En todo caso, al menos puedo decir lo siguiente a
propósito de todos los que han escrito y escribirán y pretenden ser competentes
en las materias por las que yo me intereso, o porque recibieron mis enseñanzas o
de otros o porque lo descubrieron personalmente: en mi opinión es imposible que
hayan comprendido nada de la materia. Desde luego, no hay ni habrá nunca una
obra mía que trate estos temas; no se pueden, en efecto, precisar como se hace
con otras ciencias, sino que después de una larga convivencia con el problema y
después de haber intimado con él, de repente, como la luz que salta de la
chispa, surge la verdad en el alma y crece ya espontáneamente.
Sin duda, tengo
la seguridad de que, tanto por escrito como de viva voz, nadie podría exponer
estas materias mejor que yo; pero sé también que si estuviera mal expuesto,
nadie se disgustaría tanto como yo. Si yo hubiera creído que podían expresarse
satisfactoriamente con destino al vulgo por escrito u oralmente, ¿qué otra tarea
más hermosa habría podido llevar a cabo en mi vida que manifestar por escrito lo
que es un supremo servicio a la humanidad y sacar a la luz en beneficio de todos
la naturaleza de las cosas?. Ahora bien, yo no creo
que la discusión filosófica sobre estos temas sea como se dice, un bien para los
hombres, salvo para unos pocos que están capacitados para descubrir la verdad
por sí mismos con unas pequeñas indicaciones. En cuanto a los demás, a unos les
cubriría de un injusto desprecio.
Lo que es totalmente inadecuado, y a otros de una vana y
necia suficiencia, convencidos de la sublimidad de las enseñanzas recibidas".