
La
Nueva Tierra ya está aquí pero sólo se puede ingresar a ella por vibración.
Es como los sistemas de
seguridad de sofisticadas cajas a las que un tono exacto sólo puede revelar su
contenido.
Cuando buscamos en
Tercera Dimensión el camino del Espíritu muchas veces estamos parados en el
borde del umbral de la Morada del Padre, pero no lo vemos.
Decimos ¿dónde está?
Y está a nuestro lado,
pero no nos es posible descubrir su entrada.
Ella se hace nada más
visible a los niños que cada uno tiene dentro, pero cuando el niño está sano. Si
el niño está enfermo, tendrá tanto dolor que no podrá jugar ni descubrir la
puerta secreta que los elementales del bosque conocen bien.
O si la vemos tenemos
mucho miedo de traspasar el umbral porque en algún punto sabemos que nunca más
podremos volver a ser como éramos.
¡Y por cierto que
tenemos razón!
Los apóstoles del
Cristo lo supieron al seguirlo.
Y nosotros, nuestro ser
inferior, también lo sabe o lo sospecha.
Por eso es que pese a
todas nuestras lamentaciones de por qué no nos iluminamos, si pudiéramos dar un
paso al costado de nosotros mismos, bien podríamos saber lo que sí sabemos pero
no nos lo atrevemos a decir ni a nosotros.
Primero porque para
atravesar el umbral debemos dejar del otro lado todas nuestras cargas, nuestros
apegos de todo tipo y seguir adelante.
Tememos dejar en el
camino a los que amamos no incondicionalmente, porque si fuera así
comprenderíamos que le restan aprendizajes que no podemos hacer por ellos.
Y nada nos detendría
para seguir al Cristo.
Cuando atravesé esa
etapa mi Alma me reclamaba diciéndome “tienes miedo de dejar que entierren a un
muerto. Te estás aferrando al arcón de los recuerdos. Deja de cargar lo que ya
no puede ni debe ser cargado.... Si no lo haces, la Fuente no puede abrírsete y
todo lo que te está reservado no puede llegar a ti”.
Y yo ni sabía de qué me
estaba hablando....
¡No sabía qué quería que
soltara!
¡Cómo me costó!
Lo que cargaba no se
veía en 3D ni tampoco con lo que yo alcanzaba a ver en 4D.
No cargaba familia ni
posesiones materiales ni creencias de las que casi todos tenemos y que
generalmente surgen del entorno donde vivimos o las heredamos de nuestra
familia, de nuestra experiencia. Todo lo visible desde mí lo había sacado,
porque al igual que muchos de Uds. había hecho todo tipo de técnicas de perdón,
de renacimiento, etc. etc., y seguía igual pero sin saber por qué.

Sin duda que había
más... ¿pero dónde buscar?
Como mi Alma insistía y
ya había encontrado el canal para comunicarse conmigo, le pedí que me ayudara a
ver y la asistencia llegó.
Vi entonces que cargaba
odios, culpas, frustraciones, miedos que habían sido de mi padre, de mi madre,
de mis abuelos con los que me crié y que por amor, inconscientemente los hice
míos y cargué con ellos durante años, viviendo sus aprendizajes no resueltos
como si fueran míos . Continué sus vidas. Mi vida no fue mía hasta que tomé
conciencia de eso. En distintas etapas a lo largo de los años los reviví desde
mi arcón de los recuerdos y viví lo que ellos habrían vivido, como si estuviera
rindiendo un examen a “alguien” pero sin ni siquiera tomar conciencia de lo que
estaba haciendo.
Era tan sutil, tan
difícil de ver desde mi visión de aquél momento, que hubiera sido imposible de
lograrlo sin la ayuda de mi Alma que no olvidó el camino del Plano Azul Original
para regresar al Espíritu.
Si no hacemos este
trabajo. Si sólo sacamos “lo evidente”, no podemos seguir avanzando.
En nuestra casa,
barremos, limpiamos con los mejores limpiadores, pero a nadie se le ocurriría
hacer un estudio bacteriológico de los habitantes invisibles (microbiológicamente
hablando) de su hogar.
¡Total! “la casa está
superlimpia”.
Los microbios amigos,
les decimos que no nos hacen nada si están dentro de los niveles de
concentración aceptables, no nos molestan salvo que se pasen de la raya.
Entonces sí buscamos métodos de esterilización.
Desde 4D lo que
cargamos en la polaridad negativa muchas veces no llega a enfermarnos.
Simplemente son cargas que no nos permiten avanzar. Al igual que los microbios
del hogar, buscamos detectarlos cuando sobrepasan el nivel de concentración
tolerable. Pero mientras tanto “no me hacen nada, no me molestan, ni siquiera sé
que están”. Son tan míos como los ectoparásitos de nuestra piel.
“Vivre est laisez vivre”,
“Vivir y dejar vivir”.
Lástima que el Espíritu
no opine lo mismo que nosotros y también desee que miremos hacia los parásitos
psíquicos (por ejemplo), formas pensamiento y emociones, consideradas desde
hecho desde nuestra visión, como saprófitas, benignas, tan sólo porque su nivel
de concentración es tolerable y ni los sentimos.

¡Tanto tiempo hemos
cargado con ellos! ¿acaso nos matan? No. Sólo nos parasitan y sin duda, los
cargamos.
Pero para atravesar el
Alfa y el Omega, el Agujero de la Aguja, el Umbral donde el Cristo nos aguarda,
debemos pasar sin ellos.
¿Pero cómo hago para
verlos si yo me veo limpio?
Aumentando la resolución
de nuestros lentes.
Si con los que vemos,
vemos sólo lo aparente, pues aumentemos los grados de visión.
Desarrollemos la visión
interna.
¿Pero cómo se logra
eso?
Pues primeramente
deseando VER LO APARENTE,
Si no tengo aún
desarrollada la visión espiritual es porque hay cosas que no quiero ver en el
Aquí y el Ahora.
Porque si las viera
debería dejar de engañarme.
Si vivo en la mentira y
acepto la mentira ¿cómo voy a ver espiritualmente?
Recuerden, para el
Espíritu TODO ES REAL.
No acepta que yo actúe
con El como lo puedo hacer con mis semejantes apareciendo como una persona buena
y esforzada y luego en otro contexto ponerme la máscara de la Dualidad y no ser
ni tan buena ni tan esforzada, pero a los otros les muestro lo que quiero que
crean de mí.
Pero el Espíritu y la
energía ES REAL.
NO ACEPTA LA MASCARA
No le puedo pedir la
visión espiritual para utilizarla cuando me convenga, para sólo mostrarme como
un iluminado ante los demás.
Como mi Ego/Niño
Interior lo sabe, en algún rincón oculto, mientras yo pido “videncia” él en
silencio me boicotea y susurra “no la quiero”.
Si tuviera lo que pido
porque pasara algún espíritu de justicia y dijera “SEA”,
¡Sufriría tanto!
Porque las máscaras de
los que me rodean en principio se caerían hasta que mi propia máscara me pesara
tanto que tampoco la podría seguir cargando. Y podría ser tan brusco el cambio
que hasta me podría enfermar.
Como mecanismo de
defensa no veo nada, no escucho a mis guías, espiritualmente CERO.
Y no queda más remedio
que seguir detenido en ese tiempo sin tiempo en que nada en apariencia ocurre,
esperando algo...
Esperando, nada más que
me ilumine y acepte...
Acepte mi propia
negatividad, acepte la de los otros y no busque cambiar nada.
Sólo amar y comprender y
aceptar mi propia limitación como criatura humana que soy
En ese momento, en la
revelación de la aceptación, en el renunciamiento a mis creencias...
Sin darme cuenta, en ese
preciso momento, traspasé el umbral de la Nueva Tierra.
Y amo a mi Ego/Niño
Interior y comprendo su limitación y el que no quisisera abandonar la materia
corruptible a la cual se aferraba.
¿Y qué ocurrió ...?
¿desaparecí acaso de la
tercera dimensión?
Pues para algunos seres
sí desaparecí porque vibracionalmente me volví invisible para ellos y no pueden
verme ni encontrarme
¿Soledad entonces?
Pues tampoco porque
llegan nuevos amigos en el nuevo tono en el que mi ser vibra.
¿Morí acaso?
En cierta forma sí, a
mis creencias sobre mí mismo. Morí a quién era y ya no soy.
Y todo cambia...
Y me encuentro y me
reencuentro...
Y
sé quién Soy.
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