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EL CIELO RESPONDE

Primera Parte

Grados de evolución espiritual

Jorge Olguin

 
 

II

GRADOS DE EVOLUCIÓN ESPIRITUAL

En los comienzos de a historia de la humanidad, los hombres prehistóricos se manejaban  de  manera  totalmente  instintiva, con  una  tremenda  violencia, que usaban incluso hasta para aparearse con la hembra, llegando a someterla por la fuerza para satisfacer su necesidad fisiológica.

 
   

Se dice que vinieron grandes Maestros de un planeta del sistema de Orión hasta las tierras de Egipto, dejaron sus enseñanzas y la humanidad comenzó a evolucionar.

También se dice que alguno de los faraones eran seres de aquella civilización extraterrestre y por eso fueron considerados dioses por los hombres de aquella época.

Desgraciadamente, muchas de esas enseñanzas cayeron en manos de algunos sacerdotes con ansias de poder, que usaron ese conocimiento para someter a sus semejantes.

 

Otros sacerdotes de espíritu más elevado sirvieron a la Luz y guardaron esa sabiduría bajo escritura jeroglífica, para que no sea fácil de descifrar por las personas que sirviesen al Mal.

Uno de esos grandes Maestros venidos de Orión (actualmente está nuevamente encarnado en Orión) era Thot,[1]  que fue considerado el dios tutelar de la ciudad de Hermópolis, dios lunar, señor de la sabiduría, inventor de las ciencias, de las artes y de la ya nombrada escritura jeroglífica. El pueblo griego lo conocía como Hermes Trimegisto.

De  esta  forma  griega  de  denominar  a  Thot proviene  el  título  de  los  Libros  herméticos, aplicado  a  42  tomos  sagrados  de  sabiduría egipcia.

Una  de  las  sociedades  que  estudian esas  ciencias  ocultas  es  la  Orden  Hermética  del   Alba   de   Oro  (Hermetic  Order  of  The  Golden  Dawn),  fraternidad  inglesa  fundada en  1887,  por  miembros  de  una Orden de carácter Rosacruz.

La  creación  siguió  su  curso  y,  para  seguir apuntalando  espiritualmente  al  ser  humano, llegaron  a  encarnar  grandes  Maestros  de  la Luz:  Asaph ben Berequías,  profeta  hebreo,  cuyo  verdadero nombre  se  dice  que  era  Osarsiph  y  habría sido  iniciado  en  los  Misterios  de Heliópolis.

El  patriarca  Enoch,  a  quien  se  le  atribuye  el  llamado  Libro  de  Enoch,  en  donde  éste cuenta  sus  místicas  y  simbólicas  visiones.

El  profeta  Elías,  que   encarnó  para  unir  a  las  familias y  sembrar  el  amor  en  todas  las comunidades de aquella época tan oscura.

Y al final vino el Maestro Jesús, que enseñó la religión sin religión, que predicó el Amor con  mayúsculas,  que  clamó  tantas  veces  que al  Padre  se  lo  encuentra  en  el interior  del  hombre,  no en la cima del monte ni en la sinagoga.

Eran  palabras  muy  avanzadas para  aquella  época,  incluso  para este tiempo.

Muchas  personas  todavía  viven  en  una búsqueda  infructuosa,  ávidas  de  diálogo personal con  el  amante  Dios  y  tratan de  buscarlo  en  una  imagen, en un santuario,  mientras  siguen con  su  egoísmo  cotidiano,  sin  ver más allá de  sus  narices.  Preocupándose  poco  y  nada por  su  prójimo,  y  pensando que más  tarde, con  un  poco  de  arrepentimiento,  la  tarea ya  estaría  hecha [2].

No  se  dan  cuenta  que  así lo  toman  a  Dios  por  un  tonto,  queriendo engañarlo,  como  si  Él  no  estuviera  dentro  de  cada uno de nosotros.

El Maestro Jesús nos dejó una provechosa enseñanza, dio conceptos para los seres de oscuridad y también para los que empiezan a asomar a la Luz.

Con respecto a los elohim, actualmente hay 7 dioses menores trabajando.

Estas jerarquías son las únicas que quedan de las originales 72, y siguen creando espíritus que comienzan el camino evolutivo.

Jesús, el Gran Maestro del Amor, movilizó la conciencia espiritual y consiguió que muchos espíritus pasaran de la Oscuridad a la Luz.

Hay  Maestros  Ascendidos  que  trabajan  en  este plano  material,  así  como  hay  Espíritus  de Luz  que  operan  en  los  planos  espirituales.

Hay seres humanos que desean superarse y reconocen que cada día es más difícil evolucionar estando encarnados. En los planos espirituales de Luz también se sigue evolucionando, pero al no existir el ego es mucho más fácil dicha evolución.

De todas maneras, los espíritus encarnados no estamos tan desamparados como pensamos, pues los ángeles vienen a proteger y orientar al ser humano. Aparte, los Maestros de Luz tienen la misión de apuntalar al hombre para que no retroceda en su evolución.

El ego es un tremendo lastre para que el ser humano se eleve espiritualmente. Algunos se dicen “Maestros”, sin saber que en muchos casos ni 50 años de “maestría terrenal” alcanzan para llegar a los grados de LUZ.

Muchos seres encarnados buscan ser aprendices en el campo espiritual, pero no todos son buenos discípulos. La base para comenzar a ser un destacado discípulo es el Amor, con el respaldo del Conocimiento, el Respeto y la Humildad... sin dejar de lado el Servicio. Aquellos maestros que ocultan el camino espiritual creando una atmósfera de misterio, solo satisfacen a su ego. Por eso no  hay que ser reticentes en dar Conocimiento.

Los exámenes en estas categorías espirituales se pagan con lágrimas.

[1]   Su nombre original es Tar  (ver la segunda parte de este libro).

[2]  Mientras el hombre vea en la religión la satisfacción de sus propias necesidades o una garantía de inmortalidad, no es a Dios a quien sirve, sino a sí mismo. Cuanto más alejado del ego, más real es Su presencia.

 

 
 
 
 

 
 

 
         
         
       
       
       
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