“Haráis milagros todavía mayores que éstos”. Jesús
Introducción
SU CAMPO ENERGÉTICO ES SU INSTRUMENTO
Ahora que ya tenemos una idea formada sobre lo que es la curación
desde los niveles personal, humano, cien- tífico y espiritual,
procedamos a explorar las diversas técnica- curativas que he podido
conocer a través de mis largos años de práctica.
Como ya se ha dicho, la curación empieza por uno mismo.
El primer requisito previo de
cualquier sanador es elcuidado de su propia persona. Si se
dedica a la curación y no se cuida a sí mismo, probablemente
enfermará con mayor rapidez que en cualquier otra circuns
tancia.
Ello
es debido a que la curación requiere una enorme cantidad
de trabajo procedente del propio campo energético,
además de la importancia que tiene para la vida
de uno. Lo que quiero decir con esto es que además de
mantenerle sano y equilibrado, su campo será utilizado
como conducto para las energías curadoras que necesiten
otros. Puede que su campo no precise ne- cesariamente
las energías que transmitirá usted, pero deberá
transmitirlas de todos modos. Para que pueda transmitir
a la frecuencia requerida para la curación, es necesario
que el campo vibre en dicha frecuencia, o en una
armónica. Así, para poder proporcionar la curación,
usted tendrá que activar su campo como si fuera una
montaña rusa; deberá variar constantemente su frecuencia
vibratoria. Tendrá que transmitir continuamente
distintas intensidades de luz. Esto le afectará. Será
bueno en el sentido de que acelerará su propio proceso
de evolución, porque los cambios de frecuencia e
intensidad romperán sus pautas normales de retención y
li- berarán los bloques de su campo. Puede quedar
agotado si no se mantiene usted en condiciones óptimas.
Al curar, usted no genera la energía que transmite, sino
que, en principio, debe elevar su frecuencia hasta la
que necesite el paciente, para atrapar así la energía
procedente del campo energético universal. Esto se
denomina inducción armónica y exige un alto grado de
energía y enfoque. Tan pronto como su tensión energética
sea más elevada que la del paciente empezará a
transmitirla. Sin embargo, si intenta curar estando muy
cansado, la tensión que pueda producir será más débil
que la del paciente. La corriente fluye desde la tensión
alta a la baja, por lo que usted podría recoger energías
negativas patológicas de sus pacientes. Si usted goza de
buena salud, su sistema las despejará energizándolas o
repeliéndolas. Si se encuentra agotado, puede que le
cueste más tiempo deshacerse de las bajas energías que
ha recogido. Si previamente tiene tendencia hacia una
enfermedad determinada, puede que ello empeore su propio
estado. Por otra parte, si se cuida a sí mismo, la
curación de alguien que tenga esa misma enfermedad hacia
la que atiende usted puede ser de gran ayuda para que
aprenda a generar las frecuencias necesarias para su
autocuración.
En uno de los estudios realizados por Hiroshi Motoyama
se medía la fuerza de las líneas de acupuntura de un
especialista en esta técnica y de su paciente antes y
después de la sesión de curación. En muchos casos, las
líneas del sanador correspondientes a un órgano
determinado eran bajas después de la curación, aunque
re- cuperaban su fuerza original transcurridas unas
horas. Motoyama demostró también que, por lo general, el
meridiano del corazón del sanador era más fuerte después
de la sesión de curación, lo que indica que siempre
se empleaba en ésta el chakra cardiaco, como se ex
pondrá en los capítulos que siguen.
En la
próxima sección me propongo describir las téc nicas
curativas para las distintas capas del aura, presentar
algunos ejemplos de curaciones y explicar de la forma más
detallada posible las técnicas que han de aplicarse
a la autocuración del sanador.