Estás perdido. Has decido
regresar a tu camino original. ¿Qué hacer? Primero que nada,
no debes desesperar. No has desaparecido del espacio. Simplemente no estás
donde querrías, eso es todo. Mirado así es menos angustiante.
Oriéntate. ¿Por dónde sale el
Sol? ¿Por dónde se esconde? Ya tienes algo claro, tu Norte
al menos. Mira al Cielo. ¿Dónde se haya el Arquero Celeste?
¿Dónde la Cruz del Sur?
Reconstruye mentalmente el camino
andado. ¿En qué punto exacto dejaste tu camino original?
No estás solo. Hay hermanos contigo. Recurre a ellos por ayuda,
que de seguro responderán.
Si es de noche, te aconsejo no moverte.
No sabes qué encontrarás en el boque. Tal vez hallarás
Guardianes, pero es seguro que bruijas saldrán a tu paso también.
Espera a que el Sol salga y camina de día. Raciona tus alimentos,
el agua, tu aliento y tus latidos. Puedes demorarte algún tiempo
en regresar. Si es invierno y está todo nevado debes ser más
cuidadoso todavía. El paisaje es más homogéneo, el
camino más difícil de reconocer. Cuidate del frío,
abriga especialmente tus pies. Si has llegado demasiado lejos, tendrás
que esperar los deshielos primaverales para regresar. Mientras tanto, esfuérzate
en dejar señales que otros hermanos puedan reconocer. Si quieres
ayuda, si quieres ser visto debes hacerlo notar. Si estás verdaderamente
perdido, encerrarte en nada ayudará.
Pero por sobre
todo no te rindas no te dejes estar, no te sientes. Si lo haces, el manto gélido
de la muerte te hará suyo.
Si realmente quieres regresar, busca
un río. Tarde o temprano, llegarás a las arenas tibias del
mar.
|