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Amistad con Dios

Un Diálogo Inusual
Neale Donald Walsh

 

 

Nació en Milwaukee, Estados Unidos de América, el 10 de septiembre de 1943, conocido por su trilogía "Conversaciones con Dios", hoy nos acerca "Amistad con Dios", su último trabajo.

 

"Amistad con Dios", para leer online o descargar el libro

Agradecimientos - Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5 (primera parte)
Capítulo 5 (segunda parte)
Capítulo 6 (primera parte)
Capítulo 6 (segunda parte)
Capítulo 7 (primera parte)
Capítulo 7 (segunda parte)
Capítulo 8 (primera parte)
Capítulo 8 (segunda parte)
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16 (primera parte)
Capítulo 16 (segunda parte)
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20 y 21
Para finalizar

INTERIOR DE LA PORTADA

Neale Donald Walsh vive con su esposa Nancy, en el sur de Oregón, Estados Unidos. Juntos han formado ReCreation, una fundación no lucrativa dedicada al crecimiento persona y a la comprensión espiritual; su finalidad consiste en lograr que los seres humanos tengan un reencuentro consigo mismos. Walsh ofrece conferencia y organiza talleres en todo el mundo con el propósito de difundir los mensajes contenidos en sus libros.

CONTRAPORTADA:
Hace seis años, el escritor Neale Donald Walsh inició el largo diálogo con Dios que fructificó en la trilogía que se ha convertido en un extraordinario fenómeno de ventas en todo el mundo. Así, le descubrió a sus lectores que de ellos depende responder e iniciar su propia Conversación con Dios. Ahora, en este nuevo libro, nos explica que, a medida que escuchamos y respondemos conforme pedimos y recibimos, nuestros vínculos con él se fortalecen.

“Escucha –nos exhorta Neale- y Dios vendrá a caminar a tu lado como tu amigo”.

Su relación Conmigo no es diferente a las que ustedes sostienen entre sí. A través de una conversación comienzan a interactuar mutuamente. Si el diálogo prospera, desarrollan una amistad. Y si ésta florece, experimentan una sensación de unidad –comunión- con la otra persona. Conmigo sucede exactamente lo mismo. Primero conversamos. Cada uno experimenta sus conversaciones con Dios a su modo, en diferentes situaciones y momentos. Siempre será una conversación bilateral, como la que tiene lugar ahora.

Puede tratarse de una conversación “en tu mente”, o escrita, o una en la que Mis respuestas tardan en llegar, pero, finalmente, aparecen en el lugar menos sospechado. Una vez que comprendas que siempre sostenemos un diálogo, entonces podremos cultivar nuestra amistad.


AGRADECIMIENTOS

En primer lugar y sobre todas las cosas, quiero expresar de nuevo mi reconocimiento a mi mejor amigo, Dios. Siento una profunda gratitud porque finalmente he entablado una amistad con Él, así como agradezco todo aquello que me ha dado, y sobre todo por la oportunidad de compartir.

En un plano de cierta forma diferente, aunque no menos celestial, se encuentra mi amistad con mi compañera y esposa, Nancy, quien es una viva definición de la palabra “bendición”. He sido bendecido por ella desde que nos conocimos, y cada momento a partir de entonces.
Nancy es asombrosa. Irradia, desde el centro de su ser, una sabiduría callada, una infinita paciencia, una profunda compasión y el amor más puro que yo haya conocido. En un mundo que es en ocasiones oscuro, ella trae consigo la luz. Conocerla es reunirme otra vez con todo lo que he considerado bueno, noble y bello; con todas las esperanzas que he abrigado de gozar una compañía gentil, llena de apoyo mutuo, y con todas las fantasías que he mantenido acerca de ser amantes en verdad enamorados.

Estoy en deuda con todas las personas maravillosas que han producido un impacto sobre mi vida y que me han ayudado en mi trabajo, a través de modelar conductas, atributos y maneras de ser, mismos que me han inspirado e instruido. Ah, ¡qué regalo tan invaluable es tener maestros que nos enseñen el camino! Entre ellos, quiero agradecer a Kirsten Bakke, por definir la formalidad absoluta y por mostrarme el liderazgo espectacular y responsable nunca debe dejar atrás la compasión, la sensibilidad o el interés por los demás. A Rita Curtis, por demostrar de forma asombrosa que el poder personal no disminuye la femineidad, sino que la enriquece. A Ellen De Generes, por ser modelo de valentía humana, la cual la mayoría de la gente no cree que pueda existir, convirtiéndola así en algo real para cada uno de nosotros. A Bob Friedman, por enseñarme que, ciertamente, existe la interidad. A Bill Griswold y Daniel Hernández, por constituir un ejemplo del significado real de la amistad perdurable. A José Dorado, por mostrarme que la brillantez aguda, la convicción apasionada y la persuasión gentil pueden ir de la mano. A Patricia Hammer, por demostrar cuál es la naturaleza real del amor, la lealtad y el compromiso inquebrantable. A Ana Heche, por ser modelo de absoluta autenticidad y no renunciar a ella por nada en el mundo. …

INTRODUCCIÓN

Intenten explicarle a alguien que acaban de tener una conversación con Dios y vean qué ocurre.

No importa. Puedo decirles que ocurre.

Sus vidas enteras cambian.

Primero, porque tuvieron la conversación; segundo, porque le contaron a alguien lo que sucedió.

Para ser justo, debo añadir que yo hice más que conversar. He tenido un diálogo de seis años. Y no sólo se lo “conté” a alguien, mantuve un registro de lo que se platicó y se lo envié a un editor.

Las cosas, desde entonces, han sido muy interesantes y algo sorprendentes.

La primera sorpresa fue que el editor realmente leyó el material y lo convirtió en un libro. La segunda, que las personas de hecho lo compraron e, incluso, se lo recomendaron a sus amigos. La tercera es que éstos se lo recomendaron a sus propios amigos y hasta lo convirtieron en un bestseller. La cuarta consiste en que ahora se vende en veintisiete países. La quinta es que cualquiera de estos hechos sea sorprendente, considerando quién es el coautor.

Cuando Dios te asegura que va a hacer algo, puedes contar con ello; siempre se sale con la suya.

Dios me dijo en medio de lo que creía que era un diálogo privado que “esto algún día se convertiría en un libro”. No le creí. Por supuesto, desde el día en que nací no he creído en dos tercios de lo que Dios me ha estado compartiendo. Ése ha sido el problema. No sólo conmigo, sino con toda la especie humana.

Si sólo pudiéramos escuchar…

El libro publicado se intituló, en forma muy poco original, Conversaciones con Dios. Es posible que ustedes no crean que yo haya tenido tal conversación y yo no necesito que me crean. Lo anterior no cambia el hecho de que así fue; simplemente, si así lo eligen, les será más fácil ignorar lo que me fue expresado en la conversación –lo cual ha preferido mucha gente-. Por otra parte, ha habido muchas personas que no sólo han aceptado que dicha conversación hubiese sido posible, sino que han convertido la comunicación con Dios es una parte fundamental de sus vidas. No sólo de manera unilateral sino bilateral. Pero también han aprendido a ser cautelosos con respecto a quién le cuentan esto. Resulta que cuando algunos admiten que le hablan a Dios todos los días, se les llama devotos, pero cuando afirman que es Dios quien les habla en forma cotidiana, entonces lo consideran locos.

En lo que a mí respecta, esto está perfectamente bien. Como ya he dicho, no necesito que nadie crea lo que afirmo. De hecho, prefiero que las personas escuchen sus corazones, encuentren sus verdades, busquen su asesoría y, si así lo desean, sostenga por su parte conversaciones con Dios.

Si algo de lo que comparto los lleva a hacerlo –los provoca a cuestionar la forma en la que han estado viviendo y aquello en lo que han creído en el pasado-, los conduce a un lugar de mayor exploración que la de su experiencia, los mueve a formar un compromiso más profundo con respecto a su verdad, entonces narrar mi experiencia a los demás habrá sido muy buena idea.

Creo que esta era la idea desde el principio. Estoy convencido de ello. Esa es la razón por la cual Conversaciones con Dios se convirtió en un bestseller, como sucedió asimismo con los libros 2 y 3 que le siguieron. Y creo que la obra que ahora se encuentran leyendo ha llegado hasta sus manos con el fin de, otra vez, provocarlos a cuestionar, explorar y buscar su verdad, aunque en esta ocasión sobre un tema mayor aún: ¿es posible tener algo más que sólo una conversación y mantener una verdadera amistad con Dios?

Este libro responde que sí, y propone cómo lograrlo en palabras de Él; ya que, en sus páginas, felizmente nuestro diálogo continúa llevándonos a nuevos sitios y reiterando con poder lo que ya había sido expresado.
Estoy descubriendo que es así como se desenvuelven mis conversaciones con Dios. Son circulares, repasan lo que ya ha sido escrito, pero, luego, asombrosamente giran en espiral hacia nuevos territorios.
Este enfoque de dos pasos hacia delante y uno hacia atrás me permite tener presente sa-biduría ya compartida, para colocarla con firmeza en mi conciencia, con el propósito de constituir un fundamento sólido y así adquirir mayor comprensión en el futuro.

Este es el proceso. Ya fue diseñado. Y si bien es cierto que al principio puede resultar algo frustrante, con el tiempo he llegado a apreciar profundamente la forma como funciona. Al plantar la sabiduría de Dios con firmeza en nuestra conciencia la afectamos, la despertamos, la elevamos. A medida que lo hacemos, comprendemos más; nos resulta más sencillo recordar Quiénes Somos en realidad, y comenzamos a demostrarlo.
En estas páginas, voy a compartir con ustedes un poco de mi pasado y cómo mi vida ha cambiado a partir de la publicación de la trilogía Conversaciones con Dios. Muchas personas me preguntan acerca de todo esto, lo cual es fácil de entender. Quieren conocer a quien dice que sostiene conversaciones casuales con el Hombre allá Arriba. Sin embargo, no estoy incluyendo estas anécdotas por tal razón. Algunos fragmentos de mi “historia personal” forman parte de este libro, no con el fin de satisfacer la curiosidad de la gente, sino para exponer la manera en la que mi vida demuestra el significado de sostener una relación amistosa con Dios, y cómo todas nuestras vidas demuestran justamente lo mismo. Por supuesto, este es el mensaje. Todos nosotros tenemos amistad con Él, ya sea que estemos conscientes de ello o no.

Yo era uno de quienes no lo sabía. Tampoco sabía a donde me conduciría. En este libro, ésta es la gran sorpresa; esta es la maravilla. No se trata tanto de que tengamos y, de hecho, cultivemos una amistad con Dios, se trata de lo que nos aporta dicha amistad, y hacia dónde nos puede llevar.
Este es un viaje. Hay un motivo por el que se nos invita a desarrollar esta amistad, una razón para su existencia. Hasta hace poco desconocía el motivo. No lo recordaba. Ahora que ya está en mi memoria ya no le temo a Dios y eso ha cambiado mi vida.

En estas páginas (y en mi vida) aún formulo muchas preguntas. Pero ahora también proporciono las respuestas. Esa es la diferencia. Ese es el camino. Ahora no sólo le hablo a Dios, sino que hablo con Él. Estoy caminando junto a Dios, no sólo siguiéndolo.

Deseo profundamente que sus vidas cambien de la misma manera en que lo hizo la mía; que, con la ayuda y orientación de este libro, ustedes desarrollen una amistad muy real con Dios, y que, como resultado, pronuncien Sus palabras y vivan con una nueva autoridad.

Tengo la esperanza de que ustedes ya no busquen la Luz, sino que sean los encargados de aportarla, puesto que lo que compartes es lo que encuentras.

Al parecer, más que seguidores, Dios busca líderes. Podemos seguirlo a guiar a otros hacia Dios. El primer camino nos cambiará como individuos; el segundo transformará el mundo entero.

Neale Donald Walsh
Shland, Oregón
Julio de 1999

Amistad con Dios

Un Diálogo Inusual
Neale Donald Walsh

 

 

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