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El principio de Genero...

«El género está en todo; todo tiene sus
principios masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos.»
El Kybalion.

 

El gran séptimo principio hermético -el principio de género- incorpora la verdad de que hay género manifestado en todo; que los principios masculino y femenino están siempre presentes y activos en todas las fases de los fenómenos, en cada y todo plano de vida. En este punto creemos conveniente llamar vuestra atención al hecho de que el género, en su sentido hermético, y el sexo en el uso ordinariamente aceptado del término, no son lo mismo.

La palabra «género» se deriva de la raíz latina que significa «engendrar, procrear, generar, crear, producir». Una consideración momentánea os mostrará que la palabra tiene un significado mucho más amplio y general que el término «sexo», refiriéndose el último a las distinciones físicas entre las cosas vivientes macho y hembra. El sexo es meramente una manifestación del género en un cierto plano del gran plano físico -el plano de la vida orgánica-.


Deseamos imprimir esta distinción en vuestras mentes, por la razón de que ciertos escritores, que han adquirido un conocimiento superficial de la filosofía hermética, han buscado identificar este séptimo principio hermético con teorías y enseñanzas salvajes y fantasiosas, y a menudo reprensibles, concernientes al sexo.


El oficio del género es solamente el de crear, producir, generar, etc., y sus manifestaciones son visibles en todo plano de fenómenos. Es algo difícil producir pruebas de esto a lo largo de líneas científicas, por la razón de que la ciencia no ha reconocido todavía este principio como de aplicación universal. Pero a pesar de eso están surgiendo algunas pruebas a partir de fuentes científicas. En primer lugar, encontramos una clara manifestación del principio de género entre los corpúsculos, iones o electrones, que constituyen la base de la materia tal como la ciencia conoce ahora la última, y que formando ciertas combinaciones forman el átomo, que fue considerado hasta muy recientemente como final e indivisible.

La última palabra de la ciencia es que el átomo está compuesto de una multitud de corpúsculos, electrones o iones (siendo aplicados los diversos nombres por autoridades diferentes), revolucionando uno alrededor del otro y vibrando en un grado de intensidad elevado. Pero se hace la afirmación acompañante de que la formación del átomo es debida realmente al amontonamiento de corpúsculos negativos alrededor de uno positivo, pareciendo ejercer los corpúsculos positivos una cierta influencia sobre los corpúsculos negativos, haciendo que los últimos asuman ciertas combinaciones y así «crean» o «generan» un átomo. Esto es acorde con las más antiguas enseñanzas herméticas, que han identificado siempre el principio masculino del género con el polo «positivo», y el femenino con el polo «negativo» de la electricidad (así llamada).

Ahora una palabra en este punto concerniente a esta identificación. La mente del público se ha formado una impresión enteramente errónea concerniente a las cualidades del llamado polo «negativo» de la materia electrificada o magnetizada. Los términos positivo y negativo son aplicados muy erróneamente a este fenómeno por la ciencia. La palabra positivo significa algo real y fuerte, cuando se compara con una irrealidad o debilidad negativa. Nada está más lejos de los hechos reales de los fenómenos eléctricos. El llamado polo negativo de la batería es realmente el polo en y por el que se manifiesta la generación o producción de nuevas formas y energías. No hay nada «negativo» respecto a él. Las mejores autoridades científicas usan ahora la palabra «cátodo» en lugar de «negativo», viniendo la palabra cátodo de la raíz griega que significa «descendencia, el sendero de generación, etc.». Del polo cátodo emerge el enjambre de electrones o corpúsculos; del mismo polo emergen estos maravillosos «rayos» que han revolucionado las concepciones científicas durante las décadas pasadas. El polo cátodo es la madre de todos los extraños fenómenos que han vuelto inútiles los viejos libros de texto, y que han causado que muchas teorías aceptadas desde hace largo tiempo sean relegadas a la pila de sobras de la especulación científica. El cátodo, o polo negativo, es el principio madre de los fenómenos eléctricos y de las formas más finas de materia conocidas todavía por la ciencia. Así que veis que estamos justificados en rehusarnos a usar el término «negativo» en nuestra consideración del asunto, y en insistir en sustituir la palabra «femenino» por el viejo término. Los hechos del caso nos confirman en esto, sin tomar en consideración las enseñanzas herméticas. Y así usaremos la palabra «femenino» en lugar de «negativo» al hablar de ese polo de actividad.


Las últimas enseñanzas científicas son que los corpúsculos creativos o electrones son femeninos (la ciencia dice que «están compuestos de electricidad negativa», nosotros decimos que están compuestos de energía femenina). Un corpúsculo femenino se desprende de, o más bien abandona, un corpúsculo masculino, y comienza una nueva carrera. Busca activamente una unión con un corpúsculo masculino, siguiendo un impulso natural, a crear nuevas formas de materia o energia. Un escritor va tan lejos como para usar el término «busca al punto, por su propia voluntad, una unión», etc. Este desprendimiento y union forman la base de la mayor parte de las actividades del mundo químico. Cuando el corpúsculo femenino se une con un corpúsculo masculino, ha comenzado un cierto proceso. Las partículas femeninas vibran rápidamente bajo la influencia de la energía masculina, y circulan rápidamente alrededor de la última. El resultado es el nacimiento de un nuevo átomo. Este nuevo átomo está compuesto realmente de una unión de los electrones o corpúsculos masculino y femenino, pero cuando se forma la unión el átomo es una cosa separada, teniendo ciertas propiedades, pero no manifestando ya más la propiedad de electricidad libre. El proceso de desprendimiento o separación de los electrones femeninos es llamado «ionización».
   

Estos electrones, o corpúsculos, son los trabajadores más activos en el campo de la Naturaleza. Surgiendo de sus uniones, o combinaciones, se manifiestan los variados fenómenos de la luz, el calor, la electricidad, el magnetismo, la atracción, la repulsión, la afinidad química y lo opuesto, y fenómenos similares. Y todo esto surge a partir de la operación del principio de género en el plano de la energía.


La parte del principio masculino parece ser la de dirigir una cierta energía inherente hacia el principio femenino, iniciando así la actividad los procesos creativos. Pero el principio femenino es el que está haciendo siempre el trabajo creativo -y esto es así en todos los planos-. Y, sin embargo, cada principio es incapaz de energía operativa sin la asistencia del otro. En algunas de las formas de vida, los dos principios están combinados en un organismo. Por eso, todo en el mundo orgánico manifiesta ambos géneros -siempre está presente el masculino en la forma femenina, y el femenino en la forma masculina-. Las enseñanzas herméticas incluyen mucho concerniente a la operación de los dos principios del género en la producción y manifestación de diversas formas de energía, etc., pero no estimamos conveniente entrar en detalles concernientes a las mismas en este punto, porque somos incapaces de respaldarlas con pruebas científicas, por la razón de que la ciencia no ha llegado aún tan lejos. Pero el ejemplo que os hemos dado de los fenómenos de los electrones o corpúsculos os mostrará que la ciencia está en el sendero correcto, y os dará también una idea general de los principios subyacentes.


Algunos investigadores científicos prominentes han anunciado su creencia de que en la formación de los cristales habría de encontrarse algo que corresponde con la «actividad sexual», lo que es otra brizna que muestra la dirección en que están soplando los vientos de la ciencia. Y cada año traerá otros hechos para corroborar la corrección del principio hermético de género. Se encontrará que el género está en operación y manifestación constante en el área de la materia inorgánica y en el área de la energía o fuerza. La electricidad es ahora considerada generalmente como el «algo» en el que todas las otras formas de energía parecen fundirse o disolverse. La «teoría eléctrica del universo» es la última doctrina científica, y está creciendo rápidamente en popularidad y en aceptación general. Y se sigue así que si somos capaces de descubrir en los fenómenos de la electricidad -incluso en la raíz y fuente misma de sus manifestaciones- una evidencia clara e inconfundible de la presencia del género y sus actividades, estamos justificados en pediros que creáis que la ciencia ha ofrecido por fin pruebas de la existencia en todos los fenómenos universales de ese gran principio hermético: el principio de género.

No es necesario que os toméis vuestro tiempo con los fenómenos bien conocidos de la «atracción y repulsión» de los átomos, o sea la afinidad química -los «amores y odios» de las partículas atómicas-, la atracción o cohesión entre las moléculas de materia. Estos hechos son demasiado bien conocidos para necesitar un comentario ampliado por parte nuestra. Pero ¿habéis considerado alguna vez que todas estas cosas son manifestaciones del principio de género? ¿No podéis ver que los fenómenos coinciden plenamente con el de los corpúsculos o electrones? Y mas aún, ¿no podéis ver la razonabilidad de las enseñanzas herméticas que afirman que la ley misma de gravitación -esa extraña atracción en razón de la cual todas las partículas y cuerpos de materia en el universo tienden uno hacia el otro- no es sino otra manifestación del principio de género, que opera en la dirección de atraer las energías masculinas hacia las femeninas, y viceversa? No podemos ofreceros una prueba científica de esto en este momento, pero examinad los fenómenos a la luz de las enseñanzas herméticas sobre el asunto, y ved si no tenéis una hipótesis que funcione mejor que cualquiera ofrecida por la ciencia física. Someted todos los fenómenos físicos a la prueba, y discerniréis el principio de género siempre en evidencia.

Pasemos ahora a una consideración de la operación del principio en el plano mental. Muchos rasgos interesantes están aguardando ahí su examen.

 

 
 
 
 

 
 

 
         
         
       
       
       
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