SEXTO
COMPROMISO DEL ÉXITO
Me he engañado
a mi mismo durante demasiado tiempo. |
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He alabado con
insinceridad a todos aquellos que me han empleado y he escatimado
cada hora de los que yo consideraba que era un trabajo pesado y
tedioso. Para mí, el trabajo era el lamentable precio que tenía que
pagar par existir, porque en el momento de mi nacimiento los dioses
no tuvieron a bien depositar oro en mis manos y una corona sobre mi
cabeza. Qué necio he sido.
Ahora sé que el fruto derivado de
trabajo es el más dulce de todos los placeres y que aun cuando el
genio quizá inicie grandes obras, sólo el trabajo las terminará.
Al fin he abierto los ojos gracias a estos pergaminos.
Que sencillo sería mi trabajo si yo dedicara tanto esfuerzo a
mejorar su calidad como el que he dedicado encontrar excusas par no
hacerlo en forma adecuada.
Hay un grandioso secreto del éxito
que empequeñece a todas las demás reglas. Con toda certeza será
incluido en todas y cada una de las listas de afirmaciones sobre la
creación de una vida mejor durante los siglos y los milenios por
venir, y no obstante, la mayoría de la humanidad la rechazará, una y
otra vez, como algo demasiado difícil. La riqueza, la posición, la
fama he incluso la esquiva felicidad serán mías, a la larga, si cada día
me decido a prestar más y mejores servicios de los que me pagan. Hay
otra forma más poderosa de recordar esta ley tan difícil de la
vida... cuando nos piden que avancemos un kilómetro, debemos estar
dispuestos a avanzar dos. Dentro de muchos siglos, lo mismo que
ahora, sólo unos cuantos tendrán la determinación necesaria para
seguir este gran secreto de triunfadores y ellos serán los que
reciban los honores.
¡Yo empiezo el día de hoy!
Nunca jamás volveré a desempeñar ninguna tarea si no es en la
mejor forma en que pueda hacerlo.
Ahora sé que a fin de crecer
y florecer, debo atender estrictamente mis asuntos y adelantarme un
poco al tiempo. Aquellos que llegan a la cima son los que no se
contentan con hacer sólo lo que se les exige. Hacen algo más.
Avanzan otro kilómetro, y otro más.
Jamás cruza por su mente la
medida de su recompensa. Sabe que a la larga le recibirá.
Sólo
hay un método seguro para alcanzar las propias metas y es mediante el
trabajo arduo, tanto mental como físico Si no estoy dispuesto a pagar
ese precio para sobresalir, deberé estar preparado para resignarme a
un futuro de lágrimas y de pobreza, golpeándome el pecho y
compadeciéndome por lo vano de una vida desprovista de sonrisas y de
recompensas. Ya no siento lástima de mi mismo. Me he apartado de ese
camino que o conduce a ninguna parte.
Nunca jamás volveré a
desempeñar ninguna tarea si no es en la mejor forma en que pueda
hacerlo.
No estoy encadenado a mi trabajo; no soy un esclavo.
Incluso si detesto las tareas que debo desempeñar, comprendo que el
trabajo fatigoso es tan necesario para que salgan a relucir los
tesoros de mi mente, a fin de mejorar mi suerte, como también son
necesarios el trabajo de la tierra y la siembra para producir
resultados para todos aquellos que cultivan la tierra. Yo puedo
desarrollarme más allá de cualquier tarea que me asignen ahora,
siempre y cuando nunca me olvide de que soy hijo de Dios y nací para
triunfar.
Nunca jamás volveré a desempeñar ninguna tarea si no es
en la mejor forma en que pueda hacerlo.
Mi parte del trabajo
de este día quizá sea limitada, pero el hecho no se mueve sólo
gracias a los poderosos músculos de nuestros héroes, sino también
gracias al conjunto de los pequeños impulso de cada trabajador
honesto. El secreto del verdadero amor al trabajo es la esperanza de
triunfar en ese trabajo, no por la recompensa en dinero, no por el
tiempo dedicado a ello o por la habilidad ejercida, sino por el
orgullo y la satisfacción en el desempeño del trabajo mismo.
Una recompensa suficiente por algo bien hecho es haberlo hecho.
Nunca jamás volveré a desempeñar ninguna tarea si no es en la
mejor forma en que pueda hacerlo.
De ahora en adelante, cuando
haya terminado mi día de trabajo, sorprenderé al mundo.
Permaneceré allí un poco más y dejaré que ese esfuerzo adicional sea una
inversión para mi futuro. Con una actitud así, tan rara en este egoísta
mundo en que vivimos, no puedo fracasar.
Y no obstante, si
trabajo de esa manera, si persisto en recorrer ese kilómetro
adicional, debo prepararme par las burlas que quienes nunca
contribuyen con un día de trabajo justo. Con objeto de lograr alguna
cosa grandiosa en esta breve vida, me doy cuenta de que debo
dedicarme la trabajo con tal concentración de mi mente, de mis
músculos y de mi tiempo que, para todos aquellos que viven la
escualidez del ocio, pueda parecerles que he perdido la razón. Que
así sea.
Nunca jamás volveré a desempeñar ninguna tarea si no es
en la mejor forma en que pueda hacerlo.
Si me dan amor y
trabajo, sólo esas dos cosas, podré vivir una vida contenta.
Yo
no podría, por mucho tiempo, ser feliz sin alimento, bebida, comida,
ropa o abrigo, pero puedo tener todas esas cosas hasta la perfección y
aun así ser infeliz. ¿Qué es lo mejor para un río? Seguir corriendo;
si se detiene, se estanca. Lo mejor par mí es aquello que mantiene mi
flujo en movimiento. Muy pocas personas se dan cuenta de lo mucho que
su felicidad depende de su trabajo, del hecho de que se mantienen
ocupadas y no disponen de tiempo para condolerse de sí mismas. Yo no
soy nada sin mi trabajo. El secreto primordial de la felicidad es
tener algo que hacer.
Nunca jamás volveré a desempeñar ninguna tarea si no es en la
mejor forma en que pueda hacerlo.
Jamás volveré a dejar de
recorrer ese kilómetro adicional, o de rendir menos de lo que merece
mi paga.
De ahora en adelante, desempeñaré mi trabajo con toda la
intensidad que pueda dedicarle... no sólo mi trabajo y nada más,
sino un poco más, ese poco más que con el tiempo valdrá todo el
resto. Y si sufro, como a menudo me sucederá, y si dudo del valor de
mis esfuerzos, como en ocasiones lo haré, aun así seguiré
desempeñando mi trabajo. Pondré en ello todo mi corazón y el cielo se
despejará, y desde el fondo mismo de la duda y el sufrimiento, nacerá la
suprema alegría de la vida.
Espero
obedecer siempre esta promesa especial de éxito:
Nunca jamás volveré a desempeñar ninguna tarea si no es en la
mejor forma en que pueda hacerlo.
Og Mandino |
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