazi perdieron literalmente la vida al perder el sentido de un objetivo y una misión en sus vidas. Un compañero del campo de prisioneros le explicó al doctor Frankl, un sueño, le explicó que le liberarían el 31 de marzo de 1945. Esto se convirtióen su única razón de vivir, su único propósito en la vida. Víctor Frankl nos explica así la liberación:
El 29 de marzo, se puso clínicamente enfermo y le subió mucho la temperatura. El 30 de marzo, el día en que su profecía le había dicho que acabarían para él la guerra y el sufrimiento, empezó a delirar y perdió la conciencia. Murió el 31 de marzo. Todas las apariencias exteriores parecían indicar que había muerto de tifus... La causa profunda de la muerte de mi amigo fue que no llegó la- liberación esperada y que eso le produjo una desilusión terrible. Eso redujo considerablemente la resistencia de su organismo a la infección tifoidea latente. Al paralizarse su fe en el futuro y su voluntad de vivir, su cuerpo cayó víctima de la enfermedad... y con ello se cumplió la profecía.

Frankl habla una y otra vez de prisioneros que morían cuando ya no tenían el sentido de un objetivo vital. Él mismo opinaba que su propia supervivencia era conse¬cuencia directa de ese sentido de objetivo en la vida, que era el de explicar su historia a toda la humanidad. Él sabía que debía sobrevivir para cumplir ese propósito personal. Ese deseo le dio una fuerza que nunca había creído tener.
Aunque se trate en este caso de una situación excepcio¬nal, sirve para ejemplificar lo poderoso que puede ser el sentido de objetivo en la vida para el ser humano. Puede que no esté en juego su propia supervivencia personal en términos de vida o muerte, pero puedo garantizarle que su estabilidad emotiva, sus sentimientos de dignidad y felici¬dad, junto con su sentido del compromiso, están claramen¬te ligados al hecho de tener una sensación de valor, de significado y de objetivo en la vida. Y este sentido debe ser algo que siente usted desde dentro, en vez de tenerlo conectado a alguien o a algo externo a usted.

POR QUÉ LA MAYORÍA DE LA GENTE NO TIENE UNA VERDADERA SENSACIÓN DE OBJETIVO VITAL: EL "METRO DECISIVO"

Si piensa usted que hay fronteras fijas entre vida y muerte, siendo la distancia total entre esos dos puntos exactamente de un kilómetro y medio, tendrá usted una imagen visual de toda su vida. Esa extensión puede recorrerse de varios modos, pero al final de ella se encon¬trará usted con ia muerte, lo mismo que el resto de los seres humanos que han vivido en este planeta. Su kilómetro y medio de vida tiene mil quinientos metros en total. Toda la instrucción que ha recibido, su experiencia, los objetivos y proyectos educativos están destinados a ayudarle en los primeros mil cuatrocientos noventa y nueve metros. Esa es la parte más amplia de su vida y las normas para esta parte de su vida son muy distintas, muchísimo, de las que rigen en ese último metro decisivo.
En la parte mayor (1.499 metros) del kilómetro y medio Je su vida, las normas se relacionan con seguir adelante, competir con los demás, ganar dinero, crear una familia, ahorrar para el futuro, esforzarse, con la movilidad hacia arriba, los ascensos, la adquisición de una cultura, el aprendizaje de las reglas del juego y el dominio en términos generales de-todas las técnicas necesarias para poder funcionar en una cultura externamente orientada como la nuestra. Ese metro que queda, esa pequeña fracción restante, representa un tipo completamente dis¬tinto de realidad, en que las reglas son completamente distintas. El metro crítico es un sector muy importante de su vida, pues simboliza el significado de ésta, pero sus "entrenadores" y educadores y usted mismo se han limita¬do prácticamente a ignorarlo. Ese último metro representa su sensación de tener un objetivo en la vida, el sentimiento de su propia dignidad y su propio valor, de su condición de ser vivo y de su significación como ser humano único, y el auténtico motivo de que esté aquí en primer término. Para cubrir como se debe ese metro crítico, hace falta un programa distinto de normas y directrices que no tienen, en realidad, aplicación en esa otra parte más larga del kilómetro y medio de su vida.
Todo este libro trata de ése metro crucial, la parte de su vida que usted y sus mentores prácticamente han menos¬preciado. En ese metro crítico, las reglas son internas, no se relacionan con la necesidad de esforzarse ni con la movili-dad ascendente; se relacionan con su sentido de la autoesti¬ma, más que con mirar por encima del hombro a los demás para ver lo que destaca uno. Se refieren a la plenitud personal desde dentro y a la confianza en las señales internas, más que a la acumulación de cosas externas.
La sensación de un significado y un objetivo en la vida que lleva a controlar ese metro crítico, las reglas son internas, no se relacionan con la necesidad de esforzarse ni con la movilidad ascendente; se relacionan con su sentido de la autoestima, más que con mirar por encima del hombro a los demás para ver lo que destaca uno. Se refieren a la plenitud personal desde dentro y a la confian¬za en las señales internas, más que a la acumulación de cosas externas.
La sensación de un significado y un objetivo en la vida que lleva a controlar ese metro crítico ha sido en general ignorada en pro del aprendizaje de las normas necesarias para esa otr;i parte mayor. Pero la parte mayor pasa a carecer casi por completo de valor si no puede desviar el sentido de su vida de esas reglas que sirven para triunfar en nuestra cultura canalizándolo hacia las reglas que pueden ayudarle a tener una sensación positiva de sí mismo, mientras controla, al mismo tiempo, todas las cosas que le plantea nuestra cultura externa diariamente.
No puede usted llegar a ser competente en algo que ignora. Y si rechaza las acciones y los procesos mentales que pueden llevarle a lograr esa sensación de objetivo en la vida, seguirá usted dando vueltas en ese otro gran sector de su vida, el que le permite alcanzar el "éxito" externo, pero que le deja insatisfecho. Tener una sensación de objetivo en la vida es algo inseparablemente relacionado con el hecho de convertirse en un individuo Sin Límites, con el hecho de correr riesgos y de perseguir la satisfacción y la plenitud propias y rechazar la idea de ser un individuo que se comporta exactamente como todos los demás. Si intenta usted adaptarse, reglamentarse por normas externas o comportarse de cualquier otro modo negativo, nunca tendrá esa sensación de objetivo en la vida que es impres¬cindible para su estatus personal SZE /Sin Límites. Actuará usted de un modo que le proporcionará cierta aproba¬ción, le ayudará a ascender en la escala social y puede que incluso le permita enriquecerse, pero no lograra eliminar ese torbellino' interno hasta que tenga usted, como ser humano único, la sensación de estar cumpliendo activa¬mente su misión en la vida. Ese metro critico es la parte más importante del kilómetro y medio de su vida, y para sentirse pleno y satisfecho en ese último metro tiene que dominar una serie de reglas completamente distintas.
¿Por qué cree usted que hay tanto recelo en el mundo occidental y tan poca información respecto al zen, el taoísmo, la Meditación Trascendental y todas las filosofías oríentales? Porque la mayor parte de nuestra vida nada tiene que ver con lo que ofrecen esas fílosoñas. Ni siquiera tenemos palabras para describir ciertos estados que se dan por supuestos en la visión zen de la vida. No tenemos términos para describir la concentración total o esa con¬ducta de vivir intensamente en el instante presente. No hemos dado jamás con una palabra para describir ese estado en que la mente queda en completo reposo sin ninguna interferencia externa.


Resulta difícil describir la idea de la plenitud total en las lenguas del mundo occidental, sobre todo porque en ese anhelo nuestro, apresurado, competitivo, de línea de montaje, productor de úlceras, en ese afán nuestro de construir mejores ratoneras, hemos ignorado en general tales conceptos. Nuestro adiestramiento en el desarrollo del sentido interno y personal de objetivo en la vida y de paz interior es casi nulo. Nos han enseñado cosas externas durante tanto tiempo que resulta difícil hasta pensar en términos trascendentes. Nos han condicionado a pensar en términos locales, en fronteras y barreras, en vez de hacerlo en términos humanísticos y globales.
Los que han logrado articular su sensación personal de objetivo en la vida, han logrado siempre ese objetivo trascendiendo su propio yo, pensando en términos de toda la humanidad y en hacer de este planeta un lugar mejor para todos. La sensación que uno tiene siendo bueno con los demás, mejorando el mundo, mejorando la calidad
general de la vida, casi siempre la fuente de la sensación de un objetivo vital. Nos es difícil lograr como individuos una sensación de este tipo, porque hemos pasado por alto la verdadera fuente del sentido vital y nos hemos centrado, por el contrarío, casi exclusivamente en la vía estrecha, rígida e insatisfactoria de lo externo y de adaptarnos a un mundo apresurado y agobiante.

COMO LOGRAR UNA SENSACIÓN DE OBJETIVO VITAL

Lo primero que ha de hacer para conseguir una sensa¬ción de objetivo en la vida es invertir la relación de prioridad entre el metro crítico y los 1.499 anteriores. Ya es hora de dar preferencia a la tarea de convertir su sentido de un objetivo en la vida en el propósito del sector mayor de su vida, y de reducir toda la conducta y el pensamiento externos a un metro necesario aunque insignificante de su vida. Cuanto más se centre usted personalmente en las nuevas normas, en convertirse en una persona Sin Limites, con todo lo que eso abarca, más empezará a experimentar una verdadera sensación de misión en su vida. Su yo interno lo experimenta usted y sólo usted. Nadie puede meterse detrás de sus globos oculares y ser usted. Debe sentirse satisfecho consigo mismo y con lo que está hacien¬do, porque si no tendrá esas sensaciones desmoralizadoras de aburrimiento, tedio y vaciedad que se producen cuando convierte la porción mayor del kilómetro y medio de su vida en esa parte externa y deja como único dominio de su yo interno el metro restante.
Habrá leído muchas veces cosas sobre personas que han estado al borde de la muerte y han salido de la experiencia con una filosofía de la vida completamente nueva. Puede tratarse de un dinámico ejecutivo que ha sufrido un ataque cardíaco o de una persona que ha salido ilesa de un grave accidente en el que estuvo a punto de perecer. Cuando la gente ha experimentado cosas así, casi siempre su vida experimenta un cambio, de modo que el viejo "metro crítico" pasa a convertirse en los 1.499. En otras palabras, para que los individuos centren sus vidas en ese sentido de objetivo y de significado, hace falta que pasen por una experiencia decisiva.
Esos individuos renovados suelen abandonar su vida precipitada de antes. Suelen buscar otros medios de ganarse la vida menos gravosos, y empiezan a pasar más tiempo con sus seres queridos. Es frecuente que empiecen a dedicar su vida a las cosas que les satisfacen plenamente, y decidan relajarse más, disfrutar más tiempo de la maravilla de estar vivos. Su contacto con la muerte es el catalizador que les permite renovarse y convertir sus vidas en algo más de lo que eran anteriormente.
No tiene por qué pasar por semejante experiencia para empezar a cultivar la sensación de un objetivo vital. Puede tomar la decisión de vivir significativamente todos los días por la simple razón de que eso le hará más feliz, más eficaz y, sobre todo, un ser humano más satisfecho. Equivale a darse usted permiso para vivir su propia vida del modo más gratificador para usted y para las personas que ama. Conformarse con menos es aceptar el razonamiento negati¬vo de que no puede cambiar porque ya ha invertido demasiado tiempo y demasiadas energías en su viejo estilo de vida. En realidad, no tiene siquiera que alterar su for¬ma de vida para que su existencia adquiera mayor signifi¬cado. Lo que tiene que hacer es prometerse (y cumplirlo en sus nuevas acciones) que va a esforzarse por cambiar personalmente su actitud de modo que experimente ese sentido básico de un objetivo en la vida del que carece la generalidad de los miembros de nuestra cultura.
Si construye usted una casa que se cimente en un solo sistema de apoyo y ese apoyo concreto se desmorona, toda la casa se desmoronará. ¡Lo mismo es aplicable a usted! Si edifica toda su vida alrededor de una persona, una activi¬dad, un trabajo o de un solo sistema de apoyo de cualquier tipo, y ese apoyo concreto desaparece, se derrumbará usted como lo haría la casa del anterior ejemplo. Lo que ha de hacer para sentirse seguro es tener habilidad suficiente para cambiar de marcha, para apoyarse en sí mismo y para extraer significados y sentidos de toda una variedad de actividades. No es recomendable intentar obtener todo el sentido de objetivo vital de una sola persona o de una sola actividad. El individuo Sin Límites es capaz de sentirse creadoramente vivo casi en cualquier situación. No necesi¬ta atrincherarse en territorio conocido o hacer sólo cosas que esté ya acostumbrado a hacer. No tiene por qué andar siempre con sus amigos íntimos para sentirse satisfecho. Todo lo que sea capaz de hacer un ser humano es fuente potencial de gratificación humana y de sentido vital, siempre que el individuo sepa modificar esas viejas pautas de pensamiento que le conducen a un estilo de vida insatisfactorio.
Puede sentirse a gusto si pasa un rato con su hijo en el salón, o puede utilizar ese tiempo como una oportunidad para sentirse aburrido, marginado y distante. La elección siempre le corresponde a usted. Puede hallar milagros en cualquier lugar, o puede buscarlos interminablemente. Abraham Maslow escribió estas palabras sobre los mila¬gros: "Estar buscando milagros en todas partes es para mí un indicio seguro de que se ignora que todo es milagroso". Captar esta verdad fundamental es esencial para convertirse en un individuo con un sentido de objetivo en la vida. Si deja usted de situar el significado de su vida en individuos o acontecimientos exteriores a usted, y mira el mundo con ojos nuevos (es decir, con una visión que le permita tener un objetivo en todas sus actividades), habrá dado el primer paso para tener un auténtico sentido de objetivo vital propio.

ACEPTE EL CAMBIO COMO UNA FORMA DE VIDA

La mayoría de las personas temen los cambios. Se mantienen en el mismo lugar no porque no sepan funcio¬nar en un medio nuevo sino porque les intimida el proceso concreto de cambio. Sin embargo, puede estar absoluta¬mente seguro de una cosa: ni usted ni nadie puede mantenerse siempre igual. Todos cambiamos. El cambio es la base misma de la vida. Si no cambiásemos, nos queda¬ríamos todos exactamente donde estamos. No habría crecimiento, no habría vida, no habría muerte, no habría nada si el cambio no estuviese incorporado a la raíz misma de nuestra humanidad. Nos guste o no, el cambio es parte importante de nosotros mismos. Si quiere poseer esa sutil sensación de objetivo en la vida, tiene usted que identifi¬carse plenamente con el concepto mismo de cambio, y aprender a darle la bienvenida en vez de temerlo. Apren¬der a darle la bienvenida al cambio puede ser un gran paso en su vida. No hay duda de que el individuo se va sintiendo gradualmente cómodo con su entorno en el que sabe lo que le espera cada día. Se siente una especie de seguridad externa al poder predecir parte de la propia vida. Pero cuando esa posibilidad de predecir se convierte en una parte demasiado amplia de su vida, crea esa sensación de vacío que resulta tan dañina para su plenitud personal como ser humano. Llegar a una situación en la que pueda tener una dosis saludable de previsión y estabilidad con la posibilidad añadida de novedad y cambio, es básico para que empiece a apoderarse de usted la sensación de tener un objetivo en la vida. Si se da usted permiso para probar nuevas experiencias, para correr riesgos y, sobre todo, para hacer las cosas que usted cree que son importantes, prescin¬diendo de la opinión de los demás, su vida diaria tendrá cada vez más significado y contenido.
Nuestro mundo es un lugar que cambia muy de prisa, y que exige personas para quienes el cambio no constituya una amenaza. Muchos de los trabajos que tiene hoy la gente ni siquiera existían hace diez años. Hacen falta seres humanos capaces de cambiar, que se sientan cómodos con lo desconocido y que puedan ensayar cualquier cosa, porque si no no podremos conseguir que este mundo funcione de modo que satisfaga las necesidades de todos los que lo habitan.
Usted es parte de este mundo en rápido cambio. No está aislado del resto de los habitantes de este lugar. Forma usted parte integrante de ese proceso de cambio. De hecho,hasta cuando está usted leyendo este libro está cambiando. Sus células cambian. Usted tiene un aspecto distinto cada día, tiene actitudes, distintas de las que tenía hace unos años. Lleva un corte de pelo distinto; lleva ropa nueva que en otros tiempos le parecía rechazable y que ahora usa con orgullo como sus mejores prendas. Se permite asistir a funciones que en otros tiempos le parecieron impropias, y habla con un vocabulario distinto del que utilizaba en otra época de su vida.
Y también mañana será usted distinto. Llevará ropas distintas, utilizará nuevas palabras de moda, asistirá a otros espectáculos, apoyará puntos de vista políticos distin¬tos, etc., etc. En cuanto admita usted que el cambio es la condición inevitable del ser humano, se sentirá más inclinado a agradecerlo en los sectores significativos de su vida personal. Si logra usted acostumbrarse a la idea de que el cambio es maravilloso en vez de ser algo que hemos de eyitar, iniciará la vía hacia conductas nuevas, estimu¬lantes y arriesgadas que darán un sentido a su vida antes de que se dé cuenta siquiera.
Suelen abordarme individuos que tienen estas preocupa¬ciones respecto a mi persona, y que las expresan con estas frases típicas: "Wayne, espero que no cambies aunque te hagas famoso". "No dejes que la fama te haga cambiar, Wayne." "No eres la misma persona de otros tiempos; antes venías a verme, pero ahora que eres famoso ya no vienes." Se trata de individuos que expresan su temor al cambio. La gente cambia, por supuesto, y pasa a dejar de hacer lo que hacía antes. Uno no va a estar siempre en la misma posición, por supuesto..En vez de temer ese cambio, yo lo agradezco. Aunque no desee convertirme en un individuo engreído o presuntuoso, o cualquier otro estereo¬tipo que pueda aplicarse a un escritor de éxito (o a un pintor o a un músico), tampoco me interesa seguir siendo siempre exactamente igual.
El famoso cantante de ópera Beverly Hills lleva una joya en la que hay estas iniciales grabadas: "E. Y. L. H." Cuando le preguntan sobre algo que está haciendo y que constituye un cambio, como abandonar el escenario y pasarse a la producción, muestra a sus detractores la inscripción, cuya traducción es: "Eso Ya Lo Hice". Para un individuo que funciona a pleno rendimiento, haber hecho ya algo es razón suficiente para pasar a otra cosa. En vez de repetir interminablemente lo que ya ha dominado y experimentado, el individuo con sentido de objetivo vital, se adentra en territorios nuevos e inexplorados. Esta especie de voluntad de tolerar e incluso agradecer el cambio le asegurará la sensación renovada de objetivo y propósito casi todos los días de su vida.
Para los autoritarios, el cambio constituye una amenaza. ¡El individuo Sin Límites lo agradece! Esa es la diferencia que existe entre ser capaz de funcionar con eficacia prácticamente en cualquier situación y sentirse alterado e inmovilizado siempre que el desenlacé es incierto. Para sentirse cómodo con el cambio, el individuo ha de empezar sintiéndose cómodo consigo mismo. Cuando uno empieza a sentirse más en paz consigo mismo, se siente cada vez menos amenazado por nuevas circunstancias porque con¬fia poder resolver cualquier problema que pueda surgir. Quien evita el cambio es la persona insegura que siempre duda de sí misma y se pregunta si será capaz de resolver cualquier problema nuevo que se plantee. Es más cómodo seguir en el ambiente familiar, en territorio ya explorado, y saber siempre exactamente lo que puede pasar.
Ser un individuo Sin Límites significa estar deseoso de convertirse en un aventurero, de ensayar conductas nue¬vas, de conocer a nuevas personas, de explorar lo descono¬cido y no sólo sentirse cómodo en un medio cambiante sino agradecer concretamente la presencia de lo misterioso y lo desconocido: disfrutar yendo a sitios nuevos, emocionarse ante la perspectiva de estar en un territorio nuevo y desconocido.' Los individuos Sin Límites buscan continua¬mente nuevas empresas, nuevas tareas. No quieren que todo siga igual. Están dispuestos a cambiar de trabajo sin sentir miedo interno a que las cosas sencillamente no resulten. El individuo Sin Límites parece mantener una actitud de confianza interna, de seguridad en que podrá resolver cualquier cosa que se plantee y de que no hay ninguna ventaja especial en el hecho de que las cosas sigan siempre igual.
En la persona .Sin Límites, sentirse cómodo con el cambio no sólo se manifiesta en que agradece los medios nuevos y distintos sino en que se permite adaptarse también a ellos. No se aferra a las viejas creencias cuando ya no son aplicables ni útiles. Al individuo Sin Límites no le interesa seguir siendo el mismo toda la vida. No se siente amenazado por el hecho de pensar ahora de forma comple¬tamente distinta de como pensaba antes. El individuo Sin Límites está absolutamente dispuesto a admitir que los viejos valores y actitudes ya no sirven, que las viejas ideas pueden desecharse definitivamente si ya no resultan útiles. El individuo Sin Límites tiene capacidad intrínseca para decirse que es preciso un cambio de opinión, y no siente remordimiento alguno por el hecho de que las viejas actitudes no sean ya útiles.
Los individuos que funcionan plenamente, como están siempre explorando territorios nuevos y vagando por lo desconocido, continuamente tropiezan con ideas y actitu¬des nuevas. Guando abordan algo nuevo, lo hacen desde una actitud amplia y abierta, sin tener nada en concreto que ganar o que perder; viendo sólo lo nuevo en sí, como es. Esta actitud abierta les permite agradecer el cambio, porque a través del cambio encuentran siempre novedad e innovación. Por el mismo motivo, el individuo con estre¬chez de miras se resiste al cambio porque el cambio pone en peligro su atrincheramiento frente a la vida. Verá usted con frecuencia a individuos SZE/Sin Límites trabajando en pro de reformas, y verá a los autoritarios aferrarse a lo viejo, aunque lo viejo y conocido ya no funcione. Verá que muchas personas que tienen miedo al cambio votan contra la instalación de equipamiento nuevo en una fábrica porque no lo entienden, votan contra principios revolucio¬narios porque no están seguros de ser capaces de controlar lo nuevo e incluso siguen realizando tareas según procedi¬mientos anticuados que son claramente negativos, sólo porque no saben otra cosa y no se atreven a hacerlo de un modo nuevo.
El individuo Sin Límites está dispuesto a asumir los riesgos que supone el cambio (sobre todo el cambio social) y, aunque habrá muchos que se le opongan, sobre todo en las primera etapas, el resultado final será que la mayoría acabará dándole la razón. Las prácticas y costumbres hoy establecidas, como ir en traje de baño en vez de ir con más prendas a la playa, los derechos legales para los pobres, el derecho de voto, la educación para todos, los derechos civiles, los viajes aéreos, las comunicaciones vía satélite y casi todas las demás prácticas que consideramos normales, se consideraron alguna vez revolucionarias y peligrosas. La razón de que las hayamos aceptado es que alguien a quien el cambio le agradaba, que quería que el mundo mejorara y que en su interior se sentía seguro vagando por territorio inexplorado, aceptó asumir los riesgos y le atrajo y entu¬siasmó la innovación. Si desea usted tener más actitudes internas Sin Límites, deberá desear trabajar para sentirse más cómodo frente al cambio en su propia vida. Ensaye alguna de estas nuevas actitudes para ayudarse a lograrlo más de prisa.
• Haga algo que no haya hecho nunca. No lo valore, no lo analice en profundidad, no se pregunte siquiera por qué, limítese a ver si puede hacer algo nuevo y sentirse cómodo y a gusto en ello. Intente navegar solo si nunca lo ha hecho. Intente correr un kilómetro sin parar. Visite la Bolsa, escale una montaña, coma un plato insólito, haga el amor en el coche o cualquier otra cosa que sea nueva para usted. Intente cambiar para ver si le gusta. Si no lo intenta, estará tranquilo y seguro pero se sentirá menos pleno y no será capaz de afrontar esos cambios realmente importantes que han de producirse, esté usted preparado o no para ellos.
Procure hablar hoy con un desconocido. Mire a ver si puede dedicar cinco minutos a charlar con esa persona, dedíquele unos instantes de su tiempo. Al abrirse a gente nueva, aunque sólo sea unos minutos, ganará una expe¬riencia de incalculable valor en la tarea de superar algunos de esos miedos injustificados a lo desconocido. Yo he convertido en práctica de mi vida conocer por lo menos a una nueva persona al día. En los restaurantes, hablo con una camarera amistosa o con otro cliente un rato, y practico esa actitud abierta con ellos. Siempre resulta más fácil ignorar a los desconocidos, pero si se toma unos minutos, comparte un poco de sí mismo y aprende algo de ellos, resulta casi siempre una experiencia enriquecedora.
• Deje de luchar por que todo siga como siempre, usted incluido. £1 pasado feliz ya no existe; lo que existe es el presente y puede ser igual de feliz. Aferrarse a viejas creencias y recordarse y recordar a otros cómo eran las cosas antes sólo sirve para no gozar el presente y para resistirse cada vez más al cambio. Cari Sandburg escribió sobre el pasado feliz: «Hay a veces viejos sentados junto a la salida de la vida que dicen: "En aquellos tiempos había gigantes."» No espere usted a estar juntó a la salida de la vida para vivir.
Acepte el cambio como algo inevitable aunque no le agrade. Nada se mantiene igual en este planeta en perpe¬tuo giro. Las nuevas ideas, las nuevas actitudes, costumbres y valores no son indicio de que el mundo se esté desmoro¬nando. Son los ingredientes mismos de lo que hace que sea tan sensacional estar vivo. Los cambios se producirán piense usted lo que piense de ellos, así que ¿por qué no ser un individuo que se permita experimentar esos cambios tranquilamente en vez de combatirlos todos los días? Cuanto más practique usted el disfrute de lo desconocido, la investigación de lo insólito y el correr riesgos, más se enriquecerá su vida. El aburrimiento nace de la monotonía y de la rutina. La sensación de tener un objetivo y una misión en la vida nace de lo nuevo y lo diferente y de la aceptación del cambio. ¡Elija!

LA IMPORTANCIA DE LA ESPERANZA Y LA CONFIANZA PERSONALES

En la versión cinematográfica de un libro maravilloso titulado Un nombre llamado Intrépido, unos oficiales alemanes nazis hablan con una joven a la que han detenido como espía de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Uno de los oficiales, para convencer a la espía que no tiene absolutamente ninguna posibilidad de escapar y que debe colaborar con ellos para ahorrarse muchos sufrimientos innecesarios, utiliza estas palabras, intentando que aban¬done su obstinada resistencia a hablar: "Sin esperanza, nos convertimos en criaturas desquiciadas y lisiadas". Pero ella ha elegido como misión vital proteger a sus camaradas de espionaje y mantiene el silencio y la espe¬ranza.
Si uno pierde la esperanza y empieza a sentirse atrapado por las circunstancias de su vida, cae pronto en el descon¬cierto y la impotencia interna. Empezamos a sentirnos deprimidos, como si nuestro entorno vital nos encarcelase, y cuanto más permanecemos en esta situación, más ago¬biante resulta. Al final, desaparecido todo sentimiento de esperanza, el individuo empieza a deteriorarse, primero mentalmente y también físicamente luego. Pero pensemos en la palabra "esperanza". Es puramente un proceso mental, que puede usted decidir desterrar de su vida o aceptar con agrado como elemento habitual de su persona¬lidad. Aunque le he animado a ser un individuo del momento presente, aún puede disfrutar más esos momen¬tos presentes sintiéndose esperanzado y animoso. Puede considerarse con habilidad suficiente para escapar de cualquier trampa que se haya impuesto, y este ejercicio de sentir esperanza hará más intensos sus momentos presentes.
Tener esperanza equivale a decir que uno tiene confian¬za en sí mismo. Ambas cosas son inseparables. Esperanza significa creer que puede utilizar usted sus propias energías creadoras para mejorar su vida. Para lograrlo, necesita confianza, y ésta sólo nace de la acción, no del deseo o de la meditación. La esperanza es la parte mental, la confianza la parte activa y práctica, la conducta. Y debe empezar usted por aceptar la idea de que siempre hay esperanza. Sean cuales sean las circunstancias, siempre puede elegir pensar con esperanza y eso le ayudará a seguir conductas de seguridad y confianza. Los prisioneros de guerra que sobrevivieron, subrayan la importancia de la voluntad de pensar siempre con esperanza. William Nichous, que fue rescatado después de estar preso más de tres años en una selva venezolana, donde unos rebeldes le hicieron vivir en condiciones muy primitivas, atribuyó su supervivencia a no haber abandonado nunca la esperanza y a haber vivido día a día.
La esperanza depende de usted y nace de decidir confiar en sí mismo y de no rebajarse nunca como ser humano único y lleno de sentido. Se alcanza la esperanza decidien¬do tenerla, ¡eso basta! No existen formulas mágicas, no existe ningún medio secreto para lograrla. Basta que decida que no se dejará apabullar por nada externo a usted: que asumirá la responsabilidad de cambiar su vida si no es satisfactoria, que lo hará sean cuales sean los riesgos que hacerlo conlleve. Cuando traduzca usted luego su resolución en acciones, que decida personalmente, hará precisamente lo que le llevará a obtener la sensación de que la vida tiene un objetivo y un significado. Las cosas no significan por sí lo mismo para todos y descubrirá lo que son para usted en la acción, no en la queja y el inmovilis-mo. Quizá su vecino se sintiese muy satisfecho siendo pastor de ovejas, y puede que a su hermana le gustase tener una librería y atenderla ella, a sus padres podría encantar¬les viajar, su hermano podría sentirse realizado e investi¬gando como abogado un caso fascinante, y quizás a usted no le atraiga ninguna de esas cosas. Pero descubrirá qué es lo suyo en cuanto deje de buscar y se permita probar cosas nuevas. No surgirá de una actividad única concreta; aparecerá cuando se conceda usted la oportunidad de experimentar, de correr riesgos, de tener esperanza y de no temer nunca el triunfo. Esta actitud de temor ante la posibilidad de triunfar es uno de los mayores obstáculos para lograr tener un sentido de misión y objetivo en la vida.

NO TEMA SU GRANDEZA

Hay muchos que temen su grandeza y, así se conforman con mucho menos de lo que consideran satisfactorio e importante. Están dispuestos a aceptar ser mediocres porque parecen incapaces de mostrar esa sensación de
orgullo interno y de tener un objetivo en la vida que les permitirían ser grandes. Abraham Maslow llamaba a esto el síndrome: "¿Quién? ¿Yo?".
Si preguntase usted a un niño si será un gran ser humano, es probable que conteste: "¿Quién? ¿Yo?". Cuando hablo con jóvenes que van a empezar medicina, derecho, arquitectura o cualquier otra profesión, les pregunto qué nivel quieren alcanzar en esa profesión. ¿Será el médico que logre curar el cáncer? ¿Será el abogado que luche por que haya justicia para todos? ¿Proyectará el edificio más importante del mundo? ¿Aca¬bará con el hambre en el mundo? ¿Alcanzará el nivel máximo alcanzable en un área determinada?
La respuesta es ésta casi siempre: "Yo sólo quiero ganarme la vida. No quiero cambiar el mundo".
Es precisamente esa actitud la que nos veda la sensación de tener objetivo en la vida. Si lo único que hace usted en su trabajo es ganarse la vida, ir a trabajar porque es algo que debe hacer sin remedio, pronto se sentirá vacío y sin objetivo en la vida. Si no va a resolver usted la crisis energética, ni a curar el cáncer, ni a librar al mundo del hambre, ni a acabar con la injusticia, ni a contribuir en general a la resolución de nuestros numerosísimos proble¬mas sociales, ¿quién lo hará? Le diré quién. Esas personas que están seguras de tener un objetivo en la vida. Esas personas que, trascendiendo su propio ego, su propia necesidad de "adaptarse", han superado lo que la mayoría de la gente piensa de su vida. Las personas que se han dedicado a cambiar las cosas, a procurar que su vida y las de quienes les rodean se despliegan al máximo nivel, ésos serán los que actúen con una sensación de objetivo y de misión en la vida. Se mostrarán activos, interesados, ilusionados y entusiasmados con lo que hacen. Además, operarán basándose en sus señales internas, confiando en sí mismos y guiando sus vidas desde una perspectiva de importancia y no de indiferencia y de rutina. Ésas son las personas Sin Limites de las que he hablado a lo largo de este libro.
Puede decidir usted ser parte del problema social o ser uno de los que solucionen conflictos y problemas. Depende de usted. Puede usted rebajar su perspectiva, rechazar toda autoimagen de grandeza y vivir por la vía más "segura" de ganarse sólo la vida... yo le garantizo que nunca experimentará esa sensación He objetivo en la vida que desea tan desesperadamente. No tiene que ser un reformador social para sentirse pleno; pero ha de tener la sensación interna de hacer cosas que importan realmente. Y 16 de "importan realmente" equivale a su propia sensación de plenitud al colaborar para que este mundo sea un lugar mejor para algunos más si no es posible lograr que lo sea para todos.
Todos tenemos capacidad por la grandeza en nuestro interior. La mayoría nunca nos permitimos pensar en ella. Resulta amenazador recordar la necesidad de correr riesgos y de actuar en vez de hablar. En consecuencia, los individuos suelen huir de su propia grandeza. Abundan las actitudes de defensa, y son muchos los que se limitan a "conformarse con menos". Cuanto más se incline usted a "conformarse con menos", más se permitirá eludir esa sensación de objetivo en la vida que este capítulo (en realidad todo el libro) pretende ayudarle a lograr.
La gente considera mucho a esos seres humanos que han alcanzado la grandeza y se maravilla de su superioridad. Piensan que Leonardo da Vinci, Copérnico, Alejandro Mag¬no, Juana de Arco, Sócrates, Lincoln o Madame Curie son individuos sobrehumanos. Tienden así a olvidar que Sócrates y Leonardo tuvieron que debatirse con los mismos pensamientos, dudas, angustias y temores que ellos. No eran individuos superiores. Eran seres humanos como usted, salvo que ellos actuaron, practicaron, ejecutaron. Superaron sus propias actitudes del tipo: "¿Quién? ¿Yo?" y optaron por ser "activistas", por hacer en vez de cavilar, y acabaron siendo idolatrados.
Le resultará útil imaginar que es Sócrates, imaginar que valora su filosofía como ser humano y está dispuesto a correr los riesgos que supone oponerse a los valores estable¬cidos. Los tiempos son distintos, pero la humanidad de usted es igual que la de Sócrates o la de cualquier otro ser humano que lograra algo antes que usted. La solución para su falta de objetivo en la vida es permitirse tener en cuen¬ta su propia grandeza personal.
¿Cómo se siente cuando está con gente a la que conside¬ra superior? ¿Prefiere sentirse empequeñecido cuando está con ella? ¿Tiembla ante la idea de relacionarse con un gran pensador? Las actitudes de este tipo son frecuentes cuando el individuo "medio" reacciona frente a los que logran destacarse y superarse. Pero todo depende una vez más de su autoimagen, de cómo decida usted verse a sí mismo. Si se compara con un genio y le parece que es usted inferior, no permitiéndose nunca pensar en términos trascendentes, se sentirá siempre incómodo frente a si mismo. Es un círculo vicioso. Todo sentimiento de "deficiencia" perso¬nal que le mantenga inmovilizado no es sino un ingredien¬te más de eso que le impide alcanzar una sensación de objetivo vital.
Piense a lo grande. Imagine que es usted grande y fantástico y dése permiso así para lograr esa sensación de objetivo en la vida que quizá le haya eludido hasta ahora! Si huye de su propia grandeza y opta por la rutina y por la sensación de ser una persona incapaz, es que teme usted en realidad su propia perfección como ser humano. Ya analizamos la dinámica del hecho de permitirse sentirse perfecto y aun así ser capaz de desarrollarse y crecer. Eso es también aplicable aquí. Todas sus debilidades personales, sus sentimientos de impotencia, su voluntad de "adaptar¬se", de conformarse con lo que ha llegado a ser, son componentes de sus sentimientos generales de falta de objetivo real en la vida. Para liberarse de ese sentimiento y para superar sus propios sueños de grandeza, debe perca¬tarse exactamente de cómo enfoca personalmente la vida de este planeta en su conjunto, incluyendo la propia.

CONSIDERE LA VIDA TODA COMO ALGO SAGRADO

Tener un sentido de objetivo en la vida supone una sensación de compromiso con la vida en su conjunto, en todas sus formas. El individuo que piensa y actúa Sin Límites creé con firmeza en el carácter sagrado de todas las cosas vivas. La cualidad más importante de la vida es el valor de la propia vida, y a los individuos Sin Límites les resulta excesivamente doloroso ver que se trata irrespetuo¬samente a cualquier persona o a cualquier animal. Todo ser humano posee una dignidad intrínseca, por eso raras veces vemos a un individuo SZE /Sin Límites criticando a otro o abusando de él. Si habla usted con individuos SZE no les oirá hablar con crueldad de otros. Ellos no son jueces, y no pierden el tiempo espiando a otros para poder hacer luego comentarios maliciosos.
Por el contrario, el individuo SZE /Sin Límites hablará generalmente de ideas. No se centra en lo que sus vecinos están haciendo, y no se fija apenas en lo que llevan puesto, en lo que compran, en lo que consumen. Tiene la firme creencia de que los individuos merecen respeto y tienen dignidad y, en consecuencia, espera que los demás le traten como a un ser digno e importante, porque así se ve a sí mismo y así es como consigue tener esta sensación de objetivo en la vida. Debido a su profunda entrega a sus objetivos vitales, suele ser en general una persona muy ocupada, un individuo siempre activo y siempre interesado por lo que le pasa en la vida.
Comprobará usted que las otras personas se alegran de estar con los individuos Sin Límites, pues éstos parecen tener cualidades muy especiales que les hacen atractivos para los demás. Si los demás les buscan es porque son sinceros y procuran decir exactamente lo que piensan y, en consecuencia, los demás tienden a agasajarlos, otorgándo¬les a menudo atributos excelsos y tratándoles como gente muy especial. Son individuos estimulantes porque sus vidas constituyen un ejemplo, y lo mucho que estiman la vidas anima a los que tienden a ser menos amables. Como a los individuos SZE /Sin Límites no les interesa en realidad ser mezquinos, los que les rodean pronto cambian sus conduc¬tas por otras más inteligentes y más humanas.
Los individuos SZE /Sin Límites tratan a todo el mundo con atención especial, y tras haber pasado algún tiempo
con una persona de este tipo acabará sintiéndose usted también muy especial y único. Disfrutan siendo originales y tratan a los demás como si fuesen individuos sin par, no por halagarles hipócritamente sino porque saben ver de veras el carácter único de cada persona que conocen. Ellos saben que hay otros individuos en el mundo que intentan lograr que todos se adapten y sean iguales entre sí, por eso procuran ser individuos en todo lo qué hacen. No aceptan ser conformistas sólo por seguir la corriente y están dispuestos a soportar la oposición de otros por el hecho de que hayan decidido pensar y actuar como individuos.
En consecuencia, respetan de modo espontáneo la dignidad individual de todos los demás. No juzgan a la gente por cualidades superficiales, ni califican a un ser humano de malo sólo porque pueda haberse comportado mal. Saben perdonar enseguida a los que han aprendido de sus errores sin guardar rencor y no les cuesta trabajo dar una segunda oportunidad a los demás. El poeta norteame¬ricano E. E. Cummings escribió este pequeño poema que resume la importancia que adjudica el individuo SZE/Sin Limites al hecho de ser un individuo y oponerse a toda tentativa de adaptación a la uniformidad:

Ser sólo uno mismo
en un mundo que hace lo posible
noche y día por
hacerte como todos los demás
es afrontar
el combate más duro
que pueda afrontar un ser humano
y no dejar
la lucha nunca.

El individuo SZE /Sin Límites no es nunca una marione¬ta que se limite a actuar .como todos los demás. Nadie puede convencerle de que vote en bloques, o de que se comporte como seguidor fanático de un equipo deportivo o un grupo musical. Se respetan demasiado a sí mismos para dejarse encasillar en cualquier categoría artificial. No están ni a favor de los patronos ni a favor de los trabajado-res, sino a favor de la humanidad, y expresan sus opiniones sobre cualquier tema de acuerdo con lo que sienten y creen, no como se espera que sientan o crean. Piensan por su cuenta en toda circunstancia y no aceptan que les traten como pequeñas partes de un gran todo. Votan según su conciencia y respetan el derecho de los demás a hacer lo mismo.
No intente usted "compartimentar" a un individuo SZE; en el momento en que crea que le ha clasificado usted, dará la vuelta y se comportará de un modo total¬mente, inesperado. Pero si usted le emulase, si deseara hacerlo, he aquí varias formas de empezar.
 


Vigílese en las conversaciones. Procure no hablar de nadie en términos negativos, y no se deje seducir por el placer malévolo de mostrarse chismoso y crítico. Elimine de su vocabulario frases que pueden resultar calumniosas y no olvide que lo único que hace es engañarse convencién¬dose de que es superior por el procedimiento de rebajar a otros.
Si descubre que sus amigos y parientes se entregan a la conducta abusiva de hablar mal de otros, recuérdeles amablemente lo que están haciendo y niegúese en redondo a unirse al juego. Si muestra a otros que no le interesa centrarse en lo que hagan o no hagan individuos concretos, y no utiliza usted el sarcasmo, logrará ser más plenamente humano y ayudará al mismo tiempo a otros a limitar su propia conducta negativa.
Siga la tónica de respetar a todos los seres vivos, mostrando el mismo respeto por las otras vidas que por la propia. Si ve usted que una criatura necesita ayuda, tómese el tiempo necesario para ayudarla. Pronto verá que se siente mucho mejor siendo una persona que protege la vida en vez de destruirla. Este respeto a la vida puede ampliarse a todo el reino animal. Estamos aquí juntos, y cuando nos ayudamos entre nosotros a ser más indepen¬dientes y a estar más saludablemente vivos creo que cumpli¬mos uno de los principales objetivos de nuestra estancia aquí en primer término, es decir, de nuestra misión en la vida. Si adopta usted la actitud de considerar sagrada la vida, tendrá una sensación más autentica de misión y de objetivo vital y será, en consecuencia, un ser humano más feliz y más satisfecho consigo mismo.

EL SENTIDO FUNDAMENTAL DE SERVICIO O MISIÓN

Los individuos Sin Limites se diferencian de casi todos los demás por el hecho de estar entregados a una causa personal que trasciende su yo concreto. Este tipo de vigorosa entrega resulta difícil de comprender para la gente ordinaria. Significa ser capaz de emocionarse por lo que uno hace, sentirse vitalmente involucrado en el objetivo personal que uno se marque aquí en la tierra y sentir dentro de uno mismo que se está haciendo realmente algo positivo. Este "sentido de misión" satisface una necesidad interna y proporciona una arrogancia casi creadora en lo que se refiere a la importancia de lo que uno es y de por qué actúa como actúa.
Hablando con la gente que tiene una sensación de misión y de objetivo en la vida, he descubierto que casi todos obtienen sentimientos interiores de satisfacción por el hecho de hacer algo por otros. Cuando uno se comporta de un modo que sirve para ayudar a mejorar la calidad de vida de otro, a cualquier nivel, se obtiene la mayor fuente de plenitud y de satisfacción y la guía más segura para tener más sentido de misión vital. Al hablar con gente que ha cambiado de carrera en una época tardía de su vida, he descubierto que los que han pasado de algo como vender seguros (por ejemplo) a aconsejar a jóvenes con problemas, suelen manifestar un vigoroso sentido de misión. (Uno puede pasar también a vender seguros en una época tardía de su vida, por supuesto, y experimentar el mismo sentido de misión.) Y cuando les preguntaba por qué se sentían distintos, casi siempre respondían: "Ahora tengo la sensa¬ción de que estoy haciendo algo meritorio, algo digno".
Alcanzar un sentido de misión en la vida es casi como descubrir el sentido de la propia vida sin tener que entregarse a una búsqueda laboriosa. Es difícil que un individuo descubra tal sentido de misión si está totalmente aislado. Por el contrarío, es más fácil que aflore si uno se entrega a tareas, ideas y conductas concretas que presten algún servicio a otros. Percátese de cómo surge esa sensa¬ción especial y cálida de que los demás le aprecian cuando oye usted que lo que ha hecho ha ayudado a otro ser humano. Es esa sensación de cosquilleo en la columna vertebral, de satisfacción personal, cuando sabe usted que hace cosas que otros aprecian.
Yo experimento esa sensación siempre que recibo una carta de un lector al que le ha conmovido algo de lo que he escrito. Sé que he cumplido mi misión cuando la gente dice que ha cambiado para mejor, después de oír una charla mía por televisión o de leer un artículo mío. Hablo de algo muy personal cuando digo que cumplo con mayor vigor nii misión en la vida cuando sé que he mejorado la vida de otro ser humano. Todo está dispuesto de modo que yo pueda ayudar a otros a alcanzar un sentido personal y propio de la verdad, la belleza y la justicia. Cuando lo experimentan, también lo experimento yo. Y, pese al hecho de que no creo en realidad que necesite esa adula¬ción o esa aprobación, porque seguiré escribiendo y trabajando sin ella, sé también que me encanta saber que soy útil a los demás. Cuando tengo constancia de ello, me siento mejor que nunca.
Mi trabajo está fuera de mí en varios sentidos. No tengo mi "yo" enredado en él. Sé que lo que hago es de gran importancia y me entrego a ello de todo corazón, pero no tengo la sensación de que deba hacer eso personalmente para sentirme satisfecho conmigo mismo. Es casi como si me hubiese trascendido a mí mismo y me hubiese permiti¬do salir allí y hacer lo que me gusta hacer, y pudiese quedarme atrás a la vez y ver los resultados. No tengo la sensación de que deba hacerlo para justificar mi vida; en realidad, es al revés. Mi vida la justifica el hecho de que yo digo que lo está, y creo sinceramente que es cierto, a{ margen de lo que cualquier otro pueda decidir creer. En consecuencia, tengo libertad para actuar sin tregua y sin tener que demostrar nada. Cuando llego a este estado de ser capaz de hacer sólo lo que hago, de hacerlo bien, sin juzgarme ni valorarme, descubro que funciono al máximo nivel. Trascendiéndose a sí mismo y situando fuera de usted su misión vital, fluirá usted más libremente sin interferencias de otros ni de usted mismo.
Si enfoca su capacidad de considerar su trabajo o su conducta como algo que está fuera de usted y a usted como instrumento de su transferencia al mundo, el trabajo será algo inseparablemente ligado a valores cada vez más sublimes. Verá que .trabaja más por lo que vale ser un individuo que contribuye y que aporta algo que por dinero, aunque aceptará alegremente también la remune¬ración financiera. Sentirá la emoción de perseguir la verdad dentro de usted y de compartirla con otros. Serár sus valores más sublimes los que le estimulen. Estimará lo que hace por causas trascendentes.
Eso es en esencia el sentido de servicio o misión. Y tendrá de inmediato esa sensación de objetivo en la vida sí empieza a verse y a ver la vida con ojos nuevos. Puede que le interese seguir unas cuantas conductas concretas y algunos de los cambios de actitud descritos si le interesa de veras tener a diario la sensación de objetivo vital. No hay nada mágico en ello. Basta con que tome la decisión de que este día, hoy, practicará más conductas relacionadas con esa sensación de objetivo vital. Que no va a ser artificioso ni consigo mismo ni con los demás, y que va a consultar su voz interior para determinar lo que hará con su vida. Ensaye unas cuantas conductas de éstas para variar y mire a ver si le proporcionan sensaciones más intensas de tener un objetivo en la vida.

ESTRATEGIAS PERSONALES PARA TENER LA SENSACIÓN DE UN OBJETIVO EN LA VIDA Y DE SINCERIDAD CONSIGO MISMO

El sentido de objetivo vital no es, claro está, algo que pueda lograr automáticamente sólo porque ensaye unas cuantas estrategias nuevas. Cultivar ese sentido de objetivo en la vida exige una actitud general que es, a su vez, resultado de ser uno mismo, de consultar las señales internas, de entusiasmarse con el trabajo y de actuar como lo hacen las personas Sin Límites, según lo he descrito a lo largo del libro. Puede usted lograr esa sensación de objetivo en la vida si modifica radicalmente ciertas con¬ductas y adopta una actitud interna de estima personal, de significado y de sentido. Si quiere llegar a tener esa sensación maravillosa de un objetivo en la vida, si lucha por ser más aún un individuo Sin Límites, he aquí algunas técnicas que le ayudarán a acelerar el proceso:
Recuérdese que puede ganarse la vida de varias formas distintas. También, que no hay por qué seguir en el mismo trabajo o en la misma profesión sólo por haber invertido ya mucho tiempo en lo que está haciendo actualmente. Permítase hacer cualquier cosa y vagar por un territorio nuevo en su toma de decisiones profesionales. No acepte esa idea absur¬da de que es vocacionalmente inmaduro cambiar de traba¬jo o de carrera. Es estúpido y neurótico seguir haciendo co¬sas que no le producen satisfacción ninguna, teniendo como tiene tantas opciones. No olvide que cualquier cosa que le interese es" un medio posible de ganarse la vida y de saborear la vivencia que aporta el trabajo. Si disfruta haciendo algo, pero hay quienes le consideran inmaduro e irresponsable, tendrá que ignorar sus críticas si desea tener un sentido de misión y un objetivo en la vida: No puede ser siempre considerado y complacer siempre a todos los demás y sentirse bien consigo mismo; debe correr riesgos con frecuencia, los riesgos que pueden llevarle a adquirir su propio sentido de un objetivo en la vida. Corra esos riesgos e invite a sus seres queridos a unírsele, en vez de guardarles rencor por obstaculizar su crecimiento.
Sea entusiasta en cualquier cosa que decida emprender. Cuando aborda usted cualquier problema o una tarea personal cualquiera, con cierto entusiasmo por su tarea y por usted, tiene una sensación que es más profunda que el objetivo de lo que está haciendo y el de su vida en general. Los entusiastas son los que mantienen una actitud de alegría y emoción en la vida; la ven como un reto, y no se desalien¬tan por tener que hacer las cosas una y otra vez. Aceptan el hecho de que han elegido y realizan luego lo que han elegido con el mayor celo. Si emprende usted una tarea con la actitud adecuada, por muy desagradable que la considere, puede lograr que el tiempo que le dedique sea significativo y meritorio. He pasado muchas tardes agrada¬bles haciendo cosas que otros consideran aburridas y rutinarias. Trazar el plan de un capítulo puede ser emocio¬nante si uno lo enfoca según la perspectiva adecuada. Asimismo, limpiar la casa me resulta agradable en función directa de lo que disfruto con los resultados. Puedo sentirme muy bien cuidando del niño o pasando toda la noche ante la máquina para terminar algo en el plazo acordado. Y esto es así no porque yo sea especial, sino porque decido ser verdaderamente entusiasta en la vida. Y mi tiempo es la valiosa moneda de mi vida, a la que concedo un valor inmenso.
Sea espontáneo y confiado. No caiga en el error de creerse obligado a impresionar a otros. Procure contenerse si se ve a punto de presumir o ser mentiroso en cualquier sentido. Permítase ser todo lo natural que se sienta. Si quiere llorar en un lugar en el que otros prefieren reprimir las lágrimas, hágalo. Y si quiere reírse a carcajadas, pruebe a hacerlo y verá cómo su naturalidad se contagia. Cuanto más procure ser usted mismo, más probablemente sentirá que la vida tiene un sentido y un objetivo. Cuando presume usted o no actúa de modo natural, pierde la sensación de tener un objetivo en la vida, sobre todo porque en su interior se desprecia por ser tan poco serio. Y cuando uno se desprecia a sí mismo, nunca alcanza esa sensación de objetivo en la vida. Para poder sacar ese yo al mundo y para que sea productivo y útil, tendrá que estar usted en paz consigo mismo. Cuando uno se siente bien consigo mismo y actúa como resultado con naturalidad, ofrece al mundo un yo digno, y tiene la sensación de objetivo en la vida: cuando uno es quien es, sin barreras ni artificios.

Sea activo. Los activos suelen estar mucho más en paz consigo que los ociosos e inertes. Cuando hay muchos intereses distintos y muchas cosas diversas que hacer, y distribuye a su criterio descanso y trabajo, se siente mucho más útil y con más interés por la vida. Cuantas más cosas haga usted libre de la "enfermedad de la prisa", más querrá hacer. Y los que son capaces de hacer muchas cosas suelen estar más satisfechos que los que imponen límites rigurosos a su vida.

Déjese guiar por los valores interiores. Lo que más diferencia al individuo Sin Límites de la persona ordinaria es que vive y se guía por esos valores superiores de que he hablado a lo largo de las páginas de este libro. Busque una verdad suya, persiga belleza y justicia en su mundo. Insista en que le traten con dignidad, pida el bien en su vida en vez de aceptar mal. Cuando más opere desdé dentro, apoyándose en esos valores superiores a todos los demás, más significati¬va será para usted su vida.
No olvide que la carencia de verdad, belleza, justicia y dignidad es tan dañina como la falta de oxígeno y alimen¬to. Aunque el proceso patológico tarde un poco más en asentarse y manifestarse.

Decida usted lo que más estima de la vida. Luego, persiga activamente eso que estima, en vez de intentar adaptarse a un molde que no le interesa. Tiene usted perfecto derecho a querer lo que quiera, y no hay ninguna cosa o actividad que sea mejor que otra, a menos que decida usted creer¬lo así.

Sea en su vida un creador y rechace su tendencia a criticar a otros creadores. Cuanto más supere usted esa vieja tendencia a hablar en tono crítico de los demás, cuanto más utilice ese tiempo para hacer, para desarrollar cualquier actividad, más probable es que llegue a tener un sentido real de objetivo en la vida. Las murmuraciones y críticas pueden hacerle sentirse mezquino e inconsecuente, y ésos son los sentimientos que quiere erradicar del todo de su vida para llegar a obrar, sintiendo que tiene un objetivo vital.

Dése permiso para tener algo sagrado en la vida. La familia, el amor, la religión, el sentimiento de ser veraz y sincero, la pasión por las artes, o cualquier cosa que considere verdaderamente sagrada es una maravillosa ayuda para cultivar la sensación de objetivo en la vida. Cuando cree uno que ciertas personas o ideas son sagradas, suele obrar mucho mejor con ellas. Cuantos más sentimientos de este tipo le produzcan las cosas y las personas que le importan en la vida, más sentido tendrá de objetivo vital en todo lo que se relacione con eso que es sagrado. Considerando preciosas y de mucho valor a ciertas cosas y personas, se permite uno funcionar a nivel superior y, claro está, cuanto más alto sea el nivel en que desarrolle uno su vida, más meritoria e importante será esa vida.

Cultive las amistades que más le interesen. Permítase tener una amistad íntima con alguien. Conserve esa amistad procurando que siga siendo sagrada y sincera, déjese en libertad con las personas en las que verdaderamente confía. Ese tipo de relación puede convertirse para usted en un tesoro mientras cultiva y desarrolla el sentido personal de un objetivo en la vida. No se limite a decir que quiere a esa persona, demuéstrelo con su conducta. Si tiene usted una persona que le interesa y con la que comparte su vida, una persona que usted sabe que jamás le juzgará, con quien puede ser absolutamente abierto y sincero, estimará en mucho sin duda el tiempo que pasa con ella. El tener momentos que estimamos en mucho y valoramos a los más altos niveles SZE, aumenta nuestra sensación de tener un objetivo en la vida.

Oriente más su vida hacia la formación y el desarrollo. Procure ignorar las deficiencias de su vida y pregúntese qué le gustaría ser. Recuerde la frase que cité: "No hay que estar enfermo para mejorar". Sea un individuo que elige opcio¬nes que suponen crecimiento y desarrollo y procure darse permiso para tener algunos fallos. Esos fallos no tienen por qué ser la fuente de su estímulo. No tiene por qué andar examinando sus deficiencias para decidir dónde quiere estar. Puede aceptarse donde está, pero trabaje de modo regular para desarrollarse y crecer todos los días. Cuantas más elecciones de este tipo haga, mayor será su sensación de que en la vida hay un propósito.

Compruebe cuántas barreras personales puede identificar sincera¬mente. Deje de engañarse, si no es sincero usted consigo mismo, nunca llegará a tener la sensación de objetivo en la vida. Percátese de cuándo se muestra codicioso, pretencioso, cuándo muestra prejuicios, cuándo es arrogante, crítico o estúpido. Considérelo una experiencia de aprendizaje, pero procure invertir esa tendencia la próxima vez. Para cambiar hay que empezar reconociendo que uno se mues¬tra defensivo. Admitido esto, aunque sea difícil cambiar de inmediato, el proceso concreto de admisión es un gran paso para una mayor sinceridad con uno mismo. Y cuando uno llega a ser verdaderamente sincero consigo mismo, se siente muchísimo mejor en la vida, y pronto tiene esa sensación sutil de objetivo y de misión que tantas personas nunca experimentan.
Recuerde que no puede fracasar en la tarea de ser usted mismo. Persiga lo que desee con el supuesto previo de que habrá fallos. Aunque pueda fallar en ciertas cosas (y nunca podrá, claro, dominar una técnica sin recorrer primero el camino del fallo), no puede fallar como ser humano en la tarea de ser usted mismo, porque uno vive completo en todo momento. Aprenda a aceptar algún fracaso de vez en cuando y a dejar de considerarse un fracasado sólo porque no tuvo éxito en alguna actividad.

Afronte los problemas reales de la vida. Procure prescindir de lo superfluo y centrarse en conocer su posición personal en lo que atañe a los valores humanos superiores. Descubrirá que se siente mucho más importante y satisfecho si en sus conversaciones aborda cosas que puedan transformar verdaderamente el mundo, influir en él. Aunque desee ser infantil y frívolo a veces, eso no le impide tener conciencia de los valores supremos de nuestra cultura. Si tiene usted conciencia de esos valores y de lo que significan para usted y los comparte con las personas en quienes confía, puede colaborar a la vez a su perfeccionamiento personal como individuo. Si ignora usted los temas claves y descuida esos valores supremos y los problemas de la humanidad, enfocará usted de un modo superficial y fútil su contribu¬ción personal al mundo. Supongo que habrá oído decir a muchas personas que ellos no contaban para nada, en realidad, que eran seres sin ninguna influencia, sin ningún peso. Este sentimiento lleva a no hacer nada y a eludir la vida. Nos impide alcanzar la sensación de objetivo vital, porque es evidentemente imposible tener tal sensación sintiéndose a la vez desvalido e impotente. Considérese alguien que puede cambiar el mundo, que está informado, que cuenta de verdad y forjará así esa sensación interior de objetivo vital.

Procure superar el "localismo" de su vida. Si cree pertenecer sólo a un pequeño fragmento de la humanidad y se limita a ese fragmento, como resultado acabará sintiéndose tam¬bién insignificante. Conviértase en "ciudadano del mun¬do". Considere a la humanidad toda como sus hermanos y hermanas. Si hay gente que se muere de hambre en Bangla Desh, también una parte de usted muere allí de hambre. Si se siente "ciudadano del mundo", tenderá más a querer mejorar el mundo que a reservar su acción a los intereses locales de patio de vecinos. El desempleo, la prostitución, la drogadicción, la pobreza... todas estas cosas preocupan tanto en el estado de Ohio como en Indonesia. Él hecho es que ocupamos todos juntos este frágil planeta, y pensar "en grande" en vez de "en pequeño" le ayudará a tener mayor sensación de objetivo en la vida. Le impulsará también más a la acción correctiva ver el problema de ellos como nuestro problema.

No se conforme con ser menos de lo que podría llegar a ser. Es usted tan importante como pueda serlo cualquier otro ser humano que haya vivido antes que usted. No tema su propia grandeza. Recuerde que puede llegar a ser lo que quiera, y que la grandeza está a su alcance si la desea de veras. No es usted grande porque lo digan otros; se trata de algo básicamente interno. Todos los grandes problemas con que se enfrenta el mundo tendrá que resolverlos gente grande. ¿Y por qué no habría de ser usted uno de ellos? Si no lo es usted, ¿quién lo ha de ser? Si todos se pasan la pelota, nadie meterá el gol. Si se lanza a actuar y se siente importante, obtendrá como premio adicional esa sensación de tener un objetivo en la vida.

Pida la información que quiera sobre usted. Si busca sincera¬mente información sobre usted entre las personas que le importan en la vida, eliminará muchas conjeturas en sus relaciones. Muéstrese dispuesto a aceptar sin barreras loque tengu que decirle otro. Cuanto más se conozca, menos dudas tendrá. Pronto descubrirá que es muy fácil infor-marse sobre uno mismo, y ya no tendrá que estar continua- mente haciendo conjeturas. Yo, por mi p;irte, no pierdo nunca el tiempo preguntándome qué pensará la gente de mí. Si quiero saberlo, lo que hago es preguntar. Obtengo así la información que busco y creo además que sé más de mí mismo.

Cuanto mejor se conozca, más sensación de objetivo en la vida tendrá.

NUEVE PREGUNTAS QUE PUEDEN AYUDARLE A SER SINCERO CONSIGO MISMO

Formúlese estas preguntas y procure contestarlas since¬ramente sin recurrir a artimañas ni engaños. Quizá le resulte difícil responder a ellas sin referirse a lo que cree cierto de sí mismo hasta el momento, pero si puede dejar en suspenso su historia pasada y reaccionar solo, sobre todo con alguien a quien conozca y ame, eso le será de gran ayuda para forjar esa capacidad de ser totalmente sincero:

1.
¿En que' sentido cambiaría su vida si supiera que sólo le quedaban seis meses de vida? Las respuestas a esta pregunta le resultarán muy reveladoras y le ayudarán a ser más sincero y directo consigo. Si hiciese cambios muy drásticos, es que no está viviendo su vida actual con integridad personal absoluta. Piense que sólo tiene un período breve de vida, si lo comparamos con la eternidad: aunque le queden cincuenta años o más de vida, eso equivale sólo a unos segundos de eternidad. Pensar en período de seis meses es útil porque proporciona tiempo suficiente pura obrar en cosas que son importantes para usted, y no es un período tan breve que se acabe en un abrir y cerrar de ojos. Si se dice que, quedándole sólo seis mese de vida, cambiaría muchas cosas, yo le aconsejaría que iniciase esos cambios ahora.
Recuerde que le queda poco tiempo de vida. Si cambiase usted de trabajo, de relaciones, de lugar, de amistades, de estilo de vida, de medios de comunicarse con sus seresqueridos, o cualquier otra cosa, ¿por qué no empezar a hacerlo mientras aún puede? Si no hace ahora concreta¬mente lo que haría si supiese que sólo le quedaban unos meses de vida, es que está viviendo una mentira, y que su nivel en la escala de la total-sinceridad-personal es muy bajo. No puede tener sensación de objetivo vital, ni de que su vida tiene sentido, si se limita a vivirla como un ser inerte en vez de hacerlo como le gustaría. Prescindiendo de cómo lo justifique ante sí mismo, el hecho de cambiar drásticamente su vida en esas circunstancias adversas indica que no hay en ella ningún objetivo básico. Porque, en realidad, desde la perspectiva de la eternidad sólo cuenta usted con unos cuantos meses, y los "déjalo para más tarde" están dando por supuesto que hay un futuro. No juegue con su vida. ¡Vívala!

2.
Si pudiera vivir con cualquier persona del mundo, ¿a quién elegiría? Suponga por un momento que no tiene ninguna obligación legal de permanecer con su familia, si es que la tiene, y que no hay ninguna razón por la que no pudiera vivir legalmente con cualquier persona ajena a su familia inmediata. En estas circunstancias, ¿con quién decidiría vivir? ¿Qué gente prefiere en el mundo? ¿Está con ella todo lo que le gustaría estar? La cuestión es la siguiente: si vive su vida con relaciones (de familia o de otro tipo) que se siente obligado a mantener sin que verdaderamente las desee, debería preguntarse por qué mantiene usted relacio¬nes tan hipócritas.
¿Son sus íntimos amigos las personas con las que real¬mente disfruta? ¿Su relación amorosa se basa en el amor mutuo o en la obligación? Creo que puede usted convertir la mayoría de las relaciones basadas en la obligación en relaciones de elección concediéndose y concediendo a las demás personas que le importan la libertad de ser lo que quieran ser. No tiene por qué basar sus relaciones íntimas en algo tan indigno como la obligación, sino que debe ser totalmente sincero y preguntarse si esas relaciones son lo que usted (y los demás) desean en realidad que sean. Si la respuesta es negativa, procure mejorar todas sus relaciones de modo que sean lo que cada uno desee realmente u olvidarlas y procurar estar con gente con la que realmente se divierta y disfrute.
Como dijo Thomas Hobbes: "Obligación es esclavitud y esclavitud es odio". Si vive usted con determinadas perso¬nas sólo porque se siente obligado a hacerlo, carece, sin duda, de sinceridad personal y ha optado usted por un tipo de esclavitud. Aunque pueda usted justificar su elección alegando que demuestra que es usted una persona buena y responsable, está paralizando en realidad su sentido perso¬nal de un significado y un sentido vitales al comprobar constantemente su incapacidad de elegir lo que desea en el fondo. Además, ¿quién de aquellos con los que pasa usted su tiempo disfrutaría realmente sabiendo que lo hace usted por obligación más que por elección personal? ¿Desearía tener pegado a usted a un individuo si supiera que en realidad no quería estar allí, que estaba sólo por sentirse obligado a ello? Toda elección basada exclusivamente en la obligación carece de dignidad.

3.
¿Dónde decidiría vivir si pudiera elegir cualquier lugar del mundo? Imagine que no tuviera ningún compromiso y pudiera dejar de vivir donde ha vivido hasta ahora. ¿Dónde decidiría vivir? ¿Elegiría el barrio, la ciudad, el estado, el país y el hemisferio en que vive actualmente? Si está usted viviendo en un sitio porque ha vivido siempre allí y no por otra razón, es indudable que no es usted sincero del todo consigo mismo. Quizá crea que le sería imposible trasladarse a otro lugar, y que tiene usted firmes raíces donde está en este momento, pero ese razonamiento nace en gran parte del temor a ensayar nuevas actividades y de resignarse a estar donde está porque es más fácil, más seguro y menos problemático.
Usted puede estar donde le gustaría estar, no lo dude. No tiene por qué dejarse atrapar por su historia, sino que puede entregarse a lo que le gustaría entregarse. Ese miedo al cambio, a trasladarse a sitios nuevos, a poner a prueba su capacidad en cualquier lugar que le atraiga personal¬mente, se debe sólo a que no es usted sincero consigo mismo. Aunque pueda defender su inercia y decirse que le es imposible trasladarse en esta etapa de su vida, el hecho es que si a usted le gusta otro lugar distinto y opta por seguir donde está, por cualquier razón (salvo que esté usted en la cárcel), no está viviendo su vida desde una perspecti¬va totalmente sincera, por mucho que alegue lo contrario.

4.
¿Cuánto cree usted que dormiría si no tuviera reloj ni posibilidad de calcular el tiempo que duerme? ¿Se va usted a la cama a "la hora de acostarse"? ¿Despierta usted cuando ha de despertar? ¿Se acuesta pensando que si no logra dormir ocho horas estará cansado al día siguiente? Concédase un poco de fantasía durante unos momentos. Imagine que no tiene reloj, y que no tiene medio de saber cuánto duerme. Imagine que otra persona controla su período de sueño pero que usted no lo sabe. ¿Cuántas horas al día cree usted que dormiría? ¿Cree usted que se iría a la cama a la misma hora si no tuviera idea de cuándo es "la hora de acostar¬se"? Imagínese que vivo bajo tierra, en un bunker, donde no tenga idea del día o de la noche y pueda acostarse siempre que tenga ganas de hacerlo.
La mayoría de las personas controlan sus horas de sueño con elementos externos como los relojes y los calendarios, en vez de guiarse por sus deseos reales de dormir. Las horas de sueño dependen en gran parte de lo que uno ha aprendido, no de lo que uno necesita o desea. Probable¬mente durmiera usted mucho menos si su vida estuviera llena de experiencias emocionantes, si tuviera un sentido de misión en la vida y si no reseñase ni controlase a qué hora se acuesta y cuántas horas duerme. El individuo totalmente sincero es sincero en todo, incluso en la razón de dormir cuando lo hace y si lo hace así como reacción al aburrimiento, a actividades desagradables o al hábito. Cuanto más se permita usted estar despierto y vivo, y más realice las actividades naturales de su vida ateniéndose a la elección más que al hábito, o a espectativas inquietantes, más probable es que tenga una valoración totalmente sin¬cera de sí mismo. Son muchos los estudios que han demos¬trado que cuando las personas están ocupadas y no tienen conciencia del tiempo y sienten mucho interés por la vida, piensan menos en dormir; raras veces experimentan fatiga, y tienen una sensación de objetivo como seres humanos.

5.
¿Cuánto y cuándo comería usted si no tuviera horario de comida? Suponga que puede comer cuando tiene hambre y sólo hasta satisfacer el apetito. ¿Cree que tendría los mismos hábitos alimenticios? Muchas personas comen porque tienen miedo a tener hambre unas horas después. La gente también come por el reloj, en vez de consultar el reloj del apetito interno. La sinceridad total supone decidir de modo personal cuándo y qué se va a comer, según las propias necesidades y no según los dictados de un progra¬ma externo impuesto. Cuanto más confie en su buen juicio personal y cuanto más permita a otros que hagan lo mismo, más probable será que llegue usted a tener fe y confianza en sí mismo.
Los niños tendrían un sentido muy fuerte de los alimen¬tos adecuados si les permitiesen controlar sus propios hábitos de alimentación. Cuanto más se permita usted y permita a sus seres queridos tener confianza personal, más forjará un sentido vigoroso de integridad personal.
Eso se aplica a casi todas las cosas de la vida, pero es particularmente importante en lo que respecta a la alimen¬tación. He visto padres que forzaban literalmente a sus hijos a comer, que convertían la hora de la comida en un campo de batalla, negociando cada verdura mediante la promesa de alguna recompensa. El proceso de comer saludablemente, un proceso muy natural sin duda, suele convertirse en una pesadilla si no confia usted en sí mismo y en sus seres queridos. No tiene, en realidad, por qué comer sólo porque sea la hora de hacerlo, ni porque lo estén haciendo los demás, o porque si no lo hace tendrá hambre dentro de unas horas. Puede comer adecuadamen¬te cuando sienta ganas, y no necesita seguir ningún programa, salvo que carezca usted de esa fe en sí mismo necesaria para hacer juicios adecuados sobre su propia salud personal.

6.
¿Qué haría usted si no existiese el dinero? Permítase imaginar que hace cualquier cosa que le guste hacer. Olvídese de que hay que ganarse la vida, y pregúntese sólo qué haría usted prescindiendo por completo de las posibles ganancias económicas. Si está usted gastando su vida enalgo que carece de sentido para usted y lo justifica diciendo que debe hacerlo porque le proporciona el dinero que necesita para pagar las facturas, está optando sin duda por cierta falsedad personal consigo mismo. Ha convertido el dinero en algo más importante que su propio sentido de un objetivo en la vida, y mientras mantenga ese orden de prioridades carecerá siempre de un objetivo vital y no alcanzará una sinceridad total consigo mismo.
La mayoría de la gente no llega nunca a entender que el dinero le persiga a uno cuando uno no lo persigue a él. Puede sentirse pleno en la vida, haciendo las cosas que le placen con un sentido de objetivo vital, y el dinero le perseguirá en cantidades lo bastante grandes para mante¬nerle en una posición responsable y sin deudas. Pero si se convence usted de que nunca podrá hacer las cosas que realmente.le gustaría hacer porque se estrellaría sin duda en el terreno financiero y acabaría viviendo de la benefi-ciencia, piense que lo que elige es seguir con el síndrome de la persecución del dinero, que es un callejón sin salida psicológica. Sea lo que sea lo que realmente le gustaría hacer, es una posibilidad primaria de ganarse la vida también. En este planeta hay mercado para todo, hay millones de personas que se beneficiarían de esas tareas que podría realizar usted con una total plenitud vital. El problema es llegar a ser lo suficientemente honrado consigo mismo como para correr los riesgos que supone hacer cosas que aportan una sensación de objetivo en la vida, en vez de perseguir el dinero que sólo garantiza una sensación de seguridad externa. No existe posible sustituto para la aceptación del riesgo en este campo. Si elige usted evitar los riesgos, puede asumir la postura de la que nos habla Jackson Browne en su canción El pretendiente: "Seré un idiota feliz y lucharé por los billetes de curso legal".

7.
¿Sería usted igual de viejo si no supiera la edad que tiene? Si no conociese usted su fecha de nacimiento ni tuviera medios de saberla, ¿qué edad creería usted tener? ¿Cree usted que sólo es capaz de hacer ciertas cosas propias de la edad y rige así muchas actividades de su vida pensando en su edad? ¿Deben comportarse de un modo los jóvenes y de otro completamente distinto los viejos? Si piensa usted en estereotipos de edad, no es completamente sincero consigo mismo. En realidad-, puede usted hacer todo lo que le pide su fantasía, aunque ningún otro de los que pertenecen a su grupo concreto de edad apoye lo que usted hace. En el fondo, una persona totalmente sincera consigo misma nunca se atiene a grupos de edad.
Es usted todo lo viejo que decida ser, y cualquier limitación basada en la edad es más que nada algo autoimpuesto. Puede usted mecerse en un columpio, ir a bailar a una discoteca, chuparse el pulgar si le apetece de veras. Si no supiera usted la edad que tiene, la calcularía en gran medida por sus actitudes en la vida. Podría usted considerarse joven y vigoroso aunque hubiera vivido tres cuartos de siglo. No apreciaría la diferencia si no tuviese algún documento externo, como un certificado de naci¬miento u otro recordatorio cualquiera que le emplazase rígidamente en el tiempo. El individuo totalmente sincero que tiene una sensación de objetivo en la vida no permite que su edad influya en las elecciones vitales que realiza. Actúa según lo que a él le parece bien, en vez de atenerse a lo que teóricamente debe hacer en ese año concreto de su vida. Hay personas a las que los cumpleaños les traumati¬zan: los treinta, los cuarenta, los cincuenta, los sesenta... Otras personas son mucho más sinceras consigo mismos, no prestan atención a esas barreras artificiales y van directa¬mente a lo que eligen por sí mismas, sin considerar la edad que tienen.

8.
¿Qué tipo de personalidad elegiría usted si empezase ahora? Imagine que puede elegir la personalidad que desee. ¿Cuál elegiría? ¿Sería más decidido, menos tímido, más extrovertido, menos pacato, más estable, tendría más humor, más facilidad de palabra, sería menos crédulo? Si no tiene el tipo de personalidad que le gustaría tener, es que ha decidido no ser totalmente honrado consigo mismo. Puede alterar todo lo que le desagrade de usted, basta que decida hacerlo. A la decisión han de seguir, daro está, el esfuerzo y el trabajo, pero no hay duda de que sólo usted puede hacer esa elección. Su personalidad es lo que usted permite que sea. Si le diesen la oportunidad de elegir una personali¬dad completamente nueva y eligiese características distin¬tas, sería prueba de que no se da cuenta de que tiene tal opción en esté mismo momento. Nadie le obliga a seguir siendo tímido, nervioso, inseguro o crédulo. Es usted quien elige esas opciones vitales, y puede usted "deshacerlas" si de verdad quiere hacerlo. El individuo totalmente sincero comprende que es responsable de su propia responsabili¬dad, y no achaca a ningún otro la responsabilidad de lo que es, aunque sepa que algunas experiencias de su vida anterior contribuyeron a que eligiese ser lo que es hoy. ¡La sinceridad total entraña no echarle la culpa a nadie! Significa que no defiende usted su falta de capacidad y de auténtica voluntad de ser lo que le gustaría ser achacando a otros lo que hoy es. Puede usted elegir el tipo de personalidad que desee, no lo dude.

9.
¿Cómo se describiría usted si no pudiera utilizar ninguna etiqueta? Supongamos que alguien le pide que se defina pero que le prohibe utilizar cualquiera de las etiquetas tradicionales en las que tanto se apoya la mayoría de la gente. Supongamos que no pudiera decir la edad que tiene, dónde vive, qué ha estudiado, cuál es su origen étnico, su historia profesional, su estatus familiar, su estatus económico, su estado civil, el color de su pelo, su estatura e incluso ni su nombre. Suponga que tuviera que describir exactamente qué tipo de ser humano es. ¿Podría hacerlo?
¿Podría hablar de sí mismo sin recurrir a las etiquetas tradicionales que se usan con tanta frecuencia para ocultar lo que somos en realidad? ¿Podría hablar abiertamente de sus sentimientos como ser humano? ¿O de su búsqueda personal de un objetivo y un sentido en la vida? ¿Podría describir usted su sensibilidad, sus angustias, sus defensas y sus deseos? ¿Podría hablar usted abiertamente de su capacidad de dar y recibir amor? ¿De su capacidad de colaborar y de dejar una huella personal aquí en este planeta? Si tuviera usted que recurrir a etiquetas para describirse, como si estuviera rellenando un formulario o una solicitud de trabajo, su sentido de la sinceridad personal y de un objetivo en la vida quizá se ligasen a cosas y hechos exteriores a usted. Quizá se viese como una hoja estadística más que como un ser humano especial, y esa misma imagen puede ser, de hecho, la realidad que usted ha elegido para sí. La sinceridad total exige ser capaz de identificarse uno mismo y de identificar su humanidad única. Significa ser capaz de contestar a la pregunta ¿quién soy yo? sin tener que utilizar etiquetas estereotípicas ni datos estadísticos.

Estas nueve preguntas hipotéticas le ayudarán a contro¬lar mejor lo que usted se propone como ser humano. La autosinceridad total es de suma importancia si uno desea tener una visión clara de su sentido de un objetivo en la vida. Ser sincero consigo mismo no tiene nada que ver con el número de mentiras que pueda decir en el curso del día. Depende de lo mucho que sepa de sí mismo y de lo dispuesto que esté a confesarse todas sus barreras y defec¬tos: su capacidad pnra mirarse al espejo y hacerse frente a sí mismo y verse tal como es. La forma más vil de autoengaño es fingir y luego fingir que no se está fingiendo. Si finge usted ante los demás y les transmite una imagen falsa de sí mismo es una cosa, puede resultar eficaz incluso durante un tiempo; pero si se engaña a sí mismo, carecerá de la sensación de tener un objetivo vital, de que su vida tiene sentido y tiene algo que puede convertirla, literal¬mente, en verdaderamente meritoria.
El hecho de tener un sentido de objetivo en la vida no equivale a determinar lo que deba hacer cada día. Equiva¬le, por el contrario, a entregarse sinceramente a vivir sus días como cree que debe vivirlos. Son muchos los que me preguntan: "¿Cómo puedo descubrir lo que quiero hacer realmente?" La respuesta es algo que escapa a la mayoría, porque quieren perseguir el éxito más que triunfar según sus propios sentimientos interiores de objetivo en la vida.

Aunque pueda parecer evasivo y hasta metafisico, creo que Nietzsche aportó la mejor respuesta para estos indagadores: "El que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo". Lo que puede proporcionarle total since¬ridad no es lo que elija usted hacer, sino saber que lo hace porque corresponde a su idea personal de la dignidad propia. Es de importancia decisiva para usted poseer ese sentido de misión en la vida si quiere llegar a ser un individuo Sin Límites.

 

 
 
 
 

 
 

 
         
         
       
       
       
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