Salta al precipicio. Arriésgalo
todo y lánzate. Aunque todo en el exterior parezca indicar que morirás,
inténtalo. La mano del Altísimo te recogerá en el
último momento. Pasarás hambre y frío. Sentirás
el horror apoderarse de tu piel durante la caída. Pero no dudes.
Si lo haces, morirás. Confía en que nada te pasará.
Y aterrizarás suavemente.
Del libro
"EL ORÁCULO DEL
GUERRERO"
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