Vivió
en el norte de la India, en el siglo VI a.C. Su nombre personal era
Sidarta (Siddartha, en sánscrito) y su apellido, o nombre de familia,
era Gotama (Gautama, en sánscrito).
Su
padre fue Sudodana, gobernante del reino de los Sakyas (situado en el
actual Nepal), y su madre la reina Maya. Según la costumbre de la época
contrajo matrimonio a los 16 años con la princesa Yasodara, con quien
tuvo un hijo.
El
joven príncipe debía tener tendencias religiosas que su padre adivinó,
ya que Sidarta fue aislado en palacio y rodeado de todos los lujos
posibles para evitar que le llegaran los problemas y sufrimientos
normales de la humanidad. Sin embargo diversas
"casualidades" permitieron que Sidarta contemplase
directamente la pobreza, la enfermedad, la extrema vejez y la muerte.
Profundamente afectado por la visión de estos males (quizá su lujoso
aislamiento hizo aún más fuerte la impresión), decidió hallar la
causa y la solución a estos males aparentemente irremediables, por lo
que pensó en buscar las enseñanzas adecuadas. Así fue como decidió
abandonar su futuro reino, su mujer y su hijo en busca de un antídoto
para el mal.
Durante
6 años el príncipe Sidarta practicó un furioso ascetismo; tal como
se lo indicaron los distintos maestros que a su paso fue encontrando.
Tan débil y esquelético llegó a estar que, según lo cuentan crónicas
posteriores, apenas podía sostenerse en pie con todas sus costillas
cubiertas por un ligero manto de carne. Sin embargo el antídoto al
sufrimiento se le hacía esquivo y no hallaba nada concluyente en su búsqueda
infatigable.
En
cierto momento una aldeana se apiadó del esquelético y maloliente
asceta y le ofreció unas gotas de leche. Sidarta, que ya había
reflexionado sobre las consecuencias inútiles de tan extrema privación,
aceptó esas pocas gotas; y con energía renovada se sentó a los pies
de un árbol con la firme decisión de encontrar, de una vez por
todas, la pieza que faltaba en el rompecabezas cósmico.
Así
fue como se sentó a meditar Sidarta al pie del árbol (desde entonces
conocido como el árbol Bodhi, o de la "Sabiduría"), a
orillas del río Neranjara, en Buda Gaya (en el actual Bihar), cuando
contaba ya 35 años. Luego de muchos días y noches, donde fue
sometido a toda clase de tentaciones y depresiones, alcanzó la
iluminación y con ella la transformación. Se había sentado a
meditar Sidarta; al levantarse era el Buda.
Buda
viene de la raíz "Bud" que significa "despierto"
o "iluminado", así como Cristo significa
"ungido". No debe usarse como nombre propio, ya que
significa un título y un reconocimiento por haber alcanzado un estado
de desarrollo espiritual.
Posteriormente
a esa experiencia crucial dudó sobre que hacer y, según la leyenda,
los dioses del cielo le pidieron que no se quedara para sí esa
experiencia sino que la compartiera con los demás hombres. Así fue
como en el Parque de las Gacelas, en Isipatana (la actual Sarnath), el
Buda se encontró nuevamente con los 5 ascetas que habían compartido
con él parte de su búsqueda.
Al
principio éstos se negaron a escucharles, convencidos que aceptar
alimento (aquellas gotas de leche) había sido una claudicación. No
obstante la serenidad y confianza del Buda se impuso y escucharon el
primer sermón. De esta manera, cuenta la leyenda, empezó a girar la
rueda de la ley: las cuatro nobles verdades que caracterizan al
budismo con una identidad propia. Así fue como nació la Sangha.
La
Sangha, la comunidad budista, es la consecuencia de la prédica del
Buda. No resisto la tentación de transcribir las apasionadas palabras
de Edward Conze, un reconocido estudioso del budismo:
"La
comunidad budista es la institución más antigua de la humanidad. Ha
sobrevivido más tiempo que ninguna otra institución, con excepción
de la secta afín de los jainos. Allí están los grandes y orgullosos
imperios de la historia, guardados por legiones de soldados, naves y
magistrados. Apenas alguno de ellos duró más de unos tres siglos. Y
allí tenemos un movimiento de mendigos voluntarios, que siempre
apreciaron más la pobreza que la riqueza; que habían jurado no hacer
daño ni matar a otros seres; que pasaban el tiempo soñando
maravillosos sueños, inventando hermosas tierras de nunca jamás; que
despreciaban todo lo que el mundo valorara; que valoraban todo lo que
el mundo despreciara; la mansedumbre, la generosidad, la contemplación
ociosa. Y sin embargo, mientras que esos poderosos imperios,
construidos sobre la codicia, el odio y el engaño, duraron sólo unos
cuantos siglos, el impulso de autonegación llevó a la comunidad
budista a través de 2.500 años."
Durante
45 años Buda predicó a toda clase de personas: de ambos sexos,
ricos, pobres, santos y ladrones. No hacía ninguna distinción de
clase, de cultura, o de sexos. Tampoco de castas (con lo que se
enfrentó directamente con el hinduismo, la religión dominante en la
zona). También aceptó la admisión de mujeres al nuevo culto; siendo
la primera gran religión que creó la categoría de monjas; algo que
en su época causó verdadero horror porque las mujeres no podían
entender ni aspirar al conocimiento religioso. Un detalle curioso es
que las campanas, y su uso dentro del culto, también son de origen
budista.
La
personalidad del Buda histórico, Sidarta Gotama, tal como aparece en
todos los relatos de la época, es avasallante. Su personalidad se
proyecta a través de los tiempos en cada anécdota que leemos de él.
El Buda murió en Kusinara (el actual Uttar Pradesh), a los 80 años,
rodeado de una multitud de discípulos. Según los escritos budistas
sus últimas palabra fueron: "todas las cosas son perecederas.
Esforzaos por vuestra salvación".