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Al desencarnar, su “propio brillo espiritual” los elevó a un plano superior de Luz. Son los llamados Maestros Ascendidos. Uno de los más conocidos es el Maestro Saint Germain, quien fuera hasta poco tiempo atrás el guardián de la Llama Violeta, distinción que había heredado de la excelsa Kwannón, hasta que Johnakan Ur-el, el alma gemela de Jesús, fue nominado el nuevo director del Séptimo Rayo. La Llama Violeta representa el Orden ceremonial y la Magia ritual. Tiene el poder de transmutar el karma, por eso se la conoce también como La Llama de la Transmutación. El Maestro Saint Germain tuvo varias encarnaciones anteriores: Hiram Abiff, Lázaro, San Albano, Francis Bacon, Roger Bacon, Christian Rosenkreutz y el conde Saint Germain, hijo del príncipe Rakoczy de Transilvania. Su virtud es la Magia ritual y ceremonial.
Otro de los Maestros
Ascendidos es Jonhakan Ur-el, quien antes encarnó como Ananda, primo de
Siddharta Gautama. En esa encarnación es destacable su rol, sirviendo muchas veces de apoyo al Iluminado y, cuando éste deja su cuerpo físico, los discípulos se preguntan quién va a ocupar su lugar. Ananda responde con otra pregunta: --“¿Hay alguno entre ustedes de igual estatura espiritual que quiera ocupar el vacío que dejó Siddharta?”. Como no obtiene respuesta, continúa diciendo:
--“Sugiero que
sigamos las enseñanzas que nos dejó... y su ejemplo de vida. Los preceptos de
Siddharta serán desde ahora nuestra guía”.
Nadie mejor que Juan para comprender a su Maestro. Su soledad, cuando los propios apóstoles no entienden su Mensaje. Su tristeza, al ver que los hombres no le permiten mitigar sus sufrimientos. Su dolor, al comprobar que la traición está entre sus filas. Su fuerza, al vencer el ego que quiere dominarlo. Su miedo, cuando se apodera de él la parte humana. Su Amor, que Juan también siente por resonancia espiritual.
Jonhakan Ur-el dio
testimonio de todo eso. Fue director del Sexto Rayo Oro Rubí, hasta que fue
reemplazado por el Maestro Sankara.
A su vez,
Johnakan Ur-el se hizo cargo de la Llama Violeta. Su virtud es la Devoción y el
Idealismo. Actualmente está encarnado y su misión es difundir El Evangelio del
Tercer Milenio, que no cambia ninguna Palabra de Las Sagradas Escrituras, sino
que mejora los mensajes.
Aunque el Primer Rayo actualmente no está en vigencia, El Morya delegó la llama Azul zafiro del Poder y la Voluntad en el Maestro Kuthumi. La virtud de El Morya es la Inspiración. Otro de los Maestros Ascendidos es el filósofo budista Nagarjuna, quien desarrolló el concepto de shunyata, “vacuidad” o “vacío”. Está considerado una de las quince figuras filosóficas más grandes del mundo. El “vacío” es el conocimiento absoluto, que no utiliza conceptos por estar más allá de toda discriminación. Nagarjuna vivió en la India meridional en el siglo II d.C. El Maestro mostraba el siguiente ejemplo: El fuego no arde si no se enciende la leña, de manera que necesita de la misma para existir. Por otro lado, la leña no podría llamarse leña si no existiese el fuego, puesto que sin él solo se caracterizaría como trozos comunes de madera. A la conclusión que llega Nagarjuna es que no puede decirse que el fuego y la leña posean una existencia independiente el uno de la otra. Pero al mismo tiempo no puede afirmarse tampoco que no existan en absoluto. ¿Cuál es la respuesta? Que ambos existen en el estado de “vacuidad” y se aguardan recíprocamente para cobrar existencia real. Para reforzar el concepto, presento la siguiente parábola del filósofo chino Chuang Tse (Siglo IV a.C.): Si vamos navegando por una corriente y observamos que, en sentido contrario se acerca una embarcación en rumbo de colisión con la nuestra, primero le advertiremos al timonel de esa nave; luego, si aparentemente no nos ha oído, hablaríamos en voz más alta para que desvíe su rumbo. Si así y todo no nos escucha, podremos incluso perder el control y gritarle a viva voz, reprochándole la imprudencia en vista del prejuicio que nos puede ocasionar el inminente choque. Imaginemos ahora la misma situación inicial, pero que la embarcación que viene a nuestro encuentro está a la deriva, sin tripulante. ¿A quién le advertiríamos? ¿Contra quién descargaríamos nuestra ira? ¿Qué enseñanza nos deja esta parábola? Meditemos: Si se navegara “vacío” por la corriente de la vida, sin un “Yo” dentro del vehículo, no habría causa ni efecto del sufrimiento. La implementación de la “vacuidad” tiene como objetivo eliminar el sufrimiento que trae el apego a un “yo”. Sin la influencia de Nagarjuna, el Budismo hubiera quedado relegado nada más que a los monjes encerrados en un monasterio, los que solo buscaban su propio progreso espiritual. El gran filósofo Nagarjuna dijo que la verdadera espiritualidad era “sacrificar la propia iluminación” para ayudar al progreso de los demás mediante la predicación y guía. La virtud de Nagarjuna es la Reflexión. Uno de los excelsos Maestros es Lao Tsé, filósofo chino, fundador del Taoísmo, cuyas enseñanzas se hallan en su obra “Tao te King”. Tuvo algunas diferencias conceptuales con otro Gran Maestro: Confucio, cuyo verdadero nombre era K’ung fu tzu y que escribió, entre otras, dos obras casi fundamentales para la posteridad: El I-ching o Libro de las Mutaciones y Los Diálogos, que son en su mayoría conversaciones con sus discípulos y refleja sus pensamientos.
Quiero
destacar del I-ching el primero de los 64 hexagramas: Ch’ien / Lo creativo. El
signo se compone de 6 trazos no partidos, los cuales corresponden a la energía
primaria, espiritual y activa. Como al signo no lo afecta ninguna de las
debilidades mundanas, es, en sí mismo, la fuerza interior.
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Lo Creativo
es la Virtud que abarca todo el Universo. Es una fuerza espiritual que logra que
el hombre se haga fuerte e infatigable. La vía de Lo Creativo obra mediante la
modificación y la transformación, a fin de que cada cosa adquiera su recta
naturaleza y su recto designio, y así lograr duradera concordancia con la Gran
Armonía. He aquí lo Propicio y lo Perseverante.
Transferidas al terreno humano, estas cualidades muestran al gran hombre en
camino hacia el gran éxito.
Como
sendero hacia el logro, aparece aquí el reconocimiento y la realización del
sentido del Universo que, en cuanto ley perenne y, a través de fines y
comienzos, origina todos los fenómenos condicionados por el tiempo.
De este
modo, toda etapa alcanzada se convierte a la vez en preparatoria para la
siguiente, y así el tiempo ya no constituye un obstáculo, sino el medio para la
realización de lo posible”.
Lao Tsé despreciaba los valores terrenos y se alejaba de la sociedad, en busca de valores más puros y absolutos. Confucio, por el contrario, no huía de la gente y se acercaba a los poderosos con la finalidad de poder cambiar el pensamiento de su entorno y así proporcionar bienestar al pueblo. Cuando se encontraron los dos Maestros, Lao Tsé le dijo a Confucio:
--Deja esa
vida de vanidad y las ambiciones excesivas, pues eso no es beneficioso para tí.
Lao Tsé llegó a eludir los problemas del pueblo, pues pensaba que la corrompida situación social ya no podía mejorar. Incluso le advirtió a Confucio: --Aunque hables con verdad, no se te ocurra criticar a los poderosos, pues te pondrás en peligro. Guárdate de señalar los defectos de los corruptos. Pero Confucio no cejó en su intención. Él seguía creyendo en los valores positivos del mundo visible. Le comentó a su discípulo Tzu-lu: --Si huyo de la compañía de los hombres... ¿con quién podría vivir? Confucio no quiso fundar ninguna religión, sólo reordenar una sociedad y conducirla al sendero de los sanos principios. Lao Tsé descreía de los valores morales y llegó a pregonar que cada uno debía buscar por sí mismo el camino de la humildad, dejando de lado la ostentación y los deseos personales. Confucio y Lao Tsé fueron dos personalidades que buscaron el camino de la Luz con métodos distintos. Las virtudes de Lao Tsé son la Voluntad y la Perseverancia. Las virtudes de Confucio son el Servicio y la Instrucción. Aparte, el Maestro Confucio heredó del Cristo el Segundo Rayo Amarillo Oro, que representa Amor y Sabiduría, las mismas virtudes que le inculcó al Maestro Jesús. Más tarde, Confucio delegó el Segundo Rayo en Kuthumi, quien cuando se hizo cargo de la Llama Azul Zafiro, dejó como nuevo director del Rayo Amarillo Oro al Maestro Djwal Khul, conocido como El Tibetano. Es de destacar la Maestra Ascendida Kwan Yin o Kwannón, conocida también como Avalokitesvara. Fue considerada un Bodhisattva, palabra que significa “aquel que renuncia a su Santidad en pos del Amor y la Benevolencia Universal”. La virtud de Kwannón es la Misericordia y fue la primera directora del Séptimo Rayo Violeta. La Maestra Ascendida Lady Rowena es la actual directora de la Llama Rosa. El Tercer Rayo representa la Inteligencia Activa y el Amor que sustenta al Universo físico y en una época estuvo dirigido por el Maestro Ascendido El Veneciano, quien en su última encarnación fue el pintor Paolo Caliari, un gran colorista que, entre otras obras, hizo Las bodas de Canáy Cena de Jesús en casa de Leví.
Cuando El
Veneciano ascendió de plano de vibración, el cargo que dejó fue confiado a la Maestra
Ascendida Lady Rowena, quien hasta hoy lo sigue ejerciendo.
Lady Rowena enseñó
que el Amor libera al ser humano, porque le da la facultad de perdonar,
dejándolo libre de odios y resentimientos. El odio impide el crecimiento
espiritual y retarda la ascensión a la Luz. El Amor acerca a Dios, pues logra
que cada persona se preocupe por sus semejantes.
La
virtud de Lady Rowena es la Caridad.
Un
ser espiritual para destacar es la figura de Kether que, según la cábala, es el
primer Sephirah, la más elevada de las emanaciones divinas.
Kether tuvo su
última encarnación én Aní, el 4ºplaneta de la estrella 47 Ursae
Majoris, a 35 años luz de nuestro sistema solar. Allí fue nombrado El Anciano de
las Rotaciones. En la Tierra se conoce a Kether como El Anciano de los Días.
Los
habitantes de Aní tienen un promedio de vida de 120 rotaciones planetarias (240
años terrestres). En ese mundo denominan Anciano al que posee un cargo
honorífico y no a una persona de avanzada edad. Se puede ser Anciano a las 30
rotaciones si la Asamblea lo aprueba.
Según antiguos escritos, se dice que Kether reencarnó por primera vez en Venus,
donde conoció a Sanat Kumara, quien después llegó a ser discípulo suyo.
Esos
escritos dicen que Kether estaba nominado para ser el Logos del planeta Venus¸
pero pidió servir a sus nativos en el plano físico y cedió ese privilegio a su
aventajado alumno.
Así,
Sanat Kumara fue el Logos de Venus.
Miles de años después, cuando el planeta Venus estaba cambiando su atmósfera,
Kether y Sanat Kumara encarnaron nuevamente en el Lucero del Alba.
Se
cuenta que se trasladaron en una nave a nuestro planeta y, mientras Kether
buscaba la manera de educar a las tribus salvajes del lugar, Sanat Kumara agrupó
a unos seres bastante más evolucionados que habitaban en las montañas y fundó la
civilización de Lemuria.
Pasaron miles de años más y encarnaron en La Atlántida, donde Kether intervino
en la política de la isla más de una vez para unificar criterios.
Siglos después, Kether encarna por primera vez en Aní y al poco tiempo es
nombrado Anciano. Gobierna el planeta y logra la paz del mismo, después de
muchas rotaciones de guerras continuas.
Al
pasar al plano espiritual, Kether es el nuevo Logos planetario de Aní, mientras
que en nuestro mundo, el Logos es Sanat Kumara.
Siguen transcurriendo los siglos y en Aní se produce un cisma religioso.
Sangrientas rebeliones tiñen de sangre la tierra de ese mundo. Las altas
entidades de Luz deciden que debe encarnar alguien de extrema sabiduría para
enfrentar esos problemas y que también sea imparcial en los juicios, para no
cometer abusos de autoridad.
Kether volvió a
encarnar en Aní nuevamente y es un caso aislado el hecho de que un Logos
Planetario vuelva al plano físico.
El
riesgo es grande, pues al no tener memoria de reencarnaciones anteriores, no hay
una total garantía de éxito en la misión encomendada.
Kether logra
encaminar la unión en Aní, logrando evitar que esa grieta espiritual entre los
habitantes de ese mundo se agigantara.
Su
intervención impidió que se dividieran en forma definitiva los distintos grupos
religiosos de Aní y siguió esforzándose en pos de una armonía planetaria, que
consiguió casi sobre el final de su ciclo de vida.
La
virtud de Kether es la Armonía.
Menciono ahora al Maestro Kuthumi, cuyo verdadero nombre es Koot Hoomi Lal
Singh.
Este
venerado Maestro fue director del Segundo Rayo, antes de hacerse cargo del
Primer Rayo y dejar la Llama Amarillo Oro bajo la dirección del Maestro Djwal
Khul.
El
Maestro Kuthumi también está considerado un Bodhisattva. Su espíritu y el
espíritu del Maestro El Morya también pueden ser vistos como almas gemelas, pues
trabajan su Luz interior casi como una unidad, proyectando el Poder del Amor
sobre la humanidad encarnada.
Principalmente actúan como inspiradores de los grandes políticos del planeta,
aunque muchas veces el ego de éstos es tan grande que poco pueden hacer
los dos grandes Maestros para corregir las decisiones equivocadas que puedan
tomar esos hombres.
El
Maestro Kuthumi también es ayudado en su misión por tres grandes grupos de
ángeles, que cooperan con él en niveles mentales, para reforzar la tarea de Amor
y de Guía hacia la raza humana, tan contradictoria y con tanto camino por
recorrer.
La
virtud de Kuthumi es la Filantropía.
“El
hombre avanza en la medida que sirve”. Ésta es una frase
del Maestro Ascendido Djwal Khul, también conocido como El Tibetano.
Djwal Khul es el
actual director del Segundo Rayo, pues ocupó el cargo que dejó Kuthumi, cuando
éste, a su vez, fue honrado con la dirección de La Llama Azul Zafiro. Se comenta que en vidas anteriores, este venerado Maestro fue Aryasangha, fundador de la primera escuela Yogachara, que significa “El camino del yoga”. Yogachara es una escuela de filosofía del budismo Mahayana, una línea espiritual que beneficia a todos los seres conscientes. Se dice también que el Maestro Djwal Khul ha dictado gran parte de la obra esotérica La Doctrina Secreta a H. P. Blavatsky y, asimismo, la mayoría de las obras escritas por Alice A. Bailey. Las virtudes de Djwal Khul son la Dedicación y la Sanación. Ahora me voy a referir al Maestro Ascendido Serapis Bey, director del Cuarto Rayo Blanco, que representa la Armonía, la Belleza y el Arte. En una vida anterior encarnó en Grecia, pero como su actividad se desarrolló en su mayor parte en Egipto, se conoce a Serapis como El Egipcio. En el plano espiritual, este Maestro inspira a todos los que se dedican al Arte en general. Ayuda en ideas a quienes componen música, a los pintores y artistas plásticos, y a los que se inician en la literatura. Serapis Bey también utiliza parte de su tiempo en descorrer el velo del mundo angélico. Este Maestro de la evolución artística también pone mucho énfasis en la armonía espiritual de todos los seres encarnados. La virtud de Serapis Bey es la Investigación Angélica. Otro de los Maestros Ascendidos es Hilarión, director de la Llama Verde, el Quinto Rayo, que representa Conocimiento Concreto y Ciencia. El Maestro Hilarión llegó a formar un grupo de investigadores psíquicos e inició posteriormente el movimiento espiritista, dedicando parte de su vida terrenal al conocimiento del mundo espiritual. Escribió un libro llamado Luz en el Sendero, un tratado ocultista que ayudó a desarrollar la intuición de quienes lo consultaron. Cuando Hilarión desencarnó siguió trabajando con entidades dévicas en el plano astral para que aquellos que buscasen el camino de la Luz no tuvieran el lastre del apego material. En un mensaje telepático, el Maestro Hilarión comunica que si una persona busca en la parte espiritual la felicidad, debe entender primero el poder que proporcionar el don de la meditación y el esfuerzo que significa no prestar atención al mundo de las apariencias, observando solo la Presencia del Absoluto en el interior de cada semejante. De esa manera, la Presencia Divina sería captada en cada célula del que busca esa Luz, dándole así con plenitud toda la felicidad que ese ser pueda desear. Se cree que en una vida anterior, el Maestro Hilarión fue Saulo de Tarso. Su virtud es la Investigación Espiritual. El Maestro Ascendido Sankara es el actual director del Sexto Rayo Oro Rubí, que representa la Devoción y el Idealismo. Reemplazó en el puesto a Johnakan Ur-el, quien se hizo cargo del Séptimo Rayo. Antes de Johnakan, la entidad que dirigía el Sexto Rayo era la Maestra Ascendida Lady Nada, quien enseñó que la Llama Oro Rubí es la que trae la Paz, el Suministro y la Gracia. El Maestro Sankara fue un reformador religioso de la India. Gran filósofo y maestro de la Vedanta, se especializó en la doctrina monista Advaita. Siempre salió en defensa de aquellas escuelas que negaban la identidad de los seres, pues él pensaba que únicamente un Principio esencial (Brahaman) tiene existencia y que toda la manifestación fenoménica es sólo una ilusión. Sankara escribió comentarios a los Upanishads, los tratados que integran el tercer y último grupo de escrituras de la revelación védica. Los Upanishads hurgan el contenido teológico de esa revelación y no son un conjunto homogéneo, ya que poseen una mezcla de himnos, citas y aforismos. Estas escrituras afirman la negación de un mundo visible, donde lo único real es el Alma Universal Suprema, el Ser que existe por sí y es Eterno e Inmutable. El Maestro Sankara profundizó en las raíces de la Vedanta, pues no la tomó sólo como una doctrina ortodoxa hindú, sino como un sistema filosófico. Buscó en la rama Advaita, que solo ve el Uno bajo las formas ilusorias. Sankara afirmaba que el Yo Superior del hombre buscaba la identificación con la Divinidad, para poder trascender en el mundo real. La virtud del Maestro Sankara es la Investigación Filosófica. Extraido del libro EL CIELO RESPONDE del Profesor J.R.OLGUIN Que púeden descargarse desde aqui www.elmistico.com.ar/descarga/esotericos/elcieloresponde.zip |
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