CÓMO CREAR UN
CAMINO INTERIOR QUE LLEVE A LA REALIDAD MÁGICA
UNA VISIÓN
TRASCENDENTE DE LA MAGIA Y DE LOS MILAGROS
He sido todas las cosas impías, y si Dios puede actuar a través de mí,
puede actuar a través de cualquiera. SAN FRANCISCO DE ASIS
Según el ilustre mago Harry Houdini, se llega a la magia a través de la
ilus ión. Tenemos un ejemplo sencillo en la ilusión creada mediante el
uso de humo y espejos. Se llama magia a esta ilusión por el solo hecho
de que parece ser inexplicable. Sin embargo, años más tarde Houdini
aludiría a algo que él experimentó y que llamaba «realidad mágica». Al
parecer, había adquirido la capacidad de producir resultados que eran de
hecho inexplicables. Estos resultados mágicos no podían explicarse ni
siquiera como producto de la ilusión.
Escogí el título de este
libro porque me atrajo la paradoja que hay en estas dos palabras:
realidad y magia. Tú, como la mayoría de personas, probablemente estés
convencido de que si algo es real no
puede ser mágico y si es mágico no puede ser real. Sin embargo, en mi
opinión, nuestra capacidad para
experimentar nuestras dimensiones mágicas se ve inhibida cuando la
paradoja nos desconcierta. Yo creo que experimentamos la realidad mágica
cuando trascendemos la paradoja, y que una visión trascendente incluye
la experiencia de la realidad mágica como algo efec tivamente muy real y
también mágico.
En los últimos años, mi vida ha sufrido una increíble
transformación. Me hallo en un camino que conduce a niveles de
conciencia y a resultados que sólo podría describir como milagrosos. Son
inexplicables en otros términos, eso es todo. Estoy convencido de que
existe otro terreno para la experiencia cuando estamos dispuestos a
trascender esta vida, a
la que nos hemos acostumbrado. Es un terreno que desafía nuestras leyes
de la ciencia y de la lógica, un espacio interior dentro de cada cual
que está libre de las barreras, las normas y las
limitaciones ordinarias. No se trata de un país de las
maravillas, al que sólo se pueda acceder en laimaginación.
Es real
desde un punto de vista mágico, y está a la disposición de cada uno de
nosotros cuando estamos preparados.
No puedo explicar cómo o por qué he llegado a este punto de mi vida. ¡Me
sorprende estar hablando de ello! Tengo la sensación de que el
experimentar y escribir acerca de la realidad mágica constituye mi
propósito o misión en este momento de mi vida. Sea cual fuere la
explicación, me siento lleno de temor y respeto ante esta parte
inesperada del camino de mi vida.
Me intriga León Tolstoi, en parte por lo que considero paralelismos
entre su vida y la mía. Fue un autor
famoso en vida y un hombre que pasó gran parte de ella de manera
hedonista, sin ninguna tendencia espiritual
en sus primeros escritos, pero que experimentó un cambio que parecía
tener lugar sin su consentimiento. Sus escritos empezaron a reflejar una
tendencia espiritual, comenzó a hablar del viaje del alma, así como del
mundo de la realidad mágica. Sin embargo, no estaba seguro de cómo o por
qué se había producido esa transformación.
Recientemente, una mujer, una de las mayores expertas del mundo en
literatura rusa me entregó una copia de una parte manuscrita del
testamento de Tolstoi, redactado por él veinte años antes de su muerte.
En este testamento, Tolstoi describía sus sentimientos en relación con
la obra de su vida, sentimientos que se corresponden de manera exacta
con los míos cuando contemplo mi vida:
Además, y en especial, pido a todas las personas próximas o lejanas que
no me alaben (sé que lo harán, porque lo han hecho durante mi vida de la
manera más obscena). Sin embargo, si es que desean estudiar mis
escritos, que se fijen atentamente en aquellos pasajes en los que sé que
el poder de Dios hablaba a través de
mí y los utilicen para bien de sus propias vidas. Ha habido momentos en
que he sentido que me estaba
convirtiendo en el portador de la voluntad de Dios. A menudo he sido tan
impuro, tan lleno de pasiones personales, que la luz de esta verdad se
ha visto oscurecida por mi propia oscuridad, y, sin embargo, esta verdad
ha pasado a veces por mí y ésos han sido los momentos más felices de mi
vida. Dios quiera que estas verdades no se hayan visto corrompidas al
pasar por mí y que las gentes puedan alimentarse de ellas a pesar
de la forma superficial e impura que yo les he dado.
Así, también, este giro inesperado que ha dado mi propia vida se ha
producido casi sin mi consentimiento. Yo
no tenía planes grandiosos. No me planteaba tales metas u objetivos. Lo
que sí tenía era una disposición, un estar abierto a ver las cosas de
otro modo. Ahora que he sido testigo de milagros en mi propia vida
personal, me siento obligado a compartir esta nueva conciencia mágica.
Es posible que tú te hayas visto atraído hasta este libro por el mismo
flujo natural de la vida que me ha movido a mí a escribir acerca de la
realidad mágica.
TRES CAMINOS HACIA LA
ILUMINACIÓN
Si miro atrás v observo el cuadro entero de mi vida, puedo ver desde la
perspectiva del momento actual que todos y cada uno de los aspectos de
ella han sido necesarios y perfectos. Cada paso conducía a un lugar más
elevado, aun cuando estos pasos parecieran a menudo obstáculos o
experiencias penosas. Todas las personas realmente felices y de éxito
que yo me he encontrado confirman este conocimiento de que no existen
en realidad los accidentes. Ven el universo como algo con un propósito,
incluidos los llamados accidentes.
Todos están de acuerdo en que todo acontecimiento único que tiene lugar
en nuestras vidas conduce a un lugar más elevado. Como decía Heriry
Miller, «No hay que ordenar el mundo, porque el mundo es la encarnación
del orden. Somos nosotros quienes debemos ponernos al unísono con ese
orden».
Empieza ahora mismo a reconsiderar toda tu experiencia vital y a verla
como un hermoso tapiz o viaje hacia
una mayor conciencia. Hay un modo muy sencillo de hacerlo, y es imaginar
la vida como un viaje con tres caminos ascendentes.
1. Iluminación a través del sufrimiento.
En el primer camino de nuestro viaje, aprendemos a través de un proceso
que yo llamo «iluminación a través del sufrimiento». En ese momento de
la vida, que no tiene nada que ver con la edad cronológica, te
preguntas:
«¿Por qué a mí?», cuando ocurre algo doloroso o difícil. SI, por
ejemplo, se trata de la ruptura no deseada de una relación, pasarás esos
momentos sufriendo y preguntándote cómo y por qué puede haberte
acontecido semejante desastre. Pasado un tiempo, cuando te recuperes,
serás capaz de mirar atrás y decir: «Ahora sé por qué tuve que pasar por
esa ruptura», y verás, con la ayuda de la visión retrospectiva y el
sufrimiento, que ese hecho te ha permitido avanzar y pasar a otra
experiencia vital importantísima. Desde la perspectiva que da el mirar
atrás, te darás cuenta de que deblas experimentar ese dolor a fin de
trascenderlo.
Este es el patrón de crecimiento que experimentan muchas personas:
ocurren acontecimientos, el sufrimiento hace su aparición y a
continuación surge la luz. Estos acontecimientos pueden ocurrir en
prácticamente todas
las áreas de la vida: adicciones, quiebras, enfermedades, vacío
espiritual, despidos del trabajo, problemas fiscales y cualquier cosa
ent re una y la otra. La experiencia consiste en aprender a través de la
visión retrospectiva, repitiendo una y otra vez este patrón de
sufrimiento. Hay personas que prosiguen este ciclo a lo largo de toda su
vida. Nunca abandonan el primer camino y nunca experimentan el estadio
superior de la iluminación. Se pasan literalmente la vida sufriendo y,
después de caminar mucho, pueden ver o no que cierto acontecimiento era
necesario y que constituía en su momento una prueba que se les
planteaba. Parece que nunca reciban el mensaje que nos dice que la vida
nos hace exámenes y que, a menos que aprendamos de nuestros errores,
estamos condenados a repetirlos. Por ejemplo, se pasan la vida
preguntándose: «¿Por qué a mí, Dios mío?; ¿por qué me ocurre esto a
mí?». Para las personas de esta categoría, la realidad mágica es
inalcanzable.
2. Iluminación a través de los resultados.
Si reconoces en el primer camino un patrón existente en tu propia vida,
probablemente es que has pasado del sufrimiento como medio de aprender a
la «iluminación a través de los resultados». En este nivel, aprendes
a dejar de preguntarte: «¿Por qué a mí, Dios mío?» y desarrollas en ti
un conocimiento que dice: «No hay
accidentes, todo lo que experimento es de algún modo necesario para que
pueda avanzar y pasar a la siguiente etapa». En lugar de hacerte la
pregunta: "¿Por qué a mí?", empiezas a preguntarte: «¿Qué hay en
esta experiencia que yo pueda utilizar para mi beneficio, aun cuando no
comprenda en estos momentos por quéocurre?». es este un cambio de enorme importancia. Cuando la mente es a concentrada
en o que se puede aprender de una experiencia, no se regodea en
pensamientos que puedan conducir al sufrimiento, pensamientos como:
«¿Por qué a mí?», «¡Qué espantoso!» o «¡Qué mala suerte tengo!». El
cambio producido en la mente permite
contemplar el resultado del acontecimiento o de la experiencia y lo que
se puede aprender de él. En lugar de compadecerte, adoptas una actitud
más positiva. Te preguntas: «¿Cómo puedo crear el resultado que deseo a
través de esta enfermedad que estoy sufriendo en estos momentos?», o
bien: «¿Qué puedo aprender acerca
de mí mismo y cuánta fuerza puedo reunir para hacer frente de manera
eficaz a este problema?.
Muchas personas se pasan la vida entera recorriendo este segundo camino.
Han superado el sufrimiento como estilo de vida. Se preguntan siempre:
«¿Cuál será el resultado en relación conmigo?». Son éstas las personas
con objetivos, concentradas en derechos y ambiciones concretos con
vistas a los cuales trabajan de manera asidua; ven oportunidades en los
obstáculos. Vivir para los resultados es muy superior a vivir el
sufrimiento. Da sentido a la vida y nos mantiene motivados para fijarnos
metas cada vez más elevadas. Elimina prácticamente el dolor que nace de
la autocompasión. Para muchas personas que viven su vida para los
resultados, no existe lugar superior. Están centradas en los resultados
y, cuando los logran, buscan resultados nuevos y más grandes. Sin
embargo, a sus vidas les falta la posibilidad de experimentar la
realidad mágica y la capacidad para hacer que se produzcan milagros.
Para ello hay que pasar al tercer camino de este viaje metafórico.
3. Iluminación a través del propósito.
«Nada puede ayudar más a una persona a superar o soportar los pesares
que la conciencia de tener una tarea en la vida. Victor Frankl escribió
estas palabras mientras soportaba la locura. y la brutalidad del campo
de concentración nazi de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial.
Aprender que tienes una misión heroica
y ponerte a la altura de esa misión es el tercer paso que te recomiendo
cuando empieces a introducir realidad mágica en tu vida. Llamo a este
camino «iluminación a través del propósito». Todo en el universo tiene
un propósito. De hecho, la inteligencia invisible que fluye a través de
todo con un fin determinado fluye también a través de ti. A fin de
experimentar la realidad mágica es necesario efectuar un cambio
espectacular y pasar de los resultados a los propósitos. Se empieza a
lograr esto viendo nuestra presencia aquí desde una nueva perspectiva.
Prueba brevemente este nuevo modo de pensar acerca de ti mismo y ve si
tiene sentido y si te parece adecuado. Si te parece absurdo y no crees
que vaya a ser adecuado para ti, vuelve a los resultados o al
aprendizaje a través del sufrimiento.
COMO PASAR AL
PROPÓSITO
He aquí un modo de
iniciar el proceso de pasar al propósito. Piensa primero en el concepto
de eternidad. Admitamos que ésta es una idea confusa para nuestra mente,
pero piensa simplemente en lo que significa la palabra eternidad. No hay
principio ni fin, igual que en el concepto de Dios o de naturaleza o de
universo. Pero para siempre. Al contemplar el concepto de eternidad, ten
en cuenta que lo haces desde dentro de una forma física, tu cuerpo, que
sí ha empezado y sí terminará. Este yo físico puede considerar un
concepto que desafía los comienzos y los fines, pero no puede
experimentarlo directamente. Esto es cosa de la mente. Sin embargo,
el concepto de eternidad es algo que sí puedes aceptar. Sabes que el
unive rso no termina en ningún punto en
concreto. Sabes que había algo llamado vida que existía antes de tu
concepción. Si eres capaz de considerar
la eternidad desde el interior de tu cuerpo efímero, ello ha de ser
debido a algo existente dentro de tu yo no físico.
Intenta ver tu vida como un paréntesis en la eternidad. Este paréntesis
se abre en el momento de tu concepción y se cierra en el instante de tu
muerte. El espacio dentro de este paréntesis es tu vida, rodeada de algo
que se llama eternidad. Este algo que llamamos eternidad no se
experimenta físicamente y, sin embargo, existe de manera misteriosa en
el interior de la mente. Hay algo que forma parte integral de nosotros y
que es invisible. Llamémoslo mente, pensamiento, conciencia, alma,
incluso Louise, si quieres. El nombre que se le dé
no importa. El yo invisible, esa parte que no es tu yo sensorial físico,
es la parte capaz de contemplar la
eternidad. Si aceptas, aun levemente, la idea de eternidad, ésta es real
para ti. Si eres capaz de convivir con la idea de eternidad, a ti te
corresponde explorar esta idea. Y si te hallas en el punto en que eres
capaz de considerar la eternidad o la ausencia de fin al menos por
curiosidad, podrás utilizar esta curiosidad para ayudar
a dar un propósito a tu vida. Puedes hacerlo de la manera siguiente:
recuérdate primero a ti mismo que todo
existe por alguna razón, como parte de la inteligencia perfecta que es
el universo. A continuación, aquí y ahora
y tengas la edad que tengas, retrocede diez años con el pensamiento y
entonces imagínate a ti mismo. Examina lo que pensabas en ese momento,
cómo vestías, lo que sentías y a quién admirabas. ¿Cuántas cosas
de las que viviste entonces te han llevado adonde estás hoy? Retrocede
ahora diez años más en tu mente y ve cómo todas y cada una de las
experiencias y los aprendizajes te han llevado al punto siguiente y
luego al siguiente, hasta hallarte de nuevo en la actualidad.
Si eres sincero, descubrirás que cada experiencia de tu vida era
absolutamente necesaria para conducirte al punto siguiente y luego al
siguiente, hasta este mismo momento. Este ejercicio mental es muy útil
en el desarrollo de la capacidad de contemplar y meditar. En última
instancia, puedes volver a ser un niño en el pensamiento. Verás que las
experiencias de la infancia, fueran éstas cuales fuesen, ayudaron a esa
personita
que fuiste a hacerse mayor y llegar a ser el adulto que eres hoy. No te
estoy pidiendo que juzgues, que muestres tu agrado o tu desagrado, que
apruebes o desapruebes. Simplemente tienes que ver que cada experiencia
te ha llevado a la siguiente y te ha ofrecido algo para seguir o no
creciendo. Era necesario que tuvieras esas experiencias, y la prueba de
ese punto de vista es que las tuviste. Así de sencillo. ¡Las tuviste!
Pasaste luego a la experiencia siguiente y luego a la siguiente, todas
.entrelazadas de manera invisible y todas conducentes al ahora. Puedes
haber vivido para el sufrimiento o para los resultados, pero tuviste en
todo caso esas experiencias y eso nada podrá cambiarlo.
Si vuelves a tu infancia con el pensamiento, desde la perspectiva del
momento actual, y echas un vistazo en
serio a todas las experiencias de tu vida, las buenas y las malas, las
terribles y las sublimes, empezarás a saber al instante que corre por el
interior de tu vida física una especie de fuerza invisible que lo
conecta y une todo. En algún lugar de todo ello hay un sentido, y todo
acontecimiento aislado de tu vida está de algún modo relacionado con el
acontecimiento siguiente. Está la persona que pareció entrar en tu vida
por pura coincidencia, que presentó a otra persona, que te condujo hasta
algo, que dio un vuelco total a tu existir. Te darás cuenta de que sin
esa extraña casualidad no habrías conocido por ejemplo a la compañera o
al compañero de tu vida, no habrías tenido los hijos que has tenido, no
habrías asistido a la escuela en la que estudiaste o no habrías puesto
en marcha el negocio que se ha convertido en tu medio de vida. Vistos
desde la perspectiva del ahora, acontecimientos insignificantes, al
parecer sin relación ni sentido, te han llevado todos ellos hasta el
preciso momento en que lees estas líneas.
Viajando mentalmente puedes volver hasta la infancia, puedes volver
hasta tus mismos comienzos. Tu mente racional te dice que hubo un
instante, un ápice de tiempo, en que fuiste concebido. Sin perder de
vista los dos componentes esenciales de este ejercicio -el hecho de que
la eternidad es un concepto que puedes contemplar
en un cuerpo no eterno y de que el universo es perfecto y tiene un
propósito-, contempla mentalmente el ápice
de tiempo inmediatamente anterior a tu concepción en que formabas
todavía parte de la eternidad, ese instante
de la eternidad justo antes de que se iniciara tu paréntesis. Tuvo que
haber un instante así, un instante en que, por la razón que fuera,
pasaste de lo que llamamos la nada (ausencia de fronteras, de normas, de
límites, de forma) a «el algo». La pregunta que te planteo es: «¿Por
qué?» ¿Por qué pasaste de la no forma a la forma y apareciste en este
cuerpo humano para vivir durante un periodo de tiempo y luego regresar a
la eternidad, de nuevo a la ausencia de forma?
Podríamos especular todo el día acerca de por qué iniciamos semejante
viaje. Algunos creen que fue suya la
elección de entrar en el mundo físico de los límites y las fronteras.
Otros ven en este hecho la voluntad divina.
Y otros lo ven como un accidente monstruoso y sin sentido, simplemente
una coincidencia cósmica. Pero, creas lo que creas en definitiva, sabes
que ocurrió. Yo sugiero que tu presencia en el mundo de la forma tiene
una gran misión y que puedes descubrir y empezar a pensar, a sentir y a
comportarte de acuerdo con esa misión. Yo, Wayne W. Dyer, he vuelto
atrás en el tiempo con mis meditaciones y he descubierto por qué aparecí
en esta forma, por qué fui concebido, allá en 1939. Para mí está muy
claro. He preguntado a Dios (u otro nombre que queramos darle a esa
parte invisible de nosotros mismos) y he recibido respuestas. Conozco
mi gran misión y el sentido que yo le doy. Acepto el hecho de que nac í
en 1940 para lograr ciertas cosas y que todas y cada una de mis
experiencias vitales desde la concepción me han llevado hasta este fin.
Creo que tuve
y sigo teniendo el poder de elegir la concordancia con este orden
perfecto y que, cuando no estuve de su lado, fue también por un motivo.
Mi propósito me ha sido claramente revelado a través del proceso de la
oración y la meditación. No me importa cómo puedan ver los otros mi
conducta al dar un propósito a mi vida. El conocimiento que tengo me ha
sido revelado de la manera más clara y profunda. Mi propósito es dar,
servir y promover la paz y la prosperidad, amar de manera total e
incondicional a los demás. Willa Cather resume así mis palabras:
Donde hay un gran amor hay siempre milagros. Los milagros no se apoyan
tanto en los rostros, las voces o
los poderes curativos que nos llegan de lejos como en el refinamiento de
nuestra percepción, que hace que, por un momento, nuestros Ojos puedan
ver y nuestros oídos oír lo que está siempre ahí a nuestro alrededor.
Sí, siempre hay algo a nuestro alrededor.
Tener un propósito en la vida, entrar en nuestro interior, descubrir que
el propósito tiene que ver con el amor incondicional, y el servir y el
contacto con lo que está siempre a nuestro alrededor, altera de manera
espectacular nuestra visión del mundo. Hacer milagros está entonces a la
vuelta de la esquina. El sufrimiento disminuye notablemente, porque deja
de ponerse el énfasis en el «¿Por qué?». Sabes que la vivencia de ese
momento es necesaria y valiosa en un sentido que probablemente no
comprendas en el momento de su acontecer. Sin embargo, la aceptas. Si
pudiera definir en breves palabras la iluminación, yo diría que es «la
tranquila aceptación de lo que es». Sin juzgar, sin ira ni amargura, sin
hostilidad ni remordimiento, sólo una tranquila disposición a aceptarlo
en lugar de combatirlo.
Cuando vas más allá de los resultados en la vida ves que no te preocupa
lo que ésta pueda depararte.
Pensamientos, sentimientos y conducta se concentran cada vez más en la
realización de tu propósito. Dejas atrás el éxito, el logro y el
rendimiento como indicadores de la misión de tu vida y, en lugar de
ello, vives cada uno de los momentos con plenitud y amor. Las posesiones
materiales dejan de dominar tus pensamientos, lo cual no quiere decir
que desaparezcan, sino que dejan de constituir el punto central de tu
vida. Se afianza en cambio tu propósito y alcanzas una sensación de
alegría y armonía interiores al saber que estás cumpliendo de manera
divina tu razón para estar aquí. Como tan escuetamente dijo Michel de
Montaigne: «La obra maestra más grande y gloriosa del hombre es cómo
vivir con un propósito».
El alcanzar el propósito en la vida tiene un matiz enormemente irónico.
Las cosas que con anterioridad considerabas tan import antes pierden su
atractivo. No te importa ya lo que puedas encontrarte por el camino y,
sin embargo, compruebas que esas mismas cosas llegan a tu vida en
cantidad cada vez mayor. La alegría, sin embargo, no se halla en la
llegada de esas «recompensas», sino en la experiencia que representa
pensar y actuar con un propósito. Dar se hace más importante que
recibir, porque dar está de acuerdo con tu propósito. Rechazas ahora la
carga que representa coleccionar, clasificar, asegurar y preocuparte por
las pos esiones. Conoces el significado de las palabras de Satya Sai
Baba: «Los muchos deseos del hombre son como las pequeñas monedas de
metal que lleva en el bolsillo. Cuantas más tiene, más lo abruma su
peso». Sabes con toda certeza cuándo has alcanzado el propósito. No
necesitas que te lo diga nadie. Lo sabes, porque no te cuestionas ya el
sentido de tu vida. Sabes que todo cuanto haces está en sincronía con la
obra de Dios, porque
te hallas en armonía y todas y cada una de las actividades de tu vida
están destinadas a la realización de tu
propósito.
¿Estás dispuesto a dar un propósito a tu vida? ¿Estás preparado para
volver en tu mente al momento anterior a tu concepción y preguntar a tu
yo superior «¿Por qué vine aquí?»? Cuando recibas la respuesta, que
te hablará de dar y no de recibir sea cual fuere tu vocación, tu energía
vital empezará a desplazarse automáticamente y a pasar del sufrimiento
al propósito. Cuando inicies el viaje hacia una vida basada en el
propósito, estarás entrando en el reino de la realidad mágica.
REALIDAD MÁGICA,
MILAGROS Y PROPOSITO
Cuando tienes un
propósito fluyes de hecho con la vida y experimentas una especie de
armonía que procede del hecho de que no tienes ya que luchar por otra
cosa. En pocas palabras, te iluminas, de manera figurativa y literal.
Ello se debe al nuevo conocimiento que te permite dedicarte a la labor
de tu vida libre de pensamientos inquietantes. Presientes que estás
siendo observado y tus acciones derivan de esta bienaventuranza
interior, hecha de rectitud y equilibrio. Cuando actúas a partir de ese
conocimiento interior, que te recuerda constantemente que tienes un
propósito y que confías en ti mismo para llevar a la práctica ese
propósito, sólo
puedes hacer lo que hay que hacer.
El libro más sagrado de la ef hindú se llama el Bhagavad Gita (La
canción del Señor). Es la historia de Arjuna, el más famoso guerrero de
su tiempo, y Khrishna (Dios), que se aparece a Arjuna en el campo de
batalla, cuando Arjuna se está preparando para el combate. Khrishna se
revela en la forma física del auriga de Arjuna. En dieciocho breves
capítulos, Khrishna habla con Arjuna acerca de la esencia contenida en
el hecho
de ser un ente humano divino y con un propósito. Tomando este libro como
guía modeló su vida Mahatma Gandhi. Resumido brevemente, el mensaje del
Gita es: que tu conducta esté de acuerdo con el amor y la armonía, no
tomes apego en modo alguno a los frutos de tu trabajo. Si logras
alcanzar este estado de gracia tu vida será milagrosa y apacible. Vive
tu vida totalmente para un propósito y renuncia a cualquier forma de
recompensa que puedas encontrarte por el camino debido a tus acciones.
Sé firmemente consciente de la necesidad de servir a Dios y de servir a
los demás en todas y cada una de tus acciones. Así se comporta el
hacedor de milagros.
Quizás estés pensando que esta filosofía es muy hermosa pero demasiado
simple para el mundo agresivo y
competitivo del siglo xx. Reconozco y respeto tus reservas. De hecho, yo
he vivido la mayor parte de mi vida con un escepticismo similar. Tuve
que pasar por el sufrimiento para aprender las lecciones de la vida. Me
fijaba solamente en los resultados y no creía en cuestiones metafísicas
ni estaba dispuesto a hacer caso cuando se me hablaba de renunciar a los
resultados de mis esfuerz os. Luchaba por ellos. Me concentraba en el
destino y
no en el viaje. Las cuestiones vitales eran para mí las recompensas, el
dinero, el prestigio y los logros. Si bien esto era desde luego un
«éxito» en un sentido convencional, no sabía que se pudiera ir más allá
de estas cotas extremas, ni sabía acerca de la realidad mágica. Sólo
puedo decir que los milagros y la realidad mágica empezaron a aparecer
en mi vida cuando me consagré a un propósito. Sólo cuando dejé de
preocuparme por
lo que me encontraba en mi camino fui capaz de alcanzar un estado de
gracia. He aquí un extracto de una
carta que recibí recientemente de una lectora de Goodlettsville,
Tennessee, en la que ésta describe cómo se siente al estar preparada
para descubrir su propósito en la vida.
Querido Wayne:
Sentada junto al fuego en mi guarida, en mi estancia favorita, me siento
llena de paz. Se suceden las cosas habituales. Nueve de la noche, tres
niños que se van a la cama, mi esposo que hace las maletas para el viaje
a Phoenix, etcétera.
Yo estoy sentada aquí en la misma estancia y vestida con la misma ropa.
Sé que tengo el mismo aspecto y,
sin embargo, no soy la misma persona. Todos los días paseo por el parque
que hay delante de mi casa y escucho tus cintas en mi walkman. Es «mi
hora». Sin teléfono, sin niños, sin ruidos, sólo tu voz en mis oídos y
el hermoso parque que tanto he llegado a amar. Me pregunto por qué no te
oí hace diez años o hace cinco años, cuando era tan desgraciada. Me doy
cuenta de que en aquellos momentos no habría escuchado, al menos no como
escucho ahora. Ahora es el momento de que oiga tu mensaje. Ahora escucho
de verdad y amo lo que oigo. Mañana pasearé de nuevo y probablemente
terminaré de escuchar The Awakened Life. No me canso de pasear mientras
te escucho, y me sient o llena de paz. Gracias desde el fondo de mi
corazón. Mi
vida es ahora un milagro que se desarrolla día a día. Tengo un
propósito.
Para esta mujer, su vida es un milagro aunque nada externo haya
cambiado. Sigue teniendo los niños, las faenas de la casa y su empleo,
pero ahora tiene un propósito y no le preocupa cuáles puedan ser los
resultados. Este es el estado que espero ayudarte a ti a conseguir.
Sí, puedes crear cambios milagrosos en tu vida. Sí, tienes dentro de ti
el poder de hacer realidad lo que podía parecer imposible hace muy breve
tiempo. Sí, puedes conocer lo que significa la realidad mágica en tu
vida. El marco para hacer que ésta sea tu realidad está dentro mismo de
ti. Ponte a tono con tu propósito. Descubre el gozo y la paz de dar en
lugar de recibir; de contribuir en lugar de adquirir; de hacer en lugar
de competir o ganar. ¿Por qué? Porque no hay nada que conseguir, en
realidad. El mensaje de tu vida está en lo que das. Apareces sin nada y
te vas sin nada. Lo único que realmente puedes hacer con esta vida de la
forma
es darla. El propósito es siempre dar. Cuando conozcas la experiencia de
dar, servir, amar y promover la armonía te sentirás distinto por dentro.
Así lo resumió magníficamente André Gide en su diario: «La posesión
completa sólo se demuestra dando. Todo cuanto no podemos dar nos posee».
Al prepararte para esta exploración de la realidad mágica, quizá te
preguntes: «¿Cómo voy a hacerlo?» «¿Y
si necesito ayuda?». Se trata de preguntas sensatas, y quiero ayudarte a
que encuentres tus respuestas.
CUANDO EL ALUMNO ESTÉ
PREPARADO
La primera vez que leí
el Bhagavad Gita fue como si un rayo hubiera iluminado mi vida. Una
experiencia similar tuve cuando leí las cartas de san Pablo en el Nuevo
Testamento. Estas dos sabias y antiguas obras habían formado parte de mi
biblioteca durante más de treinta años. Debía de haberlas mirado
centenares de miles de veces, y probablemente las había hojeado también
de niño y cuando asistí a la universidad. Y, sin embargo, no tuvieron
ningún sentido para mí hasta que estuve preparado, hasta el momento en
que me guiaron hacia descubrimientos milagrosos y me ayudaron a dar un
propósito a mi vida.
Un antiguo proverbio zen dice: «Cuando el alumno esté preparado
aparecerá el maestro». Cuando estés
realmente decidido en tu mente a experimentar la realidad mágica y a
vivir todos y cada uno de tus días con un propósito, se te mostrará el
modo de lograrlo. Examinemos las cuatro palabras clave de este proverbio
zen.
Alumno. Sé un alumno. Permanece abierto y dispuesto a aprender de todos
y cada uno. Ser alumno
significa tener espacio interior para un nuevo saber. Cuando estás verde
creces y cuando estás maduro te pudres. Permaneciendo verde, evitarás la
maldición que representa ser un experto. Cuando sepas de corazón que
cada persona que encuentras en la vida tiene algo que enseñarte, podrás
aprovechar al máximo lo que ésta te ofrezca. La capacidad de crear
realidad mágica supone en primer lugar el ser un alumno de la vida.
Preparado. Sé un alumno dispuesto. Tu nivel de preparación para crecer y
convertirte en tu propio hacedor
de milagros no es más que un estado mental. Como alumno, sabes que todos
y todo pueden de algún modo
ser tus maestros. Como alumno dispuesto, ansías lo que todos y todo
pueden ofrecerte. El «giro equivocado»
que te lleva a un lugar nuevo e inesperado es una oportunidad para
crecer. Cuando eres un alumno preparado,
el extraño que te habla de cómo superó su adicción hace años se
convierte en un guía que se te envía para ayudarte a hacer frente a tu
propia adicción personal.
Cuando estuve preparado, preparado de verdad, para dejar atrás el
alcohol, se me apareció el maestro en una meditación con estas palabras:
«No necesitas mirar más. Hazlo ahora, tendrás toda la ayuda que estés
dispuesto a recibir». Yo había oído estas palabras miles de veces, pero
mi falta de disposición era siempre un obstáculo. Esta vez, estaba
preparado y pude alejarme del alcohol sin volver a mirar atrás. En casi
todos los artículos de revistas que leí en los días siguientes parecía
hablarse de gente que encontraba el valor necesario para dejar atrás el
alcohol y las drogas. Es posible que esas historias personales hubiesen
estado ahí siempre, pero no me sirvieron como poderosos recordatorios
hasta que estuve realmente preparado.
Preparado significa dispuesto. Disposición genuina y auténtica. Cuando
estés así dispuesto, descubrirás a tu
propio maestro personal.
Maestro. El maestro está en todas partes. La ayuda que necesitas te será
facilitada por el universo en cuanto conviertas tu preparación en
disposición. En cuanto estés dispuesto, encontrarás maestros en cada
rincón de
tu vida.
El maestro puede muy bien ser un alma experimentada dispuesta a ayudarte
y guiarte hacia los milagros que buscas. Puedes interpretar la aparición
de esa persona en tu vida ahora, en el momento mismo en que estás
preparado, como un accidente o una ruptura divina por tu parte. Pero, de
un modo u otro, ese alma sabia ha estado siempre a tu disposición. Es tu
disposición la que hace que el maestro pueda ayudart e.
Los maestros aparecen bajo diversas formas. El tuyo puede ser una cinta
que alguien ha dejado «por
accidente» en tu coche y que tú, «por accidente», pones en el momento
preciso. Es posible que la semana pasada la hubieras oído durante dos
minutos y hubieses rechazado su contenido; ahora, tu disposición permite
su presencia como maestro. Tu maestro puede también ser un libro o un
artículo que te haya recomendado un
amigo. Puede ser tu asistencia imprevista a una conferencia o un
servicio en la iglesia para el que alguien te ha dado su entrada porque
tenía que salir de la ciudad; el mensaje del orador parece estar
dirigido de manera específica a ti. El maestro puede ser un niño que te
coge de la mano y te hace una pregunta en la que tú no habías pensado
has ta ese momento, y la respuesta que le das al niño es la respuesta
que te das a ti mismo.
Tu maestro puede ser invisible y aparecer en forma de un pensamiento que
viene a tu mente en un momento tranquilo, de contemplación, y te anima a
seguir una dirección determinada.
Centenares de veces se me han presentado personas después de pronunciar
yo una charla y me han contado cómo se habían presentado «por accidente»
en uno u otro acontecimiento determinado y habían oído
exactamente lo que necesitaban oír en ese momento. Por ejemplo, una
mujer escuchaba una cinta mía mientras se dirigía a su casa en coche. En
la cinta, yo hablaba del tema del que hablo antes: «Cuando el alumno
esté dispuesto aparecerá el maestro». De repente, cuando pasaba por
delante de la iglesia Unitaria,*
donde yo debía hablar, la mujer vio mi nombre en la marquesina
anunciando mi aparición esa noche a las siete. Eran las siete menos
cuarto. La mujer dejó el coche en el aparcamiento, compró una entrada y
asistió al acto. Al término de la charla, se acercó a mí en el
escenario, temblorosa, para hablarme de este incidente.
-Nunca he hecho esto en el camino a casa, nunca. Iba en el coche de mi
amiga y ella había dejado por casualidad en la platina esa cinta en la
que habla usted; estaba sonando cuando he puesto en marcha el coche. He
pensado mucho últimamente en hacer cambios interiores en mi vida, y
después de oírle esta noche,
sé que se ha presentado aquí en Chicago precisamente para que yo pudiera
hacerlo. Estaba preparada y he sido enviada directamente para oírle esta
noche.
Me han repetido historias de este tipo centenares, si no miles, de
veces. «Necesitaba oírle a usted hoy, y sé que ha venido aquí para mí.»
Sin embargo, yo he dado seminarios públicos de varias sesiones por todo
el país durante veinte años, en casi todas las grandes ciudades. Esas
personas me habían visto anunciado anteriormente, pero su falta de
disposición impedía la aparición del maestro aun cuando éste quizás
apareciera
en la puerta de la vecina.
Cuando tú, el alumno, estés preparado y dispuesto, el maestro aparecerá.
Sólo tienes que echar un vistazo
en derredor, mirar con ojos nuevos y preguntarte en silencio: «-¿Quién
es mi maestro?».
Aparecerá. El maestro hace su aparición en todo y en todos cuantos
lugares te encuentras. Como ya hemos dicho, no existen en realidad los
accidentes. El universo tiene un propósito. Si el maestro estaba allí y
tú lo has pasado por alto, ello formaba parte de la perfección en ese
momento en concreto. El maestro estaba allí antes que tú, pero no estaba
allí para tí. Aquello era entonces y esto es ahora. Hoy, cuando estás
dando un propósito
a tu vida y adquiriendo la capacidad de hacer aparecer milagros en tu
vida, reconocerás al maestro.
Cuando el insecto herido, moribundo, te recuerde la necesidad de ser
compasivo, es que el maestro ha aparecido. Cuando la persona sin hogar,
con su aspecto desastrado y la mano extendida, te recuerde la necesidad
de ser piadoso, es que el maestro ha aparecido. Cuando el soldado
cargado con sus instrumentos mortíferos y dispuesto a matar al enemigo
asignado te recuerde la necesidad de enviar amor y paz allí donde éstos
son más difíciles, también es que el maestro ha aparecido.
Cuando te hagas la pregunta «¿De qué manera va a aparecer el maestro?»,
medita sobre este pequeño
sonsonete de Jarnes Broughton y tendrás la respuesta: Esto es Ello
y yo soy Ello
y tú eres Ello y así es
y él es Ello
y ella es Ello y ello es Ello y eso es
¡Eso es! La aparición del maestro está en todas partes y, sin él, te
verás andando a tientas.
Es cierto que ningún ser humano es una isla. Estamos todos relacionados
y todos aprendemos y crecemos juntos en este viaje. En tu preparación
para hacer milagros y para la realidad mágica, contarás con toda la
ayuda que necesites.
Has examinado ya la idea de dar un propósito a tu vida y de prepararte
para la ayuda que vas a necesitar en esta empresa. Sin embargo, la
principal premisa de este libro es la de que hay un reino de existencia
humana que trasciende lo que hemos llegado a considerar como normal o
posible. Yo llamo a esta dimensión realidad mágica. Una vez te sientas
auténticamente abierto a vivir tu propio propósito aquí y estés abierto
a la recepción
de cualquier ayuda divina que puedas requerir siendo un alumno
dispuesto, estarás en disposición de creer en
tu capacidad para convertirte en tu propio hacedor de milagros.
CREER EN LOS MILAGROS
Y EN LA REALIDAD MÁGICA
Cuando hablo del mundo
de la realidad mágica y de los milagros no me refiero al desarrollo de
un talento para convertir las piedras en oro, resucitar a los muertos o
hacer que se abran los mares. Cuando hablo de hacer milagros me refiero
a cualquier cosa que hayas podido considerar más allá de tu capacidad
para crear para ti, debido a las limitaciones que creas tener. Más
adelante describiré las principales áreas de la vida en las que
disponemos de realidad mágica. Por ahora, quiero que cultives las bases
para la creación de realidad mágica en cualquier área que se te antoje.
Si has vivido en la creencia de que ciertos logros o niveles de logro
eran imposibles para ti, deberás empezar por examinar el enfoque y las
creencias de tu vida antes de intentar poner en práctica estrategias de
realidad mágica.
* Confesión protestante que rechaza el dogma de la Trinidad. Surgió en
Inglaterra en el s. XVIII y desde principios del s. xix se estableció en
EE.UU. (N. del E.)
Para convertirte en tu propio hacedor de milagros es esencial que des un
propósito a tu vida y crees en ti un estado de apertura a la ayuda.
Aparte de estas cualidades de propósito y apertura, hay pautas para que
te sitúes en el marco mental adecuado. Estas creencias, o
«conocimientos», son necesarios para ayudarte a entrar en tu interior y
manifestar, literalmente, lo que antes creías imposible. Aludiré a esos
«conocimientos» a
lo largo de las páginas de este libro.
Yo he tenido que recorrer a lo largo de mi vida una serie de pasos,
todos ellos dentro de mi mente, a fin de llegar al punto en que puedo
decir que me siento confiado en mi capacidad para hacer aparecer lo que
sólo puedo llamar milagros. Les doy este nombre porque hasta hace poco
tiempo, antes de que yo experimentara este despertar interior, las cosas
que ahora soy capaz de crear y manifestar me parecían imposibles.
Ofrezco esta secuencia de pasos en la creencia de que, si ello ha sido
posible para mí, lo será a buen seguro para cualquier otra persona.
Recuerdo las palabras de Jesucristo acerca de sus propios milagros :
«Aquel que cree en Mí hará también las
obras que yo hago; y hará obras aún mayores que ésas ... ». De algún
modo, en lo más profundo de ti, sabes que tienes este tipo de poder. Aun
cuando no tengas ni idea de cómo utilizarlo o de cómo empezar a
enfocarlo, sabes en todo caso que dentro de cada uno de nosotros hay una
presencia divina e invisible relacionada en cierto modo con la creación
de un estado que sólo podemos describir, paradójicamente, como realidad
mágica. Luego, Jesucristo decía: «... Pero lo conocerás; porque Él
habita contigo y estará dentro de ti». Exacto, dentro de ti está esa
presencia mágica e invisible de la que yo hablo aquí. No es algo que
esté fuera de ti y cuya búsqueda requiera toda una vida. Habita dentro
de ti, en esa parte invisible de tu yo donde no cuentan las mismas
reglas que cuentan en el mundo físico. En tu alma, en tu espíritu o en
tu yo superior, en tu mente o en
tu pensamiento o como quieras llamarlo radica ese portal de entrada al
mundo de la realidad mágica.
Cuando domines el camino interior de concienciación que presento en la
primera parte de este libro, no te mostrarás escéptico respecto a la
aplicación de esta conciencia ni dudarás que, a través de esa presencia
divina interior, te hablo directa e inequívocamente a ti.
SIETE CREENCIAS PARA
LA MANIFESTACIÓN DE LA REALIDAD MÁGICA
Yo he identificado
siete creencias o conocimientos que pueden ayudarte a poner en práctica
el poder de la realidad mágica. Las presento en forma de secuencia y,
una vez te halles en posesión del conocimiento interior que deriva de la
adopción de estas creencias, estarás en buen camino para convertirte en
tu propio hacedor de milagros.
1. Hay dentro de ti una fuerza vital invisible pero cognoscible.
Intenta cultivar la conciencia de la fuerza vital invisible que impregna
toda forma del universo, incluido tu cuerpo físico. Se trata de la misma
inteligencia universal que hace que una rosa sea una rosa, un escarabajo
un escarabajo, los planetas se alineen y se muevan por el espacio y tú
seas tú.
Esta fuerza invisible carece de límites y dimensiones, al igual que tus
pensamientos, sentimientos, imaginaciones, sueños, fantasías y
emociones. Esta fuerza vital universal, que forma parte de ti, es
inmortal. La muerte supone un final y ese final supone fronteras. Para
este primer paso, sabes simplemente que esa fuerza poderosa y divina,
pero invisible, está dentro de ti. Confía totalmente en su presencia.
Ella es, de hecho, la que
te permite percibir y vivir tu cuerpo físico y este mundo físico en el
que te albergas temporalmente.
2. Tus pensamientos son algo que tú controlas y que tiene su origen en
ti.
En La fuerza de creer, dediqué toda una sección al poder de los
pensamientos. Aquí te animo simplemente a que te des cuenta de que el
pensamiento es nuestro modo de registrar y procesar nuestra experiencia
humana.
El pensamiento se origina a partir de una nada de tu interior y te da tu
condición humana. Todo tu pasado, así como tu futuro, están dentro de
ese reino del pensamiento. Tus pensamientos crean tu vi vencia de la
salud, de
la riqueza y de todos los detalles de tu mundo.
Ralph Waldo Emerson nos recordaba lo siguiente: «El antepasado de toda
acción es el pensamiento». Vivimos la vida que imaginamos estar
viviendo. Cuando dejas de imaginar, fantasear o pensar, cesa tu
participación activa en tu mundo físico. Como paso hacia el despertar de
la vida de la realidad mágica deberás tener en cuenta de qué modo tus
pensamientos han contribuido a tener un enfoque no milagroso y limitador
de
la vida. Sabrás entonces que eres también capaz de producir lo
contrario. Si, en efecto, los milagros están a la disposición de
cualquiera, tú puede ser una de esas personas que los viven. Pero ello
tiene su comienzo en ese antepasado de todas tus acciones que son tus
pensamientos.
3. No hay límites.
Todas las cosas que has llegado a considerar con convencimiento como
límites son producto del modo en que has aprendido a pensar.
Probablemente te enseñaron que la lógica y la comprobación científica
dictan lo que es posible y lo que no lo es. Antes de la invención del
microscopio, casi nadie creía en la existencia de vida microscópica. Las
personas que creen sólo en lo que pueden ver o demostrar científicamente
se ven limitadas por el actual nivel de complejidad de nuestros
dispositivos de medición.
Sabes que en algún momento del futuro volaremos de un lugar a otro de
este planeta en minutos y no en
horas, y que los viajes interplanetarios serán una realidad de la vida.
La capacidad para ello la tenemos ya. Es decir, existe ya la fuerza
universal atemporal, sólo falta la tecnología. ¿Crees ahora en esa
posibilidad, o debes
esperar hasta la llegada de esa tecnología para poder creer en ella?
Hace sólo veinte años la idea de un control remoto que nos permitiera
cambiar de canal de televisión era una imposibilidad. Alquilar una
película era impensable. Cocinar la comida en el microondas en unos
instantes no formaba en absoluto parte de nuestra conciencia. Aunque la
capacidad para crear estos milagros la teníamos ya en tiempos de Aníbal,
los dispositivos llegaron sólo en su momento. Conviertete en una persona
que no acepta límite alguno en su
mente. ¡Ninguno!
4. Tu vida tiene un propósito.
El universo entero constituye un sistema inteligente. El universo que es
tu cuerpo físico es una multitud de sistemas, todos los cuales funcionan
con asombrosa perfección, y es también un sistema inteligente. Las
partes invisibles de tu ser, tus pensamientos y sentimientos, forman
también parte del sistema que eres tú. Esa inteligencia es invisible y
podemos describirla como nos plazca y darle el nombre que nos plazca; se
han inventado miles de términos para describirla. Pero la inteligencia
no es la etiqueta, del mismo modo que la estatua no es el santo ni el
menú es el almuerzo. Tú eres esa inteligencia de la cual nunca puedes
separarte, y tienes un propósito.
He explicado la necesidad de dar un propósito a tu vida y de emprender
ese camino, el camino que te marca ese propósito. Lo que aquí te pido es
simplemente que lo sepas. Cuando sepas que tienes un propósito estarás
en el buen camino para poder crear milagros en tu vida en cualquiera y
cada una de las áreas que escojas.
5. Se supera la debilidad dejándola atrás.
No se pueden superar la debilidad o las limitaciones pensando. No
llegarás al lugar de armonía interior necesario para crear realidad
mágica esforzándote por superar tus viejas conductas negativas. Lo que
sí puedes aprender es a dejar atrás esa etapa de tu vida y cruzar la
puerta que lleva a un nuevo modo de ser.
Este proceso que consiste en dejar atrás las viejas costumbres empieza
en tu dimensión invisible, es decir en
tu pensamiento. Te ves a ti mismo liberándote realmente de los
obstáculos que te habías puesto en la vida, te imaginas a ti mismo sin
necesidad ya de apoyarte en esos esquemas negativos. Entonces está
completa la parte que corresponde al pensamiento. Avanzas ahora hacia un
nuevo tú.
Dejas atrás la creencia de que no puedes cambiar o de que no puedes
crear el milagro que deseas para ti, y dejarás atrás la actividad física
que apoyaba esa creencia. Imagínatela atrás, mírala y sabrás que ya no
vives
de ese modo.
Yo también puedo verme a mí mismo, en un momento lejano, con esas viejas
conductas. Y sonrío para mis adentros, sabiendo que he dejado atrás esa
parte de mi ser. Todo empezó con un pensamiento al que siguió una acción
basada en ese nuevo pensamiento, y esto es para mí un milagro que vivo
ahora día tras día. No lo conseguí intentando constantemente eliminar el
problema pensando ni tampoco burlándolo poco a POCO, sino dejándolo
atrás.
Así es como se efectúan todos los cambios milagrosos, cuando se llega a
la pregunta: «¿Qué debo hacer
para cambiar?», o bien: «¿Qué debo hacer para crear el milagro que deseo
en mi vida?».
Después de tantas palabras, consejos, grupos de apoyo, medicinas,
elixires, exhortaciones e instancias por parte de los demás, en
definitiva hay que dejar atrás lo que es autodestructivo 0 constituye un
obstáculo para el crecimiento. Toda persona que haya superado alguna
dificultad o efectuado algún cambio positivo en su vida,
al enfrentarse a lo que ha sido su vida ha tenido que dejar atrás el
viejo hábito por propia voluntad. En cuanto
sepas que esto es una verdad, verás qué pronto estás creando realidad
mágica en tu vida.
6. Examinando lo que crees imposible, podrás luego cambiar tus
creencias.
Haz un inventarlo de lo que crees que no puede suceder en tu vida. Tanto
si tiene relación con tus logros físicos como con tus relaciones, tu
salud o tu economía, haz la promesa de, como mínimo, librarte de esas
creencias. No te pido que seas iluso o caigas en el autoengaño. Lo que
te pido es que crees en ti una actitud abierta a la posibilidad, en
lugar de seguir suscribiendo la imposibilidad. Nada más que eso. Sólo
que estés abierto a una nueva idea. Y recuerda que no tienes por qué
hacer nada distinto en tu vida en ese momento, sino sólo dar la vuelta a
algunas imágenes mentales. Un nuevo pensamiento te llevará en última
instancia a conductas nuevas y milagrosas.
Sabemos de quien ha superado alguna vez un diagnóstico «terminal>, y
sabemos por lo tanto que existe
dentro de nosotros esa capacidad. Sigue presente la fuerza o energía
universal que una vez creó un milagro.
La fuerza en sí no ha desaparecido, aunque hayan desaparecido los
milagros. Stuart Wilde dice en Miracles:
«... porque la ley universal es indestructible y por lo tanto infinita,
podemos suponer que el poder que utilizaban
los hacedores de milagros en el pasado debe existir todavía hoy». Y, si
todavía existe, te pido que creas que está ahí, esperando a que te
acerques a él. Esa ley universal que creó milagros no ha sido ni será
nunca revocada. Todo este libro trata del modo de ayudarte a adoptar una
posición tal que esa fuerza o energía universal sea! algo que puedas
llegar a conocer íntimamente y a utilizar en tu vida, aunque nadie a tu
alrededor sepa lo que estás haciendo ni crea en tus palabras cuando
hables de milagros. Una vez conozcas y decidas utilizar esta fuerza, tu
vida tendrá el sabor de la realidad mágica. Te lo garantizo.
No te pido en este punto que utilices ese poder y empieces a realizar
milagros. Sólo te pido que te abras a un nuevo sistema interior de
creencias que dice que tal vez, sólo tal vez, ello represente una
posibilidad para ti. Cualquiera que se haya alzado desde la miseria para
crear abundancia personal (incluido yo) ha tenido que utilizar la
energía universal de su mente antes de que ello pudiera hacerse realidad
en el mundo físico. Si ese
poder de hacer milagros ha estado al alcance de cualquier alma
desfavorecida, estará a la disposición de tu alma desfavorecida si
decides que ésa es tu verdad.
Debes saber que si alguien ha podido pasar de la enfermedad a la salud,
de la obesidad a la delgadez, de la adicción a la pureza, de la pobreza
a la riqueza, de la torpeza a la agilidad, de la desdicha a la
felicidad, del descontento a la satisfacción, es que esa capacidad forma
parte de la condición humana universal. Aun cuando sólo una persona lo
hubiera logrado, ello significaría que es posible. Y, aun cuando no
hubiera sido posible antes -como ocurría con la cura para la pollo antes
de 1954 o con los viajes aéreos en 1745-, el ser humano no necesita para
estar abierto a la posibilidad más que el hecho de que un solo y único
individuo sea capaz de concebirla en su mente. Sustituye la creencia de
que algo que puedes imaginar mentalmente es imposible por
la creencia de que es posible. Ponte a trabajar en esa idea en seguida,
en este mismo instante, que es la única realidad física que tienes.
7. Puedes ir más allá de la lógica.
Aunque es posible que no te sientas del todo cómodo apoyándote en algo
que no sea la lógica y el pensamiento racional, deja que penetre en ti
la idea de que existe otra dimensión que forma parte integral de tu ser
y que no tiene nada que ver con la lógica o la validación científica.
Nunca has visto, tocado, olido ni sentido físicamente un pensamiento o
un sueño o un sentimiento, y, sin embargo, sabes que éstos existen. No
hay una prueba racional de la existencia de la intuición y, sin embargo,
sabes que ésta existe dentro de ti. Hasta hace unos años no teníamos
pruebas físicas de la presencia de vida microscópica y, sin embargo,
ésta existía. Y lo mismo ocurre con esa parte de tu ser que llamo tu
alma. Si bien no hemos inventado un «animascopio» que demuestra
racionalmente la existencia del alma, tenemos, sin embargo, la noción de
que dicha dimensión persiste como parte de nuestra condición humana. Hay
quienes nunca creerán en ello si no la ven. Otros la
verán porque creen en ello.
Éstas son las siete creencias que puedes utilizar como pasos mentales
destinados a ajustar tu giroscopio interior a la realidad mágica. Hay
quienes vivirán su vida entera contentándose con las limitaciones de sus
cinco sentidos. La realidad mágica y el hacer milagros no entran en su
agenda vital.
Otros, como tú y yo, aun sabiendo que la parte física de
nuestro ser es en sí misma un hermoso milagro, sabemos también que hay
una dimensión espiritual más allá del ámbito y de los límites de nuestro
universo físico. Son muchas las diferencias entre estas dos conciencias:
la conciencia sólo física frente a la conciencia espiritual y física. En
el siguiente capítulo describo con mayor detalle cuáles son estas
diferencias específicas y cómo podemos servirnos de los beneficios de la
realidad mágica y de los milagros cambiando nuestra conciencia de modo
que incluya el lado espiritual.