En
la actualidad está totalmente aceptado que la vida evolucionó en todas
sus formas a partir de los bloques básicos de construcción: el virus y
la célula. Lo único que esto tiene que ver con la Dianética es que tal
proposición funciona, y de hecho, esto es lo único que pedimos a la
Dianética. No tiene sentido aquí escribir un vasto tomo sobre biología y
evolución. Podemos agregar algunos capítulos sobre esto, pero Charles
Darwin
hizo bien su trabajo, y los principios fundamentales de la evolución
pueden encontrarse en sus obras y en las de otros.
La proposición sobre la que se emprendió originariamente la Dianética
fue la evolución. Se postuló que las células en sí tenían el impulso de
sobrevivir y que ese impulso era común a la vida. Se postuló, además,
que los organismos -los individuos- estaban compuestos de células, y que
en realidad eran agregados de colonias de células.
Según fuera el bloque de construcción, así era el organismo. En el campo
finito, y para cualesquiera de nuestros propósitos, se podía considerar
al hombre como un agregado de colonias de células y se podía suponer que
su propósito era idéntico al de sus bloques de construcción.
La célula es una unidad de vida que trata de sobrevivir, y únicamente
sobrevivir.
El hombre es una estructura de células que están tratando de sobrevivir,
y únicamente sobrevivir.
La mente del hombre es el puesto de mando de operación, y está
construida para resolver problemas y plantear problemas relacionados con
la supervivencia, y únicamente con la supervivencia.
La acción de la supervivencia, si fuera óptima, conduciría a la
supervivencia.
Se formuló el patrón de la conducta óptima de supervivencia y después
fue estudiado en busca de excepciones, y no se encontró ninguna
excepción.
Se descubrió que el patrón de conducta de supervivencia distaba mucho de
ser estéril e infructuoso, sino que estaba lleno de una actividad rica y
sumamente placentera.
Ninguno de estos postulados proscribió ningún concepto respecto al alma
humana o divina o la imaginación creativa. Se comprendió perfectamente
que éste era un estudio únicamente en el universo finito y que muy bien
podían existir esferas y reinos de pensamiento y de acción por encima de
esta esfera finita., Pero también se, descubrió que ninguno de estos
factores era necesario para resolver el problema completo de la
aberración y de la conducta irracional.
Se descubrió que la mente humana había sido enormemente calumniada, ya
que se encontró que poseía capacidades que excedían en mucho a las que
se habían imaginado, y mucho menos comprobado, hasta ahora.
Se encontró que el carácter humano básico había sido puesto en la picota
porque el hombre no había sido capaz de distinguir entre la conducta
irracional derivada de datos deficientes y la conducta irracional
derivada de otra fuente mucho más perversa.
Si alguna vez hubo un diablo, él diseñó la mente reactiva.
Este mecanismo funcional se las arregló para desaparecer de la vista tan
concienzudamente que sólo la filosofía inductiva,
viajando del efecto hacia la causa, sirvió para descubrirlo. El trabajo
detectivesco que se invirtió en la localización de este supercriminal de
la psique humana llevó muchos años. Ahora su identidad puede ser
certificada por cualquier técnico en cualquier clínica o en cualquier
grupo de personas. Se han examinado y tratado doscientos setenta y tres
individuos, representantes de todos los diversos tipos de enfermedades
mentales inorgánicas y de las muchas variedades de enfermedades
psicosomáticas. En cada uno se encontró esta mente reactiva operando,
sin variar sus principios. Esta es una larga serie de casos y pronto se
hará más larga.
Todo el mundo posee la mente reactiva. Ningún ser humano, examinado en
cualquier parte, se encontró exento de ella o libre del contenido
aberrativo de su banco de engramas, el depósito de datos que sirve a la
mente reactiva.
¿Qué es lo que hace esta mente? Bloquea el recuerdo auditivo. Coloca
circuitos vocales en la mente. Hace que la gente sea sorda a los tonos.
Hace que la gente tartamudee. Hace todas y cada una de las cosas que
pueden encontrarse en cualquier lista de enfermedades mentales:
psicosis, neurosis, compulsiones, represiones...
¿Qué puede hacer? Puede ocasionarle a una persona
artritis,
sinovitis,
asma, alergias, sinusitis, trastornos coronarios,
hipertensión sanguínea, y así a lo largo de todo el catálogo de
enfermedades psicosomáticas, agregando algunas que nunca fueron
específicamente clasificadas como psicosomáticas, tales como el catarro
común.
Y es lo único en el ser humano que puede producir estos efectos. Es lo
que invariablemente los origina.
Esta es la mente que hizo pensar a Sócrates que
poseía un "demonio" que le daba respuestas. Esta es la mente que hizo
que Calígula
nombrara a su caballo para un puesto en el gobierno. Esta es la mente
que hizo que César cortara las manos derechas de miles de galos; la que
hizo que Napoleón redujera la estatura de los franceses en una pulgada.
Esta es la mente que mantiene la amenaza de la guerra, la que hace que
la política sea irracional, la que hace gritar a los oficiales
superiores, la que hace que los niños lloren por miedo a la oscuridad.
Esta es la mente que hace que un hombre suprima sus esperanzas, la que
mantiene sus apatías, la que le da indecisión cuando debería actuar y la
que lo mata antes de que haya comenzado a vivir.
Si alguna vez hubo un demonio, él la inventó.
Descarga el contenido del banco de esta mente, y la artritis se
desvanece, la miopía mejora, la enfermedad cardiaca disminuye, el asma
desaparece, los estómagos funcionan correctamente y todo el catálogo de
enfermedades se va para no volver.
Descarga el banco reactivo de engramas, y el
esquizofrénico
finalmente se enfrenta a la realidad, el maníaco-depresivo
se lanza a lograr cosas, el neurótico,
deja de aferrarse a libros que le dicen cuánto necesita sus neurosis y
empieza a vivir, la mujer deja de gritar a sus hijos y el dipsómano
puede beber cuando quiera y después dejarlo.
Estos son hechos científicos. Invariablemente se comparan con la
experiencia observada.
La mente reactiva es la fuente total de la aberración. Puede probarse, y
se ha probado repetidamente, que no hay ninguna otra, ya que cuando se
descarga ese banco de engramas todos los síntomas indeseables se
desvanecen y el hombre empieza a actuar según su patrón óptimo.
Si uno estuviera buscando algo parecido a demonios en una mente humana
-como los que uno observa en algunos pacientes de los manicomios- podría
encontrarlos bastante fácilmente. Sólo que no son demonios. Son
circuitos de desviación que proceden del banco de engramas. ¡Qué de
oraciones y exhortaciones se han empleado en contra de estos circuitos
de desviación!
Si uno no creyera en los demonios, si uno supusiera que, después de
todo, el hombre es bueno (como postulado, naturalmente), ¿cómo entraría
en él la maldad?, ¿cuál sería la fuente de estas cóleras dementes?,
¿cuál sería la causa de que se le trabara la lengua?, ¿cómo llegaría a
conocer el miedo irracional?
¿Por qué a uno no le agrada su jefe, aunque éste siempre ha sido amable?
¿Por qué los suicidas destrozan sus cuerpos?
¿Por qué el hombre se comporta destructivamente, irracionalmente,
haciendo guerras, matando, destruyendo secciones completas de la
humanidad?
¿Cuál es la fuente de todas las neurosis, psicosis, demencias?
Volvamos a hacer un breve examen de la mente analítica. Examinemos sus
bancos de memoria. Encontramos archivados aquí todos los conceptos
sensoriales; al menos, así parece a primera vista. Echemos otra mirada,
una mirada al factor tiempo. Existe un sentido de tiempo en torno a
estos bancos de la mente analítica. Es muy exacto, como si el organismo
estuviese equipado con un reloj muy preciso. Pero algo anda mal aquí en
cuanto al tiempo: ¡tiene lagunas en él! Hay momentos en los que parece
que nada está archivado en estos bancos estándares. Estas son lagunas
que tienen lugar durante momentos de "inconsciencia", ese estado del ser
causado por anestesia, drogas, lesión o conmoción.
Estos son los únicos datos que faltan de un banco estándar. Si en un
trance hipnótico examinas el recuerdo que un paciente tiene de una
operación, estos incidentes son los únicos períodos que no encontrarás
en los bancos. Puedes encontrarlos si te molestas en mirar y no te
importa lo que le suceda a tu paciente; de esto hablaremos más adelante.
Pero el asunto es que falta algo que siempre se ha considerado, por
todos y en todas las épocas, como no grabado.
Nadie, en ninguna época, ha sido capaz de atreverse con la demencia.
¿Están estos dos datos de acuerdo y tienen alguna interrelación?
Definitivamente, sí.
Hay dos cosas que parecen estar -pero no están grabadas en los bancos
estándares: la emoción dolorosa y el dolor físico.
¿Cómo emprenderías la construcción de una máquina sensible de la cual
dependieran los asuntos de vida y muerte de un organismo y. que tuviera
que ser la herramienta principal de un individuo? ¿Dejarías sus
delicados circuitos expuestos a cualquier sobrecarga, o instalarías un
sistema de fusibles? Si un instrumento delicado está conectado a un
circuito eléctrico, se le protege con varios juegos de fusibles.
Cualquier computadora estaría protegida así.
Sucede que hay alguna pequeña evidencia para apoyar la teoría eléctrica
del sistema nervioso. Cuando hay dolor, hay muy fuertes sobrecargas en
los nervios. Bien puede ser -y en otra parte se han hecho algunas
computaciones dianéticas sobre esto- que el cerebro sea el que absorbe
las sobrecargas de energía que resultan de alguna lesión, siendo
generada la energía en sí por las células lastimadas en el área de la
lesión. Esto es teoría y no tiene cabida aquí salvo para servir de
ejemplo. Ahora únicamente nos estamos ocupando de hechos científicos.
La acción de la mente analítica se suspende durante un momento de dolor
intenso. De hecho, la mente analítica se conduce justamente como si
fuese un órgano del que se desconecta el abastecimiento vital, siempre
que esté presente la conmoción.
Por ejemplo: un hombre golpeado en un costado por un coche queda
"inconsciente" por el golpe; al recuperar la "consciencia" no tiene
ningún registro del período en que estuvo "fuera de combate". Esta sería
una circunstancia de no supervivencia. Significa que no habría voluntad
por parte de quien estuviese lesionado, y éste es el momento en que el
organismo más necesita de ella. De manera que si toda la mente se
desconecta cada vez que aparece el dolor, esto no es supervivencia.
¿Dejaría un organismo con más de mil millones de años de ingeniería
biológica tras de sí un problema como éste sin resolver?
En realidad, el organismo sí resolvió el problema. Quizá,
biológicamente, el problema sea muy difícil, y quizá la solución no sea
muy buena, pero se han tomado grandes medidas para estos momentos en los
que el organismo está "inconsciente".
La respuesta al problema de hacer que el organismo reaccione en momentos
de "inconsciencia" o casi "inconsciencia", es también la respuesta a la
demencia y a las enfermedades psicosomáticas y a todas aquellas extrañas
peculiaridades mentales a las que la gente está expuesta, y que dieron
origen a la fábula de que "errar es humano".
Experimentos clínicos prueban que estas afirmaciones son hechos
científicos:
1. En algún nivel, la mente registra continuamente durante toda la vida
del organismo.
2. Todos los registros de una vida están disponibles.
3. La "inconsciencia", en la cual la mente se olvida de lo que la rodea,
solamente es posible en la muerte y no existe como amnesia total
mientras haya vida.
4. Todos los desórdenes mentales y físicos de naturaleza psíquica
proceden de momentos de "inconsciencia".
5. Tales momentos se pueden localizar y liberar de
carga,
con el resultado de que la mente retorna a una condición óptima de
operación.
La "inconsciencia" es la única fuente de la aberración. No existe una
acción como el "condicionamiento mental", excepto en un nivel de
entrenamiento consciente (en el que existe solamente con el
consentimiento de la persona).
Si te tomas la molestia de hacer el experimento, puedes coger a una
persona, llevarla a la "inconsciencia", lesionarla y proporcionarle
información. Mediante la técnica dianética, esta información puede ser
recuperada, no importa qué información le hayas dado. Este experimento
no se debe hacer descuidadamente, pues también podrías enloquecerla.
Se puede obtener un cierto parecido a esta operación mediante la
hipnosis, ya sea mediante sus técnicas usuales o con drogas. Instalando
"sugestiones imperativas" en un individuo, puede hacérsele actuar como
una persona demente. Esta prueba no es nueva. Ha sido bien sabido que
las compulsiones o las represiones pueden ser introducidas de este modo
en la psique. Los antiguos griegos estaban bastante familiarizados con
ello y lo empleaban para producir diversas ilusiones.
Existe lo que es conocido como "sugestión posthipnótica". Una
comprensión de esto puede ayudar a la comprensión del mecanismo básico
de la demencia. Las acciones bajo ambas circunstancias no son idénticas,
pero son suficientemente parecidas en su esencia.
Se pone a un hombre en trance hipnótico mediante la técnica hipnótica
estándar o con alguna droga hipnótica. Después el operador puede
decirle: "Cuando despiertes hay algo que debes hacer. Cada vez que yo me
toque la corbata, te quitarás la chaqueta. Cuando yo suelte la corbata,
te pondrás la chaqueta. Ahora olvidarás que te he dicho que hagas esto".
Se despierta entonces al individuo. El no está conscientemente enterado
de la orden. Si se le dijera que se le había dado una orden mientras
"dormía", se resistiría a la idea o se encogería de hombros, pero no lo
sabría. Entonces el operador se toca la corbata. El individuo puede
hacer un comentario de que hace demasiado calor y así quitarse la
chaqueta. Entonces el operador suelta la corbata. El individuo puede
decir que ahora tiene frío y volverá a ponerse la chaqueta. El operador,
entonces, se toca la corbata. El individuo puede decir que ha llevado la
chaqueta al sastre y con mucha verborrea explica finalmente porqué se la
quita, quizá para ver si la costura de la espalda estaba bien cosida.
Entonces, el operador suelta su corbata y el individuo dice que está
satisfecho con el sastre y vuelve a ponerse la chaqueta. El operador
puede tocar su corbata muchas veces y todas ellas conseguir que el
individuo actúe.
Finalmente, por las expresiones en los rostros de la gente, el individuo
puede darse cuenta de que algo anda mal. No sabrá qué es lo que anda
mal. Ni siquiera sabrá que el tocar la corbata es la señal que le hace
quitarse la chaqueta. Empezará a sentirse incómodo. Puede encontrar
defectos en el aspecto del operador y comenzar a criticar su
indumentaria. Todavía no sabe que la corbata es una señal. Seguirá
reaccionando y continuará ignorando que hay una extraña razón por la
cual debe quitarse la chaqueta; todo lo que sabe es que se siente
incómodo con la chaqueta puesta cada vez que el operador se toca la
corbata, e incómodo sin la chaqueta cada vez que el operador suelta la
corbata.
Estas diversas acciones son muy importantes para una comprensión de la
mente reactiva. El hipnotismo es una herramienta de laboratorio. No se
emplea en lo más mínimo en la terapia dianética, pero ha servido como
medio para examinar las mentes y obtener sus reacciones. El hipnotismo
es una variable incontrolable. Unas pocas personas pueden ser
hipnotizadas; muchas no pueden serlo. Las sugestiones hipnóticas a veces
"prenden" y a veces no. A veces mejoran a las personas y a veces las
enferman; la misma sugestión reacciona de forma diferente en diferentes
personas. Un ingeniero sabe cómo utilizar una variable incontrolable.
Hay algo que la hace impredecible. El encontrar la razón básica por la
que el hipnotismo era una variable ayudó a descubrir la fuente de la
demencia. Y la comprensión del mecanismo de la sugestión poshipnótica
puede ayudar a la comprensión de la aberración.
No importa cuán tonta sea la sugestión dada a un individuo bajo
hipnosis, él la llevará a cabo de una manera u otra. Se le puede decir
que se quite los zapatos o que llame a alguien a las diez del día
siguiente o que coma guisantes para desayunar, y lo hará. Estas son
órdenes directas, y él las cumplirá. Se le puede decir que sus sombreros
no le sientan bien, y lo creerá así. Cualquier sugestión operará en el
interior de su mente, quedando desconocida para sus niveles más altos de
consciencia.
Pueden darse sugestiones muy complejas. Una de estas sería la de que
fuese incapaz de pronunciar la palabra yo. La omitiría en su
conversación, utilizando sustitutos notables, sin "darse cuenta" de que
tenía que evitar la palabra. O bien se le podría decir que jamás debe
mirarse las manos, y no lo hará. Estas son represiones. Dadas al
individuo estando éste drogado o en un sueño hipnótico, estas
sugestiones operan cuando está despierto. Y seguirán operando hasta que
el hipnotizador le libere de ellas.
Se le puede decir que tiene necesidad de estornudar cada vez que escucha
la palabra "alfombra" y que estornudará cuando se pronuncie. Se le puede
decir que debe dar un salto de medio metro de altura cada vez que vea un
gato, y saltará. Y hará todas esas cosas después de que se le haya
despertado. Estas son compulsiones.
Se le puede decir que tendrá pensamientos muy eróticos respecto a cierta
chica, pero que cuando los tenga sentirá que le pica la nariz. Se le
puede decir que tiene un continuo impulso de acostarse y dormir, y que
cada vez que se acueste sentirá que no puede dormir. Experimentará estas
cosas. Son neurosis.
En otros experimentos se le puede decir, mientras se encuentra en su
"sueño" hipnótico, que es el presidente del país y que los agentes del
servicio secreto están tratando de asesinarle. O se le puede decir que
se le está dando veneno en todo restaurante en el que intente comer.
Estas son psicosis.
Puede informársele de que en realidad es otra persona y de que posee un
yate y responde al nombre de "Sir Reginaid". O bien puede decírsele que
es un ladrón, que tiene antecedentes penales y que la policía le anda
buscando. Estas serían demencias esquizofrénicas y
paranoico-esquizofrénicas, respectivamente.
El operador puede informar al individuo de que es la persona más
maravillosa de la tierra y de que esto lo piensa todo el mundo; o de que
el individuo es el objeto de adoración de todas las mujeres. Esto sería
el tipo de demencia maníaca.
Mientras está hipnotizado, se le puede convencer de que cuando despierte
se sentirá tan terriblemente mal, que no tendrá otra esperanza más que
la muerte. Este sería el tipo de demencia depresiva.
Puede decírsele que en lo único que puede pensar
es en lo enfermo que está y que hará suya toda enfermedad sobre la que
lea. Esto le haría reaccionar como un hipocondríaco.
Así podríamos recorrer todo el catálogo de enfermedades mentales y,
creando sugestiones imperativas para crear el estado de ánimo, podríamos
lograr en el individuo despierto una apariencia de cada demencia.
Quede entendido que éstas son apariencias. Son
similares a la demencia en el sentido de que el individuo actúa como una
persona demente. No sería una persona demente. En el momento en que se
elimina la sugestión -informándole al individuo de que se trataba de una
sugestión- la aberración (y todas estas demencias, etc., se agrupan bajo
el título de aberraciones) teóricamente desaparece.
La reproducción de aberraciones de todas clases y tipos en individuos
que han sido hipnotizados o drogados, ha demostrado que hay alguna
porción de la mente. que no está en contacto con la consciencia, pero
que contiene datos.
Fue la búsqueda de esta parte de la mente lo que condujo a la solución
del problema de la demencia, las enfermedades psicosomáticas y otras
aberraciones. No fue abordándolas mediante el hipnotismo; éste es
simplemente otra herramienta, una herramienta que es de uso únicamente
ocasional en la práctica de la Dianética, y que en realidad no se
necesita en absoluto.
Tenemos a un individuo que actúa cuerdamente, al que se le da una
sugestión imperativa y que luego, temporalmente, actúa de forma demente.
Su cordura es restaurada al liberar la sugestión pasándola a su
consciencia, momento en que la sugestión pierde la fuerza que tiene
sobre él. Pero esto es sólo una apariencia del mecanismo involucrado. La
verdadera demencia, la que no ha sido instalada por algún hipnotizador,
no es necesario que emerja a la consciencia para que se descargue..
Existen ésta y otras diferencias entre la hipnosis y la verdadera fuente
de la aberración, pero el hipnotismo es una demostración de sus
mecanismos.
Revisemos el primer ejemplo de la sugestión imperativa. El individuo
estaba "inconsciente", lo que quiere decir que no se encontraba en
posesión de su plena consciencia o autodeterminismo. Se le dio algo que
debía hacer, y ese algo estaba oculto a su consciencia. El operador le
dio una señal. Cuando la señal se produjo, el individuo llevó a cabo un
acto. El individuo dio para justificar el acto razones que no eran las
verdaderas. El encontraba defectos en el operador y en su indumentaria,
pero no se daba cuenta de que era la corbata la que daba la señal para
la acción. Se eliminó la sugestión, y el individuo ya no sentía la
compulsión de llevar a cabo el acto.
Estas son las partes de la aberración. Una vez que uno sabe exactamente
qué partes de qué cosa son aberraciones, todo el problema es muy
sencillo. A primera vista parece increíble que la fuente pudiera haber
permanecido tan perfectamente oculta durante tantos miles de años de
investigación. Pero, reconsiderándolo, resulta milagroso que la fuente
haya sido descubierta, porque está escondida muy bien y muy astutamente.
La "inconsciencia", en su variedad no hipnótica, es un poco más severa;
se necesita más que algunos pases de manos para causar el tipo de
"inconsciencia" que produce la demencia.
La conmoción en accidentes, las anestesias empleadas para operaciones,
el dolor de las lesiones y los delirios en la enfermedad, son las
fuentes principales de lo que nosotros llamamos "inconsciencia".
El mecanismo, en nuestra analogía de la mente, es muy sencillo. Entra
una ola destructiva de dolor físico o algún veneno filtrable, como el
éter, y se funden algunos o todos los fusibles de la mente analítica.
Cuando ésta queda desconectada, lo mismo sucede con lo que conocemos
como los bancos estándares de memoria.
Los períodos de "inconsciencia" son lagunas en los bancos estándares de
memoria. Estos períodos en blanco constituyen lo que la Dianética llama
el banco de la mente reactiva.
Las veces en que la mente analítica está en pleno funcionamiento, más
las veces en que la mente reactiva está en funcionamiento, son una línea
continua de registro consecutivo a lo largo del período completo de la
vida.
Durante los períodos en los que la mente analítica se ve desconectada,
ya sea total o parcialmente, la mente reactiva entra en acción total o
parcialmente. En otras palabras, cuando la mente analítica está medio
desconectada la mente reactiva está conectada a medias. En realidad no
es posible establecer proporciones tan marcadas, pero esto es para dar
una aproximación.
Cuando el individuo está total o parcialmente "inconsciente", la mente
reactiva se conecta total o parcialmente. Cuando está totalmente
consciente, su mente analítica se encuentra en pleno control del
organismo. Cuando se reduce su consciencia, la mente reactiva se conecta
en la misma proporción.
A grandes rasgos, los momentos que contienen "inconsciencia" en el
individuo son momentos contrasupervivencia. Por lo tanto, es vital que
algo tome el control, de modo que el individuo pueda actuar
mecánicamente para salvar a todo el organismo. El luchador que pelea
medio inconsciente, el hombre quemado que se arrastra fuera del fuego,
son casos en que la mente reactiva resulta valiosa.
La mente reactiva es muy ruda. Tiene que serlo para poder enfrentarse a
las oleadas de dolor que ponen fuera de combate cualquier otra
sensibilidad en el cuerpo. No es muy refinada, pero es terriblemente
exacta. Posee una baja categoría de habilidad computadora, categoría que
es subidiota, pero uno no esperaría otra cosa más que una baja categoría
de habilidad de una mente que sigue conectada mientras el cuerpo está
siendo aplastado o achicharrado.
El banco reactivo no almacena recuerdos según el
concepto que nosotros tenemos de ellos. Almacena engramas.
Estos engramas son un registro completo, hasta el último detalle, de
toda percepción que esté presente en un momento de "inconsciencia"
parcial o total. Son tan exactos como cualquier otro registro en el
cuerpo, pero tienen su fuerza propia. Son como grabaciones fonográficas
o películas cinematográficas, si éstas tuvieran todas las percepciones
de vista, sonido, olor, gusto, sensación orgánica, etc.
Sin embargo, la diferencia entre un engrama y un recuerdo es bastante
clara. Un engrama puede estar permanentemente soldado a todos y cada uno
de los circuitos del cuerpo y conducirse como una entidad.
En todas las pruebas de laboratorio sobre estos engramas, se encontró
que poseían fuentes "inagotables" de poder para mandar al cuerpo. Sin
importar cuántas veces se reactivara uno de ellos en un individuo,
todavía era potente. De hecho, se volvía aún más capaz de ejercer su
poder en proporción a su reactivación.
Lo único que pudo empezar a debilitar estos engramas fue la técnica que
dio como resultado la terapia dianética, la cual se tratará en su
totalidad en la tercera sección de este libro.
He aquí un ejemplo de un engrama: una mujer es derribada de un golpe.
Queda "inconsciente". Es pateada y se le dice que es una farsante, que
no es buena, que siempre está cambiando de parecer. Cuando esto sucede,
cae una silla. En la cocina hay un grifo abierto.
Por la calle está pasando un coche. El engrama contiene un registro
consecutivo de todas estas percepciones: vista, sonido, tacto, gusto,
olor, sensación orgánica, sentido cinético, posición de las
articulaciones, registro de sed, etc. El engrama constaría de la
declaración completa que se le hizo cuando estaba "inconsciente": los
tonos de la voz, la emoción en la voz, el sonido y la sensación del
primer golpe y de los subsiguientes, el tacto del suelo, la sensación y
el sonido de la silla derribada, la sensación orgánica del golpe, quizás
el sabor de la sangre en su boca o cualquier otro sabor presente, el
olor de la persona que la ataca y los olores de la habitación, el sonido
del motor y de las ruedas del coche que pasa, etc.
Todas estas cosas caerían dentro de la categoría de la "sugestión
imperativa". Pero aquí hay otra cosa que es nueva; algo que no está en
los bancos estándares, excepto sus circunstancias: dolor y emoción
dolorosa.
Estas cosas son las que establecen la diferencia
entre los bancos estándares y los bancos reactivos de engramas: el dolor
físico y la emoción dolorosa. El dolor físico y la emoción dolorosa
representan la diferencia entre un engrama, que es la causa de la
aberración -de toda aberración-, y un recuerdo.
Todos hemos oído que la mala experiencia ayuda a vivir y que sin la mala
experiencia el hombre jamás aprende. Esto puede ser muy, muy cierto,
pero no incluye al engrama. El engrama no es experiencia; es acción
impuesta.
Quizá, antes de que el hombre poseyera un vocabulario extenso, estos
engramas le fueran de alguna utilidad. Representaban supervivencia en
formas que se explicarán más adelante. Pero cuando el hombre adquirió un
buen lenguaje homonímico (palabras que suenan igual pero que significan
cosas diferentes) y, de hecho, cuando adquirió cualquier lenguaje, estos
engramas se convirtieron mucho más en un riesgo que en una ayuda. Y
ahora, con el hombre bastante evolucionado, estos engramas no le
protegen en absoluto, sino que le vuelven loco, ineficaz y enfermo.
La prueba de cualquier afirmación está en su aplicabilidad. Cuando estos
engramas se borran del banco de la mente reactiva, la racionalidad y la
eficiencia aumentan enormemente; la salud se mejora considerablemente, y
el individuo computa racionalmente según el patrón de conducta de
supervivencia, es decir, disfruta de sí mismo y de la compañía de los
que le rodean, y es constructivo y creativo. Es destructivo sólo cuando
algo realmente amenaza la esfera de sus dinámicas.
Por tanto, el valor de estos engramas es del todo negativo en esta etapa
del desarrollo del hombre. Cuando se encontraba más cerca del nivel de
sus primos los animales (todos los cuales tienen mentes reactivas de
este mismo tipo), esta información pudo haberle sido útil. Pero el
lenguaje y su existencia modificada convierten a cualquier engrama en un
riesgo notable y ningún engrama tiene ningún valor constructivo.
La mente reactiva se dispuso para asegurar la supervivencia. Todavía
aparenta actuar en este sentido; pero sus grandes errores sólo conducen
ahora en la otra dirección.
Hay en realidad tres clases de engramas, todos ellos aberrativos: el
primero es el engrama contrasupervivencia. Este contiene dolor físico,
emoción dolorosa, todas las otras percepciones y amenaza para el
organismo. Una niña a la que un violador golpea para desmayarla y
después abusa de ella, recibe este tipo de engrama. El engrama
contrasupervivencia contiene un antagonismo aparente o verdadero hacia
el organismo.
El segundo tipo de engrama es el engrama prosupervivencia. Un niño de
quien se ha abusado está enfermo.
Mientras está parcial o totalmente "inconsciente" se le dice que se le
cuidará, que se le tiene un gran cariño, etc. Este engrama no se toma
como contrasupervivencia, sino como prosupervivencia. Parece estar a
favor de la supervivencia. De los dos, este último es el más aberrativo,
ya que se ve reforzado por la ley de la afinidad que siempre es más
poderosa que el miedo. El hipnotismo se aprovecha de esta característica
de la mente reactiva, al ser un trato de simpatía a un individuo
artificialmente inconsciente. El hipnotismo está tan limitado como está
porque no contiene, como factor, dolor físico y emoción dolorosa: cosas
que mantienen a un engrama fuera de la vista y anclado por debajo del
nivel de "consciencia".
El tercero es el engrama de emoción dolorosa, que es similar a los otros
engramas. Es causado por la conmoción de una pérdida repentina, como la
muerte de un ser amado.
El banco de la mente reactiva se compone
exclusivamente de estos engramas. La mente reactiva "piensa"
exclusivamente con estos engramas. Y "piensa" con ellos de una forma que
haría maldecir a Korzybski,
porque piensa en términos de total identificación, es decir,
identidades: una cosa idéntica a otra.
Si la mente analítica hiciera una computación sobre manzanas y gusanos,
probablemente ésta podría formularse como sigue: algunas manzanas tienen
gusanos, otras no; al morder una manzana, ocasionalmente uno encuentra
un gusano, a menos que la manzana haya sido debidamente fumigada; los
gusanos dejan agujeros en las manzanas.
Sin embargo, la mente reactiva, haciendo una computación de manzanas y
gusanos según se contienen en su banco de engramas, computaría como
sigue: las manzanas son gusanos, son mordiscos, son agujeros en
manzanas, son agujeros en cualquier cosa, son manzanas y siempre son
gusanos, son manzanas, son mordiscos, etc.
Las computaciones de la mente analítica pueden abarcar las más
sorprendentes sumas de cálculos, los astutos giros de la lógica
simbólica, las computaciones requeridas para la construcción de puentes
o la confección de vestidos. Cualquier ecuación matemática que se haya
visto procedió de la mente analítica y podría ser utilizada por la mente
analítica para resolver los problemas más rutinarios.
¡No así la mente reactiva! Esta es tan bella y maravillosamente simple,
que puede afirmarse que funciona únicamente con una ecuación: A = A = A
= A = A.
Inicia cualquier computación con la mente reactiva. Naturalmente,
iníciala con los datos que ésta contiene. Para esta mente cualquier dato
es exactamente igual a cualquier otro dato en la misma experiencia.
Una computación analítica hecha con la mujer que fue golpeada, según se
mencionó, sería la de que las mujeres caen a veces en situaciones en que
son golpeadas y lastimadas, y se ha sabido que hay hombres que golpean y
lastiman a las mujeres.
Una computación de la mente reactiva sobre este engrama, como engrama,
sería: el dolor de la patada es igual al dolor del golpe, es igual a la
silla que se derriba, es igual al coche que pasa, es igual al grifo, es
igual al hecho de que ella es una farsante, es igual al hecho de que
ella no es buena, es igual al hecho de que ella cambia de parecer, es
igual a los tonos de voz del hombre, es igual a la emoción, es igual a
una farsante, es igual a un grifo abierto, es igual al dolor de la
patada, es igual a la sensación orgánica en el área de la patada, es
igual a la silla que se derriba, es igual a cambiar de parecer, es igual
a... Pero, ¿para qué continuar? Cada una de las percepciones de este
engrama es igual a cualquier otra percepción de este engrama. ¿Qué, no
es eso absurdo? ¡Exactamente!
Continuemos examinando nuestra sugestión imperativa poshipnótica de la.
corbata que se toca y la chaqueta que se quita. En ésta tenemos los
factores visibles de cómo opera la mente reactiva.
Esta sugestión poshipnótica sólo necesita una carga emocional y dolor
físico para transformarse en un engrama peligroso. En realidad es una
cierta forma de engrama. Es introducido por simpatía entre el operador y
el individuo, lo que haría de él un engrama prosupervivencia de
compasión.
Sabemos ahora que el operador sólo tenía que tocar su corbata para que
el individuo despierto se quitara la chaqueta. El individuo no sabía qué
era lo que le hacía quitarse la chaqueta, y encontraba todo tipo de
explicaciones para la acción, ninguna de las cuales era la correcta. El
engrama, en este caso la sugestión poshipnótica, en realidad estaba
situado en el banco de la mente reactiva. Estaba por debajo del nivel de
consciencia, era una compulsión que brotaba de debajo del nivel de
consciencia. Y operaba sobre los músculos para hacer que el individuo se
quitara la chaqueta. Eran datos impresos en los circuitos del cuerpo,
por debajo del nivel de mando de la mente analítica, y no solamente
operaban sobre el cuerpo, sino también sobre la misma mente analítica.
Si este individuo se quitara la chaqueta cada vez que viera que alguien
se toca una corbata, la sociedad lo consideraría ligeramente loco. Y,
sin embargo, no hubo poder de consentimiento sobre esto. Si el individuo
hubiese intentado frustrar al operador negándose a quitarse la chaqueta,
habría experimentado una gran incomodidad de una u otra clase.
Tomemos ahora un ejemplo de los procesos de la mente reactiva en un
nivel inferior de la vida: un pez entra nadando en lugares poco
profundos donde el agua es salobre, amarilla y tiene sabor a hierro.
Acaba de tomar un bocado de camarón cuando un pez más grande lo embiste
y lo golpea en la cola.
El pececillo consigue escapar, pero ha sido lastimado físicamente.
Teniendo poderes analíticos insignificantes, el pececillo depende de la
reacción para una gran parte de la elección de su actividad.
Ahora cura su cola y sigue con sus asuntos. Pero un día es atacado por
un pez más grande que le golpea la cola. Esta vez no es lastimado
seriamente; simplemente golpeado. Pero algo ha sucedido. Algo en su
interior considera que en su elección de acción está siendo descuidado.
Hay una segunda lesión en la misma área.
La computación en el nivel reactivo del pez fue ésta: poca profundidad
es igual a salobre, es igual a amarillo, es igual a sabor a hierro, es
igual a dolor en la cola, es igual a camarón en la boca, y cualquier
cosa de éstas es igual a cualquier otra.
El golpe en la cola en la segunda ocasión activó
el engrama. Demostró al organismo que algo como el primer accidente
(pensamiento de identidad) podría volver a suceder. Por lo tanto,
¡cuidado!
Después de esto, el pececillo nada en aguas salobres. Esto lo pone
ligeramente "nervioso". Pero sigue nadando y se encuentra en aguas
amarillas y salobres. Y todavía no da la vuelta. Comienza a sentir un
pequeño dolor en la cola. Pero sigue nadando. De repente, siente un
sabor a hierro y el dolor en la cola se hace intenso. Y allá va como un
rayo. Ningún pez le perseguía. Allí había camarones para comer. Pero de
todos modos se alejó de allí. ¡Peligroso lugar! Y, si no se hubiera
retirado, habría conseguido de verdad un dolor en la cola.
El mecanismo es un cierto tipo de actividad de supervivencia. En un pez,
puede servir para un propósito. Pero en un hombre que se quita la
chaqueta cada vez que alguien se toca la corbata, el mecanismo de
supervivencia ha sobrevivido demasiado. ¡Pero ahí está! Sigamos
investigando a nuestro joven y su chaqueta. La señal para quitarse la
chaqueta era muy precisa. El operador se tocaba la corbata. Esto es
equivalente a todas y cada una de las percepciones que recibía el pez y
que le hicieron retroceder. El tocarse la corbata pudo haber sido una
docena de cosas. Cualquiera de las doce cosas pudo haber sido la señal
para quitarse la chaqueta.
En el caso de la mujer que quedó inconsciente y
fue pateada, cualquier percepción en el engrama que recibió tiene un
grado de reestimulación.
El agua saliendo de un grifo podría no haberla afectado en gran medida.
Pero el agua saliendo del grifo, más un coche que pasa, podrían haber
iniciado cierta leve reactivación del engrama, una vaga molestia en las
áreas en que fue golpeada y pateada, aunque todavía no lo suficiente
como para causarle verdadero dolor; pero de todos modos está ahí. Al
agua saliendo y al coche pasando agregamos la estrepitosa caída de una
silla y la mujer experimenta una conmoción de leves proporciones. Agrega
ahora el olor y la voz del hombre que la pateó, y el dolor empieza a
aumentar. El mecanismo le está diciendo que ella se encuentra en terreno
peligroso, que debería irse. Pero ella no es un pez, sino un ser
altamente sensible; según lo que sabemos, la más compleja estructura
mental que ha evolucionado hasta ahora en la tierra: el organismo de la
especie humana. Hay muchos otros factores en el problema aparte de este
engrama específico. Ella se queda. Los dolores en las áreas en que fue
maltratada se transforman en una predisposición a la enfermedad o son
enfermedad crónica en sí mismos; cierto que de menor importancia en el
caso de este incidente, pero enfermedad de todos modos. Su afinidad por
el hombre que la golpeó puede ser tan alta que el nivel analítico,
ayudado por un tono general normalmente alto, puede contrarrestar estos
dolores. Pero si ese nivel es bajo, sin mucho que lo apoye, entonces los
dolores pueden hacerse mayores.
El pez que fue lastimado y que recibió un engrama no repudió a los
camarones. Puede ser que después perdiese un poco su entusiasmo por los
camarones, pero el potencial de supervivencia de comer camarones hacía
que identificara a los camarones mucho más con el placer que con el
dolor.
Una vida agradable y esperanzada en general -y nunca pienses que
insinuamos que la mujer se queda solamente por la comida, digan lo que
digan los bromistas respecto a las mujeres- tiene un alto potencial de
supervivencia, y eso puede vencer una gran cantidad de dolor. Sin
embargo, según disminuye el potencial de supervivencia, nos acercamos
más estrechamente al nivel del dolor (zona 0 y zona 1), y tal engrama
podría empezar a ser severamente reactivado.
Aquí hay, sin embargo, otro factor además del dolor; de hecho varios
factores más. Si al joven que se quita la chaqueta se le hubiese dado
una de las sugestiones imperativas neuróticas que se enlistaron hace
unas pocas páginas, habría reaccionado a ella al recibir la señal.
El engrama que esta mujer ha recibido contiene una
sugestión imperativa neurótica además de los reestimuladores
generales, tales como el grifo, el coche y la silla derribada. Se le ha
dicho que es una farsante, que no es buena y que siempre está cambiando
de parecer. Cuando el engrama es reestimulado en una de las muchas
formas posibles, ella tiene la "sensación" de que no es buena, de que es
una farsante, y cambiará de parecer.
Hay a mano varios casos que ilustran con propiedad
lo triste de esto. Un caso en particular, que fue aclarada, había sido
golpeada severamente muchas veces habiéndosele dicho una cosa similar
cada vez, todas ellas derogatorias. El contenido infería que era de
moral muy relajada y que cohabitaba con cualquiera. Su padre, que la
trajo como caso -ella ya se había divorciado- se quejaba de que era de
moral muy relajada y había cohabitado con varios hombres en otras tantas
semanas. Ella misma admitió que esto era cierto, que no podía
comprenderlo, que le preocupaba, pero que simplemente "parecía no poder
evitarlo". Un examen de los engramas en su banco de mente reactiva sacó
a la luz una larga serie de palizas con ese contenido. Dado que este era
un asunto de investigación y no de tratamiento -aunque éste le fue
administrado- se entró en contacto con su ex-esposo. Un examen, del que
ella no supo, demostró que la dramatización
iracunda del hombre contenía estas mismísimas palabras. Había pegado a
su esposa hasta convertirla en una mujer de moral relajada, porque él
temía a las mujeres de moral relajada.
Todos los casos examinados en esta investigación fueron verificados
cotejando los engramas del paciente con los engramas del que los
proporcionó. Los contenidos de los incidentes se comprobaron siempre que
ello fue posible, y se encontró que concordaban uniformemente. Se
tomaron todas las medidas para evitar otro medio de comunicación entre
el que los proporcionó y el paciente. Se descubrió que todo lo hallado
en los períodos "inconscientes" de cada paciente era exacto cuando se
cotejaba con otras fuentes.
La analogía entre el hipnotismo y la aberración resulta buena. Mediante
sugestión imperativa, el hipnotismo introduce una u otra forma de
demencia. Generalmente es de efecto temporal, pero a veces la sugestión
hipnótica no se "soltará" o se eliminará de forma deseable para el
hipnotizador. El peligro de efectuar experimentos con hipnotismo en
pacientes no aclarados se encuentra en otro mecanismo de la mente
reactiva.
Cuando existe un engrama como el de nuestro ejemplo anterior, la mujer
obviamente estaba "inconsciente" en el momento de recibir el engrama.
Ella no poseía un recuerdo (registro) del incidente en el banco
estándar, aparte de saber que el hombre la había dejado inconsciente.
Por lo tanto, el engrama no era una experiencia, tal y como entendemos
la palabra. Podía actuar desde abajo para aberrar sus procesos
pensantes. Podía ocasionarle extraños dolores -que ella atribuía a
alguna otra cosa- en las áreas lastimadas. Pero era desconocido para
ella.
Era necesaria la activación para poner en marcha
el engrama. Pero, ¿qué era exactamente lo que podía activarlo? Un tiempo
después, encontrándose cansada, el hombre la amenazó con pegarla de
nuevo y la insultó. Esta fue una experiencia a nivel consciente. Ella la
encontró "mentalmente dolorosa". Y era "mentalmente dolorosa" solamente
porque por debajo de esta experiencia había dolor físico, vivo y real,
oculto, que había sido activado por la experiencia consciente. La
segunda experiencia era un candado.
Era un recuerdo, pero tenía una nueva clase de acción en los bancos
estándares. Tenía demasiado poder y ese poder lo obtuvo de un golpe
físico pasado. La mente reactiva no es demasiado cuidadosa en cuanto a
su reloj medidor del tiempo. De hecho, no puede distinguir entre la edad
de un año y la de noventa, cuando se inicia una activación. El engrama
real surgió por debajo del banco estándar.
Ella cree que está preocupada por lo que él le dijo en la experiencia
del candado. En realidad está preocupada por el engrama. De esta forma,
los recuerdos se hacen "dolorosos". Pero el dolor no se almacena en los
bancos estándares. No hay espacio para el dolor en ese banco. Ningún
espacio. Hay un lugar para el concepto del dolor, y estos conceptos de
lo que es doloroso son lo bastante buenos para mantener a ese organismo
sensible llamado hombre alejado de todo el dolor que él cree que es
realmente peligroso. En un claro no existen recuerdos que induzcan al
dolor, porque no se ha dejado ningún registro de dolor físico en el
banco de la mente reactiva que eche a perder la maquinaria.
El joven que se quita la chaqueta no sabía qué era lo que le preocupaba
o qué le obligaba a hacer lo que hacía. La persona con un engrama no
sabe qué es lo que le preocupa. Piensa que es el candado, y el candado
puede encontrarse a una distancia muy remota de cualquier cosa que se
parezca al engrama. El candado puede tener un contenido similar de
percepciones; pero puede ser sobre un asunto completamente diferente.
No es muy complicado comprender qué es lo que hacen estos engramas.
Simplemente son momentos de dolor físico lo bastante fuertes como para
desconectar una parte o la totalidad de la maquinaria analítica; son
antagonismo hacia la supervivencia del organismo o falsa compasión para
la supervivencia del organismo. Esa es la definición completa.
"Inconsciencia" grande o pequeña, dolor físico, contenido de percepticos
y datos contrasupervivencia o prosupervivencia. Son manejados por la
mente reactiva, que piensa exclusivamente en identidades de que todo es
igual a todo. Y ellos imponen sus órdenes al organismo blandiendo el
látigo del dolor físico. Si el organismo no hace exactamente lo que
ellos dicen (y cualquier claro te dirá que es imposible hacerlo), se
conecta el dolor físico. Ellos dirigen a una persona como un domador
dirige a un tigre; y durante el proceso pueden convertir a un hombre en
un tigre sin mucha dificultad, y además pegarle la sarna.
Si el hombre no hubiese inventado el lenguaje o, como se demostrará, si
sus lenguajes fuesen un poco menos homonímicos y más específicos con sus
pronombres personales, los engramas todavía serían datos de
supervivencia y el mecanismo funcionaría. Pero el hombre ha sobrepasado
la utilidad de estos engramas. Eligió entre lenguaje y locura potencial,
y por los vastos beneficios del primero recibió la maldición de la
segunda.
El engrama es la única y exclusiva fuente de la aberración y de la
enfermedad psicosomática.
Se ha examinado una enorme cantidad de datos. No se ha encontrado una
sola excepción. En "personas normales", en el neurótico y demente, la
eliminación total o parcial de estos engramas, sin otra terapia, ha
producido de manera uniforme un estado muy superior a la norma actual.
No se encontró la necesidad de cualquier otra teoría o terapia que las
que se dan en este libro para el tratamiento de todas las enfermedades
psíquicas o psicosomáticas.
Inductivo -va: que usa el razonamiento de inducción, lógico, de
que existe una ley general porque existen casos particulares que
parecen ser ejemplos de ella.
En Dianética, se considera que un recuerdo es cualquier concepto
de percepciones almacenadas en los bancos estándares de memoria,
el cual es potencialmente recordable por el "yo". Una escena
contemplada por los ojos y percibida por los otros sentidos se
convierte en un registro en los bancos estándares de memoria, y
más tarde puede ser recordada por el "yo" para referencias.